El medioambiente y yo

Nicolas Boutin, Francia
Fotografía de Nicolas Boutin sentado en un muro de piedras

Inspirándose en su práctica budista, Nicolas Boutin de Francia demuestra que la transformación del medioambiente comienza por una sola persona.

En 2014, tomé más en serio mi práctica budista participando asiduamente en las reuniones de diálogo y profundizando el estudio del budismo. En esa época, me causó una profunda frustración lo que consideraba una lacra ambiental: la cantidad de basura. No era tanto por la basura, en sí misma, sino por mi incapacidad para hacer algo al respecto.

Finalmente, decidí que, si quería ver un cambio, tendría que generarlo yo mismo. Empecé por recoger basura en los alrededores de mi lugar de trabajo varias veces a la semana. Una vez que me puse en acción y dejé de tener una actitud crítica y pasiva, mi frustración dio paso a un sentimiento de alegría.

Fue entonces cuando se me ocurrió una idea. ¿Y si hubiera más personas haciendo esto? y ¡qué pasaría si pudiéramos crear un ambiente positivo recogiendo la basura!

No sabía por dónde empezar, pero una cosa llevó a la otra y terminé uniéndome a un grupo de voluntarios.

Decidí que, si quería ver un cambio, tendría que generarlo yo mismo.

Como había aprendido a tomar la iniciativa a través de las actividades budistas, comencé a hablar de mi idea en reuniones del ayuntamiento y con mis amigos. Esto llevó a la organización de un día dedicado a la limpieza de la ciudad, en septiembre de 2015, junto con otros ocho voluntarios. Quedé extasiado e incluso recibí elogios del teniente de alcalde de la ciudad.

El budismo nos anima a salir de nuestra zona de confort y actuar por el bien de todos. Decidí reunirme con otros grupos de la ciudad y ponerme en contacto con las autoridades para organizar un evento de limpieza conjunto.

Pude hacerlo con gran entusiasmo a pesar de que estaba muy ocupado. Después de meses de planificación, a principios de octubre de 2016, reunimos a 95 voluntarios para realizar la limpieza en seis lugares de la ciudad. En vista de este éxito, decidimos repetirlo al año siguiente. El evento de 2017 fue otro gran éxito, en el que participaron casi 400 personas y se recogió más de cinco toneladas de basura.

Durante todo ese proceso, lo que me motivó fue el deseo de reflejar los valores de la práctica budista en mi vida y aspirar a ser la mejor versión de mí mismo.

Una idea creciente

Tras la conclusión de la actividad de limpieza, se me ocurrió plantar árboles en mi ciudad y crear un bosque urbano. En mi cabeza rondaba la idea de que no sería posible, pero mantuve la determinación y me dije a mi mismo: ¡lo haré!

Seguí participando diligentemente en las actividades locales de la Soka Gakkai y, a finales de 2019, me propusieron liderar un grupo de jóvenes, lo cual requeriría dedicar mi tiempo y energía. Pero en ese momento reavivé mi determinación de llevar a cabo el proyecto de plantación de árboles con el entusiasmo de poder contribuir tanto a mi grupo budista local como a la sociedad.

Finalmente, en septiembre de 2020, junto a otros cuatro compañeros, formamos un grupo local de una asociación que organiza plantaciones de mini bosques en áreas urbanas siguiendo el método de plantación Miyawaki. Después de mucho esfuerzo e incontables reuniones, organizamos nuestra primera plantación a principios de marzo de 2021 en un parque de la ciudad, plantando más de 600 árboles en un área de unos 200 metros cuadrados. Participaron más de 100 voluntarios. Fue una gran alegría para todos, e inmediatamente, iniciamos los preparativos para el próximo proyecto de plantación.

Siento que al ponerme en acción de esta manera he llegado a comprender mejor el corazón del budismo. Estas experiencias me han demostrado que todos nosotros, gente común que tal vez no tenga ninguna habilidad o conocimiento en particular, podemos convertirnos en protagonistas de una nueva era, a través de un cambio interno arraigado en una filosofía de vida. Esto me permite ser profundamente optimista para el futuro, a pesar de la terrible situación en la que se encuentra nuestro planeta. El futuro realmente depende de cada uno de nosotros.

Adaptado de la edición de junio de 2020 de Valeurs Humaines, una publicación del Mouvement Bouddhiste Soka.