Tejiendo un camino al futuro

Krishna Kohli, India
Un hombre sentado detrás de un escritorio mira a la cámara.
[© Krishna Kohli]

Al perseguir su sueño de preservar el arte textil tradicional de su India natal, Krishna Kohli halló un camino para contribuir al desarrollo de la juventud en su comunidad local que resultó ser, en realidad, un periplo de revolución interior.

De niño solía ayudar a mi madre a cocinar y decorar la casa cada vez que había alguna celebración. Como vivía en una pequeña aldea rural, me familiaricé con la decoración, la vestimenta y el arte tradicionales de mi país; y, desde temprano, sentí nacer el deseo de preservar esta cultura tradicional y emprender una carrera en el ámbito de la moda.

No iba a rendirme en ninguna circunstancia.

La industria textil en India posee una larga historia y es una parte valiosa de nuestra herencia cultural. Sin embargo, desde los años 90, el estilo de vida occidental se ha convertido en la corriente principal, y, para cuando me había graduado en la universidad en Nueva Delhi, ya era muy difícil trabajar en el campo de los tejidos tradicionales.

Pero no iba a rendirme en ninguna circunstancia. Me había unido a la Bharat Soka Gakkai (BSG) -la organización de la Soka Gakkai en India- cuando era estudiante y había decidido que mi misión era contribuir a la sociedad preservando la cultura tradicional.

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Una colección de tejidos indios tradicionales diseñados por Krishna Kohli [© Krishna Kohli]

En el año 2000, abrí un estudio de moda dedicado a los tejidos tradicionales en mi pueblo natal. Sin embargo, tuve que cerrarlo a causa de la oposición de mi familia y motivos financieros. Conseguí trabajo en la industria del software y, aunque mi salario era estable, me sentía desesperanzado: mi sueño había llegado a su fin.

Nichiren dice: «Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida, y siga entonando Nam-myoho-renge-kyo, pase lo que pase». Resolví, entonces, dar lo mejor de mí en lo que tenía en manos, y me esforcé en mi práctica budista diaria. Al mismo tiempo, comencé a orar todos los días por mi pasión para retomar el trabajo con tejidos tradicionales.

Un estudio de moda para la gente

En 2013, tras más de diez años de esfuerzo, pude recibir el apoyo financiero para reabrir mi taller.

El primer año fue bien. Pero, durante el segundo año, firmé un contrato con una persona que gestionaría la empresa en calidad de socio, y, sin embargo, después de tan solo seis meses la llevó a la quiebra.

Debía comenzar haciendo un cambio interior.

Estaba muy endeudado y no podía llegar a fin de mes. Todo lo que me quedaba era mi fe. Hice mío el principio rector del presidente Daisaku Ikeda que postula que la propia revolución humana transforma el ambiente, y afronté el desafío con la determinación de comenzar haciendo un cambio interior.

Para ahorrar dinero, trasladé el estudio a las afueras de la ciudad. Aunque tenía que hacer un largo trayecto cada día de ida y vuelta, continué esforzándome al máximo para participar en las actividades de la BSG y apoyar a los compañeros miembros, asumiendo mi responsabilidad en la organización local.

Sentía que cada Nam-myoho-renge-kyo que entonaba y cada actividad de la Soka Gakkai en la que me comprometía, hacía que se elevara mi estado vital. Extrañamente, también dejé de sentir rabia o resentimiento hacia mi exsocio que había provocado la quiebra del negocio.

Tres hombres en un taller de moda textil.
Krishna Kohli observa los resultados del proceso de teñido [© Krishna Kohli]

Aunque fue una época difícil para la empresa, solo unas pocas personas de los 20 tejedores a quienes había formado decidieron marcharse. Sin embargo, no sentí ningún resentimiento hacia ellas. Más bien, tuve la idea de abrir el taller a gente de los pueblos vecinos para que pudieran aprender el arte del tejido tradicional y el diseño textil.

Al adquirir estas nuevas habilidades, muchos de ellos pudieron sostener económicamente a sus familias. El taller se ubica en un área conocida por sus tejidos tradicionales llamados ikat. Además de esta técnica de impresión, trabajo la técnica del batik y xilografías. De esta manera, quienes acuden al taller aprenden a desarrollar habilidades artesanales, lo que me permite crear más valor para la comunidad local.

La gente me preguntaba cómo era capaz de llevar adelante lo que hacía cuando yo mismo estaba enfrentando una inestabilidad financiera. Les respondía que el budismo enseña que «si uno enciende un farol para dar luz a otros, también alumbra su propio camino».

Cultivar a la gente joven

En 2019, de pronto me contactó la responsable administrativa del pueblo debido a que estaba interesada en el trabajo que hacíamos en el taller. Un recorrido planificado para unos treinta minutos se convirtió en una visita de dos horas, que fue seguida de una propuesta para que enseñáramos técnicas de tejido tradicional como parte de la iniciativa de formación laboral del gobierno.

Lo que me hace más feliz es haber podido contribuir al crecimiento de la próxima generación de artesanos tradicionales.
Varios diseños de saris
Saris diseñados por Krishna Kohli [© Krishna Kohli]

La prensa local cubrió ampliamente la noticia acerca de esta nueva iniciativa de formación, y una unidad móvil de televisión vino a filmar mi estudio y entrevistarme. Además, me contactó una ONG que apoya la formación profesional de jóvenes en áreas rurales; para que colaborara con ellos en otras partes del país.

Mi negocio tiene ahora una base estable, pero lo que me hace más feliz es haber podido contribuir al crecimiento de la generación siguiente de artesanos tradicionales.

Adaptado de un artículo del número del 26 de noviembre del 2021 del Seikyo Shimbun, Soka Gakkai, Japón.