Cobran vuelo los esfuerzos de un fotógrafo por la conservación

Takaki Terasawa, Japón
Takaki Terasawa sonríe en su foto de perfil
Takaki Terasawa [© Seikyo Shimbun]

A una hora en ferry desde el puerto de Haboro, al noroeste de Hokkaido, emerge la isla de Teuri como flotando sobre las aguas turquesas del Mar del Japón. Con una circunferencia de unos 12 km, la pequeña isla es un paraíso para las aves marinas. El fotógrafo de naturaleza y miembro de la Soka Gakkai Takaki Terasawa lleva más de cuatro décadas viviendo en la zona, observando estas aves y captando su belleza con el objetivo de una cámara. En este reportaje, un periodista del Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai, pasa algún tiempo con el fotógrafo y con las aves marinas de la isla, y nos cuenta la motivación y los esfuerzos de Terasawa en pos de la conservación.

Takaki Terasawa pilota con cuidado una pequeña embarcación. A medida que rodea el lado occidental de la isla Teuri, se aprecian muchas aves marinas posadas en cada escondrijo de los rocosos acantilados.

El plumaje de los cormoranes pelágicos, que se encuentran en época de cría, ha pasado del negro al verde intenso y brilla vivamente a la luz del sol. También, unas 5000 gaviotas de cola negra ocupan las zonas de hierba en las colonias, los lugares de cría en grupo.

Las aves revolotean alegremente con su característico canto.

Terasawa de pie en su barco hace fotos en las aguas de la isla de Teuri.
Terasawa hace fotos desde un barco frente a la isla de Teuri. [© Seikyo Shimbun]

«Teuri es un milagro infrecuente. Aquí el ser humano y la naturaleza coexisten en armonía», afirma Terasawa.

Pero no siempre fue así: en esta isla, el arao común fue una de las especies que estuvo en peligro de extinción. Ahora, se ha convertido en la única zona de cría en todo Japón.

Tras graduarse en la Universidad de Educación de Hokkaido, Takaki Terasawa se trasladó a la isla de Teuri en abril de 1982 y llegó a ser profesor. Su objetivo no era solo dar clase a los niños, sino también observar y estudiar las aves marinas.

«Hasta entonces, se habían realizado algunas investigaciones puntuales, pero no se había reunido ningún registro», afirma.

Fue a través de un habitante de la isla que Terasawa conoció la Soka Gakkai y se sintió conmovido por el entusiasmo y la convicción de esta persona. Además, resonó particularmente en la mente del fotógrafo el concepto budista de la unidad de la vida y su entorno, la idea de que si uno cambia, también lo hacen sus circunstancias. En 1984, decidió unirse a la Soka Gakkai.

La isla de Teuri es un milagro infrecuente. Aquí el ser humano y la naturaleza coexisten en armonía

En aquella época, Terasawa estaba preocupado porque la población de araos comunes, símbolo de la isla de Teuri, disminuía año tras año. En la década de 1930 se estimaba que habitaban unos 40 000 ejemplares, pero ahora su número se había desplomado. Las razones eran varias: entre ellas, la muerte de estas aves al quedar atrapadas en las redes de pesca y la disminución de peces lanceolados, que son su principal fuente de alimento.

Araos comunes posados en un terraplén rocoso junto al océano
Araos comunes [© TAKAKI TERASAWA]

Terasawa hizo un llamamiento al gobierno y a la prensa. También puso en marcha iniciativas para atraer a las aves marinas. En una playa rocosa por ejemplo, instaló señuelos y altavoces que reproducían el llamado que emite la especie, para atraer más ejemplares hacia la zona.

«Pensé que todo el mundo estaría de acuerdo de forma unánime con estas actividades de protección del medio ambiente», asegura. Sin embargo, encontró resistencia. Por ejemplo, para los pescadores, el arao común no era más que un estorbo cuando quedaba atrapado en sus redes.

Punto de inflexion

Tras dar clase durante 10 años, Terasawa inició su carrera como fotógrafo de naturaleza con la esperanza de dar a conocer las aves marinas de la isla de Teuri.

En agosto de 1994, tuvo la oportunidad de escuchar al presidente Daisaku Ikeda en el Centro de Capacitación de la Soka Gakkai en Hokkaido, en la ciudad de Betsukai. Quedó profundamente impresionado por la explicación que dio acerca del concepto budista de los tres mil estados contenidos en un instante vital, que articula la posibilidad que existe en cada momento de la vida de una persona. Otro tema que le conmovió de la explicación de Ikeda fue sobre el propósito fundamental de la Soka Gakkai y de la propia práctica budista: construir un reino de felicidad en el entorno inmediato de cada uno, así como en la sociedad y en el mundo en general. Basado en esta enseñanza, decidió ponerse a trabajar por la felicidad y la unión de todos los habitantes de la isla. Se dijo que primero debía cambiar él mismo en vez de apegarse a sus opiniones sobre lo que está bien o mal.


Terasawa trabajando en su escritorio
[© Seikyo Shimbun]

Observar aves marinas en la isla de Teuri requiere paciencia y perseverancia para sentarse y esperar expuesto al duro viento del Norte. Terasawa empleó esa misma paciencia para perseverar en la promoción de proyectos de conservación ofrecidos al gobierno nacional y al de Hokkaido, los municipios locales y los propietarios de carreteras cercanas a las zonas de cría. Gracias a sus tenaces esfuerzos, la asociación de pescadores también fue tomando conciencia de la importancia de las actividades de protección de las aves marinas. Y así, se aunaron esfuerzos para reubicar los caladeros e investigar y desarrollar redes de pesca que no atraparan a las aves.

Terasawa sostiene una cámara con un gran objetivo
[© Seikyo Shimbun]

En 2002 quedaban tan solo 13 araos comunes, y en 2005, unos 15. Sin embargo, los cambios en la actitud de la gente para con las aves de la isla y sus esfuerzos mancomunados empezaron a reflejarse gradualmente en el ecosistema, lo que llevó a una significativa repoblación en estas tierras. Entre abril y julio de 2022, Terasawa tuvo la gran alegría de observar más de 100 araos comunes a través del visor de su cámara.

Otro reto fue aprender más sobre el arao de anteojos, del que se dice que es el ave más bella de la isla. Su hábitat, debido a que anida en los acantilados rocosos y sus precipicios, ha estado rodeada de misterio durante mucho tiempo.

Foto de un arao de anteojos deslizándose por la superficie del océano tomada por el señor Terasawa.
Una foto de un arao de anteojos tomada por el señor Terasawa [© TAKAKI TERASAWA]

Terasawa fue la primera persona del mundo, en abril de 2019, en filmar con éxito el nido tipo madriguera de un arao de anteojos con una cámara de vídeo de ultra alta definición. Las imágenes que capturó en la temporada anual de cría aparecieron en un documental de naturaleza sobre el arao de anteojos de la Corporación Difusora de Japón (NHK, por sus siglas en inglés).

Terasawa afirma que «la isla de Teuri es un lugar donde todas las cosas coexisten en armonía. Debemos proteger esta isla y su naturaleza». Por este motivo se ha volcado a organizar numerosas exposiciones fotográficas y seminarios por todo Japón, e incluso ha publicado una colección de fotografías que captan momentos fugaces de hermosas aves marinas.

En la actualidad, guiado por los cantos de los pájaros y con la cámara siempre lista, Terasawa ayuda a concienciar sobre la difícil situación de la fauna marina en todo el mundo, desde su base en la isla de Teuri hasta las distantes regiones polares y tropicales.

Dos personas sonríen una al lado de la otra sobre el fondo de una exposición fotográfica en un museo.
Terasawa con su esposa Noriko [© Seikyo Shimbun]

Adaptado de un artículo publicado en la edición del 16 de mayo de 2023 del Seikyo Shimbun, Soka Gakkai, Japón.