Un espíritu voluntario

A medida que se intensifican los efectos del calentamiento global, los fenómenos meteorológicos extremos se vuelven cada vez más frecuentes. Cuando, en 2021, las lluvias torrenciales provocaron devastadoras inundaciones en toda Malasia, los miembros locales de la Soka Gakkai fueron de los primeros en responder. Aquí narran sus experiencias y lo que aprendieron socorriendo a las víctimas de las inundaciones en su lugar, tras la llegada del ciclón tropical el 16 de diciembre de 2021.

Un hombre camina cargando unas tablas entre dos coches afectados por las inundaciones.
En Hulu Langat Cortesía de SGM

«Cuando llegamos a la zona afectada no podíamos creer lo que veíamos. Las correntadas habían destruido la mayor parte del área residencial y el barro lo cubría todo. Las calles estaban llenas de coches arruinados y de escombros. Se percibía la desesperanza en los rostros de los habitantes… pero, todas sus conversaciones giraban en torno a lo agradecidos que estaban por estar vivos». (Won Chee Kien, miembro de la División de Señores, ayuda la labor de socorro en el distrito de Hulu Langat)

Esfuerzos coordinados en el estado de Selangor

Distrito de Hulu Langat

En un camino embarrado frente a una casa, un hombre cambia una rueda mientras otro conduce una carretilla llena de tablas rotas.
Cortesía de SGM

La Soka Gakkai de Malasia (SGM) donó cientos de juegos de colchones, mantas y almohadas, así como toallas y camisetas a los refugios temporales en el distrito de Hulu Langat.

Los miembros de la organización de Kuala Lumpur, la capital del país, se trasladaron a las comunidades rurales en Hulu Langat para prestar asistencia. Adrian Chan describe su colaboración en la labor coordinadora de los voluntarios:

«Cuando me enteré de las inundaciones, lo primero que se me vino a la cabeza fue que las personas que viven en esa zona son, en su mayoría, parejas de ancianos cuyos hijos trabajan en otros lugares. Luego pensé que necesitábamos un plan para desalojar y limpiar las áreas afectadas. Junto con el ayuntamiento coordiné el suministro de botes para la evacuación».

Cuatro mujeres limpian las paredes de una habitación afectada por la inundación.
[Cortesía de la SGM]

«Cuando finalmente descendió el nivel de la inundación, nos dirigimos al lugar de la catástrofe para evaluar la situación. Allí se establecieron planes de acción y se prepararon vehículos y equipos. Más de ochenta voluntarios colaboraron durante dos días. Muchas personas habían perdido todo. A lo largo de esas dos jornadas, escuchamos la historia de cada una de las familias afectadas».

Leong Yan Ee es una miembro de la División de Jóvenes de Kuala Lumpur que se unió a los trabajos de voluntariado: «Todo estaba cubierto de barro y los habitantes de la zona afectada estaban agotados. Pero cuando nos vieron llegar a los cooperantes, nos saludaron con sonrisas. Enseguida nos pusimos a trabajar en la retirada de escombros.

Lo más memorable fue el espíritu de cooperación de las personas voluntarias. Éramos como una familia trabajando juntos. Todo el mundo se esforzaba a pesar de la suciedad y el sol abrasador. Solo queríamos ayudar a la gente del lugar».

Los muebles se amontonan fuera de una casa y dos hombres llevan objetos hacia la pila.
[Cortesía de SGM]

Yap Yuan Tian es miembro de la División de Jóvenes de la SGM: «¡Fue un desastre! Nunca había visto una inundación de tal magnitud. Todo estaba cubierto de barro y había pilas de escombros por doquier. Cuanto había en las casas estaba destruido. Fue agotador, pero todo el mundo trabajó unido. Sentí que cuando la gente se une, por más difícil que sea la situación, somos capaces de superarlas si estamos juntos».

Cuatro hombres cavan zanjas para el drenaje.
Cortesía de SGM

Los voluntarios también construyeron canales y desatascaron las vías de drenaje para que fluyera el agua.

La ciudad de Klang y Taman Sri Muda

La organización de la SGM en el estado de Selangor donó doscientos colchones y almohadas para los centros de evacuación, y además, los miembros prepararon y enviaron comida y otros bienes. Algunos voluntarios de la región que colaboraron en las tareas de auxilio en la ciudad de Klang, severamente afectada, y en el pueblo de Taman Sri Muda, cuentan aquí sus impresiones.

Un grupo de hombres mujeres y jóvenes posa para una foto frente a una casa.
Cortesía de SGM

Jael Yee Zhi Jun, de la División de jóvenes, cuenta: «Hablar con las víctimas del desastre fue una experiencia inolvidable. Muchas de sus pertenencias, por las que habían trabajado y ahorrado, fueron destruidas en una sola noche. Se me partía el corazón. Sin embargo, una anciana que había perdido casi todas sus pertenencias, incluso su coche, comentó que no importaba que el dinero se hubiera ido; los muebles pueden comprarse de nuevo, lo más importante es la vida, dijo. Sus palabras me conmovieron profundamente».

Tres personas, con el agua hasta los tobillos, están de pie al lado de un coche en una calle inundada.
Miembros de la SGM reparten comida a los afectados por las inundaciones. Cortesía de SGM

Koo Yee Heng, de la División de Jóvenes, comenta: «Fue conmovedor ver a todo el mundo contribuir en las tareas de auxilio, dejando a un lado sus propias necesidades. Observar el cambio en los rostros de la gente, de la tristeza a la sonrisa, después de que los hubiéramos ayudado a limpiar sus hogares, nos hizo sentir que el arduo trabajo valió la pena».

Un espíritu de unidad en el estado de Pahang

En el estado de Pahang, varios pueblos se vieron seriamente afectados. Unos cincuenta miembros se trasladaron a diversas áreas para prestar ayuda a las familias en las tareas de limpieza. Más tarde, la SGM realizó donaciones económicas a las escuelas locales para ayudarlas a reconstruir sus instalaciones.

Un grupo de hombres de aspecto agotado trabaja entre objetos domésticos en un patio dañado por las inundaciones.
Cortesía de SGM

Ante la crecida de las aguas, Mak Kok Hin, de la División de Señores, utilizó su camión de diez toneladas para ayudar a evacuar a los miembros y vecinos, y llevarlos al centro cultural de la SGM de Pahang, que se convirtió temporalmente en un refugio para los damnificados. «Una de las casas más severamente afectadas estaba cubierta de barro hasta el techo. Algunos jóvenes participaron en su saneamiento y quedé impresionado por la actitud que mostraron. No se amedrentaron por lo sucia y maloliente que estaba, sino que fueron ellos quienes tomaron la iniciativa de sanear la casa y trabajaron sin la menor queja a pesar del cansancio», dijo.

Chong Guat Huan, de la División de mujeres, describe la experiencia de actuar en equipo: «Cuando llegué a la escena, los voluntarios sabían perfectamente lo que tenían que hacer, y no hacía falta esperar a que alguien te explicara o asignara una tarea: automáticamente, todos no pusimos a trabajar, cooperando unos con otros y haciendo lo que fuera necesario».

La vida y su entorno

«Durante los trabajos de saneamiento, sentí cuán pequeños somos los seres humanos frente a los desastres naturales», expresó Hew Jian Yung, un miembro de la División de Jóvenes que ayudó con las tareas de limpieza en un pueblo del estado de Negeri Sembilan. «En el budismo existe el concepto de la inseparabilidad de la vida y su entorno. A través de esta actividad comprendí profundamente que la supervivencia humana es inseparable de un medioambiente sostenible».

Tal como lo manifestó Koo Wei Xin, una miembro de la División de Jóvenes: «Los seres humanos dependen de la naturaleza, y cuando suceden desastres como este, uno se da cuenta de que no podemos dar por sentada la vida cotidiana».

Una foto de grupo de una docena de hombres con una carretilla afuera de una casa dañada.
Cortesía de SGM