Volver a empezar: Cabildo Westminster de la SGI del Reino Unido

Vista aérea del Puente de Londres sobre el Támesis
[Fotografía de Sander Crombach en Unsplash]

La serie presenta a organizaciones locales de la Soka Gakkai en distintos países, en la que se puede ver cómo responden a las nuevas condiciones sociales originadas por la pandemia.

El centro de Londres es el corazón de la extensa metrópolis que suele llenarse de visitantes de todo el mundo, una zona arremolinada de diversidad cultural. Pero cuando se anunció el confinamiento a fines de marzo de 2020, la ciudad no tardó en perder parte de su brillo característico.

Si bien el bloqueo puede haber ralentizado a la sociedad, nuestro movimiento por la paz se ha acelerado.

Meeta Thareja, una de las responsables que lidera el grupo de mujeres del cabildo Westminster de la SGI del Reino Unido, en el centro de Londres, dice: «Fue como si la vida de la ciudad se hubiera detenido de repente. El ruido de los aviones, el tráfico y el ajetreo de las actividades desaparecieron por completo. Las calles estaban vacías y todos los restaurantes, cafeterías, pubs y tiendas cerrados».

La unidad organizativa denominada cabildo Westminster abarca una zona de reconocidos sitios turísticos de la ciudad como los palacios de Buckingham y Kensington, el Big Ben, la plaza de Trafalgar, los estudios de grabación Abbey Road, donde los Beatles grabaron muchos de sus éxitos. También se encuentran las sedes de muchas compañías multinacionales.

La pandemia y las subsiguientes restricciones a la movilidad y la reunión afectaron gravemente a todos, pero los miembros del cabildo Westminster se adaptaron rápidamente a las circunstancias.

Orar por la paz

David Bloomfield, responsable del cabildo, comenta: «Justo después de que se implementara el confinamiento, propusimos a los miembros del cabildo orar a la misma hora cada noche durante la semana y también los sábados por la mañana. Oramos sinceramente para que la pandemia terminara cuanto antes y por la seguridad de todos los miembros, sus familias y amigos».

El cabildo está formado por seis distritos y unas 180 personas. El confinamiento obligó a plantear un nuevo enfoque a nuestras actividades. Con la determinación de apoyar a cada persona y asegurarse de «no dejar a nadie atrás», los responsables se esforzaron en alentar a los miembros a través de llamadas telefónicas. Organizaron pequeños grupos de estudio y trasladaron todas las reuniones habituales al formato en línea. Los miembros jóvenes ayudaron a quienes no estaban familiarizados con el uso de teléfonos inteligentes y ordenadores.

Meeta dice: «Si bien el bloqueo puede haber ralentizado a la sociedad, nuestro movimiento por la paz se ha acelerado. Cada distrito empezó a organizar sus propios encuentros para orar y sus reuniones semanales de estudio en línea. Algunos amigos también participaron en estas actividades. Además, cada distrito ha afianzado su unión en estos meses».

Las adversidades se convirtieron en un trampolín y los desafíos estimularon el crecimiento del cabildo que, a su vez, alcanzó una mayor participación en las reuniones de estudio y de diálogo en comparación a las anteriores.

Pandemia, esperanza y determinación

La pandemia tuvo también un gran impacto en la economía del Reino Unido. Entre los meses de abril y junio del 2020, el PIB registró una caída récord de un 20,4%. Ilaria Gallo, la responsable del grupo juvenil femenino del cabildo, es una de las muchas personas que afrontaron enormes desafíos en el trabajo.

En enero de 2019, ella había comenzado su formación en una empresa de comunicación y tenía previsto firmar un contrato que la haría empleada fija a partir de mayo del año siguiente. Todo se alteró cuando se declaró el confinamiento, y la empresa interrumpió todas las contrataciones.

«Fue una situación muy dura para mí. Pero tomé la determinación de lograr un contrato fijo. ¡Oré mucho! También me esforcé al máximo trabajando desde casa. Como resultado, finalmente me ofrecieron un contrato fijo justo antes de que finalizara el periodo de formación».

Cuanto más oraba, estudiaba y alentaba a los miembros, amigos y compañeros, sentía menos ansiedad. Se asomó la esperanza en mi corazón.

Max Longhin ha sido auxiliar de vuelo durante 30 años en una importante compañía aérea. Debido a los efectos de la pandemia, su empresa anunció que despediría a un gran número de empleados. «Estaba muy preocupado por mi futuro y no conseguía dormir bien por las noches».

Al empezar el confinamiento, se dedicó de lleno a las actividades budistas. «Cuanto más oraba, estudiaba y alentaba a los miembros, amigos y compañeros, sentía menos ansiedad. Se asomó la esperanza en mi corazón. Sabía que sin falta se presentaría la mejor situación para mi vida y mi felicidad, y que podría transformar cualquier “veneno en medicina”».

Max conservó su puesto de trabajo y cuenta que ahora está orando para que la empresa se recupere y desarrolle cuanto antes, además está infundiendo ánimo a muchos amigos y compañeros miembros.

En particular, los jóvenes de la SGI del Reino Unido han seguido en contacto entre ellos y con sus amigos a través de las redes sociales y plataformas de videoconferencia para mantener viva la llama del coraje y la esperanza.

Los responsables del cabildo de Westminster creen firmemente que, en esta época de crisis e incertidumbre, se pone de manifiesto aún más el sentido de la filosofía del budismo Nichiren.

Como afirma Ilaria: «Las emociones negativas como el miedo, la apatía y la resignación se están extendiendo en nuestra sociedad. En mi entorno hay muchas personas que renuncian a sus sueños a causa de la incertidumbre. Han perdido la esperanza. El budismo Nichiren nos enseña que tenemos en nuestro interior un inmenso poder y posibilidad que nos permiten generar esperanza y gran valor para superar cualquier dificultad. El budismo Nichiren y la Soka Gakkai representan la esperanza».

Adaptado del artículo publicado el 6 de octubre de 2020 en el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai de Japón.