Parte 1: La felicidad; Capítulo 6: El principio de la floración de los «cerezos, ciruelos, duraznos y albaricoques» [6.4]

6.4 Valorar la singularidad de cada persona

El presidente Ikeda alienta a un miembro de la SGI de Estados Unidos que le había preguntado cómo revertir la falta de confianza en sí mismo.

Nadie tiene absoluta confianza en sí mismo. De hecho, lo más normal es que la gente sea insegura. En muchos casos, los que hacen alarde de gran seguridad en el fondo son simplemente arrogantes, siempre se enfrentan con los demás, y propensas al conflicto. Tanto el exceso como la falta de confianza son igualmente causas de infelicidad.

Lo importante es que brillen a su propio modo, que triunfen en sus actividades cotidianas y procedan con su vida de la manera que les resulte más natural y apropiada. Todo lo que necesitan hacer es seguir mejorando mientras avanzan sostenidamente hacia sus metas.

Después de todo, cada persona es diferente y singular. No hay ninguna necesidad de que se comparen con los demás; es la vida de ustedes. Lo que cuenta es: «¿Qué sienten en verdad y qué piensan en lo más hondo de su ser?». El budismo expone el principio de la floración de los árboles frutales: el cerezo, el ciruelo, el duraznero y el albaricoquero, cada uno florece exhibiendo sus propias características. Hay otro principio relacionado, que habla de «iluminar y manifestar la propia naturaleza verdadera».1

Las flores de cerezo son flores de cerezo, no son las de ningún otro árbol. Un capullo de cerezo nunca puede convertirse en una flor de durazno. Ni hay necesidad de que lo intente. Sería un tremendo despropósito que se propusiera dejar de ser lo que es. De la misma manera, cada uno de ustedes es un sujeto propio y distinto. Por mucho que lo deseen, no pueden ser otro. Lo que cuenta es que lleguen a ser personas capaces de apreciar, valorar, cuidar y alentar su propia vida valiosa e irremplazable.

Para eso, para llegar a revelar su budeidad innata tal como son, es fundamental entonar Nam-myoho-renge-kyo. La práctica del daimoku no solo les infundirá gran confianza en sí mismos, sino que también adornará su vida con la dignidad y el brillo más sublime y auténtico de su potencial.

Les pido que tengan total convicción en ustedes mismos, porque están viviendo la vida más noble y poseen el corazón más bello.

De la sesión de preguntas y respuestas celebrada con representantes del Departamento Cultural de la SGI de Estados Unidos, en Nagano, el 7 de agosto de 1992.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Véase Las bases para manifestar la budeidad, en Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 784.