Una ventana al futuro: El presidente Tommy Remengesau habla de la difícil situación de las islas del Pacífico

Un hombre en un podio con carteles detrás sobre los pueblos del Pacífico
[©AFP PHOTO/Peter PARKS]

En sus cuatro mandatos como presidente de la República de Palaos, que comenzó en el 2000, Tommy Remengesau se convirtió en el portavoz de los habitantes de las islas del Pacífico quienes atraviesan una difícil situación ante los devastadores efectos del cambio climático. Ha recibido una distinción de las Naciones Unidas y de otras organizaciones por su ayuda en favor de la protección del medio ambiente. Durante el encuentro que mantuvo con el presidente Daisaku Ikeda, en 2002, dialogaron acerca de la crisis ambiental y los demás asuntos globales. En esa ocasión, le concedió al señor Ikeda la Distinción Honoraria Presidencial de Máximo Reconocimiento. A continuación, se podrá leer un extracto de la entrevista realizada en febrero de 2022 por el Seikyo Shimbun, diario de la Soka Gakkai en Japón.

Palaos se encuentra a unos tres mil kilómetros al sur de Japón, entre Guam y Filipinas, y está formada por más de doscientas islas de distintos tamaños. Es una colección de tesoros de exuberante naturaleza y vida marina.

Palaos ha sido bendecido con más de mil trescientas especies marinas, entre las que se incluyen muchos animales especialmente raros y en peligro de extinción, como los dugongos -una especie de ballena que solo puede encontrarse en los alrededores de Palaos-, almejas gigantes, el pez loro gigante o el pez napoleón. También las islas albergan especies que aún no se han identificado oficialmente.

Entendemos que usted es un apasionado pescador y es ganador del torneo de pesca de Micronesia.

La gente no entiende realmente los retos a los que nos enfrentamos… pero tenemos que recordar a los países más grandes que esta es una ventana a lo que con el tiempo se convertirá en un fenómeno habitual.

Como pescador, uno siempre sueña con ganar una competición, ¡porque todos dicen ser buenos pescadores! Así es como se vive en la isla. Cuando tienes el 1% de tierra y el 99% de océano, uno tiene que aprender a pescar. Es parte de nuestra cultura. Todos los hombres y mujeres jóvenes aprenden a pescar y mantener a su familia y allegados. Compartir el producto de la pesca es algo muy importante.

En Palaos, una de las primeras cosas que hay que aprender de niño es a nadar y no tener miedo al mar, además de ser respetuoso con el océano y pescar de forma responsable. También añadiría que ¡el soltero ideal debe tener buenas credenciales de pesca!

Palaos es un paraíso en el océano, pero el impacto del calentamiento global es cada vez más grave en esta zona. ¿Puede describirnos la situación?

Vista aérea de un archipiélago
Las islas Koror y Malakal, Palaos [© Norimoto/iStock]

Solo en lo que llevo de vida, he visto una considerable subida del nivel del mar, hasta el punto de que familias que vivían cerca de la costa se vieron obligadas a trasladarse al interior a causa del agua que llegaba hasta sus jardines. El aumento del nivel del mar está destrozando las tierras de cultivo. La población piscícola va en disminución debido a que la acidificación del océano está matando los corales.

Es muy desafortunado que los pequeños países insulares como Palaos sean los que más sufren el impacto del cambio climático, aunque no tuvimos parte en el problema.

También han aumentado la frecuencia de las tormentas y tifones. Solíamos predecir cuándo se avecina una o dos tormentas, pero ya no podemos. Nos estamos enfrentando a una situación verdaderamente lamentable.

Se trata de un desafío de sobrevivir para todas las naciones insulares del Pacífico. Sé que somos una población pequeña, por lo que la gente del resto del mundo no entiende realmente los retos a los que estamos expuestos y los cambios en nuestros medios de vida, pero tenemos que recordar a los países más grandes que esto es como una ventana por la que se asoma un fenómeno –que a la larga—será habitual: que amenazará la seguridad y sostenibilidad del género humano en su conjunto si no nos ocupamos del asunto inmediatamente.

Lo que pedimos al mundo y, en especial, a los países industrializados, es que sean más responsables. Sus acciones están afectando la supervivencia de las pequeñas naciones insulares. No se trata solo de consideraciones económicas, sino también de lo que es correcto hacer desde el punto de vista moral.

Durante sus dieciséis años como presidente de la República de Palaos, hizo importantes llamamientos a la solidaridad en la lucha contra el cambio climático en la Asamblea General de las Naciones Unidas y, como líder de las naciones del Pacífico, en las conferencias COP sobre cambio climático. ¿Cuál fue la fuerza impulsora de dichos llamamientos?
  
Es una cuestión de supervivencia, un asunto de vida o muerte. Si no lo abordamos, si no le ponemos pasión, ¿qué será del futuro de nuestros hijos e hijas? No habrá mañana para las islas del Pacífico; Palaos dejará de existir. Este es el motor y el motivo por el cual pedimos a todos que sean parte de la solución.

Una delegación camina por una sala grande mientras recibe la acogida con los aplausos de una multitud
El presidente Remengesau (a la izquierda) y Daisaku Ikeda en el complejo de la sede central de la Soka Gakkai en Tokio (2002) [© Seikyo Shimbun]

Sentí mucho agradecimiento cuando conocí al presidente Ikeda y me di cuenta de que muchas personas en el mundo comparten la misma filosofía que la nuestra: la naturaleza y el ser humano deben coexistir en armonía. Tenemos que respetar la naturaleza. No podemos explotarla sin pensar en las próximas generaciones. Esto fundamenta mi creencia y la de las personas de Palaos, y es lo que creen el presidente Ikeda y muchas personas responsables. La palabra clave aquí es respeto. Si respetamos la naturaleza, entonces haremos lo correcto para asegurarnos de que todo sea sostenible.

Cuando no se tiene respeto por los demás y por la naturaleza, y solo se piensa en uno mismo, es ahí donde surgen los problemas, comenzamos a ver la acumulación de problemas y desafíos que no se abordan de manera adecuada. Esta es la situación a la que nos enfrentamos ahora.

Nuestra cultura inculca en cada palauano que el hecho de nacer implica la responsabilidad de proteger lo que da sustento a su vida. Cuando leo las obras del presidente Ikeda, veo que se parecen a lo que mis ancestros han intentado enseñar a los jóvenes a lo largo de los años. Las personas y la naturaleza deben coexistir. No podemos ser egoístas. Debemos pensar en las próximas generaciones. De esta filosofía pueden surgir muchas estrategias, pero todo comienza con el respeto.

Gracias a sus esfuerzos, en 2015 se aprobó una ley en Palaos que establece un territorio marítimo en el que se prohíbe la pesca, cuya superficie supera a la de Japón.

En Palaos llamamos a la tierra nuestra madre y al océano nuestro padre, y juntos, madre y padre, son los que nos permiten seguir viviendo. Si hacemos daño a uno, el otro se verá afectado.

Un buzo sumergido en un arrecife de coral
Los ricos arrecifes de coral de Palaos [© Global_Pics/iStock]

Tenemos una práctica cultural y tradicional llamada bul, que significa prohibir la captura de especies en un área identificada, en al menos un tercio del arrecife. Ese tercio ayudará a mantener la población de los dos tercios en los que se permite pescar. Luego, se abre el área que estaba cerrada y se cierra el área que estaba abierta.

Palaos también es el primer país que exige a todos los visitantes firmar una declaración, el Palau Pledge, para respetar el océano y no tomar ni destruir nada de lo que debe protegerse.

En Palaos, se ha designado el 15 de marzo como Día de la juventud por sugerencia suya. ¿Qué mensaje quiere transmitir a los jóvenes del mundo?
  
Si no fuera por la actuación que veo en los jóvenes ahora, probablemente no tendría ninguna esperanza. Sería fácil para todos nosotros darnos por vencidos y decir: «Pues, eso es todo». Pero es gracias a la generación más joven que resistimos y tenemos esperanza.

Mi mensaje a los jóvenes es que no solo son los líderes del mañana, son los líderes de hoy, les guste o no. Que no esperen a hacerse mayores. La única forma de que los adultos les presten oídos es que los hijos sean quienes se pronuncien y digan: «Lo que estás haciendo es malo para mí y para mi futuro». Eso llamará su atención.

Estoy seguro que no le haría caso al presidente de Palaos, pero sí escuchará a sus hijos o hijas e, incluso, a sus nietos y nietas si les dijeran: «Oye, papá, ¿qué será de mi futuro?».

Aunque usted sea el presidente ejecutivo de una gran empresa, estoy seguro que no le haría caso al presidente de Palaos, pero sí escuchará a sus hijos o hijas e, incluso, a sus nietos y nietas si les dijeran: «Oye, papá, ¿qué será de mi futuro? ¿Qué legado dejas para mis hijos?». Me siento muy optimista cuando veo manifestar a los jóvenes de todo el mundo sus inquietudes con voz alta y clara.

Hay muchos políticos que callan o intentan ser muy diplomáticos, pero no están haciendo su trabajo. Son los jóvenes, quienes representan a la gran mayoría de la población de la Tierra, los que les dicen a los líderes de qué deben preocuparse y piden que tomen medidas. Eso nos da esperanza.

Tengo cuatro hijos y siete nietos. El más pequeño de los nietos tiene dos meses. No seguiré aquí cuando estos últimos tengan hijos, pero al menos me gustaría que ellos disfrutaran de las cosas que yo disfruto hoy: crecer y poder ir a un océano que no esté contaminado y poder pescar, nadar, celebrar su boda en la playa… Espero que todos los padres ayuden a dejar el mundo un poco mejor para sus hijos y nietos.