Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 28: Los tres presidentes fundadores y el camino de maestro y discípulo [28.5]

28.5 La vida de lucha del presidente Makiguchi

El presidente Ikeda indaga en el propósito esencial y en el objetivo a los cuales dedicó su vida Tsunesaburo Makiguchi, como educador y como practicante del budismo Nichiren.

¿Cuál fue el propósito que persiguió el señor Makiguchi durante toda su vida? ¿Cuál fue su meta? ¿Qué quiso lograr? En suma: su aspiración fue esclarecer a las personas, hacerlas más sabias; ayudarlas a cultivar su propia sabiduría y a aplicarla para ser felices.

Inicialmente, promovió una reforma educativa con ese fin, pero no tardó en advertir que lo realmente necesario era una revolución religiosa. Desde entonces, trabajó sin descanso por esa causa, por la cual, literalmente, murió.

Toda su vida quiso cambiar la sumisión pasiva de la gente y su tendencia a someterse a la autoridad con actitud pusilánime. A la vez, deploró y denunció el interés ambicioso de los líderes que, lejos de ayudar al pueblo a fortalecerse y a ser más sabio, explotaban y manipulaban en beneficio propio la ignorancia y la debilidad de la ciudadanía. Fue un crítico constante de las teorías y los argumentos abstractos que no se basaban en la vida real.

En su obra Soka Kyoikugaku Taikei (El sistema pedagógico de la creación de valores), el presidente Makiguchi observaba: «En su mayoría, las personas ajenas al mundo académico consideran que las teorías y los argumentos son demasiado difíciles y escapan de su comprensión; por eso, aceptan y siguen de manera incondicional las ideas de las figuras influyentes o respetadas. Creen que esa es la ruta más segura y dejan de pensar por sí mismas».1

Ponía de relieve la tendencia de la gente a delegar en otros la forma de pensar, en lugar de reflexionar y ponderar las cosas por sí misma, y a seguir sumisamente a los que ejercían el poder. A la par, observaba que los líderes se aprovechaban de esa debilidad para dar órdenes y menospreciar a los ciudadanos, lo cual incrementaba cada vez más la espiral del autoritarismo.

Hasta ahora, la historia del Japón se ha caracterizado por la presencia de figuras poderosas que imponen obediencia ciega al pueblo; un autoritarismo que necesita mantener a la gente en la ignorancia y la dependencia.

Cuando la vida no está enriquecida por el conocimiento, y cuando el conocimiento no se aplica a la vida, ambos se empobrecen. Y esto ha ocasionado muchos problemas en la sociedad japonesa. El señor Makiguchi intentó cambiar ese estado de cosas; consideraba que era un orden social irreparablemente obsoleto.

En su opinión, las personas eran mucho más importantes que el poder, los privilegios, la fama o los títulos académicos. En cambio, lo esencial era profundizar en la verdad, crear valor y trabajar por el bienestar y la felicidad de la gente. Para Makiguchi, ese debía ser el propósito de los líderes, y la finalidad del saber, la educación o la religión.

Consideraba que, una vez comprendido este punto, había que poner manos a la obra de inmediato para rectificar los desvíos de esa situación desventurada que prevalecía hasta entonces.

El poderoso mensaje de nuestro fundador sigue teniendo vigencia y relevancia en nuestro mundo actual.

Del discurso pronunciado en una reunión con representantes de las diferentes divisiones, celebrada en Tokio el 6 de diciembre de 1993.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Makiguchi, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), vol. 5, p. 77.