Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 24: La organización para el kosen-rufu [24.3]

24.3 La organización existe para la felicidad de las personas

El presidente Ikeda explica a los jóvenes la importancia de la organización como espacio de apoyo a nuestra práctica budista.

La Soka Gakkai es una organización que existe para concretar el gran objetivo del kosen-rufu: la noble y suprema aspiración de establecer la paz y la felicidad para todo el género humano basadas en los principios y en la filosofía del budismo Nichiren. Esa meta no puede alcanzarse mediante la labor de un solo individuo; por el contrario, solo es posible cuando personas activas en diversos campos de la sociedad se unen y se organizan con miras a ese fin, creando una fuerza coordinada.

Nichiren Daishonin designó seis sacerdotes principales; Shakyamuni tuvo diez grandes discípulos; en cierta manera, estos grupos fueron organizaciones. Tanto el Daishonin como Shakyamuni formaron redes, a través de las cuales buscaron transmitir el budismo, propiciar el crecimiento de sus seguidores y apoyarlos en su práctica espiritual.

La Soka Gakkai no comenzó de manera multitudinaria. Su origen fue un pequeño grupo de individuos que crearon vínculos entre sí, ampliaron su círculo de integrantes, y se constituyeron orgánicamente. La organización, por tanto, existe como una herramienta en beneficio de las personas; no pensemos que las personas existen en beneficio de la organización. Por favor, nunca olviden este punto crucial.

También espero que, toda su vida, sean siempre firmes aliados y amigos de las personas que sufren y que enfrentan dificultades. Mi deseo es que valoren a la Soka Gakkai como organización del pueblo y para el pueblo; que la respeten y apoyen, y trabajen por su desarrollo. Este es el pedido sincero que quiero hacerles a todos.

Nuestra organización existe para movilizar la capacidad humana de hacer el bien —es decir, el deseo de ayudar y beneficiar a los congéneres— y crear con ella algo de inmenso valor. Podríamos decir que la Soka Gakkai es un organismo que cobró forma y vida, específicamente, para aglutinar la bondad primordial del corazón humano, fortalecerla y desarrollarla mucho más aún. Sin la organización, nuestros esfuerzos no tendrían orden ni concierto.

Una agrupación dedicada al bien incrementa la facultad humana de hacer el bien, promueve la autosuperación e impulsa un crecimiento mucho mayor. No trunca el progreso de las personas ni las confunde. Al revés, fomenta el desarrollo humano y pone a sus integrantes en el camino infalible hacia la felicidad y la realización individual. Nuestra organización existe precisamente para esto. En tal sentido, es un medio, cuyo fin es que las personas sean felices.

La Soka Gakkai es una organización asombrosa. Francamente, no hay ninguna otra agrupación más pura, genuina, cálida y bella. Por ser jóvenes, tal vez ustedes no conozcan de cerca el lado más feo y duro de la sociedad, y todavía no puedan apreciar en qué medida esta organización es increíble. Pero puedo asegurarles que no hay otro lugar como este.

La nuestra es una fortaleza del pueblo, construida a partir de décadas de esfuerzo tenaz hecho por nuestros sinceros miembros —entre ellos, muchos de sus padres y madres—, soportando el desdén y los insultos de individuos arrogantes.

Hay quienes critican y atacan a nuestra organización, pero ¿pueden enseñarnos alguna otra forma de lograr la felicidad absoluta? No, no pueden. La Soka Gakkai es una agrupación de personas conscientes de esta verdad, que se alentaron mutuamente a ser felices y se unieron para ayudar a la gente agobiada por el sufrimiento. Este es un hecho que debe ser reconocido solemnemente, en toda su nobleza.

La Soka Gakkai cristaliza la genuina democracia, hecha artesanalmente por la gente y para la gente. Es la única organización que trabaja por la propagación amplia y universal del budismo Nichiren, cuyo valor supremo es la dignidad del ser humano. Es el sol de la esperanza para toda la humanidad. Por eso, el presidente Toda declaró que valoraba la Soka Gakkai más que a su propia vida. Y yo siento exactamente igual.

*

Aunque no les gusten las organizaciones, ¿consideran que la libertad significa estar solos, por su cuenta? ¿Pueden garantizar que no se extraviarán a sí mismos si se aíslan?

Es difícil asegurarlo. La libertad auténtica no significa hacer todo lo que a uno le venga en gana, sin freno al propio egoísmo, sino transitar la vida por el camino correcto.

Para dar un ejemplo, la Tierra gira alrededor del Sol. Si se apartara de su órbita, tan solo un grado, ocurriría un desastre. Una nave espacial, si se mantiene en el curso preciso, puede atravesar el cosmos y llegar a destino. Ese es el significado de la verdadera libertad.

Los deportes también tienen sus reglas. Hay formas determinadas de hacer las cosas. ¿La libertad pasa por ignorar las reglas y actuar arbitrariamente? No lo creo. La libertad genuina es hacer pleno uso de nuestras fuerzas y capacidades, siguiendo las reglas del juego.

Vivir sin metas o propósitos, en respuesta a cada antojo pasajero, termina siendo una existencia autodestructiva y temeraria. Las organizaciones están formadas por muchas clases distintas de gente, y esto también estimula el crecimiento personal. En muchos deportes, por caso, es difícil evaluar la capacidad real de un atleta si entrena a solas, sin otros deportistas. Uno crece y se desarrolla en la interacción con numerosas personas.

Para dar un ejemplo, en el Japón se come un tubérculo muy popular llamado taro, parecido a la patata. Cuando se extrae de la tierra es tosco y sucio, pero al ponerlo en un recipiente con muchos otros taros, y se revuelve haciendo que el agua circule, frotándose entre sí, pierde la cáscara y queda limpio y reluciente, listo para cocinar. Sé que no es apropiado comparar a las personas con taros, pero lo que quiero ilustrar es que la interacción con los semejantes es lo que nos permite templar y pulir nuestra personalidad.

Vivir por cuenta de uno, sin tener que ver a otros ni pensar en los demás, posiblemente parezca una situación muy cómoda y un gran ahorro de problemas. Pero al poco tiempo sentirán que su mundo se ha vuelto terriblemente pequeño y limitado. Cuando uno evita toda pertenencia a un grupo o agrupación, se priva del contacto con la gente y, finalmente, termina cavilando a solas sobre el sentido de su propia existencia.

Una sociedad sin ningún tipo de organización sería caótica, una muchedumbre desordenada en que todos se mueven a su antojo sin medir las consecuencias. Sería como un barco que se hace a la mar sin brújula: o naufraga o pierde el rumbo.

*

La organización es un medio, no un fin. Y no es perfecta.

En los primeros años de mi práctica, me costaba mucho sentirme a gusto en la atmósfera que reinaba en la Soka Gakkai por entonces. Cuando nuestro movimiento comenzó, no tenía la dimensión cultural de hoy en día, y francamente la organización no me convencía. Al darse cuenta de ello, el presidente Toda me dijo: «Si de verdad te sientes así, ¿por qué no construyes una organización que responda a tus expectativas? ¡Comprométete, trabaja y dedícate a crear, con tu propio esfuerzo, la organización ideal!».

Lo mismo cabe decir sobre la familia o de la escuela. Ustedes, como parte de esa comunidad que es la escuela, tienen que comprometerse para hacer de ella un lugar mejor. Como integrantes de su familia, deben tener la actitud de crear el mejor ambiente hogareño posible. Es algo totalmente razonable, y el budismo concuerda con la razón. El espíritu del budismo Nichiren es asumir la responsabilidad personal de nuestra vida sintiendo: «¡Yo seré la fuerza motriz del cambio!».

Nuestra organización dedicada al kosen-rufu fue creada para que pudiéramos comprender más profundamente el budismo Nichiren y compartir a conciencia sus ideas y principios con otros.

De Conversaciones sobre la juventud, publicado en japonés en marzo de 1999.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.