Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 22: La misión y el juramento de los Bodisatvas de la Tierra [22.7]

22.7 Hacer que las personas tomen conciencia de su misión como Bodisatvas de la Tierra

Hacia el final de su novela, La revolución humana, Daisaku Ikeda (representado por el personaje de Shin’ichi Yamamoto) se refiere a su nombramiento para conducir a la Soka Gakkai y relata la noble historia de la Soka Gakkai. Los tres presidentes fundadores de la organización, a costa de superar tremendas dificultades, establecieron en su vida la misión de los Bodisatvas de la Tierra y se desafiaron en transmitir esta verdad a incontables personas comunes. El presidente Ikeda reafirma que la fuerza motriz central para lograr el kosen-rufu y la paz mundial yace en el juramento de los maestros y discípulos de la Soka: promover el surgimiento de Bodisatvas de la Tierra en todo el mundo, en número cada vez mayor.

Dos acontecimientos clave que marcaron el rumbo de la Soka Gakkai fueron la muerte del fundador Tsunesaburo Makiguchi en prisión, en defensa de sus convicciones, y la revelación que experimentó su discípulo Josei Toda durante su encarcelamiento.

Cuando el Templo Principal de la Nichiren Shoshu, temeroso de la represión del gobierno militarista durante la Segunda Guerra Mundial, entronizó el talismán sintoísta y transgredió las estrictas advertencias de Nichiren Daishonin acerca de no denigrar la Ley, el presidente Makiguchi se puso de pie decidido a preservar y a defender la enseñanza correcta del budismo Nichiren. Exhortó al clero a refutar a las autoridades, de acuerdo con las instrucciones de Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley.

Confrontó la opresión, fue encarcelado y murió tras las rejas. Makiguchi leyó de verdad el Sutra del loto con su vida y llevó a cabo la tarea de El Que Así Llega, la tarea del Buda.

Su muerte como mártir de conciencia probó su dedicación abnegada a propagar la Ley y dejó claro que él había heredado el espíritu de Nichiren Daishonin. Como resultado, se logró preservar el linaje vital de la enseñanza correcta, a punto de perecer en la oscuridad de una época impregnada de las cinco impurezas.1 La Soka Gakkai mantuvo un vínculo directo con el Daishonin, como tal consiguió hacer prevalecer la herencia de la fe.

Toda, quien había elegido a Makiguchi como mentor y lo siguió fielmente, también fue arrestado y encarcelado junto con él. La oportunidad de consagrar su ser en defensa de la Ley y de leer el Sutra del loto con su vida le produjo una dicha indescriptible, con la cual afrontó su encierro en la cárcel.

Después de entonar Nam-myoho-renge-kyo en forma incesante en prisión, Toda llegó a comprender que «buda» significa «la vida misma». En ese momento, las complejas enseñanzas budistas, difíciles de entender para la gente común, cobraron una nueva fuerza en el mundo contemporáneo como una filosofía de vida capaz de permitir a todas las personas lograr la revolución humana.

A través de entonar daimoku en forma sostenida, Toda alcanzó un estado vital sublime. Se percibió a sí mismo sentado con las palmas de las manos unidas en señal de reverencia frente a un espléndido Gohonzon dorado, participando directamente en la Ceremonia en el Aire2 descrita en el Sutra del loto; vio al Daishonin corporificado en el bodisatva Prácticas Superiores, líder de los incontables Bodisatvas de la Tierra,3 recibiendo del buda Shakyamuni la encomienda de propagar la Ley después de su muerte.

Mientras en su fuero interno surgía una profunda dicha que provenía de la Ley, Toda percibió que él y su mentor, ambos discípulos del Daishonin, eran Bodisatvas de la Tierra a quienes se les había confiado la propagación de la Ley Mística en el Último Día.

La misión de los Bodisatvas de la Tierra es el kosen-rufu. Toda reconoció que ese era su cometido desde el remoto pasado y con la cual había nacido en este mundo y en esa época.

«Ahora sé lo que tengo que hacer —pensó—. ¡Jamás olvidaré este día! ¡Consagraré el resto de mi vida a difundir esta Ley invalorable!».

El despertar de Toda en la cárcel lo condujo a esta clara conclusión y fue la fuerza motriz de sus incontables logros posteriores. Asimismo, comprendió, en lo recóndito de su ser, lo que afirma el Daishonin en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, cuando dice que «la asamblea del Pico del Águila prosigue solemnemente y aún no se ha dispersado4».5

Con un sentimiento de admiración y asombro, pensó que había podido alcanzar esa honda revelación solo porque siguió a su maestro y afrontó, junto a él, incontables persecuciones en respuesta a su fe en la Ley Mística. También entendió que el lazo que compartía con su mentor Makiguchi era eterno y existía desde el infinito pasado, tal como sugiere el capítulo «La parábola de la ciudad fantasma»: «[L]as personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de Buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros».6

Pero casi en el mismo momento en que Toda lograba su despertar en la celda y el frío otoñal descendía sobre la ciudad de Tokio, su maestro exhalaba su último aliento en la enfermería de la prisión.

Tiempo después, en la tercera ceremonia recordatoria del presidente Makiguchi (correspondiente al segundo aniversario de su muerte), Toda posó su mirada en la fotografía de su maestro que se hallaba frente al altar para dirigirse con honda emoción:

Usted, con su inmenso amor compasivo, me permitió que lo acompañara incluso a la cárcel. Como resultado de ello, pude leer con mi vida el pasaje del Sutra del loto que dice: «[L]as personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros». El beneficio que obtuve fue llegar a comprender mi existencia anterior como Bodisatva de la Tierra y sentir con todo mi ser, aun en pequeña medida, el significado real del sutra. ¿Podría haber acaso una felicidad más grande?7

El maestro Makiguchi había muerto en la cárcel, dejando el legado de su dedicación altruista a propagar la Ley. El discípulo Toda había sobrevivido para seguir su paso y, una vez que obtuvo la libertad, asumió solo el reto de lograr el kosen-rufu. El espíritu de la Soka Gakkai se encontraría en la inseparabilidad de mentor y discípulo, cuya lucha conjunta trasciende las fronteras de la vida y la muerte.

¿En qué consistía el punto clave de la inseparabilidad espiritual entre Makiguchi y Toda? En el firme compromiso de su fe, que les permitió dedicar la vida por el kosen-rufu, cuyo logro fue el deseo de su maestro original Nichiren Daishonin.

Shin’ichi Yamamoto sintió profundamente que, sin un mentor como Toda, sería imposible lograr el kosen-rufu, la felicidad del pueblo y la paz del mundo. En verdad, el espíritu de Nichiren Daishonin había sido heredado por un solo individuo: Josei Toda, el discípulo de Makiguchi, quien vislumbraba claramente el futuro desarrollo del kosen-rufu.

Un buda no es un ser mítico y sobrehumano. Los budas no pueden existir separados de la gente. La persona que propaga la Ley es un emisario del Buda. Proteger y apoyar a alguien así, conduce a defender firmemente el budismo.

Por eso Shin’ichi había hecho todo lo posible por respaldar y ayudar a su mentor en cada circunstancia. A través de esa intensa lucha —concentrando el esfuerzo de millones de kalpas en cada momento de la vida—,8 él hizo florecer su propia misión y su capacidad innata. De esa manera había absorbido y encarnado el espíritu de Toda, avanzando hacia el mismo estado de vida que había logrado su maestro.

Josei Toda había ayudado a incontables personas comunes a descubrir su propia misión como Bodisatvas de la Tierra. Con su lucha por llevar la membrecía de la Soka Gakkai a 750 000 miembros, había demostrado el principio y la proeza de hacer surgir de la tierra a bodisatvas numerosos «como los granos de arenas de sesenta mil ríos Ganges».9 Su hazaña, que significó el cumplimiento de la profecía del sutra, demostró que había heredado directamente el espíritu de Nichiren Daishonin.

El desafío que ahora tenía por delante Shin’ichi, como presidente de la Soka Gakkai y heredero del legado de su maestro, sería hacer que incontables bodisatvas surgieran de la tierra, en el inmenso escenario del mundo.

Cuando las personas toman conciencia de su misión innata como Bodisatvas de la Tierra, su vida adquiere un sentido profundo y esencial. Esta conciencia es la fuerza motriz central que impulsa la revolución humana y que permite a la gente transformar su vida, dirigirla hacia la creación de valor y convertir el karma más doloroso en la más espléndida misión.

Cuando la gente se esfuerza por cumplir su misión como Bodisatvas de la Tierra, puede emprender una inmensa revolución humana en su propia vida capaz de transformar el destino de toda una nación.

Del capítulo «Una nueva alborada», del volumen 12 de La revolución humana.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Cinco impurezas: Las impurezas de la época, el deseo, los seres vivos, las ideas y la duración de la vida. El término aparece en el capítulo «Medios hábiles» (2.°) del Sutra del loto. 1) La impureza de la época abarca la alteración reiterada del orden social o del equilibrio ambiental. 2) La impureza del deseo es la tendencia a ser gobernados por las cinco pulsiones ilusorias: odio, codicia, estupidez, arrogancia y duda. 3) La impureza de los seres vivos es la decadencia física y espiritual del ser humano. 4) La impureza de las ideas o pensamiento es la preponderancia de visiones erróneas, como las cinco ideas falsas. 5) la impureza de la duración de la vida es el acortamiento del tiempo promedio de vida de los seres humanos.
  • *2Ceremonia en el Aire: Una de las tres asambleas descritas en el Sutra del loto, en la cual toda la congregación de personas queda suspendida en el espacio por sobre el mundo saha. El corazón de esta ceremonia es revelar la iluminación original del Buda en el remoto pasado y la transmisión de la esencia del sutra a los Bodisatvas de la Tierra, guiados por el bodisatva Prácticas Superiores.
  • *3Bodisatvas de la Tierra: Hueste inmensurable de bodisatvas que irrumpen del seno de la tierra y a quienes el buda Shakyamuni confía la propagación de la Ley Mística o esencia del Sutra del loto en el Último Día de la Ley.
  • *4Este pasaje de los escritos del gran maestro T’ien-t’ai, citado por Nichiren Daishonin en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, afirma que la asamblea sobre el Pico del Águila donde Shakyamuni predicó el Sutra del loto es eterna y prosigue sin pausa.
  • *5Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, pág. 135.
  • *6El Sutra del loto, cap. 7, pág. 140.
  • *7TODA, Josei: Soka Gakkai no Rekishi to Kakushin (Historia y convicción de la Soka Gakkai), en Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1983, vol. 3, pág. 386.
  • *8Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, pág. 214.
  • *9Véase El Sutra del loto, cap. 15, pág. 215.