Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 31: Una gran ruta hacia la paz mundial [31.23]

31.23 La clave es la transformación interior

El presidente Ikeda, en un discurso en Hiroshima, escenario del primer bombardeo atómico, esboza el camino fundamental para construir una paz duradera. Tomando como premisa la idea budista de que el desorden social es causado por las impurezas en la vida de sus habitantes, explica que la labor de la Soka Gakkai apunta a ayudar a las personas a purificar y transformar su existencia.

El presidente Toda percibió sagazmente que las armas nucleares eran fundamentalmente distintas de los armamentos convencionales, en el sentido de que representaban una amenaza total a la existencia colectiva del género humano.

*

Hoy, la abolición de las armas nucleares es uno de los objetivos más importantes para los movimientos pacifistas del mundo. Es algo comprensible dado lo mucho que sabemos en la actualidad. Pero el señor Toda esclareció correctamente la naturaleza de este problema desde los primeros días de la carrera armamentista nuclear y, además, con una visión doblemente lúcida, formuló una proclama demandando la abolición de estas armas.

Todos tenemos derecho a vivir. Todos tenemos derecho a la felicidad. El derecho a la existencia es inalienable; más aún, nadie tiene derecho a privarnos de nuestra libertad espiritual.

Mientras la gente siga siendo débil y sometida a la autoridad, la naturaleza perversa del poder siempre intentará avanzar sobre el pueblo y explotarlo. La única manera de establecer una paz perdurable y una felicidad verdadera es que la gente se ponga de pie con un firme sentido de la indignación y luche contra estos abusos de poder, contra la depravación compulsiva inherente a la vida. La proclama por la abolición de las armas nucleares enunciada por mi maestro fue un desafío y una refutación a esta naturaleza destructiva oculta.

El propósito de nuestra práctica budista es empoderar al sujeto para que esgrima valientemente sus principios y avance por el gran camino de la felicidad, sin arredrar ante el hostigamiento o la persecución de los poderosos; es proteger la dignidad humana y construir, en bien de todas las personas, la libertad espiritual y la paz duradera. Grabando en nuestra conciencia las instrucciones del maestro Toda, sustentadas en su personalidad, su juicio y sus convicciones sobresalientes, difundamos nuestro gran movimiento por la paz y la solidaridad del pueblo en todo el mundo, de cara al siglo venidero.

¿Qué desencadena la guerra y otras grave amenazas que ponen en peligro la supervivencia humana? ¿Cuáles son sus causas? Nichiren Daishonin cita un tratado budista que dice: «Como el odio cobra intensidad, se producen luchas armadas [guerras]. Como la codicia cobra intensidad, crece el hambre. Como la estupidez cobra intensidad, estallan epidemias. Y como ocurren las tres calamidades, los deseos mundanos se tornan más intensos y las falsas nociones prevalecen cada vez más».1

En otras palabras, en el nivel más fundamental, el caos social producido por las guerras, el hambre y las epidemias deriva de las ilusiones que residen en nuestra propia vida, y de los tres venenos de la codicia, el odio y la estupidez. Basados en ello, debemos enfrentar la perspectiva de que el Japón y el resto del mundo siempre sean propensos a tales tragedias.

Desde que asumí la tercera presidencia de la Soka Gakkai, he orado siempre por dos preocupaciones constantes: que no haya terremotos y que tengamos buenas cosechas. Lo he hecho con el sincero deseo de que los miembros, nobles hijos del Buda, vivan en condiciones de bienestar y seguridad. Hasta el día de hoy, esa ha sido mi oración constante.

La paz perdurable no es algo que se pueda lograr solo a través de medidas políticas y económicas. Hay que contrarrestar las impurezas de los tres venenos, que deben verse como una enfermedad inherente a la vida. Es decir, el camino seguro hacia la paz duradera es la purificación y la transformación de la vida humana en el nivel individual. Esto es lo que enseña el budismo y es el corazón de nuestra práctica budista. Estoy firmemente convencido de que es el mejor remedio para curar de raíz los males espirituales que afligen a la humanidad y a la sociedad.

Del discurso pronunciado en una reunión de gongyo para la prefectura de Hiroshima, celebrada en dicho lugar el 15 de octubre de 1989.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Palabras y frases del «Sutra del loto», de T’ien-t’ai, citado en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, pág. 33.