Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 31: Una gran ruta hacia la paz mundial [31.10]

31.10 La educación es el cimiento de la paz

El presidente Ikeda ha señalado constantemente que un mundo de paz verdadera es aquel donde se escuchan las risas de las madres y de los hijos. En esta selección, observa que la educación humanística es la clave para construir un cimiento de paz indestructible.

En los ojos de los niños ¿vemos fronteras nacionales?
En sus voces risueñas ¿oímos diferencias étnicas?
Cuando están tristes ¿sus lágrimas son distintas por tener otra religión?
El deseo más ardiente de la humanidad es brindar paz a todos los niños del mundo.

Cada uno de ellos tiene derecho a vivir en paz. En cada sociedad, madres e hijos quieren tener una existencia segura y tranquila en familia. Pero, en realidad, ese deseo modesto y cotidiano es un sueño imposible para miles y miles de hogares.

Martin Luther King (h), el gran líder norteamericano de los derechos civiles, señaló: «Una injusticia cometida en cualquier parte amenaza la justicia en el resto del mundo».1 Podríamos reformular esta frase diciendo: «La guerra en cualquier lugar del mundo atenta contra la paz de todos». No podemos gozar de paz verdadera o de felicidad estable mientras en algún lugar de nuestro planeta haya personas cuya supervivencia peligre a causa de las guerras y del hambre.

¿Cómo se construye la paz? Creo que el camino más seguro y esencial hacia la paz se encuentra en la educación verdaderamente humanística.

Si miramos retrospectivamente la historia, lo paradójico es que las guerras, muy a menudo, son iniciadas por personas de alto nivel educativo, pertenecientes a las elites sociales. Esta es, francamente, una de las grandes tragedias de la humanidad. Personas que han recibido una educación de prestigio, han adquirido conocimientos y han cursado estudios superiores no han sabido usar esos privilegios para ayudar a las personas y procurar la paz. Lejos de ello, se han valido de ello para afirmar su superioridad sobre otros y obtener provecho personal.

Por otro lado, a menudo los intereses del Estado se han puesto por encima de las necesidades del pueblo; es una situación que perdura hasta el día de hoy, y solo puede entenderse como un abuso de la educación.

El sistema educativo que imperaba en el Japón en los años de mi juventud estaba diseñado para glorificar el nacionalismo y conseguir apoyo del pueblo a la guerra. En esa época, Tsunesaburo Makiguchi, el fundador de la educación Soka —creación de valor—, declaró que la finalidad de la enseñanza debía ser la felicidad de los niños. Rehusó doblegarse ante la opresión de las autoridades y, por su resistencia, murió noblemente en la cárcel.

Hoy, más que nunca, creo que necesitamos implementar ampliamente el tipo de educación para la paz y la dicha que propugnó el maestro Makiguchi. Enseñemos a los estudiantes el valor inapreciable de la vida y el sentido del respeto a los semejantes; inculquemos en ellos la valentía y la conciencia de vivir como ciudadanos del mundo, y ayudémoslos a desarrollar la sabiduría necesaria para que el conocimiento se aplique a la felicidad del pueblo.

Esa es la forma de construir un cimiento indestructible para la paz en el siglo XXI. Es más, diría que es la única manera.

Del prefacio de Haha to ko no seiki (El siglo de las madres y de los niños), vol. 3, publicado en japonés en mayo de 2002.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1King, Martin Luther (h): Letter from Birmingham Jail (Carta desde la cárcel de Birmingham), en The Autobiography of Martin Luther King, Jr. (Autobiografía de Martin Luther King [h], edit. por Clayborne Carson, Nueva York: IPM, en asociación con Warner Books, 1998, pág 189.