Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 27: El corazón de la Soka Gakkai es la relación de maestro y discípulo [27.6]

27.6 ¿Qué define, en el budismo, a un buen maestro?

El presidente Ikeda esclarece, citando un pasaje de los escritos de Nichiren Daishonin, que un buen maestro budista es el que procura abrir el camino para la propagación universal de la Ley, aun en medio de dificultades y de oposición.

Ahora, quisiera referirme a uno de los escritos de Nichiren Daishonin. Un pasaje de Respuesta a Sairen-bo declara:

Sea como fuere, hay que comprender que, en esta época, en lo que a maestros se refiere, existe una diferencia entre mentores correctos e incorrectos; entre buenos y malos maestros. Es menester alejar a los malos o equivocados, y relacionarse con los correctos y buenos.1

En lo que respecta a los maestros, los hay buenos y malos. «¡Salgan en busca de los buenos mentores! ¡Alejen de su vida los malos maestros! Tengan la sabiduría de distinguir entre unos y otros. ¡No se dejen engañar…!». Esta es la estricta advertencia del Daishonin. No debemos seguir a maestros errados; si lo hacemos, quedaremos expuestos a la influencia perniciosa de sus ideas distorsionadas.

¿Quién, entonces, es el mentor correcto a quien deberíamos salir a buscar? Es la persona que entona el daimoku y propaga la Ley Mística con dedicación altruista, mientras enfrenta los tres enemigos poderosos2 del budismo. Es posible identificar a los maestros correctos de la Ley porque enfrentan dificultades y obstáculos como los que describe el Sutra del loto. Este es el punto clave que esclareció el Daishonin. Censuró a los predicadores de diversas escuelas que declaraban falsamente «haber comprendido como ningún otro el significado del Sutra del loto y estar practicándolo más que cualquiera»,3 pero, según expuso el Daishonin, ni uno solo de ellos había sobrellevado las persecuciones extremas que él estaba afrontando.

La vida Nichiren Daishonin fue una sucesión interminable de persecuciones. Valiéndose de cargos fraguados, las autoridades lo exiliaron dos veces y estuvieron a punto de ejecutarlo. Los obstáculos y ataques que enfrentó fueron incontables, pero en concordancia perfecta con las predicciones del Sutra del loto.

Por ende, el Daishonin enseñó que los líderes de las otras escuelas —que se daban aires de superioridad, pero no sabían lo que era la persecución— eran falsos maestros. E insistió en que si solo él podía declararse un maestro correcto, era porque había triunfado sobre las persecuciones más implacables.4

¿Quién ha heredado directamente el espíritu de Nichiren Daishonin y ha abierto el camino hacia el kosen-rufu mundial en esta época impura del Último Día de la Ley? ¿Y quién, en el transcurso de este esfuerzo, tuvo que sufrir difamaciones e injurias, odio y celos incluso más intensos que durante la existencia del Buda, como predice el Sutra del loto?5 Nadie más que los tres primeros presidentes de la Soka Gakkai, unidos por los lazos de maestro y discípulo.

El fundador y presidente Tsunesaburo Makiguchi fue encarcelado por haber protegido con denuedo la pureza de las enseñanzas expuestas por Nichiren Daishonin; allí murió, como mártir y prisionero de conciencia. El segundo presidente, Josei Toda, también fue a la cárcel. Sobrevivió dos años en el presidio, pero la ardua experiencia debilitó mucho su salud y acortó su vida. Yo, tercer presidente de la organización, también fui preso por una acusación falsa. Me vi expuesto a infinidad de afrentas e injurias, alimentadas por la traición de exmiembros de la Soka Gakkai cuyas mentiras indignantes fueron recogidas y reproducidas por la prensa sensacionalista.

Todos los obstáculos que encontramos los presidentes Makiguchi, Toda y yo reflejan fielmente las predicciones contenidas en el Sutra del loto y en los escritos del Daishonin. Solo nosotros, los primeros tres presidentes, hemos afrontado todo el peso de la persecución y de los ataques. Hemos luchado contra los tres obstáculos y los cuatro demonios,6 y nos hemos visto frente a los tres enemigos poderosos, sin desviarnos en absoluto de las enseñanzas del Daishonin. Es algo que ustedes saben mejor que nadie.

El maestro Toda me formó y me capacitó exhaustivamente; siempre me hizo sentir valorado y apreciado. Cuando los negocios del señor Toda quebraron y él se vio arrojado a una crisis de vida o muerte, yo me levanté sin esperar que nadie más lo hiciera, e hice todo lo que estuvo a mi alcance para apoyarlo y protegerlo. Fui saldando la montaña de deudas que caían sobre él. Si alguien se atrevía a hablar mal de mi mentor, yo iba de inmediato al encuentro de esa persona, por mi cuenta, para hacerla responsable de sus dichos. A quienquiera que tuviera por delante, lo confrontaba con el valor, la franqueza y la sinceridad de mi juventud, tenazmente decidido a corregir las distorsiones hasta que la gente comprendiese que se equivocaba con respecto al señor Toda.

La esencia de la relación de maestro y discípulo, en el budismo del Daishonin, se encuentra en la oración y las acciones que lleva a cabo el sucesor para apoyar firmemente a su mentor, cuando este sufre asedios y ataques.

Los presidentes Makiguchi y Toda tuvieron un mismo objetivo; lo mismo cabe decir del señor Toda y de mí. Nuestros lazos de maestro y discípulo trascendieron la vida y la muerte. Heredero del profundo corazón del presidente Toda, luché contra los tres enemigos poderosos y convertí la Soka Gakkai en la grandiosa organización que es hoy.

Mis dos predecesores y yo hemos trazado este camino de maestro y discípulo de la Soka. El basamento de todo es la postura de mentor y discípulo de los primeros tres presidentes. Mientras la organización mantenga ese espíritu se desarrollará eternamente, crecerá y podrá, sin falta, construir el kosen-rufu mundial.

Me gustaría que mis sucesores de las divisiones juveniles hereden el espíritu de lucha de los primeros tres presidentes en bien del kosen-rufu y que triunfen en cada una de sus contiendas, sin falta. ¡Jóvenes, cuento con ustedes!

Del discurso pronunciado en una reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai, celebrada en Tokio el 9 de marzo de 2006.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Respuesta a Sairen-bo, en Los Escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 329.
  • *2Tres enemigos poderosos: Tres clases de personas arrogantes que persiguen a los que propagan el Sutra del loto en la época malvada posterior a la muerte del Buda. Se los describe en la estrofa de veinte versos del capítulo «Aliento a la devoción» (13.°) del Sutra del loto. El gran maestro Miao-lo de la China los tipificó en tres categorías: 1) laicos arrogantes; 2) sacerdotes arrogantes; 3) falsos venerables arrogantes.
  • *3Respuesta a Sairen-bo, en END, pág. 330.
  • *4Véase ib
  • *5Véase El Sutra del loto, cap. 13, pág. 193 y cap. 10, pág. 163.
  • *6Tres obstáculos y cuatro demonios: Diversos obstáculos e impedimentos que buscan obstruir la práctica del budismo. Los tres obstáculos son: 1) el obstáculo de los deseos mundanos; 2) el obstáculo del karma; 3) el obstáculo de la retribución. Los cuatro demonios son: 1) el impedimento de los cinco componentes; 2) el de los deseos mundanos; 3) el de la muerte; 4) el del Rey Demonio.