Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 27: El corazón de la Soka Gakkai es la relación de maestro y discípulo [27.5]

27.5 Recorrer el camino del discípulo a lo largo de toda la existencia

El presidente Ikeda se refiere a la convicción de Nichiren Daishonin de que en Japón, el budismo se había corrompido desde el momento en que se apartó de la senda de maestro y discípulo; luego, declara que la Soka Gakkai y los tres presidentes han abierto ampliamente el avance del kosen-rufu por haber mantenido fielmente esta inseparabilidad entre los mentores y los sucesores.

Nichiren Daishonin afirmó claramente que el budismo se había pervertido y había declinado en el Japón porque los discípulos no pudieron seguir ni respetar a sus mentores.

El gran maestro Dengyo del Japón estableció el templo principal de la escuela budista Tendai en el monte Hiei, que durante muchos siglos fue el centro del budismo japonés. Sin embargo, los sucesores de Dengyo se dejaron influir por la popularidad creciente de las enseñanzas de la Palabra Verdadera (que en aquellos años habían entrado en el país procedentes de la China) y decidieron incorporarlas a la doctrina de la escuela Tendai (originalmente basadas en el Sutra del loto).

El Daishonin escribe sobre uno de los sucesores de Dengyo: «[Jikaku] [s]intió que su mentor, el gran maestro Dengyo, no había ahondado lo bastante en el tema, que no había permanecido en la China durante el tiempo debido [para estudiar el budismo], y que, por lo tanto, su comprensión de las doctrinas de Palabra Verdadera solo había sido superficial».1

En otras palabras, esos continuadores de épocas posteriores pensaron: «Sabemos más que Dengyo. Hemos estudiado más que él. Nuestro maestro no ha entendido las cosas».

En esos sentimientos se evidenciaba su absoluta arrogancia.

Así pues, dichos sacerdotes volvieron las espaldas a su maestro Dengyo y se dejaron seducir por la popularidad de la escuela Palabra Verdadera.

Pero Dengyo, en realidad, había denunciado las enseñanzas de la Palabra Verdadera basado en su profunda comprensión de su contenido. El Daishonin desarrolla esta historia, de gran importancia, en La selección del tiempo.

Ya que los sucesores de Dengyo no valoraron adecuadamente la verdadera grandeza de su maestro, el monte Hiei se convirtió en un centro de propagación de las doctrinas de la Palabra Verdadera. El Daishonin declara que «obraron como archienemigos del fundador de su propia escuela, el gran maestro Dengyo».2

En el preciso momento en que habrían debido rebatir estas enseñanzas erróneas, los discípulos de Dengyo omitieron hacerlo. En cambio, pensando que su maestro estaba en un error, justificaron su conducta diciendo que era adecuada y correcta, lo cual les sirvió para eludir la confrontación y una posible persecución. Estamos hablando de discípulos calculadores y egocéntricos.

Si vemos lo acontecido con la escuela T’ien-t’ai de la China, encontramos una situación muy parecida. Tras la muerte del gran maestro T’ien-t’ai, fundador de la escuela, llegaron a la China nuevas escrituras provenientes de la India. Naturalmente, dado que eran textos que T’ien-t’ai no había conocido, no pudo haberlos rechazado específicamente. Sus discípulos de épocas posteriores adoptaron la idea equivocada de que dichas escrituras eran superiores al Sutra del loto (en el cual se había basado, en principio, la escuela T’ien-t’ai).

[Por ejemplo, en saldar las deudas de gratitud, el Daishonin escribe: «Como se trataba de un texto que T’ien-t’ai nunca había visto, sus seguidores de épocas posteriores, hombres de escasa comprensión y sabiduría, se inclinaron a aceptar este argumento (sobre su superioridad de las nuevas escrituras) con respecto al Sutra del loto».3]

En Saldar las deudas de gratitud, el Daishonin declara que tales discípulos fueron necios y cobardes, ignorantes de la verdadera excelencia de su maestro e incapaces de promover correctamente sus enseñanzas. Esto —afirma— hizo que se contaminara la corriente pura de la enseñanza budista correcta.

*

Aunque gozaban del respeto que la gente les concedía por la autoridad de su maestro, por dentro lo desdeñaban y evitaban combatir la falsedad, o, peor aún, terminaron haciendo de esas falsedades sus propias creencias.

Quienes no rebaten los errores quedan contaminados por ellos. De la misma manera, los que no luchan contra la naturaleza demoníaca de la autoridad se convierten en víctimas de ella.

Hallamos este principio claramente señalado en los escritos del Daishonin. Este proceso de corrupción en el mundo del budismo no se limita a las épocas pasadas. Por eso es tan esencial, hoy en día, leer con detenimiento los textos del Daishonin.

Sería una terrible calamidad que el espíritu de nuestros dos presidentes, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, desapareciera de la Soka Gakkai. Si esto sucediera, ya no podríamos lograr el kosen-rufu. Sería una absoluta traición a nuestros maestros y a Nichiren Daishonin.

Por eso estoy ejerciendo un liderazgo decisivo en bien de nuestro movimiento y enseñando a nuestros miembros el espíritu de mentor y discípulo, resuelto a vivir hasta el final y a avanzar sin dejarme vencer por nada.

En la época del Daishonin también hubo discípulos arrogantes. Lo criticaron, diciendo que él mismo había provocado las persecuciones que cayeron sobre él, con su enfoque equivocado sobre la propagación. No comprendieron que ser perseguido a pesar de la propia inocencia demuestra que uno es un auténtico practicante del Sutra del loto.

Estas personas, dice el Daishonin, son francamente desafortunadas porque permanecerán en el estado de infierno y sufrirán mucho más que los practicantes de las otras escuelas budistas de esa época que calumniaban el Sutra del loto. Al respecto, escribe: «[N]o solo han abandonado el Sutra del loto, sino que incluso se creen lo bastante sabias para aleccionarme. Lo lamentable es que esta gente perversa deberá sufrir en el infierno Avichi4 aun más tiempo que los creyentes del Nembutsu».5

Esa es la gravedad implícita en la falta de traicionar el camino de maestro y discípulo. Es lo que ha ocurrido al clero de la Nichiren Shoshu bajo la conducción de Nikken Abe, quien no solo ignoró por completo al Daishonin y a Nikko Shonin, sino a todos los sucesivos maestros de la escuela. Lo único que perseguían era su propio beneficio. El budismo del Daishonin ya no existe dentro del clero, que ha vuelto las espaldas al camino de mentor y discípulo, y se ha convertido en el peor enemigo del Daishonin.

*

En noviembre de 1941, un mes antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, cuando el Japón se deslizaba cuesta abajo en dirección al nacionalismo y al militarismo sin freno, el señor Toda dio una conferencia titulada «El camino del discípulo». Allí, describe de la siguiente manera esta forma de práctica:

Nikko Shonin no tenía el menor deseo de brillar más que Nichiren Daishonin. De la misma manera, nuestro deber es seguir, poner en práctica y aplicar en nuestra vida diaria fielmente las enseñanzas del presidente Makiguchi. […] El señor Makiguchi es nuestro mentor, y nosotros, sus discípulos. […] ¿De qué nos serviría limitarnos a copiar su forma de hablar? Estaríamos desperdiciando la valiosa esencia de su espíritu. […] Los discípulos deben recorrer el camino del discípulo. Tanto en palabra como en acción, necesitamos revelar las enseñanzas del mentor en nuestra propia vida.6

Este es el mensaje que nos ha dejado el maestro Toda. Parece simple, pero cuando la Soka Gakkai fue perseguida por las autoridades, durante la Segunda Guerra Mundial, el único que lo puso en práctica fue el propio señor Toda. Los demás discípulos del presidente Makiguchi no solo abandonaron sus creencias, sino que llegaron incluso a hablar mal de él y del señor Toda.

La vulnerabilidad del corazón humano es algo temible. La realidad es que esos discípulos denunciaron a su maestro para protegerse a sí mismos. Su fe resultó ser falsa, y su espíritu, mezquino y corrupto.

*

Mientras todos los demás seguidores del presidente Makiguchi desaparecían uno tras otro, el señor Toda permaneció fiel a sus creencias y declaró, incluso, en el tercer servicio recordatorio de su mentor (correspondiente al segundo aniversario de su muerte):

Usted, con su inmenso amor compasivo, me permitió que lo acompañara incluso a la cárcel. Gracias a ello, pude leer con todo mi ser el pasaje del Sutra del loto que dice: «[L]as personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de Buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros».7 El beneficio que obtuve fue llegar a comprender mi existencia anterior como Bodisatva de la Tierra y absorber con todo mi ser, aun en pequeña medida, el significado del sutra. ¿Podría haber acaso una felicidad más grande?8

¡Qué nobles palabras! Es la consumación más pura del camino de maestro y discípulo practicado en la Soka Gakkai, que es la esencia del budismo Nichiren. En las antípodas de los otros discípulos del señor Makiguchi, para el señor Toda sobrellevar persecuciones junto a su maestro era un honor incomparable.

El que propaga la enseñanza budista correcta debe esperar dificultades. El Sutra del loto enseña, en el capítulo «Aliento a la devoción»: «Habrá muchas personas ignorantes que nos maldecirán y hablarán mal de nosotros».9 Es un pasaje que el Daishonin menciona reiteradamente en sus escritos.

Y sin embargo, a pesar de ello, siempre hay individuos que cuando surgen los problemas, sienten terror a ser perseguidos y hablan mal del maestro a quien tanto deben. O lo utilizan como escudo para evitar ser atacados. Es algo despreciable en extremo.

Yo también fui el único que apoyó al señor Toda. Hice, como discípulo, todo lo que humanamente estuvo a mi alcance para prestarle ayuda. La tradición de la Soka Gakkai de impulsar al máximo la propagación de este budismo en los meses de febrero comenzó con mi compromiso de responder a mi maestro.10

A principios de 1952, unos meses después de que el señor Toda asumiera la presidencia de la Soka Gakkai, nuestro movimiento aún no estaba teniendo buenos resultados en la expansión del budismo. Otros responsables con más tiempo de práctica que yo hacían grandes declaraciones, pero no generaban ningún avance concreto. En ese momento, el señor Toda me encomendó ocuparme de esta tarea.

Fue una solemne petición de mi mentor. La acepté sin un instante de duda y, haciendo propio su espíritu, me puse en marcha de inmediato. Enseguida logré que saliéramos del estancamiento y abrí un nuevo camino de avance. Así se construyó la anchurosa ruta del kosen-rufu que nos condujo hasta la época actual. El señor Toda solía decir que, si me encargaba algo a mí, podía descansar tranquilo. Sabía que triunfaría sin falta. Confiaba en mí… Este espíritu de inseparabilidad de maestro y discípulo es la esencia viva de la Soka Gakkai.

Yo he depositado toda mi fe en Nichiren Daishonin y en el señor Toda. Mis tres tesoros son el Gohonzon, mi maestro Toda y la sinceridad. Siempre he triunfado mediante la conducta sincera.

En este itinerario de vivir siempre con actitud íntegra, dedicado a la causa más noble, he sido objeto de críticas y difamaciones interminables. Pero he prevalecido, gracias a mi fe y a mi práctica budista. He triunfado como ser humano. Estoy seguro de que, desde la perspectiva del budismo, y de las tres existencias del pasado, presente y futuro, mi victoria es la más grande de todas.

Del discurso pronunciado en una reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai celebrada en Tokio el 3 de febrero de 1998.


Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1La selección del tiempo, en Los Escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 597.
  • *2Questions and Answers on the Object of Devotion (Preguntas y respuestas sobre el objeto de devoción), en The Writtings of Nichiren Daishonin, vol. 2, pág. 793.
  • *3Saldar las deudas de gratitud, en END, pág. 734.
  • *4Infierno Avichi: También llamado «infierno del sufrimiento incesante».
  • *5Carta desde Sado, en END, pág. 324.
  • *6TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1983, vol. 3, págs. 383-384.
  • *7El Sutra del loto, cap. 7, pág. 140.
  • *8TODA, Josei: Op. cit., pág. 386.
  • *9El Sutra del loto, cap. 13, pág. 192.
  • *10Alusión a la Campaña de Febrero. En febrero de 1952, el presidente Ikeda, quien por entonces era asesor del cabildo Kamata, en Tokio, inició una dinámica campaña de propagación. Junto a los miembros de Kamata, batió las marcas preexistentes de propagación, que eran de unos cien ingresos mensuales, y logró que doscientas una nuevas familias se sumaran a la Soka Gakkai y a la práctica del budismo Nichiren Daishonin.