Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 23: Valorar a cada persona [23.3]

23.3 El espíritu del Buda es valorar a cada individuo

El Sutra del loto expone la parábola de las tres clases de hierbas medicinales y las dos clases de árboles; afirma que la lluvia cae imparcialmente sobre todo tipo de vegetación y permite a cada planta florecer y dar fruto a su propia manera. El presidente Ikeda encuentra, en esta enseñanza, la raíz de la filosofía humanística del Sutra del loto, que atesora a cada individuo.

En esa gran obra de la literatura budista que es el Sutra del loto, resulta de particular interés la parábola de las tres clases de hierbas medicinales y las dos clases de árboles, porque recalca la diversidad de los seres vivos. Es la única de las siete parábolas del sutra que gira en torno a este tema. Al mismo tiempo, destaca la naturaleza imparcial del amor compasivo que el Buda siente por todos los seres.
Es un sentimiento completamente universal, que no discrimina ni excluye a nadie. El Buda ve a todas las personas como a sus hijos y las alienta a elevar su estado de vida hasta la misma budeidad que él adquirió.

Esto no significa que no existan distinciones entre los individuos; lo que quiere decir es que el Buda no discrimina a nadie por sus diferencias. Por el contrario, los valora porque son diversos. El Buda respeta la individualidad y quiere que cada sujeto exprese sin limitaciones su propia naturaleza singular.

Que existan diferencias entre unos y otros no es motivo para favorecer o denigrar a ninguno. El Buda respeta, celebra y afirma la individualidad de cada ser. En ello se evidencian el amor compasivo y la sabiduría del buda.

Es importante comprender que la prédica del Buda se asienta en el reconocimiento de la diversidad humana.

El Sutra del loto esclarece el medio por el cual las distintas personas —cada una con sus propias circunstancias, aptitudes y subjetividad— pueden alcanzar la iluminación; revela el camino para alcanzar la budeidad, sin ignorar la realidad individual de la existencia.

Atesorar a cada sujeto es el corazón del humanismo que propone el Sutra del loto; es la raíz de su filosofía orientada al ser humano. Podemos decir que este es el espíritu del Buda. El propósito fundamental del Sutra del loto —permitir a todos el acceso a la iluminación— también comienza por valorar a cada individuo, y solo puede lograrse cuando ponemos esto en práctica en cada aspecto de nuestra vida y actividades.

Es fácil declamar sobre el amor a la humanidad y al prójimo en forma abstracta, pero puede ser muy difícil llevar a la práctica.

Un personaje de una de las novelas del escritor ruso Fiódor Dostoyevski observa: «Cuanto más amo a la humanidad en general, menos amo a las personas en particular, como individuos».1 Y en otra de sus obras, el autor señala: «En el amor abstracto a la humanidad, el objeto de nuestro amor suele ser, generalmente, uno mismo».2

La Soka Gakkai, siempre enfocada en cada individuo, se ha dedicado a ayudar a las personas a lograr la felicidad absoluta, una por una. Este es un noble legado que brillará vivamente en la historia humana.

De La sabiduría del «Sutra del loto», vol. 2, publicado en japonés en noviembre de 1996.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1DOSTOYEVSKI, Fiódor: Los hermanos Karamazov, trad. por R. Miranda Ledesma, Madrid: Editorial Edaf, 1991, pág. 94.
  • *2DOSTOYEVSKI, Fiódor: The Idiot (El idiota), trad. ingl. David McDuff, Londres: Penguin Books, 2004, pág. 530.