Parte 2: La revolución humana
Capítulo 20: Aliento para los jóvenes [20.19]

20.19 Sean el sol que ilumine un nuevo mundo

El presidente Ikeda brinda orientación a los miembros de la División de Jóvenes de la SGI de los Estados Unidos sobre la vida y la fe.

La juventud es una etapa de la vida llena de preocupaciones y de problemas. El corazón de los jóvenes está siempre fluctuando. Los preocupan las relaciones humanas, el futuro, su propia personalidad, los problemas sociales y la vida en general. Se sienten confundidos y angustiados. Los afecta la distancia que hay entre la realidad y sus ideales, y a veces caen en el desprecio a sí mismos, el miedo y la inseguridad.

La juventud, en suma, es una época de inestabilidad emocional y de sufrimiento. Es así en cualquier país o sociedad. Y, en cierto sentido, así debería ser. Ustedes no son los únicos que sufren de ese modo, y, en esa etapa de cambio y de crecimiento, posiblemente sea inevitable experimentar esos cuestionamientos.

Lo importante es que no se impacienten. La estabilidad social o la paz interior no son situaciones que puedan lograrse de manera instantánea. Lleva su tiempo.

Si un avión quiere despegar sin desplazarse sobre la pista y sin acelerar de a poco, lo más probable es que no pueda hacerlo. Y, aunque consiguiera levantar vuelo, si no cargó combustible y no se ocupó de hacer el mantenimiento, tampoco permanecerá mucho tiempo en el aire. Incluso podría estrellarse.

La vida y la práctica budista son como un maratón. Por momentos uno corre en la primera fila, y por momentos, queda rezagado. Pero lo que cuenta es cruzar la línea de llegada.

El entrenamiento al que se someten durante su juventud los conducirá a una verdadera victoria final. Por eso necesitan estudiar todo lo que puedan en este momento. Sigan entonando Nam-myoho-renge-kyo y construyan un gran reservorio de fuerza vital.

Siendo fieles a ustedes mismos, avancen firmemente por el camino fundamental de poner en práctica la fe en la vida, en su propia realidad.

El sol sale todos los días. Nunca se toma un descanso. De la misma manera, si ustedes persisten basados en la Ley Mística, que es la ley primordial del universo, gozarán de una existencia de completa satisfacción y plenitud, superior a todo lo que habían imaginado. Tengan por cierto que esa es la forma más productiva y segura de emplear la juventud.

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Somos pioneros que abrazamos esta grandiosa filosofía, aún ignorada por gran parte de la humanidad. Por eso, es de extrema importancia que mostremos cuán grandioso es el budismo Nichiren a través de los resultados y beneficios concretos de nuestra vida. Esas pruebas reales permitirán a los demás entender la singularidad y la excelencia de este budismo, y ver que es diferente de todo lo que habían conocido.

Nichiren Daishonin escribe: «[A]un más valiosa que la razón y la prueba documental es la evidencia de los hechos reales».1

Por supuesto, el afán de ofrecer resultados tangibles no debe llevarlos a excesos. Basta con que den ejemplo de la postura con la cual buscan mejorar y desarrollarse, de una manera que les resulte auténtica y natural, tanto en su forma de ser, en la familia como en el lugar de trabajo y el entorno comunitario.

Sigan dedicándose a su revolución humana, a su propio modo. Su vitalidad, esperanza, convicción, y su presencia tranquilizadora y reconfortante, no dejará de impresionar a los demás. Eso, de por sí, sentará las bases para transmitir el budismo Nichiren a otras personas, sin necesidad de palabras.

No tenemos por qué apresurarnos en nuestro esfuerzo por propagar el budismo. Es mejor ser estrictos y establecer normas precisas para el ingreso de miembros, en lugar de buscar el mero aumento numérico de personas.

Cada ser humano es portador, en su fuero interno, de un «nuevo mundo» fabuloso e inexplorado, que aún debe descubrir. Se llama «estado de budeidad». Y la mayor parte del género humano no sabe ni siquiera que existe.

Nuestra práctica budista existe para «desbloquear» y activar ese «nuevo mundo» de la budeidad, con todo su infinito poder y potencial.

Cuando despertamos en nosotros los recursos de la budeidad, la vida rebosa de júbilo incontenible. Se revela un «nuevo mundo» en nosotros y en la sociedad. Comunicar esto a los demás es nuestra misión.

Del discurso pronunciado en la sesión de capacitación juvenil de la SGI de los Estados Unidos, en dicho país, el 26 de febrero de 1990.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Tres maestros del Tripiṭaka oran para que llueva, en Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 628.