Volumen 30: Capítulo 6, Juramento 1–10

Juramento 1

Quienes abren las puertas de una nueva era son los jóvenes. Para que una organización, las sociedades y las naciones muestren un desarrollo sostenido, es esencial el surgimiento de un flujo constante de jóvenes que desplieguen sin restricciones su potencial. Fue esto lo que llevó a Shin’ichi Yamamoto a dirigir permanentemente su atención y sus esfuerzos a la forja de la juventud.

Uno de los requerimientos más importantes para que los jóvenes se desarrollen cabalmente como sucesores del kosen-rufu es adquirir una convicción de fe inamovible, además de cultivar su personalidad consciente de su profunda misión como Bodhisattva de la Tierra. Por lo tanto, es preciso que templen cualidades tales como el espíritu de desafío, la persistencia y el sentido de responsabilidad. Shin’ichi había propuesto a las organizaciones de las prefecturas y regiones a realizar festivales culturales a cargo de los jóvenes justamente para ofrecer ocasiones propicias para esto.

Los festivales culturales de la Soka Gakkai son escenarios que representan el triunfo de los hombres y mujeres anónimos del pueblo, que expresan la dicha y la dinámica vitalidad que adquirieron a través de la práctica del budismo Nichiren. Ellos son un microcosmos de armonía humana, que muestran la belleza y la fortaleza de la unión que surge de la amistad y la confianza. Son fiestas de esperanza, proclamas de nuestro juramento de realizar el kosen-rufu, es decir, de hacer de la paz mundial una realidad.

Kansai fue la primera región en celebrar estos festivales culturales en esta etapa en que la organización entera se disponía a dar grandes pasos avizorando el siglo XXI. El 22 de marzo de 1982 tuvo lugar el Primer Festival Cultural de Jóvenes de Kansai por la Paz, en el Estadio Nagai de Osaka.

En esta región se había realizado en 1966 otro encuentro memorable que había inspirado grandemente a innumerables personas en todo el Japón y el mundo. La celebración que tuvo lugar a la intemperie en el Estadio Koshien a pesar del mal tiempo, trascendió con el orgulloso nombre de “Festival Cultural de Kansai bajo la lluvia”.

El entonces premier chino, Zhou Enlai, dio instrucciones a sus asesores cercanos a cargo de investigar sobre la Soka Gakkai, a ver las imágenes fílmicas de aquel festival. Entre ellos estaba Lin Liyun, que sirvió como intérprete cuando Shin’ichi se encontró con Zhou Enlai, en el año 1974. Tiempo después, ella recordaría: “Fue realmente maravilloso ver a aquellos jóvenes que actuaban bajo la lluvia y llenos de barro… Percibí que la Soka Gakkai era, en verdad, una organización con una sólida raíz arraigada en el pueblo. Sentí profundamente que se trataba de una importante agrupación para edificar la amistad entre la China y el Japón”.

Los miembros de las divisiones juveniles de Kansai estaban firmemente decididos a desafiarse para hacer que este nuevo festival fuera mucho más inspirador que el anterior, tanto por los logros artísticos de las presentaciones como por la fuerza con que transmitirían el espíritu de la Soka Gakkai.

Juramento 2

En noviembre de 1981, unos meses antes del Primer Festival Cultural de Jóvenes de Kansai por la Paz, Shin’ichi había viajado a Osaka para asistir a la Tercera Reunión General de Kansai. En dicha ocasión, los integrantes de las divisiones juveniles le habían dicho: “Haremos que el Festival Cultural previsto para marzo del año que viene sea una ocasión que dé a conocer al mundo todo lo que representa la Soka Gakkai y la fuerza que tiene el lazo de mentor y discípulo”. “¡Cien mil jóvenes le estaremos esperando!”.

Shin’ichi percibió en ellos una pasión que ardía como el sol.

En un comienzo se habían hecho planes para hacer el festival durante dos días consecutivos —el 21 y el 22 de marzo de 1982—, pero la sesión del día 21 debió ser suspendida a causa de una lluvia torrencial. Shin’ichi, que había llegado a Osaka al atardecer del mismo día, acudió inmediatamente a la reunión de la comisión organizadora del evento con el fin de alentar a los jóvenes que, con seguridad, deberían de estar decepcionados.

En el Festival Cultural, los jóvenes de Kansai se disponían a presentar una pirámide humana de seis niveles, una gimnasia acrobática sumamente difícil. El equipo de la División Juvenil Masculina del distrito municipal de Koto había concretado ya exitosamente esta pirámide en ocasión del Encuentro de Familiares y Amigos realizado en los suburbios de Tokio, en abril de 1981, pero era la primera vez que este número se incluía en un festival.

Consciente de esto, Shin’ichi dijo a los miembros de la comisión organizadora: “Sin duda todos se sienten apenados por la suspensión de la función de hoy. Pero hacer algo tan desafiante como es una torre humana de seis niveles durante dos días consecutivos es una sobrecarga para todos los que intervienen en ella. Se expondrían a accidentes… En ese sentido, fue una lluvia providencial. ¡Estoy esperando con muchas expectativas ver la presentación de mañana!”.

Los festivales tienen como regla de oro “realizarse en condiciones de seguridad y sin accidentes”. Los jóvenes de Kansai estaban conscientes de que cualquier hecho fortuito podría traer terribles consecuencias. Por eso, cuando decidieron incluir la torre de seis niveles en el programa del festival, ellos se dijeron que no permitirían que ocurra ningún contratiempo. Con este fin, tomaron diferentes medidas y precauciones. Estudiaron distintas posibilidades para considerar la mejor manera —y la más segura— de construir una pirámide humana y decidieron entonar daimoku con seriedad por el éxito de la presentación.

Al hacer la selección de los participantes, dieron prioridad a aquellos que tenían experiencias gimnásticas y diseñaron un programa de entrenamiento físico para ellos. Día tras día, cada uno de ellos debieron cumplir con varias sesiones de carrera, flexiones y otros ejercicios para fortalecer las piernas, los dorsales y los músculos de base.

Cuando los miembros tenían sesiones de práctica al aire libre, voluntarios de la División Femenina y de Señores se ofrecían para despejar el lugar de pequeñas piezas de vidrios rotos y gravas antes del ensayo, para evitar que los jóvenes se hicieran daño.

El budismo es razón. En uno de sus Escritos, Nichiren Daishonin alaba la “prudencia habitual”1 de su discípulo. En cualquier cometido, las claves del éxito son la precaución y la preparación.

Juramento 3

Un agradable cielo azul se extendía sobre la siempre victoriosa Kansai.

A la 1.30 de la tarde, el 22 de marzo, comenzó el Festival Cultural de Jóvenes de Kansai con el “desfile en aras de la paz” a cargo de diez mil miembros que acababan de integrarse a las divisiones juveniles.

Se trataba de nuevos compañeros que habían decidido seguir el camino de la Soka en su búsqueda de la manera más positiva de vivir su juventud y su existencia. Esos muchachos y jovencitas entraron juntos, llenos de orgullo, al estadio.

Esta imagen conmovió profundamente a aquellos que les habían transmitido el budismo Nichiren y habían incentivado para que a su vez se desafiaran a practicar, en un momento en que la Soka Gakkai estaba siendo objeto de continuas críticas y acosos por parte del clero de la Nichiren Shoshu.

La energía de la gente nueva es la fuerza que abre un nuevo futuro.

A continuación, ingresaron en el estadio la bandera de la Organización de las Naciones Unidas y el emblema de la paz de la Soka Gakkai. Un coro de dos mil miembros cantó “Jóvenes, escalen la montaña del kosen-rufu del siglo XXI”—la adaptación musical del poema que Shin’ichi dedicó a las divisiones juveniles—, mientras que las muchachas de la División Juvenil Femenina (DJF) vestidas con gráciles atuendos blancos irrumpieron en el campo y presentaron un ballet con coreografía creada por ellas mismas.

Se sucedieron otras interpretaciones maravillosas e inspiradoras: el desfile de “ángeles de la paz”, la banda de pífano y percusión integrada por la DJF y la División Futuro; la presentación de calistenia a cargo de los estudiantes de Enseñanza Media Superior; la danza de la DJF y de universitarios vestidos con los tradicionales hakama2 japoneses; una escena que describe los treinta años de trayectoria de la Soka Gakkai de Kansai —una combinación de música, narración y arte utilizando paneles de colores—; gimnasia a cargo de niños de la escuela primaria y del ciclo básico de la secundaria; otro número de ballet a cargo de la DJF; las actuaciones de la Banda Musical y la de “Taiko Siempre Victorioso”, una interpretación enérgica de instrumentos de percusión.

Finalmente, llegó el momento de salir al escenario el grupo gimnástico de la División Juvenil Masculina.

Cuatro mil jóvenes entraron al estadio lanzando clamores y corriendo. Al son de canciones de la Gakkai como “Púrpura”, “Desafiando nuevas fronteras” y otras, fueron cambiando de formación sucesivamente, una tras otra, incluyendo la representación de olas ondulantes y de “cohetes humanos” que volaban en todas direcciones. Seguidamente, formaron ocho pirámides de cinco niveles, y en el centro comenzaron a armar otra de seis pisos. En el primer nivel tomaron posición sesenta miembros; en el segundo, veinte; en el tercero, diez; en el cuarto, cinco; en el quinto, tres, y en el nivel más alto, uno. Quienes estaban en el nivel más bajo debían permanecer de pie y soportar sobre sus hombros el peso de treinta y nueve compañeros. Si los jóvenes que estaban en ese nivel no se mantenían firmes, sería imposible sostener a quienes estaban en los niveles más altos. Los muchachos del segundo nivel tomaron su posición agazapados formando un círculo sobre los hombros de sus pares de la fila inferior. De la misma manera se dispusieron los del tercero, cuarto y quinto nivel, sobre los hombros de sus compañeros de la fila de abajo. Y por fin el último gimnasta escaló hasta el nivel más alto: el sexto.

Una vez allí exclamó: “¡Vamos!, ¡adelante!”.

Era un clamor que exhortaba a iniciar una saga para romper límites.

Cada integrante del equipo mostraba seguridad. Era la confianza forjada a través de las intensas jornadas de capacitación y ejercicio.

Juramento 4

Los jóvenes que estaban en el segundo nivel en posición agachada enderezaron sus cuerpos cargando sobre sí el peso de diecinueve compañeros. Sus pies se incrustaron en los hombros de quienes estaban debajo. Pero era preciso que se mantuviesen erguidos, ya que de lo contrario los compañeros a quienes sostenían perderían el equilibrio y se precipitarían. Ellos apretaron los dientes y mantuvieron la posición erecta.

Les siguieron los del tercero y cuarto nivel, que también se pusieron de pie de la misma manera. Sus cuerpos estaban tensos y se sacudían provocando pequeños temblores.

Sobre ellos volaba en círculo el helicóptero con el equipo de filmación. Sus hélices provocaban grandes ruidos y la ráfaga que levantaba era mucho más fuerte que lo esperado. La pirámide, aún a medio hacer, osciló de un lado a otro. Todos hicieron un desesperado esfuerzo para mantener la estabilidad. Los miembros que estaban alrededor de la base comenzaron a hacer daimoku dentro de su corazón. Finalmente, el helicóptero se alejó.

Los gimnastas del quinto nivel se irguieron, y comenzaron a retumbar en el fondo los tambores de la Banda Musical.

La persona que estaba en la cúspide de la pirámide intentó ponerse de pie, pero no lograba el equilibrio. Volvió a agazaparse lentamente y apoyó sus manos en los hombros del compañero que estaba por debajo tratando de recobrar la estabilidad.

Los espectadores veían la escena conteniendo el aliento; las miradas estaban clavadas en la cima de la pirámide.

“¡Ponte de pie!”. “¡Cuenta con nosotros!”, parecían decirle quienes lo sostenían.

“¡Vamos, ánimo!”, gritó alguien desde las gradas de los espectadores.

El joven del sexto nivel respiró hondo, miró hacia el cielo y con un movimiento rápido se puso de pie.

En la cumbre de la pirámide, él extendió sus brazos.

Vítores y aplausos tronaron en el Estadio Nagai. En las gradas de fondo aparecieron en vivos colores los trazos que decían “Espíritu de Kansai”.

Shin’ichi celebró el espectáculo con un aplauso efusivo.

El joven que estaba en la cúspide exclamó algo. Había sido un clamor del alma, pero nadie pudo oírlo, porque sus palabras fueron sofocadas por los gritos entusiastas del público. Él había dicho: “¡Koji, lo hemos logrado!”.

Él era Hiroyuki Kikuta y Koji, su amigo y miembro de la División Juvenil Masculina. Koji Ueno había fallecido hace cinco días. Ambos trabajaban en la misma empresa de fontanería, y Koji también tenía previsto integrar el equipo de gimnastas en el Festival. Pero el 17 de marzo, él murió repentinamente a raíz de una enfermedad.

Kikuta se había desafiado hasta el final para culminar exitosamente la presentación, que había sido el deseo de su amigo.

La pirámide humana de seis niveles que los jóvenes construyeron aquel día fue un hermoso monumento a la amistad que jamás se desmoronaría.

Juramento 5

Koji Ueno estaba participando asiduamente en las sesiones de ensayo junto con sus compañeros del equipo de gimnasia, pero el 6 de marzo, sintió malestar y fue llevado de urgencia a un hospital local.

Después del examen médico, le hicieron regresar a su casa. Pero comenzó a mostrar síntomas de desorientación y obnubilación, y debió ser hospitalizado. En medio del sopor, repetía incansablemente: “Mi mejor amigo estará en el tope de la pirámide de seis pisos”.

Poco después, él entró en estado de coma y debió ser trasladado a un centro de emergencia con unidades de cuidados intensivos. Hiroyuki Kikuta vino presuroso al hospital y llegó a tiempo para estar junto a su amigo en el momento en que estaban por colocarlo en la camilla. Fue entonces cuando Ueno dijo en un susurro, pero voz clara: “¡Haremos posible un imposible!”.

Fueron estas sus últimas palabras.

En el centro de emergencias, le diagnosticaron un serio cuadro de hemorragia subaracnoidea idiopática (apoplejía).

Al día siguiente, el 13 de marzo, tuvo un paro respiratorio y debió ser conectado a un respirador. Vivió unos cuatro días más y alcanzó el 16 de marzo con vida. Pero al día siguiente, por la tarde, expiró serenamente.

Cerca de la cabecera de su cama, colgaba en una percha el uniforme azul que tenía previsto ponerse el día de la actuación.

En el centro de atención de agudos, Kikuta juró ante su amigo fallecido: “Koji, daré lo mejor de mí, lo haré también por tí”.

El 18 de marzo, Kikuta se dirigió al gimnasio de las Escuelas Soka de Segunda Enseñanza Básica y Superior para Señoritas,3 en la localidad de Katano, en Osaka, llevando en el bolsillo de su pecho una foto de su íntimo amigo. Los jóvenes aún no habían tenido éxito en construir la pirámide hasta el sexto nivel, pero aquel día lograron ir más allá de este difícil reto por primera vez.

Los integrantes del equipo de gimnasia que estaban en las escuelas Soka y los demás grupos que realizaban sus ensayos en otros locales habían sido informados sobre la muerte de Ueno. Supieron del espíritu invencible que mantuvo hasta el mismísimo final y de sus últimas palabras: “Hacer posible lo imposible”

Los corazones de los cuatro mil jóvenes ardieron con el mismo afán como si fuesen uno.

Kikuta grabó las palabras de Ueno profundamente en su corazón. Se desafió empujando todos los límites y coronó con una espectacular actuación el número gimnástico haciendo realidad la voluntad de su amigo: revertir lo imposible.

La Soka Gakkai honró a Ueno otorgándole el título honorario póstumo de responsable de sede central de la División Juvenil Masculina.

Su madre reflexionó posteriormente: “Cuando mi hijo estaba en el segundo año de la enseñanza media básica, estuvo a punto de morir debido a una Púrpura. Viendo retrospectivamente, siento que él pudo prolongar su vida hasta hoy gracias a la fe en el Gohonzon”.

Juramento 6

En la carta que la esposa de Koji Ueno le dirigió a Shin’ichi, decía: «Después de haber luchado contra su destino, mi esposo falleció apaciblemente, con una expresión que reflejaba la inocencia de un niño. Él nos dejó un testimonio irrefutable de la fe. Dio todo de sí mismo hasta el último momento y nos mostró qué significa practicar el budismo Nichiren y cómo luchar para sobreponernos al karma».

Cuando los participantes en el Festival Cultural de Jóvenes de Kansai decidieron reunir sus firmas y sus determinaciones, los compañeros del equipo pidieron que Ueno fuese incluido también en la lista. Su esposa se encargó de escribir en su nombre: «¡El kosen-rufu es mi vida! —Koji Ueno, responsable honorario de sede central de la División Juvenil Masculina».

Al enterarse de eso, Shin’ichi ofreció oraciones en memoria de Koji Ueno y entonó también daimoku por su señora, deseando con toda su vida que ella continuara dedicándose al kosen-rufu incluso por su esposo y pueda llevar una existencia feliz.

Muchos miembros que habían participado en el festival pertenecían a una generación de jóvenes que se muestran reacios a cualquier entrenamiento que requiere sacrificio o a realizar actividades colectivas. Además, tenían que cumplir con otras obligaciones y exigencias en el trabajo o en los estudios. Para ellos, participar en los ensayos y las sesiones de práctica en dirección al festival era una batalla –para no ser vencidos por sus propias debilidades y una lucha contra el reloj. Así y todo, hicieron daimoku y se retaron a sí mismo basándose en la fe y alentándose mutuamente para que nadie se deje vencer.

De esta manera, cada uno protagonizó un emocionante drama de revolución humana y el evento fue escenario de incontables sagas de amistad. El festival dio a los jóvenes la oportunidad de forjar en su interior el espíritu Soka que impulsa a enfrentar las adversidades con bravura y a hacer de esa entereza su modo de encarar los retos de la vida. Fue en dicha ocasión que la juventud tomó el legado espiritual de Kansai4 siempre victoriosa.

¿Cómo nació esta tradición?”

Josei Toda había declarado que su más íntimo anhelo era erradicar de Osaka la pobreza y la enfermedad, y hacer que todas las personas sin excepción fueran felices. Para hacer realidad ese deseo, Toda envió a su discípulo, Shin’ichi Yamamoto, a Kansai. Éste hizo propio el sentir de su mentor y tomó la conducción del kosen-rufu en dicha región, recorriendo palmo a palmo hasta el último rincón de Osaka para alentar e inspirar a los miembros. Y fue así que en mayo de 1956 concretaron un resultado inédito de shakubuku en el cabildo de Osaka, consiguiendo que 11 111 nuevas familias se sumaran a la Soka Gakkai en un mes, logrando un avance resonante hacia la victoria del pueblo.

Juramento 7

En julio de 1956, la Soka Gakkai presentó por primera vez candidatos para la elección nacional de la Cámara de Senadores (Cámara Alta). Shin’ichi Yamamoto había luchado al frente de la campaña en el distrito de Osaka, que fue todo un éxito, logrando enviar representantes a la asamblea nacional. Fue una victoria dramática que echó por tierra todos los vaticinios que aseguraban la derrota. De hecho, uno de los periódicos más importantes dio a conocer el acontecimiento con grandes titulares que decía: «¡Un ‘imposible’ se hizo realidad!».

El 3 de julio de 1957, Shin’ichi fue arrestado bajo el cargo fraguado de haber violado la ley electoral en ocasión de la campaña para las elecciones de renovación parcial de la Cámara de Senadores del distrito de Osaka, en abril del mismo año. Es el bien conocido “incidente de Osaka”. Se trató de un acto de represión a manos de las autoridades que temieron el surgimiento de un poderoso movimiento popular. Los miembros se sintieron ultrajados.

El día 17, realizaron una manifestación en el Centro Cívico de Nakanoshima para expresar su repudio a la Policía y la Fiscalía de la prefectura de Osaka. Miles de miembros que no habían podido entrar en el edificio permanecieron afuera. De repente comenzó a llover a cántaros. Los relámpagos rasgaron el cielo encapotado. Sin embargo, de pie, en medio de la lluvia, los miembros escuchaban con atención las palabras que fluían de los altavoces que habían sido colocados especialmente para quienes se encontraban afuera. Nadie, ni siquiera las mujeres que llevaban pequeños niños en sus espaldas, mostraban el mínimo ademán de retirarse.

Ellos estaban indignados ante el arresto del responsable del cuerpo directivo de la División de Jóvenes Yamamoto. Todo lo que él hizo había sido trabajar incansablemente por la felicidad de la gente, encender en ellos el fuego del coraje. No podían tolerar las medidas perversas que las autoridades habían tomado contra él.

La llama de la justicia chispeó con fuerza en los corazones de los miembros. El juramento de ser siempre victoriosos fue grabado profundamente en su interior y así comenzó el gran movimiento de personas conscientes [de su misión].

Los niños que entonces estuvieron allí con sus madres eran ya excelentes adultos. Muchos actuaron en el espléndido escenario del festival cultural de jóvenes, plasmando allí, con todo su ser, la imagen victoriosa de las personas comunes, su júbilo y su visión de paz.

Estos jóvenes llegaban a los ensayos corriendo y jadeantes después de haber finalizado sus horas de trabajos o sus estudios y se entregaban a la práctica con la firme determinación de no permitir que nada los derrote. Los miembros de las divisiones Femenina y de Señores que lucharon laboriosamente desde los días tempranos de la Soka Gakkai vinieron asiduamente a los ensayos para brindarles apoyo y aliento. Y alguno de ellos, tal vez le dijo al nieto a quienes traía consigo: «¡Míralos bien! ¡Lo que ellos reflejan es el espíritu de Kansai, el espíritu de la Soka Gakkai!».

Los pioneros se sentían orgullosos y llenos de dicha ante esos sucesores —todos espléndidos jóvenes leones— que habían crecido y tomaban el legado de sus valores espirituales.

Juramento 8

Josei Toda se lanzó al seno del pueblo de Osaka asumiendo el compromiso de erradicar del mundo la miseria y de ayudar a la gente a ser feliz. Esta resolución no era sino el afán de paz que latía en su interior.

Haciendo suyo el espíritu de su mentor, Shin’ichi entregó todo de sí para lograr estas metas. Los miembros de Kansai se esforzaron a la par de él, sin amilanarse ante la opresión de las autoridades, y escribieron las páginas de una historia que habla de la felicidad y la revitalización de incontables personas. Tomar como legado el espíritu de Kansai y el espíritu de la Soka Gakkai es heredar el espíritu de paz.

De acuerdo con el programa del Festival Cultural de Jóvenes de Kansai por la Paz, a continuación se leyó la Declaración de Paz. El líder de las divisiones juveniles de Kansai, Masashi Oishi, tomó el micrófono y con voz enérgica se dirigió a la audiencia: “¡Estimados discípulos del tercer presidente Yamamoto, 10 000 compañeros reunidos aquí desde todo el territorio de Kansai!”:

Primero: Nos comprometemos a elevar el budismo de Nichiren Daishonin, ampliamente, de modo que se constituya en los valores espirituales de los tiempos que vivimos y en un espíritu universal, basándonos en los principios de respeto a la dignidad de la vida y el pacifismo humanista, a fin de propulsar nuestro movimiento en aras de la paz duradera acorde con los ideales de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la Tierra».

Segundo: Pronto se cumplirán veinticinco años desde que el presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, dio a conocer su Proclama para la abolición de las armas nucleares. El espíritu de esta Proclama, tomada como legado por el tercer presidente de la Soka Gakkai, se ha convertido en una corriente universal que despierta la empatía de innumerables personas en el mundo. Estamos decididos a redoblar los esfuerzos por la paz, que surgió de nuestro profundo compromiso como practicantes del budismo Nichiren, avizorando el siglo XXI, y continuaremos impulsando los profundos conceptos impregnados en la Proclama del presidente Toda a fin de hacer de la erradicación de las armas nucleares una realidad.

Tercero: Para construir una paz duradera, un factor de vital importancia es la solidaridad entre los pueblos del mundo. Nos comprometemos a integrar las voluntades de una amplia gama de jóvenes que buscan la paz del mundo, y crear una opinión pública internacional de una nueva era en la que prime el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas, para que el siglo XXI sea una centuria de vida y de paz, tal como anhela el género humano.

La Proclama fue adoptada por unanimidad con el estruendoso aplauso de todos los que estaban dentro del estadio.

Un movimiento de paz necesita una sólida filosofía que lo respalde. El budismo Nichiren enseña que todas las personas poseen la naturaleza del Buda. Contiene principios que afirman que cada individuo es digno del más supremo respeto y posee el derecho a ser feliz.

Juramento 9

El movimiento por la paz que promueve la Soka Gakkai busca erigir los “baluartes de la paz”5 que se mencionan en el Preámbulo de la Constitución de la Unesco, asentando en el fuero interior de cada ser humano el respeto a la dignidad de la vida que sostiene el budismo.

El budismo Nichiren, que corporifica la esencia del Sutra del loto, nos señala cómo revelar la Budeidad inherente a nuestra vida, derrotando las funciones negativas que anidan en el corazón y manifestando las fuerzas positivas del bien, para lograr la dicha personal al tiempo de ayudar a otros a ser felices.

Los miembros de la Soka Gakkai habían llevado a la práctica las enseñanzas de Nichiren Daishonin cada día; se habían desafiado en hacer su revolución humana y transformar el karma negativo que les generaba sufrimientos, y habían creado una amplia red de personas que comparten los valores que afirman la dignidad de la vida, cumpliendo un papel activo en los esfuerzos por construir una sociedad mejor.

La paz no es simplemente la ausencia de guerra. La paz genuina es la que reina cuando todos los habitantes de este planeta pueden vivir gozando de una auténtica felicidad, libre del temor y la ansiedad que provocan las armas nucleares, el hambre, la pobreza y la discriminación. Los compañeros de la Soka Gakkai son la imagen real de esa dicha, de existencias llenas de júbilo.

Los alcaldes de las ciudades de Nagasaki y Hiroshima dirigieron sendas palabras de congratulación representando a los cinco mil quinientos invitados que asistieron al Festival.

Takeshi Araki, el alcalde de Hiroshima, se refirió al pensamiento de Shin’ichi Yamamoto, quien afirma que Japón, como único país que ha sufrido los devastadores efectos de la bomba atómica durante la guerra, tiene la misión de conducir el mundo hacia la abolición de estas armas de exterminio masivo. Agregó que su exhortación nos impulsaba a dar a conocer mucho más las experiencias de Hiroshima y Nagasaki y que proveía los lineamientos filosóficos para emprender acciones en aras de la paz con el mismo compromiso que asumieron Hiroshima y Nagasaki.

Asimismo, afirmó con fuerza: “La realización de una paz duradera en el mundo, que es el gran anhelo del género humano, es algo que debemos construir, descubriendo a ver el brillo de la bondad que reluce en el interior de las personas, mediante los contactos de corazón a corazón que se logran teniendo firmes lazos solidarios entre los pueblos del mundo. En tal sentido —agregó—, aplaudo sinceramente el trabajo de los jóvenes de la Soka Gakkai, en pos del desarrollo de la cultura y la paz”.

A continuación, el alcalde de Nagasaki, Hitoshi Motoshima, expresó su admiración y reconocimiento a la labor que vino desempeñando la Soka Gakkai en la construcción de la paz a lo largo de los años, desde que su segundo presidente Josei Toda dio a conocer su “Proclama para la abolición de las armas nucleares”, en 1957. Y citó concretamente diferentes iniciativas como la publicación de los testimonios de los sobrevivientes de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki y la recolección de firmas para solicitar la abolición de estas armas.

Juramento 10

El alcalde de Nagasaki se refirió a los diálogos que Shin’ichi mantuvo con numerosos líderes del mundo tales como el premier soviético Aleksey Kosygin, el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, y el primer ministro de la China, Zhou Enlai, en su afán de buscar la paz y la felicidad de las personas. Y subrayó que la llave de la paz se encontraba en estos esfuerzos. Continuó: «Hagamos aquí juntos un juramento: que en ningún sitio de este planeta volverá a caer, jamás, otra bomba atómica; que Nagasaki será el último lugar de la Tierra en padecer los sufrimientos de un ataque nuclear… Les ruego que tomen ustedes el liderazgo de este movimiento a lo largo de todo Japón».

Luego siguieron las palabras del responsable de la región general de Kansai, Koichi Towada, quien declaró que la Soka Gakkai reafirmaba su determinación de contribuir a la paz con miras a construir un mundo libre de armas nucleares y de la tragedia de las guerras, y que el festival de jóvenes marcaría una nueva partida en esa dirección. Asimismo, presentó el mensaje que había enviado para la ocasión al Presidente de la SGI el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuellar.

En dicho mensaje decía: «Nos llena de aliento saber que organizaciones no gubernamentales de Japón como la Soka Gakkai están trabajando con empeño por el desarme y la paz… Reciban mi más hondo reconocimiento y gratitud por los esfuerzos que están haciendo para concientizar a las personas y a los gobiernos del mundo sobre la implicancia peligrosa de la carrera armamentista».

Cuando los Estados que integran las Naciones Unidas se sientan en la mesa de discusión, con frecuencia se dan situaciones en que se priman los intereses nacionales. Como consecuencia, las negociaciones dirigidas a la reducción de arsenales o a la eliminación de las armas nucleares no han mostrado los progresos que debieran. Las ONG cumplen la importante función de abrir brechas en estas condiciones, creando una amplia esfera de solidaridad en las comunidades que constituyen las bases de la sociedad y encaminándolas hacia la paz, generando un importante punto de inflexión para el cambio.

El año anterior, 1981, la Soka Gakkai había sido registrado como Organización no gubernamental ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Departamento de Información Pública (DIP) de las Naciones Unidas. Incluso, el 26 de enero de 1982, fecha del séptimo aniversario de la fundación de la SGI, se estableció la Comisión de la Soka Gakkai por la Paz que se encargaría de llevar adelante actividades más amplias y consistentes en dirección a la paz.

El budismo existe para proteger a las personas, y, como practicantes, nuestra misión está en proteger la paz.

  • *1Véase Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 1045.
  • *2Hakama: Tradicional vestimenta plisada.
  • *3A partir de abril de 1982 se convirtió en escuela mixta cambiando el nombre como Escuela Soka de Segunda Enseñanza Básica y Superior de Kansai.
  • *4Kansai: Es un término geográfico que, en sentido general, se refiere al área localizado en la zona occidental de la isla principal de Japón y comprende las ciudades de Osaka, Kioto y Kobe. Desde el punto de vista de la organización de la Soka Gakkai, la región de Kansai abarca las prefecturas de Wakayama, Osaka, Hyogo, Kioto, Fukui y Shiga.
  • *5En el Preámbulo de la Constitución de la Unesco dice: “[…] Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz[…]”.