Volumen 30: Capítulo 3, Vuelo audaz 11–20

Vuelo audaz 11

El 26 de abril, al atardecer, Shin’ichi Yamamoto se reunió en el Hotel Ronghu, donde se hospedaba, con Li Luogong, presidente de la Academia de Arte de Guilin y profesor del Instituto de Arte de Guangxi. Este catedrático era un reconocido pintor, calígrafo y escultor de sellos, y en el pasado había estudiado en Japón.

Tuvieron una animada conversación sobre temas de caligrafía y pintura. Shin’ichi quedó profundamente impresionado por la siguiente observación: «El fin de la caligrafía no es el perfeccionamiento estético. Sus trazos surgen del pensamiento y del sentimiento de quien los delinea y reflejan su visión del mundo y del universo…».

Tres décadas después, en abril de 2010, el Instituto de Arte de Guangxi le otorgó a Shin’ichi el título de profesor honorario permanente.

En la mañana del 27 de abril, la delegación de la Soka Gakkai salió de Guilin y llegó por la tarde a Shanghai, vía Guangzhou. Esta fue la última parada de su visita en China.

A la mañana siguiente, Shin’ichi asistió a un acto realizado en un gimnasio municipal durante el cual donó artículos deportivos a la ciudad de Shanghai. Por la tarde, visitó la Escuela Técnica de Regeneración del distrito de Changning, un internado destinado a la rehabilitación juvenil de entre 16 y 17 años.

El director de dicha institución acompañó al grupo de Shin’ichi en un recorrido por las aulas.

Shin’ichi les estrechó la mano a los estudiantes, uno por uno, y le dirigió unas palabras. Los jóvenes tienen un potencial ilimitado. Esperaba que cada uno de ellos llevara una vida valiente y positiva. Ese sincero sentimiento era el mensaje contenido en su fuerte apretón de manos y en cada aliento.

Les dijo: «La vida es larga… Posiblemente habrá momentos en que por una razón u otra se sientan descorazonados. Pero aún así, no deben perder jamás las esperanzas. Mientras sigan desafiándose siempre habrá esperanza. Pero si se abandonan a la angustia y al pesimismo, lo que logran es extinguir la luz de esperanza por sí mismos… Pase lo que pase no se dejen vencer por sí mismos. Si triunfan en esta lucha interior, podrán triunfar sobre todas las cosas.

»Espero que aprendan mucho en estas aulas y salgan victoriosos en bien de sí mismo, de la sociedad, y de sus padres. ¡Logren un gran desarrollo y jamás cedan al desánimo o la resignación! ¡Los estaré esperando algún día en Japón!».

Shin’ichi apretó con fuerza la mano de cada alumno y les enfatizó: «Todo es cuestión de perseverancia. ¡No se dejen vencer jamás!».

Los estudiantes asintieron con sus miradas resplandecientes de determinación.

Vuelo audaz 12

En la tarde del 28 de abril, el presidente de la Universidad de Fudan, Su Buqing, visitó a Shin’ichi que ya estaba de regreso en el hotel Jin Jiang, donde se hospedaba. Shin’ichi había visitado dicha institución superior en 1975 y en 1978 para realizar donaciones de libros, y eran viejos amigos.

El doctor Su Buqing era un renombrado matemático y aquel día el tema de la conversación giró también en torno a su especialidad y la educación. Cuando Shin’ichi le preguntó si había alguna manera simple de enseñar la matemática que muchas veces resulta tan difícil, su interlocutor dio una respuesta interesante:

«Todo tiene su proceso… –dijo, se debe ir de lo superficial a lo profundo, de lo pequeño a lo grande, de lo simple a lo complejo. Si les señalamos a los estudiantes cada procedimiento con cuidado y paciencia hasta que lo asimilan, sin forzarlos, es posible enseñar las Matemáticas.

»En otras palabras, es preciso que el alumno incorpore sólidos conocimientos avanzando paso a paso, sin descuidar ningún paso en este proceso. Y debe progresar permanentemente hasta alcanzar el elevado objetivo que se ha trazado. En el camino, posiblemente haya ocasiones en que siente que le es imposible llegar a esa meta, pero estos son, justamente, los momentos cruciales. Si uno resiste ese trance y sigue avanzando con perseverancia, llegará un momento en que el camino se abrirá frente a sí. Puede que sea algo similar al hecho de alcanzar la iluminación».

Cuando avanzamos hacia una meta, es inevitable que los obstáculos se interpongan en nuestro camino. La verdadera lucha con uno mismo comienza a partir de ese instante. Vencer la debilidad interna y seguir adelante. Solo así podemos cambiar la situación para mejor. Un vencedor es aquel que sabe controlarse.

En los años siguientes, Shin’ichi mantuvo contacto regularmente con Su Buqing, encontrándose en seis oportunidades.

Como muestra de su amistad y confianza, en junio de 1987, Shin’ichi envió a Su Buqing, entonces presidente honorario de la Universidad de Fudan, un poema titulado «El gran río de la paz». Allí decía:

Un gran río,
comienza a partir de una sola gota de agua,
como esa única gota, avancemos juntos,
creando el gran afluente de la paz de Yangtze.

Vuelo audaz 13

Después del encuentro con Su Buqing, Shin’ichi se reunió con el escritor Ba Jin, quien lo visitó esa noche en el hotel.

Ba Jin era una figura prominente en el ámbito literario de la China, reconocido internacionalmente por sus obras como Family (Familia) y Cold Nights (Noches frías), entre otros, y a su vez, se desempeñaba como primer vicepresidente de la Asociación de Escritores de China. Este era el segundo encuentro entre ambos.

Se habían conocido en Japón, cuando Ba Jin vino encabezando una delegación de escritores chinos. La reunión tuvo lugar en el Centro de Conferencias de la Soka Gakkai de Shizuoka, el 5 de abril, cuando Shin’ichi estaba a punto de partir a la China. También estuvo presente la vicepresidenta de la delegación, la doctora Bing Xin, considerada una de las escritoras más destacadas de la literatura china moderna y presidenta honoraria de la Asociación de Escritores de China. Juntos habían intercambiado una animada conversación sobre la literatura, la situación del círculo literario japonés, así como sobre escritores japoneses como Murasaki Shikibu (c. 978-c. 1014) y Natsume Soseki (1867-1916), entre otros.

Seis días después de aquel encuentro (el 11 de abril), Ba Jin participó como orador invitado a una serie de conferencias (en Kioto), patrocinadas por el Seikyo Shimbun, el periódico de la Soka Gakkai. En su discurso, declaró que él había comenzado a escribir para combatir a los enemigos.

A lo largo de su carrera, este escritor chino había empuñado su pluma movido por el ferviente deseo de despertar a aquellos que, bajo el yugo del código ético feudal imperante en la China antes de la revolución [en la primera mitad del siglo XX], estaban confinados en la prisión del sufrimiento y despojados de su juventud.

Ba Jin dijo: «¿Quienes son mis enemigos? Son todas las ideas tradicionales anticuadas, las políticas y los sistemas irracionales que obstaculizan el progreso de la sociedad y el desarrollo del potencial humano, todo lo que destruye el amor». A pesar de sus 75 años, rebosaba del espíritu de un guerrero que lucha contra los adversarios del pueblo.

«Estoy realmente impresionado por su espíritu juvenil», dijo Shin’ichi a Ba Jin [en su encuentro en el Centro de Conferencias de Shizuoka]. «Uno de los mayores problemas de Japón de hoy es que los jóvenes, que deberían ser los abanderados y los agentes del cambio, se han vuelto apáticos, sucumbiendo a la resignación y al escapismo. Siento que la literatura tiene, en parte, su responsabilidad en todo ello. Me parece muy lamentable que haya tan pocos escritores y libros con contenido filosófico e ideales que puedan proporcionar a la gente joven principios sólidos, infundir esperanza, ofrecer metas elevadas y eternas en la vida.

»Siempre ha sido la juventud, el poder de los jóvenes, lo que ha cambiado la sociedad. La juventud tiene la misión de crear el futuro y posee de hecho el potencial real de concretarlo. Jamás deben rendirse. Porque si lo hacen, estarían abandonando por sí mismo su propio futuro».

Vuelo audaz 14

En su encuentro en Japón, Shin’ichi le había dicho a Ba Jin y a sus acompañantes: «La próxima vez, hablemos sobre cómo se imbrican los movimientos revolucionarios, la política y la paz con la literatura y otros temas», comprometiéndose así a encontrarse nuevamente.

El 24 de abril, Shin’ichi se reencontró en Pekín con la doctora Bing Xin, durante el banquete que organizó la quinta delegación de la Soka Gakkai para agradecer a sus anfitriones. Ahora, en Shanghai, se encontraba por segunda vez con Ba Jin.

Cuando Shin’ichi le pidió su opinión sobre política y literatura, el autor chino le respondió sin dudar: «La literatura no puede desentenderse de la política. Pero la política no suple a la literatura. La literatura cultiva el espíritu humano, pero la política no…».

Luego, la conversación giró en torno a la Revolución Cultural de China.

En ese período de la historia, Ba Jin fue tildado de elemento antirrevolucionario y expulsado del ámbito literario. Cientos y miles de noticias que lo condenaban como vende patria y traidor aparecieron pegadas en las paredes. El escritor enfatizó que consideraba importante hacer una recapitulación de lo que le aconteció y analizarse a sí mismo profundamente para saber en forma cabal lo que sucedió en ese entonces.

Durante la serie de conferencias en Japón, a principios de ese mes (el 11 de abril), dijo: «Debo escribir. Seguiré escribiendo. Para eso, debo ser una mejor persona, un ser más puro y más útil a los demás.

»No falta mucho para que mi vida termine…, pero no quiero partir de este mundo sin haber hecho nada. Por eso siento que debo escribir, que no puedo detener mi pluma. Si a través de ese esfuerzo logro encender una llama en mi corazón, y ese fuego quema mi cuerpo hasta convertirlo en cenizas, entonces, mi amor y odio permanecerán por siempre en este mundo».

No debemos pasar por alto los errores que se cometen en los tiempos que vivimos. Necesitamos captar la esencia y la causa de esa equivocación y emprender una lucha por un futuro mejor.

En su conversación con Shin’ichi, Ba Jin le dijo: «He comenzado a escribir una novela sobre la Revolución Cultural. Pienso tomarme el tiempo necesario hasta terminar».

Lo que construye una nueva sociedad es el espíritu de luchar por la verdad y la justicia.

Vuelo audaz 15

El encuentro hace que dos personas sean “conocidas”; ellos, se hacen “amigos” al sumar ocasiones para el diálogo, y “amigos íntimos” al generarse el afecto y la empatía.

El intercambio entre Shin’ichi Yamamoto y Ba Jin continuó y forjó lazos de profunda confianza y amistad.

Más tarde, Ba Jin asumió el cargo de presidente de la Asociación de Escritores de China. En noviembre de 2003, dicha asociación, junto con la Fundación de Literatura China, honró a Shin’ichi con el Premio de Literatura Internacional de Comprensión y Amistad.

Dos años después, en 2005, Ba Jin fallece a la edad de 100 años.

La doctora Bing Xin había muerto en 1999, a los 98 años. Dos años antes, en 1997, la Sociedad de Investigación Bing Xin, cuyo presidente era Ba Jin, había establecido el Museo de Literatura Bing Xin en Changle, provincia de Fujian, para preservar y promover su legado. En setiembre de 2004, este museo le otorga a Shin’ichi el título de director honorario y a su esposa, Mineko, el de embajadora de la amistad.

En respuesta a esta muestra de consideración, tanto Shin’ichi como Mineko se comprometieron, una vez más, a consagrar más energía aún a promover la amistad y el intercambio cultural y artístico entre China y Japón.

El 29 de abril, día en que la quinta delegación de la Soka Gakkai a China regresaba a Japón, el gerente del hotel Jin Jiang, donde se hospedaba el grupo, solicitó a Shin’ichi que registrara algunas palabras en el libro de visitantes. Shin’ichi firmó su nombre junto al siguiente poema:

Un puente dorado,
en esta quinta visita a China.
El escrito sobre Hachiman

En su texto «Sobre la reconvención a Hachiman», Nichiren Daishonin señala resueltamente: «La Luna se desplaza de oeste a este,1 señal de que el budismo de la India se propaga en dirección oriental. El Sol se eleva por el este; esta auspiciosa señal indica que el budismo del Japón está destinado a regresar a la Tierra de la Luna [India]».2

Son palabras del Daishonin que presagian la trasmisión del budismo hacia el oeste.

Confió a sus discípulos de las generaciones venideras la misión de iluminar Asia y el mundo con la luz del humanismo del budismo Nichiren y mostrar el camino de una felicidad duradera a todas las personas. Shin’ichi había consagrado su vida entera a recorrer el mundo en son de paz para hacer realidad esta predicción del Daishonin.

Como budistas que aspiramos a alcanzar el ideal de «establecer la enseñanza correcta para la paz de la tierra», nuestra misión social consiste en construir una sociedad próspera y una paz mundial duradera instilando en el corazón de las personas una filosofía basada en el amor compasivo y el reconocimiento de la dignidad de la vida.

Vuelo audaz 16

La nueva lucha en dirección al siglo venidero había comenzado.

El 29 de abril a las 13.40 hs., Shin’ichi Yamamoto y la delegación acompañante partieron del Aeropuerto Internacional Hongqiao de Shanghai hacia Japón con destino a Nagasaki, en la región de Kyushu.

Tenía la férrea decisión de emprender, con espíritu renovado, una contienda que abriera caminos inéditos del kosen-rufu. Consideraba que era el momento de librarse de las ataduras que, mediante ardides, les habían impuesto quienes dieron la espalda a la organización y los sacerdotes de la Nichiren Shoshu cuya intención era romper el vínculo de mentor y discípulo de la Soka. Con ese objetivo en mente, decidió asistir a la ceremonia conmemorativa de gongyo y a otras reuniones en Nagasaki, Fukuoka, Osaka, Nagoya, en su camino de regreso de la China, y alentar de todo corazón a los miembros.

Sabía muy bien que esta acción provocaría la reacción violenta de las funciones diabólicas que intentan destruir el kosen-rufu. Pero estaba decidido a proteger a los miembros que sufrían como resultado de los ataques maliciosos de los sacerdotes autoritarios, sin importar lo que sucediera.

Ese día, un hermoso arco iris se extendió sobre el aeropuerto de Nagasaki. El vuelo de Shin’ichi y su grupo llegó pasadas las 16.30 horas (29 de abril).

Estaba en la pasarela disponiéndose a bajar del avión. Cuando vio la terraza abierta al público del aeropuerto había una multitud de miembros que los recibía agitando las manos junto con una inmensa pancarta que decía: «Felicitaciones por el gran éxito de la quinta delegación de la Soka Gakkai a China».

Shin’ichi le devolvió el saludo. Así comenzó su nueva gira de orientación para alentar a los miembros.

El líder de la prefectura de Nagasaki, Tsuguya Umemori, esbozaba una amplia sonrisa, pero al estrechar la mano de Shin’ichi, embargado de emoción, sus ojos se le llenaron de lágrimas. La ciudad de Omura donde se emplazaba el aeropuerto de Nagasaki, era una de las regiones donde la organización había sufrido el terrible hostigamiento por parte de los sacerdotes de la Nichiren Shoshu. Conteniendo amargas lágrimas habían esperado pacientemente la llegada de este día.

Shin’ichi exclamó: «¡No se preocupen que he llegado aquí dispuesto a luchar como un bravo rey león!».

Una miembro de la División Juvenil Femenina dijo: «¡Sensei, bienvenido a casa!», y le entregó un ramo de flores.

«¡Gracias!», –exclamó Shin’ichi mientras se dirigía a los participantes para añadir: «¡Será una nueva partida! Ha comenzado nuestra travesía por el kosen-rufu. ¡Abramos las puertas del futuro!».

Mientras sigamos avanzando, llegará un mañana lleno de esperanza. Mientras ardamos con espíritu de lucha, el futuro será soleado y brillante.

Vuelo audaz 17

Una vez en el aeropuerto de Nagasaki, Shin’ichi se dirigió al Centro Cultural. Retornaba a esta prefectura después de 12 años.

Cuando escuchó del líder de la prefectura de Nagasaki, Tsuguya Umemori, que en el mismo centro se estaba llevando a cabo la reunión de responsables en conmemoración del 22 aniversario del establecimiento del primer cabildo en la prefectura, Shin’ichi se encaminó directamente al lugar, donde fue recibido por una salva de aplausos.

«¡Tanto tiempo sin vernos!», –dijo Shin’ichi. «¡Hagamos vivas para celebrar la victoria de Nagasaki que ha logrado triunfar sobre la tormenta de adversidades!».

Dirigido por Umemori los participantes exclamaron: ¡Viva la Soka Gakkai de Nagasaki! Sus voces retumbaron por todo el recinto.

Luego, se excusó diciendo que debía salir de inmediato hacia el hotel donde tendría lugar una conferencia de prensa en la que informaría sobre su visita a China, y Shin’ichi agregó: «¿Qué debemos hacer para triunfar en la vida y ser felices? En nuestro fuero interno coexisten los estados del Buda y del infierno. El estado de Budeidad nos permite construir una felicidad indestructible. Para eso, necesitamos enfocar nuestra mente en el kosen-rufu y esforzarnos sin descanso en nuestra práctica budista, entonando con el sincero compromiso de lograr la felicidad para sí y para los demás.

»Nichiren Daishonin escribe: “Enséñeles a otros con toda su capacidad, aunque sólo sea una oración o frase”.3 Si nos consagramos a luchar por el kosen-rufu, dedicándonos a difundir la Ley Mística y a compartir con otros nuestra práctica budista, podemos manifestar la condición de vida ilimitada de la Budeidad y transformar todos los sufrimientos de la vida en alegría. Incluso desterrado a la isla e Sado, el Daishonin fue capaz de declarar: “¡Ah, qué tranquilizador! ¡Qué tranquilizador! ¡Si seguimos pensando de este modo, aun siendo exiliados, tendremos motivos para sentirnos dichosos, en cuerpo y alma!”.4

»Aunque digamos orgullosos que la Soka Gakkai ha incrementado la membresía a ciento de miles o millones, la realidad es que en todo el planeta existen más de cuatro mil millones de habitantes. Eso significa que solo uno entre varios miles es miembro de la Soka Gakkai. Visto desde esta perspectiva, se puede decir que nuestro movimiento por el kosen-rufu mundial apenas acaba de dar su primer paso… La lucha recién empieza. Nuestra verdadera contienda tendrá lugar en el siglo XXI.

»Quiero que todos ustedes gocen de una larga vida. Y, ¡sigamos ateniéndonos al ideal del kosen-rufu a lo largo de toda la existencia!».

En la sala resonó un gran aplauso que expresaban la alegría de los participantes y su compromiso de seguir luchando por el kosen-rufu.

Vuelo audaz 18

Después de asistir al encuentro conmemorativo, Shin’ichi se dirigió presurosamente al hotel.

En la rueda de prensa le preguntaron acerca de la situación de la China y su impresión de la reciente visita a este país.

Una vez terminada la conferencia, Shin’ichi ofreció una cena para agradecer a los integrantes de la quinta delegación.

Reflexionando sobre aquella gira, dijo: «Estoy convencido de que nuestro viaje a la China ha abierto el telón de una nueva era de paz. Las dos décadas que restan hasta el inicio del siglo XXI serán de extrema importancia a los efectos de generar una corriente de paz que una al mundo promoviendo intercambios educativos y culturales a nivel de las bases ciudadanas.

»En ese interín, seguramente la China mostrará un gran desarrollo y el mundo entero sufrirá cambios vertiginosos y radicales… De ahí la importancia de transmitir ampliamente los ideales de paz y la filosofía humanista del budismo Nichiren. Para ello, será fundamental desarrollar un movimiento de estudio que permita profundizar nuestra comprensión respecto a las enseñanzas del Daishonin y difundir sus principios de la dignidad de la vida en la sociedad y en el mundo.

»Hemos ingresado en una etapa crucial en todos los aspectos para definir la paz del siglo XXI y no tenemos ya tiempo que perder».

Cuando terminó la cena, un periodista del Seikyo Shimbun que lo acompañaba le dijo a Shin’ichi: «Pensamos escribir un artículo en el que no solo se informe acerca de su regreso de la China, sino también de su asistencia a la reunión conmemorando el 22 aniversario del cabildo de Nagasaki».

«No tengo ninguna objeción, –respondió Shin’ichi. No hay necesidad de ocultar la verdad. El kosen-rufu sería imposible de concretar si los lazos de mentor y discípulo de la Soka se rompen y se pierde el espíritu del compromiso compartido. Por eso he decidido retomar la lucha junto con mis compañeros. Así que informemos también sobre mi calendario de actividades. ¡Es hora de iniciar una contraofensiva! ¡Lancémonos a la batalla!

Al día siguiente (30 de abril), en la primera plana del Seikyo Shimbun se dio a conocer informaciones acerca de la visita de Shin’ichi a la China y también sobre las actividades realizadas en Nagasaki. Además, se anunciaba que después de dejar atrás esa prefectura, tenía planes para recorrer Fukuoka (también en Kyushu) y otras ciudades de las regiones de Kansai y Chubu para alentar y brindar orientación a los miembros.

Esta noticia cautivó a los lectores. Una gran ola de alegría recorrió todo Japón.

Vuelo audaz 19

Shin’ichi tenía programado partir de Nagasaki pasadas las 13 horas del 30 de abril y dirigirse en tren a Fukuoka. Pero había una persona a quien no quería dejar de visitar antes. Era Kikumaru Obayashi, secretario de la prefectura de la División de Señores, que residía en el barrio de Inasamachi.

En marzo de 1973, cuando se celebró la primera reunión general de la División Juvenil de Kyushu, en la ciudad de Kitakyushu (en la parte septentrional de la prefectura de Fukuoka), Shin’ichi le había prometido a Obayashi, entonces líder general de la División Juvenil Masculina de la sede general de Nagasaki, que la próxima vez que fuera a visitar su tierra pasaría por su casa.

Cuando la madre de Obayashi se enteró de eso, le dijo a su hijo con tono decidido: «¡Hagamos daimoku! Dependerá de la fe del discípulo hacer que esa promesa se realice». Desde entonces, toda la familia se había unido para que eso se hiciera realidad. Shizuyo era una de las pioneras del movimiento por el kosen-rufu en Nagasaki.

La residencia de los Obayashi se hallaba sobre una colina con vista al puerto de Nagasaki. Shizuyo, sus hijos y sus respectivas esposas recibieron a Shin’ichi. Se tomaron una foto e hicieron gongyo juntos.

Shizuyo había cosido unos cojines pensando en que Shin’ichi podría visitarlos en cualquier momento. Shin’ichi agradeció profundamente ese gesto de sincera consideración y conversó con la familia de manera informal sobre los más diversos temas, incluso sobre su renuncia como presidente de la Soka Gakkai y representante principal de todas las organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu presentada el año anterior.

Cuando Shizuyo se enteró de esto a través de noticias de la televisión, había dicho temblando de indignación: «¡Es absurdo! Tiene que ser una conspiración… ¡Es algo inaudito!».

Eran palabras que trasuntaban la convicción de la madre, la negación rotunda de tolerar todo lo que representa la injusticia, la ingratitud y cualquier mal que intenta destruir el kosen-rufu. Ella había resistido un año sintiendo una amarga indignación ante el proceder arbitrario y arrogante de los sacerdotes de la Nichiren Shoshu, diciéndose que la verdad y la justicia prevalecerían al final.

Las presiones externas jamás logran agotar el venero del espíritu Soka ni pueden evitar que fluya con fuerza en los corazones de los miembros.

«¡Gracias! –dijo Shin’ichi. Sus hijos han heredado perfectamente su espíritu. Usted ha triunfado. A partir de ahora estoy decidido a moverme con mayor libertad. Volveré nuevamente a Nagasaki».

Cuando este intercambio familiar estaba por terminar, llegó una líder local de la División Juvenil Femenina para pedir orientación personal. Shin’ichi la alentó aprovechando hasta los momentos previos a su partida.

Vuelo audaz 20

Cuando Shin’ichi llegó a la estación de Nagasaki, una multitud de miembros se había reunido para despedirlo. Con sumo cuidado para no causar molestias al personal de la estación y demás pasajeros, alentó a sus compañeros: «Gracias a todos. Sé muy bien del inmenso esfuerzo que están haciendo.

«Por favor, sean felices. Es importante que avancen con esa absoluta certeza. No hay razón para que los Bodhisattvas de la Tierra que han venido consagrándose incansablemente al kosen-rufu, no sean felices.

»Construyamos nuevamente una nueva Soka Gakkai».

Incluso después de abordar el tren, Shin’ichi inclinaó su cabeza, una y otra vez, saludando desde su asiento y continuando así el diálogo de corazón a corazón a través del cristal de la ventana.

Después de partir de la estación de Nagasaki, el tren expreso hizo escala en Isahaya, Hizen-Kashima, Hizen-Yamaguchi, Saga y Tosu. En cada lugar lo esperaban los miembros. Debido a que la programación de su visita a Fukuoka había sido publicada en el Seikyo Shimbun, resultaba relativamente fácil deducir en qué tren estaría viajando.

Cuando ellos descubrían a Shin’ichi, agitaban sus brazos felices. Pero había otros que estaban en la plataforma pero permanecían escondidos detrás de los pilares observando desde la distancia. Shin’ichi sabía que procedían de ese modo porque no querían causarle problemas, ya que el clero siquiera veía con buenos ojos el hecho de que lo llamaran “sensei”. Shin’ichi sentía un profundo aprecio por cada uno de esos compañeros. Y, de ser posible, acudiría a su lado para abrazarlos con todas sus fuerzas.

Shin’ichi le dijo a uno de los líderes que lo acompañaba: «Estos miembros anónimos fueron quienes construyeron la Soka Gakkai de hoy. Fueron ellos quienes oraron por la felicidad de sus amigos, dialogaron con ellos sobre budismo e impulsaron el avance del kosen-rufu en medio del sofocante calor del verano y las heladas tormentas del invierno. Ellos son la fuerza motriz de los cambios que terminará transformando el destino de la sociedad, de la nación y de toda la humanidad. Cada uno son hijos del Buda que surgieron con la noble misión de hacer realidad el ideal del Daishonin de ‘establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra’. ¡Estoy decidido a luchar por todos ellos!

«Los líderes deben mostrar el mayor respeto hacia estos miembros sinceros y más que nada valorarlos, protegerlos y alentarlos de todo corazón».

La organización y los responsables están para que nuestros compañeros sean felices.

  • *1Aunque el astro se eleva por el este y se pone en el oeste, al igual que el sol, a causa de la dirección en que gira la Tierra, cada noche da la impresión de estar un poco más hacia el este, con respecto a la posición que ocupaba en el cielo la noche anterior.
  • *2The Writings of Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, pág. 936.
  • *3Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 408
  • *4END, pág. 332