Capítulo 8: El linaje y la tradición del humanismo budista

La Soka Gakkai es una organización religiosa que practica enseñanzas budistas, postuladas por el buda Shakyamuni en la India y desarrolladas en épocas posteriores por estudiosos de la India como los bodhisattvas Nagarjuna y Vasubandhu; de la China, como los grandes maestros T’ien-t’ai (Chih-i) y Miao-lo (Chan-jan), y del Japón, como el gran maestro Dengyo (Saicho) y Nichiren Daishonin. En tal sentido, mantiene la tradición y la ortodoxia del humanismo budista iniciado por Shakyamuni, que afirma el respeto a la vida y a todos los seres humanos.

La Soka Gakkai se basa en el Sutra del loto, escritura central del budismo Mahayana. Su práctica y sus actividades, adecuadas a la época contemporánea, conservan intacto el espíritu fundamental del Sutra del loto, tal como lo enseñó y lo ejemplificó Nichiren Daishonin en su vida y en sus acciones.

1. Shakyamuni

Shakyamuni nació en la antigua India, en el seno de la familia real. Su ciudad natal, Lumbini, estaba situada en lo que hoy es Nepal.

En su juventud, cuando aún era príncipe, Shakyamuni tuvo oportunidad de observar los sufrimientos inevitables de la existencia, relacionados con el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. Aunque era un hombre joven y sano, comprendió que él también experimentaría dichas aflicciones, tarde o temprano. Decidió entonces dejar la vida de palacio y emprender una búsqueda espiritual para hallar solución a esos sufrimientos básicos.

Hasta ese momento, había tenido una vida de comodidades y lujos, envidiable para la mayoría de las personas. Pero cuando entendió que las riquezas y las gratificaciones que solía buscar la gente eran efímeras y vanas, dejó de sentir placer en ellas y emprendió la búsqueda de una filosofía o doctrina que esclareciera el verdadero significado de la existencia humana.

El Buda, El Iluminado

Shakyamuni no se sentía satisfecho con las enseñanzas espirituales tradicionales de la India ni con las nuevas creencias y escuelas de pensamiento que habían surgido en su época. En cambio, intentó descubrir a través de la meditación las causas y las soluciones fundamentales a los sufrimientos de la vida. Por ese procedimiento, llegó a elucidar la Ley o Dharma eterno y universal que permea el universo y todas las formas de vida.

El nombre Shakyamuni es un título honorífico que significa «el sabio de los shakyas». Los shakyas eran el clan al cual él pertenecía; la palabra muni significa «sabio». Por su parte, el título «Buda», que es la forma en que se lo ha conocido universalmente, quiere decir «El Iluminado».

La Ley con respecto a la cual se iluminó Shakyamuni constituyó el corazón de las enseñanzas budistas.

Sabiduría para comprender la dignidad inherente a la vida

Shakyamuni observó que cuando las personas desconocen la dignidad inherente a su propia vida, esa ignorancia da lugar a una vida gobernada por el egoísmo. Consumidos por deseos inmediatos y egoístas, los individuos buscan su felicidad personal a expensas de otros. Por lo tanto, enseñó que el camino más noble y admirable para que las personas vivan con genuina dignidad yace en tomar conciencia de la Ley eterna y universal que hay en el interior de cada uno, y restituir un estado de pureza primordial, que trascienda la oscuridad o ignorancia causante del sufrimiento humano.

La enseñanza del Buda, en tal sentido, podría considerarse una «restauración del valor inherente a la vida», cuyo propósito es que las personas restablezcan su propia dignidad suprema, activen su infinito potencial interior y empleen los recursos de su sabiduría innata.

Amor compasivo para respetar a todas las personas

Habiendo guiado a las personas a entender su propio valor y dignidad, Shakyamuni les enseñó a comprender y a respetar ese mismo valor y esa dignidad también en la vida de los otros. De esto se trata, básicamente, el amor compasivo que exalta el budismo.

En una oportunidad, Shakyamuni explicó a un monarca que todos los individuos valoran su propia vida más que ninguna otra cosa, y que, por eso, los que se aman a sí mismos no deben hacer daño a los demás.

El amor compasivo postulado por el budismo significa entender que los demás son tan importantes y preciados como nosotros, y que debemos atesorarlos como a nosotros mismos. Es una enseñanza de comprensión y respeto mutuos.

El Sutra del loto, esencia del budismo Mahayana

Shakyamuni expuso sus enseñanzas durante cincuenta años; después de su muerte, los discípulos del Buda se ocuparon de registrar sus palabras y acciones. Lo que conocemos con el nombre de «sutras» son los textos que contienen las principales enseñanzas doctrinales del Buda. Los sutras del Mahayana se formaron a partir de las enseñanzas centradas en la sabiduría y el amor compasivo. De las muchas escrituras que integran la corriente del budismo Mahayana, la más excelsa es el Sutra del loto, generalmente reconocido como el «rey de los sutras».

En este texto fundamental, el Buda señala que la prédica del Sutra del loto le ha permitido cumplir el deseo que había albergado desde el remoto pasado: elevar a todas las personas al mismo estado de vida que él. Además, exhorta reiteradamente a sus numerosos discípulos a heredar y transmitir ese deseo o juramento eterno, y a cumplirlo mediante la práctica del amor compasivo.

2. Nichiren Daishonin, el devoto del Sutra del loto

Nichiren Daishonin consideraba los sufrimientos de todos los congéneres como sus propias aflicciones; en una época de intensa agitación social, buscó la forma de aliviar esa infelicidad. Se comprometió a identificar y a proclamar las enseñanzas budistas que permitieran a todas las personas construir una felicidad genuina y establecer el respeto a la dignidad humana. Para ello, estudió los comentarios y escritos de los estudiosos budistas del pasado, e hizo su propia lectura detenida y cuidadosa de los muchos sutras budistas en busca de respuestas. Finalmente, las encontró en el Sutra del loto, el texto que enseña la forma de expresar plenamente el potencial de todas las personas y de emplearlo en beneficio de la sociedad humana.

Basado en estos principios del sutra, el Daishonin determinó firmemente ayudar a sus congéneres a cultivar una felicidad auténtica y a vivir con dignidad, a la par de construir la paz y la seguridad en el ámbito social. Esto provocó una profunda oposición del pueblo y una serie de persecuciones y atentados contra su vida de parte de las autoridades, cuya causa remitía tanto a la incapacidad de comprender la enseñanza correcta del budismo como al apego irrazonable a viejas formas de pensar. Sin embargo, nada de esto lo alejó de su propósito. Fue un devoto del Sutra del loto que actuó exactamente de acuerdo con las enseñanzas del sutra, alentando y revitalizando a la gente aunque su vida estuviera en peligro.

Nichiren Daishonin estableció la práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo e inscribió el Gohonzon como objeto de fe o de devoción. A partir de identificar, revelar y establecer la enseñanza que constituye la esencia del Sutra del loto, abrió el camino para que todas las personas lograran la budeidad.

En su tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, el Daishonin afirma que la paz y la prosperidad social son indispensables para lograr la dicha individual. En este texto, leemos:

Si el país es arrasado y los habitantes se quedan sin hogar, ¿adónde huirá la gente en busca de amparo? Si a usted le importa su seguridad personal, debe ante todo orar por el orden y la tranquilidad en los cuatro sectores del territorio, ¿no lo cree así?1

El propósito central de todos los esfuerzos del Daishonin fue establecer una enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra; es decir, establecer el respeto a la dignidad de la vida como principio rector de la sociedad y crear un mundo donde todos pudieran vivir en paz y seguridad.

Esto concuerda con los esfuerzos que han hecho los practicantes budistas desde la época de Shakyamuni por superar la naturaleza destructiva del egoísmo que causa daño y sufrimiento al individuo y a la estructura social. Asimismo, representó un nuevo enfoque humanístico, basado en el espíritu fundamental de empoderar a las personas para que estas construyan su propia felicidad y hagan felices a los demás, promoviendo la confianza, la armonía y la creación de valor.

Un aspecto clave de este proceso fue el diálogo fundamentado en la razón y en el humanismo.

3. La Soka Gakkai: Revivir el budismo Nichiren en los tiempos modernos

A través de un esfuerzo loable y altruista, los tres presidentes fundadores de la Soka Gakkai —Tsunesaburo Makiguchi, Josei Toda y Daisaku Ikeda— revivieron en los tiempos modernos la filosofía y la práctica de Nichiren Daishonin.

Los miembros de la Soka Gakkai participan en diversas actividades inspiradas en la orientación de los tres presidentes fundadores.

En el nivel personal, mientras se desafían en todos los campos de la vida, utilizan la práctica de Nam-myoho-renge-kyo para reflexionar profundamente sobre su vida, y generar esperanza y valor a fin de superar los problemas cotidianos. Además, aspiran al mejoramiento de su personalidad, basados en un sólido compromiso con los valores humanistas. En esto consiste la práctica de la revolución humana.

Asimismo, a través de diálogos cotidianos con camaradas de fe y de participar asiduamente en las reuniones de la Soka Gakkai, los miembros profundizan en los escritos de Nichiren Daishonin y en las orientaciones del presidente Daisaku Ikeda, intercambian experiencias de fe y se alientan y apoyan mutuamente.

En forma paralela, dialogan con sus amigos sobre los principios e ideales del budismo y sobre el enriquecimiento que la práctica budista brinda a su vida. De esa manera, generan comprensión y respeto hacia la filosofía revitalizante del budismo Nichiren y hacia las actividades humanísticas de la Soka Gakkai, a la vez que amplían la red de personas que practican la fe en la Ley Mística.

La transmisión del budismo al Oeste y el kosen-rufu mundial

La práctica del budismo Nichiren existe para que los individuos concreten su propia felicidad a la par de la felicidad ajena. También fomenta la participación en la comunidad como buenos ciudadanos, la importancia de ser personas indispensables y colaboradoras, dignas de la confianza de los demás, y la postura de brindar lo mejor en la familia, en el trabajo y en la sociedad.

Sobre la base de estos principios, la Soka Gakkai trabaja seriamente en la resolución de problemas globales que afectan a toda la humanidad. Sus exhibiciones internacionales contra las armas nucleares y sus iniciativas en apoyo de los refugiados ponen de relieve la importancia de la paz, el respeto a la dignidad de la vida y los derechos humanos. Asimismo, sus exposiciones sobre temas ambientales buscan concientizar y promover la acción cívica en defensa del medio ambiente planetario.

La Soka Gakkai redescubrió la tradición humanística iniciada con la práctica filosófica de Shakyamuni y heredada por Nichiren Daishonin, y reconoció en ella el valor primordial y esencial del budismo. Sus actividades no solo buscan mantener viva esta tradición en la sociedad de hoy, sino también continuarla en beneficio de las generaciones futuras.

Así pues, los miembros de la Soka Gakkai se esfuerzan sin descanso por cultivar la vía del diálogo para inspirar a los semejantes, crear mayor comprensión en la sociedad y empoderar a las personas para que puedan mostrar, cada una en su lugar y campo de acción, los valores del humanismo budista. Este movimiento, orientado a establecer la felicidad individual y la paz del mundo, se denomina kosen-rufu.

El budismo, cuyo origen remite a la India, se transmitió en dirección al Este hasta llegar al Japón. Ahora, se está transmitiendo en dirección inversa hacia Occidente, no solo a los países de Asia y a la India sino al mundo entero. A este desarrollo se lo llama «transmisión hacia el Oeste» o «retorno del budismo hacia Occidente». Hoy, el movimiento de humanismo budista de la Soka Gakkai se ha extendido a 192 países y territorios del globo.

Los tres tesoros

La Soka Gakkai es la organización que, en la época contemporánea, ha heredado de manera fiel el espíritu y el linaje del budismo transmitidos desde los tiempos de Shakyamuni.

Una de las premisas de todos los budistas es respetar y atesorar al Buda, a la Ley (o enseñanzas del Buda) y a los practicantes de dicha Ley. A estos tres elementos centrales se los conoce como el tesoro del Buda, el tesoro de la Ley y el tesoro de la Orden budista (o comunidad de creyentes); y también se los menciona colectivamente con el término «tres tesoros». El tesoro del Buda se refiere al Buda que expone la enseñanza; el tesoro de la Ley indica la enseñanza que este expone, y el tesoro de la Orden budista es la congregación de personas que creen en dicha enseñanza y la practican.

El término «tres tesoros» es la traducción del sánscrito triratna, cuyos elementos son, en este idioma, Buddha, Dharma y Samgha. La palabra samgha quería decir, originalmente, «colectividad» o «asamblea». En relación con la Orden budista, se la transliteró al chino y, más tarde, al japonés con dos ideogramas que, en este último idioma, se pronuncian sogva. Con el transcurso del tiempo, sogya se redujo a su forma abreviada so, que a su vez se empleó para referirse a los sacerdotes budistas. Luego, el término samgha también se tradujo al chino y al japonés empleando dos o tres caracteres que, literalmente, significan «agrupación armoniosa»; en japonés, esta expresión se pronuncia wago, o wago-so.

En el largo transcurso de la historia budista, surgieron diversas enseñanzas para guiar a las personas de acuerdo con su capacidad y necesidades, y también en función de la época y de los cambios sociales.

La descripción particular de los tres tesoros varía ligeramente en el marco de cada enseñanza. En Asia oriental, el tesoro de la Orden budista o samgha terminó denotando exclusivamente al clero budista masculino, en lugar de referirse a la comunidad de creyentes.

En el budismo de la siembra establecido por Nichiren Daishonin (llamado así porque siembra las semillas de la iluminación, o Nam-myoho-renge-kyo), los tres tesoros se veneran desde la perspectiva del tiempo sin comienzo, que es la dimensión fundamental de la existencia. En este contexto, el término «tiempo sin comienzo» se usa para describir algo que ha estado presente desde el pasado remoto y que seguirá existiendo a lo largo del eterno futuro. En el marco de la práctica budista, se refiere al momento original del logro de la budeidad, cuando las personas comunes revelan y manifiestan la Ley Mística que siempre ha existido dentro de sí mismas. Los miembros de la Soka Gakkai veneran eternamente estos tres tesoros con miras al logro de la budeidad.

Desde la perspectiva del tiempo sin comienzo, el tesoro del Buda corresponde a Nichiren Daishonin, el Buda del tiempo sin comienzo o Buda eterno, quien reveló en su existencia como persona común la Ley fundamental para el logro de la budeidad.

Desde esta misma perspectiva del tiempo sin comienzo, el tesoro de la Ley corresponde al Gohonzon u objeto de devoción de Nam-myoho-renge-kyo, que Nichiren Daishonin reveló como Ley para la iluminación universal.

El tesoro de la Orden budista desde la perspectiva del tiempo sin comienzo es Nikko Shonin (el discípulo más cercano y sucesor inmediato del Daishonin), quien protegió y transmitió correctamente el tesoro del Buda y el tesoro de la Ley.

Estos son los tres tesoros que deben venerarse en el budismo de la siembra2 de Nichiren Daishonin.

Cuando veneramos (nam) los tres tesoros, sembramos en nosotros la semilla de la iluminación [Nam-myoho-renge-kyo] y, a través de este beneficio, podemos lograr la budeidad.

La palabra nam deriva del sánscrito namas (que significa «saludo respetuoso» o «reverencia»). Se tradujo al chino como «consagrar la propia vida» y denota el acto de aceptar algo, adoptarlo como base, creer en ello y seguirlo con el pensamiento y la acción.

Además, en sentido amplio, el tesoro de la Orden budista se refiere a la comunidad de personas que protegen, transmiten y propagan de manera correcta los tres tesoros como objetos de respeto y de reverencia. Hoy, la Soka Gakkai es el tesoro de la Orden budista, pues es la organización que está perpetuando el espíritu y la conducta de Nichiren Daishonin y está promoviendo el kosen-rufu mundial.

  • *1END, pág. 25.
  • *2En el budismo Nichiren, el término «budismo de la siembra» se aplica a las enseñanzas del Daishonin, a diferencia de las de Shakyamuni, que se llaman «budismo de la cosecha». El budismo de la cosecha representa enseñanzas que pueden guiar a la iluminación solamente a quienes ya habían recibido las semillas de la budeidad practicando, en existencias anteriores, la enseñanza de Shakyamuni. En cambio, el budismo de la siembra es el que implanta las semillas de la budeidad, o Nam-myoho-renge-kyo, en la vida de quienes no habían tenido contacto previo con las enseñanzas del Buda en existencias pasadas; es decir, las personas del Último Día de la Ley.