Parte 1: La felicidad; Capítulo 8:
La postura ante la enfermedad [8.5]

8.5 Enfermarse no es señal de derrota

Enfermarse no es señal de derrota ni de desventura. Para quienes se dedican a la Ley Mística, la saga del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte es, también, el jubiloso escenario de una vida iluminada por la eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza.

El señor Toda decía: «Es natural que enfermemos. Al mismo tiempo, tenemos en nosotros el poder de curar cualquier dolencia». A menudo alentaba así a los miembros.

Nichiren Daishonin señala: «Los aspectos o características de los tres mundos1 son el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte».2 La enfermedad es un aspecto de la vida humana. Enfermarse, por tanto, no es indicio de derrota. Además, sería totalmente inhumano suponer que la fe de alguien es débil simplemente porque ha caído enfermo. En cambio, una actitud de afectuoso cuidado y estima es brindar aliento a las personas que están luchando contra problemas de salud. Cada vez que alguno de sus discípulos enfermaba, el Daishonin lo alentaba con todo su ser, sin ahorrar palabras.

El «rugido de león» de Nam-myoho-renge-kyo es el arma suprema para luchar contra las enfermedades. Nunca, absolutamente, debemos olvidar la célebre frase del Daishonin que dice «Nam-myoho-renge-kyo es como el rugido de un león. ¿Qué enfermedad puede ser un obstáculo?».3

Valernos de la lucha contra la enfermedad para desarrollar una plenitud mucho mayor y acrecentar nuestra riqueza espiritual es enfocar la vida en la creación de valor. Por eso es tan importante tener «el corazón de un león rey» con el cual librar batalla contra todo tipo de obstáculos hasta el final. Debemos armarnos de un espíritu resuelto e intrépido. Por este mismo motivo, tenemos que esforzarnos en la práctica y en la fe todos los días, hacer Nam-myoho-renge-kyo por nosotros y por los demás, y establecer una determinación poderosa basada en la fe, que nos permita mantenernos firmes ante cualquier embestida del demonio de la enfermedad.

Cuando la monja laica Toki, esposa de Toki Jonin, enfermó de gravedad, el Daishonin le envió reiteradas cartas de aliento con el deseo de infundirle valor y esperanza.4 «No agobie su alma de aflicciones»,5 le dice el Daishonin. Lo importante es tener espíritu de lucha, poseer la postura de un devoto del Sutra del loto. También señala: «Cuídese».6 Es fundamental que tomemos medidas prácticas para restablecer nuestra salud cuando estamos enfermos.

Nadie planea, de entrada, ser vencido por un problema de salud. Pero si una enfermedad determinada se interpusiera con el desarrollo de nuestro trabajo o de nuestras actividades diarias, o nos hiciera perder el valor o la confianza, con el tiempo podríamos claudicar y desanimarnos por completo. En el caso de la monja laica Toki, posiblemente hubiese comenzado a resignarse por la lentitud de su recuperación. El Daishonin la exhorta a decidirse firmemente y vivir su vida al máximo, sin limitaciones.

Desde luego, hay personas que tienen una fe excepcional, pero mueren jóvenes. Sin embargo, hay un significado profundo detrás de eso. El valor de nuestra vida no está determinado por la cantidad de años que vivamos. El Daishonin afirma: «Es mejor vivir un solo día con honor que ciento veinte años para morir en la deshonra».7

Habla del «tesoro de la fe»8 recalcando a la monja laica Toki la importancia de hacer surgir la voluntad de seguir viviendo, en otras palabras, el entusiasmo por la vida.9

Para nosotros, cada día de vida es una jornada de contribución valiosa al kosen-rufu: nuestro esfuerzo cotidiano conduce directamente a lograr ese gran juramento. Si lo vemos desde este ángulo, bajo ningún aspecto debemos ser derrotados por la mala salud ni por ningún otro obstáculo.

El Daishonin dice que la enfermedad es un «designio del Buda», porque puede despertar en nosotros «la determinación de entrar en el Camino».10

El propósito esencial de vivir largos años y con salud es poder dedicar esa existencia a obrar en beneficio de los demás que luchan ante todo tipo de situaciones y problemas. Por supuesto, es natural que además oremos por nuestra buena salud y por nuestro propio bien. Obviamente, debilitarnos a causa de la negligencia o de hábitos desordenados va totalmente en contra de la creación de valores.

Hay que ejercitar sabiduría en nuestro estilo de vida; por ejemplo, si uno está cansado, es importante aprender a administrar el tiempo y descansar lo suficiente. La buena salud es algo que debemos construir por nosotros mismos, a través de vivir con prudencia y buen juicio. La salud es la medalla de honor de la gente sabia.

¿Cuál es el propósito de esforzarnos por tener buena salud y longevidad? Poder vivir al máximo trabajando por la Ley, por la felicidad y el bienestar de nuestras familias y compañeros de fe, procurando la dicha de los semejantes. Así, podemos cumplir nuestra misión y hacer realidad el gran juramento del kosen-rufu.

Siendo así, es fundamental que confrontemos activamente las aflicciones del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte en el transcurso de nuestra labor por el kosen-rufu. Esto demuestra que las cuatro nobles virtudes —eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza— existen eternamente en nosotros.

Las aflicciones del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte no son causas de lamentación. En cambio, juntas forman el brillante escenario de la vida en el cual representamos una saga donde resuenan los acordes triunfales de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza. En la saga del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte, interpretamos la jubilosa gesta de la victoria humana.

Del libro El mundo de los escritos de Nichiren Daishonin, vol. 3, publicado en japonés en marzo de 2005.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Tres mundos: También llamado «mundo triple». El mundo de los seres no iluminados que transmigran por los seis caminos (desde el infierno hasta el estado de éxtasis o de los seres celestiales). Los tres mundos están formados, en orden ascendente, por el mundo del deseo, el mundo de la forma y el mundo de lo informe. En sentido general, la expresión se refiere al mundo saha en el cual vivimos.
  • *2The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), trad. ingl. Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, pág. 127.
  • *3Respuesta a Kyo’o, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 433.
  • *4El Daishonin escribe: «Usted también practica el Sutra del loto, y su fe es como la luna creciente o como la pleamar. Tenga la absoluta certeza, entonces, de que su enfermedad no podrá durar, y de que su vida se prolongará, sin falta. Cuídese y no agobie su alma con aflicciones». (El arco y la flecha, en END, pág. 688).
  • *5Ib.
  • *6Ib.
  • *7Las tres clases de tesoros, en END, pág. 892.
  • *8Sobre la prolongación de la vida, en END, pág. 1000.
  • *9El Daishonin escribe: «La vida es el más preciado de todos los tesoros. Un solo día extra de vida vale más que diez millones de ryos de oro. […] Así que apresúrese a acumular el tesoro de la fe y venza su enfermedad lo antes posible». (Sobre la prolongación de la vida, en END, pág. 1000). Ryo: Unidad de peso del antiguo Japón. Un ryo equivale aproximadamente a 37,5 gramos. El peso exacto difería en los diferentes períodos de la historia japonesa.
  • *10El Daishonin escribe: «Y ya que el Sutra Vimalakirti y el Sutra del nirvana enseñan que las personas enfermas sin falta lograrán la Budeidad, ¿no podría ser la dolencia de su esposo un designio del Buda? Las enfermedades hacen surgir en nosotros la determinación de entrar en el Camino». (El buen remedio para todos los males, en END, pág. 981).