Parte 1: La felicidad; Capítulo 7: Felicidad para uno mismo y para los semejantes [7.4]

7.4 Valorar a la persona que tenemos frente a nosotros

El presidente Ikeda narra una anécdota referida al gran escritor ruso León Tolstói para desarrollar tres enfoques fundamentales que nos permiten vivir con sabiduría.

Tolstói era afecto a escribir relatos sencillos y tradicionales. Lo hacía pensando en los campesinos que vivían de la tierra y en los jóvenes que heredarían el futuro.

Hoy me gustaría citar uno de estos cuentos, titulado «Tres preguntas», referido a un emperador que, en la tarea de gobernar sus dominios, se ve enfrentado a tres interrogantes:

El primero de ellos es: «¿Cuál es el mejor momento para iniciar una tarea?». Es decir, ¿cómo saber cuál es el instante ideal para volcarse a cada emprendimiento sin tener que lamentarlo?

La segunda pregunta plantea: «¿Cuál es la clase de persona que resulta más necesaria?». Es decir, a qué tipo de individuos debemos dar importancia.

La tercera pregunta dice: «¿Cuál es la más crucial de todas las empresas?».

El emperador ansiaba descubrir las respuestas, porque entendía que ellas le permitirían triunfar en todo lo que hiciera. Entonces, pregona en todo el reino que dará una gran recompensa a aquel que lo ayude a despejar esas dudas. Muchos hombres instruidos se acercaron al monarca con lo que entendían eran las respuestas correctas. Pero ninguno de ellos logró convencerlo.

No siempre tener conocimientos equivale a tener sabiduría.

Voy a abreviar los detalles del relato para ir al grano: al fin, quien le da al emperador las respuestas que busca es un sabio que vive junto a la gente común.

Este erudito le dice que el momento más importante es el ahora, el instante que está transcurriendo; que la persona más importante es la que tenemos delante en este preciso momento, y que la tarea prioritaria es procurar el bien, la felicidad y el bienestar del prójimo.

Este momento, este instante, es lo importante… No vivamos en pos de un hipotético tiempo futuro. Lo que cuenta es la jornada de hoy. Debemos volcar todo nuestro ser en el presente, pues la victoria futura está contenida en el instante actual.

De la misma manera, no necesitamos ir en busca de alguien especial que está en un sitio distante; ni es importante la gente en función de su poder, sus conocimientos, su fama o su riqueza. En realidad, la persona importante es aquella con quien estamos en contacto directo, en este momento. Esta es la gente a la que más debemos valorar. Las personas sabias consideran las características distintivas de cada ser que conocen y le permiten expresar plenamente su potencial. Esta es también la manera de ganarse la confianza y el respeto de todos.

Cuando viajo a un país extranjero, cada vez que desembarco del avión me dirijo a la primera persona a quien encuentro allí y la saludo con sincero respeto. Y hago lo mismo con todos los que conozco en el camino. Así comienzan mis intercambios de amistad.

Poco importa que, a los ojos del mundo, uno sea alguien desconocido o uno entre muchos.

Lo que cuenta es saber que hemos hecho nuestro mejor esfuerzo, fieles a nosotros mismos, que hemos actuado con actitud transparente y sincera en bien de los semejantes, de los amigos y de toda la sociedad. Los que pueden declarar esto con convicción son vencedores del espíritu humano y son, para mí, campeones de la vida.

Del discurso pronunciado en una reunión general asiática en Hong Kong, el 16 de mayo de 1993.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.