Parte 1: La felicidad; Capítulo 5:
Convertir las aflicciones en felicidad [5.5]

5.5 Vivir con alegría en cada circunstancia

En estos fragmentos, el presidente Ikeda recalca que lo que distingue a un practicante genuino es vivir con alborozo.

León Tolstói exclamó: «¡Regocijémonos! ¡Regocijémonos! La tarea es la vida y su propósito es la alegría. Celebremos el cielo, el sol, las estrellas, la hierba, los árboles, los animales y la gente».1

«¡Regocijémonos!»… Esa fue una de las conclusiones esenciales a las cuales llegó este gran pensador y escritor ruso.

La alegría de vivir es el emblema que distingue a las personas cuyo estado es noble, íntegro y feliz. Por otro lado, quienes a todo responden con críticas e insatisfacción invariablemente son desdichados, por atractiva que parezca su vida vista desde fuera.

En 1901, Tolstói fue excomulgado por la Iglesia ortodoxa rusa. Tenía 72 años cuando esto ocurrió, así que era una persona bastante mayor. La Iglesia creyó que, con esa medida punitiva, humillaría a Tolstói, un hombre aclamado en todo el mundo. Pero a él no le hicieron mella las maquinaciones de la jerarquía eclesiástica. En cambio, observó los hechos con serena dignidad:

«¡Regocijémonos! ¡Regocijémonos!». Su convicción se mantuvo incólume. O, mejor dicho, esto le permitió redoblar su apasionado espíritu de lucha.

La vida de Tolstói no estuvo exenta de dificultades. Debió superar obstáculos en su labor literaria, y tuvo que lidiar con los infortunios de su vida familiar y con la mala salud. Pero su espíritu siempre buscó crear alegría en cada ocasión.

Esto coincide con la forma budista de vivir. Espero que todos vivan dedicados a generar dicha y satisfacción.

Nichiren Daishonin declaró: «Nam-myoho-renge-kyo es la mayor de todas las alegrías».2 Una vida dedicada al kosen-rufu es una existencia de júbilo supremo. También escribió:

Siento un júbilo incontenible, aun cuando en estos momentos me encuentre exiliado».3

* * *
Cuanto más me atacan las autoridades del gobierno, mayor es mi deleite.4

* * *
Cuanto más grandes sean las dificultades que se abatan sobre él [es decir, sobre el devoto del Sutra del loto], mayor será su deleite, gracias a la fuerza de su fe.5

Y, durante la persecución de Tatsunokuchi, el Daishonin le dijo a su leal discípulo Shijo Kingo, quien había ido a su lado para acompañarlo hasta el lugar donde sería ejecutado: «¿Acaso podría haber una alegría más grande?».6 Lo que le dice es que debería estar sonriendo.

Cuando ocurren adversidades —enseña el Daishonin— «los sabios se regocijan, mientras que los necios se echan atrás».7

Cuanto mayores son los desafíos que se interpongan ante nosotros, con mayor alborozo debemos avanzar y con más decisión debemos afrontarlos. Esta es la esencia del budismo Nichiren y la manera más valiosa de vivir la existencia.

¡Qué infeliz es una existencia privada de alegría…! Lo que el Daishonin enseña en sus escritos es a no ser pesimistas, a no vivir con una expresión afligida en el rostro, viendo un problema en cada cosa o criticando y quejándonos siempre.

Quienes pueden deleitarse ante cada circunstancia y experimentar los hechos de la vida de manera jubilosa son auténticos expertos en el arte de vivir.

En Carta desde Sado el Daishonin escribe: «Los venerables y sabios son puestos a prueba ante el insulto».8 Las personas realmente grandes se distinguen por su capacidad de perseverar con serenidad, resistiendo el insulto y la censura, y sin perder la alegría de vivir.

Hallar gozo en cada situación… Cuando uno vive colmado de júbilo, regocija también el espíritu de todos los que lo rodean. Por eso, es capaz de crear valor y de irradiar felicidad.

Es vital que los líderes siempre estén pensando en la manera de guiar a todos para que avancen con actitud positiva.

Del discurso pronunciado en una reunión con representantes de las distintas divisiones, en Tokio, el 28 de junio de 1993.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1TOLSTÓI, León: Tolstoy’s Diaries (Los diarios de Tolstói), edit. y trad. ingl. R. F. Christian, Londres: The Athlone Press, 1985, pág. 264. (Anotación del 15 de septiembre de 1889).
  • *2Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, pág. 212.
  • *3El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 407.
  • *4La apertura de los ojos, en END, pág. 257.
  • *5Un navío para cruzar el mar del sufrimiento, en END, pág. 34.
  • *6El comportamiento del devoto del «Sutra del loto», en END, pág. 806.
  • *7Los tres obstáculos y los cuatro demonios, en END, pág. 668.
  • *8Carta desde Sado, en END, pág. 322.