Parte 1: La felicidad; Capítulo 3: La práctica para transformar nuestro estado de vida [3.2]

3.2 «Jamás busque este Gohonzon fuera de usted misma»

En estos textos escogidos, el presidente Ikeda explica el profundo principio de activar, en nuestro propio ser, el poder del Gohonzon. La vitalidad incalculable y la sabiduría sin límites expresadas en el Gohonzon también son fuerzas inherentes a nuestra vida. La fe y la práctica del budismo son lo que nos permite ejercerlas con libertad irrestricta.

En toda religión, el objeto de fe ocupa un lugar fundamental. En tal caso, ¿cuál es el significado real del Gohonzon, objeto de devoción del budismo Nichiren?

En El verdadero aspecto del Gohonzon, el Daishonin explica: «Jamás busque este Gohonzon fuera de usted misma. El Gohonzon existe sólo en la carne mortal de nosotros, las personas comunes que creemos en el Sutra del loto y entonamos Nam-myoho-renge-kyo».1 Puesto a analizar este concepto, el maestro Toda señaló en una de sus disertaciones:

Aunque nos inclinemos en reverencia ante este grandioso Gohonzon pensando que está fuera de nosotros, la realidad es que se halla en la vida de los que entonamos Nam-myoho-renge-kyo con fe en el Gohonzon de las tres grandes leyes secretas. Este pasaje del Daishonin es realmente inspirador.

Quienes todavía no tienen fe en la Ley Mística se hallan en el estado de «ser budas en teoría» [primero de los seis niveles de la práctica],2 donde la naturaleza de Buda parece estar presente de manera difusa, pero no funciona en absoluto. Ya que [los miembros de la Soka Gakkai] veneramos el Gohonzon, nos encontramos en el estado en que «se escucha el nombre y las palabras de la verdad» [segundo de los seis niveles de la práctica], en el cual el Gohonzon ya resplandece vivamente en nuestro ser.

Sin embargo, la intensidad de ese brillo será proporcional a la fuerza del practicante. Es como una lamparilla eléctrica. Un foco de muchos vatios irradia una luz potente, mientras que una bombilla de menor intensidad iluminará débilmente.

Para mantener esta analogía, quienes todavía no creen en la Ley Mística son como quien posee una bombilla, pero desconectada del suministro eléctrico. En el caso de los practicantes de la Ley Mística, está conectada y encendida. Por eso, nuestra vida brilla intensamente.3

Todo depende de la fortaleza de nuestra fe. Cuando esta es potente, la vida se revela como un «cúmulo de beneficios»,4 término que emplea el Daishonin para describir al Gohonzon. Además, enseña: «[E]ste Gohonzon se encuentra sólo en los dos ideogramas con que se escribe “fe”5».6

En tal sentido, las personas de fe firme nunca se estancan. Pueden transformar cualquier situación en un motivo de felicidad y en el origen de grandes beneficios. Naturalmente, en el transcurso de la vida nos exponemos a afrontar diversos problemas y complicaciones. Pero podemos convertir todas las dificultades en nutrientes para el cultivo de un estado de vida más elevado. Para quienes practican el budismo del Daishonin, cada acontecimiento es, en última instancia, una fuente de dicha y de beneficios en el nivel más esencial. La palabra «infelicidad» no existe en el vocabulario de las personas de fe resuelta.

Nichikan Shonin fue un gran restaurador del budismo Nichiren que inició la labor de sistematizar las enseñanzas del Daishonin. En la parte final de su Comentario sobre «El objeto de devoción para observar la vida», escribe:

Cuando abrazamos la fe en este Gohonzon y entonamos Nam-myoho-renge-kyo, nuestra vida se convierte de inmediato en el objeto de devoción que corporifica el principio de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital,7 y en la entidad de la vida de Nichiren Daishonin. Este es el verdadero significado de la frase «con ella [es decir, con la joya de los cinco caracteres de Myoho-renge-kyo, el Buda] adornó el cuello de las personas ignorantes de la última época8».9 Por eso, debemos venerar las fuerzas del Buda y de la Ley, y esforzarnos por desarrollar nuestras propias fuerzas de la fe y de la práctica. Como afirma el Daishonin, no debemos pasar la vida en vano para lamentarnos de ello toda la eternidad10.11

En este pasaje, Nichikan Shonin señala claramente que, mediante la fe en el Gohonzon, nuestra vida puede manifestar instantáneamente el objeto de devoción y el estado de vida de Nichiren Daishonin. Justamente con este propósito, el Daishonin inscribió el Gohonzon. Aquí hallamos la suprema esencia del budismo Nichiren.

La fe nos permite manifestar el Gohonzon que existe dentro de nosotros; nos conduce a desplegar el estado de los budas, indestructible y puro como el diamante, y a hacerlo brillar enérgicamente.

Cada uno de nosotros posee en forma latente un caudal ilimitado de vitalidad y una fuente inagotable de sabiduría. La fe existe para poder recurrir sin limitaciones a esa sabiduría y a esa fuerza vital que poseemos de manera intrínseca.

El señor Toda decía a menudo: «Solo puede manifestarse hacia afuera lo que existe en el interior. Lo que no tenemos dentro no puede revelarse exteriormente». El estado puro y potente de la budeidad —como también los estados débiles y bajos del infierno, el de la entidad hambrienta y de la animalidad— existen en nuestra vida y afloran en respuesta a las causas y condiciones de nuestro mundo circundante.

Ya que la vida es eterna y trasciende el pasado, el presente y el futuro, nuestro karma anterior también puede cernirse sobre nosotros en el presente, a través de algún sufrimiento o problema. Sin embargo, así como la causa de ese padecimiento se encuentra dentro de nuestra vida, también poseemos la capacidad de transformar el pesar en alegría. En eso consiste el poder del estado de budeidad.

Como declaró el señor Toda, en definitiva, los seres humanos somos el producto de lo que llevamos dentro, ni más ni menos.

Por tal razón, es fundamental que cultivemos la tierra de nuestra vida y echemos en ella profundas y extensas raíces de felicidad. Se trata de activar y de manifestar el Gohonzon que existe en nosotros y establecer una identidad firme como un árbol imponente. Desde el punto de vista de nuestro estado de vida, esto se expresará en un humanismo cabal y una conducta ejemplar, mientras que en la vida cotidiana lo percibiremos en forma de beneficios y de buena fortuna.

El punto decisivo es que tengamos fe. Jamás tomemos a la ligera las palabras del Daishonin que dicen: «Lo importante es el corazón».12

Lo que cuenta no es la forma ni la posición o la riqueza de una persona. Quienes basan su corazón en la fe son realmente felices.

Del discurso pronunciado en una reunión de representantes en Tokio, el 3 de abril de 1993.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1El verdadero aspecto del Gohonzon, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 873.
  • *2Seis niveles de la práctica: También conocido como «seis identidades». Seis fases de la práctica del Sutra del loto formuladas por el gran maestro T’ien-t’ai en la obra Gran concentración e introspección. Son: 1) el nivel en que se es un buda en teoría; 2) el nivel en que se escucha el nombre y las palabras de la verdad; 3) el nivel de la percepción y la acción; 4) el nivel de la semejanza con la iluminación; 5) el nivel de la toma progresiva de conciencia; 6) el nivel de la iluminación suprema.
  • *3TODA, Josei: Toda Josei zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1992, vol. 6, pág. 608. (Disertación sobre El verdadero aspecto del Gohonzon, del 6 de marzo de 1956.)
  • *4El verdadero aspecto del Gohonzon, en END, pág. 873.
  • *5La palabra japonesa con que se designa el término «fe» (shinjin) consta de dos ideogramas chinos.
  • *6El verdadero aspecto del Gohonzon, en END, pág. 873.
  • *7Tres mil aspectos contenidos en cada instante vital: Doctrina desarrollada por el gran maestro T’ien-t’ai de la China y basada en el Sutra del loto. Los «tres mil aspectos» indican los aspectos y fases variables que adopta la vida a cada momento. A cada instante, la vida manifiesta alguno de los diez estados. Cada uno de estos diez estados posee en sí mismo el potencial de los diez, lo cual da un total de cien estados posibles. Cada uno de estos cien estados posee los diez factores y opera dentro de cada uno de los tres planos de la existencia, totalizando tres mil aspectos. En otras palabras, todos los fenómenos están contenidos en cada instante vital, y cada instante vital impregna los tres mil estados de la existencia; es decir, la totalidad del mundo fenoménico.
  • *8La cita completa de El objeto de devoción para observar la vida dice: «El Buda, con profundo amor compasivo hacia los que no podían reconocer la joya de la doctrina de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital, la envolvió en los cinco caracteres [de Myoho-renge-kyo], y con ella adornó el cuello de las personas ignorantes de la última época». (END, pág. 397.) Asimismo, Myoho-renge-kyo se escribe con cinco ideogramas chinos, mientras que Nam-myoho-renge-kyo se escribe con siete (namu o nam se compone de dos caracteres). El Daishonin a menudo usa Myoho-renge-kyo como sinónimo de Nam-myoho-renge-kyo en sus escritos.
  • *9El objeto de devoción para observar la vida, en END, pág. 397.
  • *10Véase El problema que debemos ponderar día y noche, en END, pág. 652.
  • *11NICHIKAN: Kanjin no honzon-sho mondan (Comentario sobre «El objeto de devoción para observar la vida»), en Nichikan Shonin mondan-shu (Los comentarios de Nichikan Shonin), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1980, pág. 548.
  • *12La estrategia del «Sutra del loto», en END, págs. 1045-1046.