Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 28: Los tres presidentes fundadores y el camino de maestro y discípulo [28.22]

28.22 Escribir La revolución humana

El presidente Ikeda explicó una vez que había decidido narrar la vida de Josei Toda en forma novelada, más que en género biográfico, para ofrecer una caracterización más fiel y rica de su mentor, siempre presente en su corazón. En esta selección de La nueva revolución humana, el señor Ikeda, representado por el protagonista Shin’ichi Yamamoto, describe la misión que asumió como discípulo de escribir sobre la vida y las contribuciones de su maestro.

Shin’ichi Yamamoto concibió por primera vez la idea de relatar la vida de Josei Toda a sus 19 años, unos tres meses después de haber ingresado en la Soka Gakkai (en 1947).

Lo conmovía profundamente haber conocido a un maestro tan extraordinario como Toda, capaz de sostener sus convicciones incluso en la cárcel —donde lo había recluido el gobierno militarista durante la guerra— y de armarse de valor para levantarse solo, una vez recuperada la libertad, para guiar al pueblo del Japón a la felicidad. En lo profundo de su corazón, decidió transmitir a la sociedad y a las generaciones futuras la verdad sobre la vida de su mentor.

Con los años, a medida que se dedicaba de lleno a la noble lucha conjunta de maestro y discípulo, esa determinación apasionada se convirtió en una promesa inamovible.

En la primavera de 1951, Toda le mostró el manuscrito de una novela que él había escrito, titulada Revolución humana, y que publicaría en entregas consecutivas en el Seikyo Shimbun, con el seudónimo Myo Goku.1 Instintivamente, Shin’ichi sintió que, algún día, él tendría que escribir la continuación de esa crónica, para dejar un registro detallado de la vida de Toda.

Tres años después, en el verano de 1954, lo acompañó en un viaje a la aldea de Atsuta, en Hokkaido, de donde era oriundo Toda.

De pie en la escollera del puerto de Atsuta, mientras contemplaba la costa flanqueada por ásperos acantilados que se elevaban como un biombo, escribió el poema «Aldea de Atsuta», en cuyos versos retrataba a su maestro emprendiendo el gran periplo de la vida. Una vez más, juró que, algún día, relataría la gesta de Toda.

Tres años más tarde, en agosto, Shin’ichi viajó con su mentor a Karuizawa, ocho meses antes de la muerte de Toda. En el trayecto, hablaron sobre Revolución humana, que acababa de publicarse en forma de libro.

Toda dijo, esbozando una sonrisa tímida:

—Aunque no me cuesta escribir sobre el señor Makiguchi, me da pudor hablar detalladamente sobre mi vida.

Esas palabras causaron una honda y fuerte impresión en Shin’ichi.

En la novela escrita por Toda, la narración concluye cuando el héroe, Gan —personificación de Toda—, encerrado en su celda, decide irrevocablemente dedicar la vida al kosen-rufu. Pero no relata el modo en que esa determinación se puso en acción.

Tal como Shin’ichi infirió a partir de esa conversación en Karuizawa, Toda esperaba que su discípulo escribiera la continuación de Revolución humana para testimoniar el resto de su historia, desde que se había puesto de pie para asumir el liderazgo del kosen-rufu.

Así pues, en abril de 1964, durante la séptima ceremonia recordatoria (en el sexto aniversario) de la muerte de Toda, Shin’ichi anunció con profunda decisión que comenzaría a escribir una nueva novela, titulada La revolución humana.

El equipo editorial del Seikyo Shimbun solicitó a Shin’ichi que la obra, escrita con el seudónimo Ho Goku,2 se publicara en entregas periódicas a partir del 1.º de enero de 1965.

Shin’ichi pensó detenidamente en qué lugar quería comenzar a escribir su novela.

La revolución humana narraría el movimiento de la Soka Gakkai para lograr el kosen-rufu, centrado en la figura de Josei Toda. Al mismo tiempo, registraría la lucha concreta para hacer realidad los ideales más primordiales de la paz y la felicidad, en beneficio de todo el género humano. A su vez, el tema podría expresarse en un firme postulado: la gran revolución humana de una sola persona puede transformar el destino de una nación y, en definitiva, de toda la humanidad.

Consciente de todo ello, Shin’ichi decidió comenzar la labor en un lugar que hubiera estado sometido a la barbarie de la guerra, cuyo pueblo hubiera padecido enormes sufrimientos. Así, eligió a Okinawa.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno militarista del Japón había decidido que Okinawa era un territorio prescindible, un sacrificio para proteger las islas principales del país. Isla de trágico destino, fue el único lugar del Japón donde se libraron combates de infantería, que diezmaron a la cuarta parte de la población civil.

Cuando la guerra terminó, Okinawa quedó bajo control de los Estados Unidos, cuyas fuerzas de ocupación construyeron allí bases militares estadounidenses. Y, por segunda vez, aunque de distinta forma, Okinawa volvió a sacrificarse para proteger los intereses de las islas principales.

Con esta reflexión, Shin’ichi sintió que Okinawa era el lugar donde debía comenzar a escribir La revolución humana. Desde sus costas, propagaría la paz y la felicidad.

Del capítulo «La esperanza del pueblo», del volumen 9 de La nueva revolución humana.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1El nombre Myo Goku derivaba de su experiencia en prisión, donde había tomado conciencia (go) de la esencia del budismo, la verdad mística (myo) de la no sustancialidad (ku).
  • *2En La nueva revolución humana, el presidente Ikeda reflexiona, con estas palabras, sobre la elección de su seudónimo literario: «El señor Toda usó el seudónimo Myo Goku; el mío será Ho Goku. Si se combina el primer elemento de cada nombre, se forma myoho, la Ley Mística. Goku significa comprender la verdad de la no sustancialidad. El myo de myoho se refiere al estado de budeidad; y ho, a los otros nueve estados. Myo también es la iluminación o el despertar, mientras que ho es la ilusión u oscuridad fundamental. Basados en este principio, podemos decir que myo corresponde al maestro, y ho, al discípulo».