Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 28: Los tres presidentes fundadores y el camino de maestro y discípulo [28.21]

28.21 Liderar el kosen-rufu de cara a la eternidad

En su primer ensayo luego de cumplir 70 años, en enero de 1998 —fecha que marcó el inicio de varias series para las cuales escribió unos ochocientos ensayos— el presidente Ikeda reflexiona sobre la travesía de la vida y pone en palabras su visión y metas para el futuro.

Un mes antes de mi trigésimo cumpleaños, escribí la siguiente reflexión en mi diario personal (el 4 de diciembre de 1957): «Toda mi vida es perseverar y esforzarme, avanzar y vivir junto a mi mentor. Sé que a él le debo mi vida». Tenía tan mala salud que los médicos no creían que pudiera llegar vivo a los treinta años.

Nadie mostró tanta preocupación y tantos cuidados por mí como el señor Toda, mi maestro. Jamás dejó de guiarme y de alentarme, con severidad, pero, a la vez, con profunda benevolencia. Yo pasaba los días y las noches librando una batalla sin cuartel para propagar el budismo Nichiren. Cuando la enfermedad y el agotamiento me dejaban exhausto, el señor Toda me decía:

—Estás inmerso en una batalla contra los tres obstáculos y los cuatro demonios.1 Lleva todo tu dolor y tu sufrimiento directamente al Gohonzon y lucha por superarlo íntegramente.

También me instruyó:

—Vive tu vida al máximo y fortalece tu fe de tal manera que, cuando llegue el momento, puedas afrontar la muerte con dignidad y compostura.

Su voz —la voz de un padre estricto pero afectuoso— me conmovió hasta lo más profundo de mi ser.

En otra oportunidad, mi mentor me dijo:

—Te daré mi vida. ¡Vive en mi lugar, muchos años!

*

Mi maestro me infundió su propia vida, y yo triunfé sobre mi destino, revertí el asedio permanente del demonio de la enfermedad. Cuando estaba por llegar a los treinta años, exultante, anoté en mi diario cómo había pasado cada década de mi vida y qué metas me proponía lograr en las décadas siguientes.

Hasta los diez años: Crecer como hijo de una humilde familia productor de algas.
Hasta los veinte años: Tomar conciencia profunda y luchar contra la enfermedad.
Hasta los treinta años: Estudiar y practicar el budismo Nichiren, y dedicarme intensamente a vencer el demonio de la enfermedad.
Hasta los cuarenta años: Afianzar mi práctica y estudiar las enseñanzas de Nichiren Daishonin.
Hasta los cincuenta años: Establecer mi clara posición ante la sociedad.
Hasta los sesenta años: Terminar de construir los cimientos del movimiento por el kosen-rufu en el Japón.

Pero mi diario nada dice sobre lo que ocurriría después de los sesenta años, porque nunca pensé que superaría esa edad.

A propósito de esto, en el otoño de mis 57 años, poco antes de cumplir los 58 —la edad que tenía el señor Toda al morir— caí enfermo y tuve que ser hospitalizado.

Si mi maestro hoy estuviera con vida, pronto cumpliría 98 años. Estoy convencido de que he llegado a los 70 porque el señor Toda me infundió en vida una parte de su fuerza vital.

Víctor Hugo comenzó a escribir su gran novela, Noventa y tres, a los 70 años. Y más o menos a esa misma edad, León Tolstói empezó a consagrar sus energías a escribir su obra maestra Resurrección. Poco después de cumplir esa edad, el presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, inició la publicación de Kachi Sozo (Creación de valor), el periódico institucional, para promover un nuevo debate y un intercambio innovador que permitiera dar a conocer la grandeza del budismo Nichiren.

Hoy, estoy dedicado con alma y vida a escribir el octavo volumen de La nueva revolución humana.2 El Seikyo Shimbun reanudará próximamente la publicación en serie de las entregas.

Si tuviera que asentar por escrito lo que he logrado desde mis 60 años hasta hoy, y lo que preveo para las décadas siguientes, pondría lo siguiente:

Hasta los setenta años: Establecer los principios de un nuevo humanismo.
Hasta los ochenta años: Terminar de construir los cimientos del movimiento por el kosen-rufu mundial.

A partir de ese momento, de acuerdo con la Ley Mística y con la naturaleza inmortal e imperecedera de la vida expuesta en el budismo, estoy decidido a conducir el kosen-rufu a lo largo de toda la eternidad.

De la serie de ensayos «Reflexiones sobre “La nueva revolución humana”», publicada en japonés en el Seikyo Shimbun el 4 de enero de 1998.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Tres obstáculos y cuatro demonios: Diversos obstáculos e impedimentos que buscan obstruir la práctica del budismo. Los tres obstáculos son: 1) el obstáculo de los deseos mundanos; 2) el obstáculo del karma; 3) el obstáculo de la retribución. Los cuatro demonios son: 1) el impedimento de los cinco componentes; 2) el de los deseos mundanos; 3) el de la muerte; 4) el del Rey Demonio.
  • *2El presidente Ikeda terminó de escribir el trigésimo y último volumen de La nueva revolución humana el 6 de agosto de 2018. La última entrega se publicó en el Seikyo Shimbun el 8 de setiembre de 2018.