Parte 1: La felicidad; Capítulo 2:
Cultivar un estado de vida feliz [2.1]

2.1 Vivir con optimismo

El budismo Nichiren enseña que la budeidad —el estado más digno y supremo de la condición humana, en que abundan la sabiduría, la bravura y el amor solidario— existe en cada individuo de manera intrínseca. Cuando activamos este estado interior, nuestra perspectiva se transforma y nos volvemos capaces de ser felices de manera absoluta e irrestricta. Este capítulo expone las enseñanzas del presidente Ikeda sobre ese proceso de cambio interno.

En los textos selectos que se citan a continuación, explica de qué manera quienes practican la Ley Mística pueden vivir con optimismo y experimentar la existencia como un motivo de júbilo en sí misma.

Vivamos una existencia enérgica y llena de satisfacción. Tenemos el Gohonzon; y tenemos la Ley Mística. Eso significa que cada uno de nosotros, en cuanto entidades de dicha Ley, encarnamos una infinita buena fortuna y una majestuosa torre de tesoros. Por eso, no debemos temer a nada, sabiendo que no seremos derrotados.

Cuando creemos firmemente que nuestra vida es la Torre de los Tesoros y que cada uno de nosotros corporifica la budeidad, podemos descubrir que vivir es un placer, una satisfacción en sí misma. El propósito de nuestra fe y de nuestra práctica budista es construir y disfrutar este estado interior sublime.

Quienes viven en el mundo de la Soka Gakkai, en el mundo del kosen-rufu, gozarán eternamente de un estado de vida así de dichoso, a través de las tres existencias del pasado, presente y futuro.

¿Somos optimistas o pesimistas?

El pesimismo hace foco en el lado triste, adverso o negativo de las cosas. «¿Qué será de mí si fallece mi esposo?»… «¿Qué pasará si mi pareja se enferma?»… «¿Y si no consigo lograr mis objetivos?»… «¿Y si mi hija se enamora de alguien que no va a hacerla feliz?»…

Pero el pesimismo hará mella en ustedes, si su mente gira siempre alrededor de las peores perspectivas. Y así nunca podrán ser felices. Si constantemente ven todo bajo una luz negativa y desalentadora, si se acostumbran a vivir preocupados e insatisfechos, pensando «A este paso, nunca voy a tener dinero…», «¡Ay, no! ¿De nuevo otra reunión?», «Seguro que hoy mi esposa volverá a reprocharme…», en tal caso la vida se convertirá para ustedes en una interminable y penosa austeridad.

Por otro lado, pueden mirar el lado bueno de las cosas; aceptar lo que ocurre y verlo con una óptica positiva y esperanzada. Esto es ser optimistas. Y la expresión suprema del optimismo es la fe en la Ley Mística. Por ejemplo, si se enferman, pueden pensar: «¡Ahora podré tomarme un buen descanso!». «¡Qué buena oportunidad para meditar sobre las tres existencias!». Y con esa esperanza en su corazón, podrán declarar que no van a permitir ser derrotados por un traspiés de salud, que sobrevivirán y vencerán al «demonio de la enfermedad».

Las personas optimistas son fuertes. Saben ver en cada cosa el lado positivo. Y van por eso, hasta hacerlo realidad a la vista de cualquiera.

Espero que vivan siempre con optimismo, sin doblegarse ante ningún revés de la vida, convirtiendo los obstáculos en beneplácito y riéndose de las adversidades, como hacía el célebre «Carlitos» Chaplin.

Del discurso pronunciado en una reunión general de la SGI de Canadá celebrada en dicho país el 1.o de octubre de 1993.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.