Parte 2: La revolución humana
Capítulo 16: El budismo se centra en la victoria [16.2]

16.2 La revolución humana es una batalla con nosotros mismos

La revolución humana es una lucha constante con nosotros mismos y contra las funciones destructivas que buscan debilitar nuestra fe y obstruir nuestra práctica budista. La idea de que «el budismo existe para triunfar» es una invitación a que logremos la victoria sobre nuestras limitaciones y nuestras tendencias negativas.

Quisiera analizar la declaración budista de que el budismo se centra en la victoria.

Mi maestro Josei Toda, el segundo presidente de la Soka Gakkai, solía orientarnos con respecto a esta cuestión, diciéndonos: «La fe es una batalla contra el estancamiento, tanto en el individuo como en la sociedad. Es una lucha entre la budeidad y las funciones destructivas. A eso se refiere la frase “el budismo existe para triunfar”».

En la vida hay ocasiones en que uno se siente impedido de avanzar. En momentos así es cuando debemos hacer daimoku y actuar con determinación redoblada. De esa manera elevaremos mucho más nuestro estado de vida y podremos despejar el camino para seguir adelante. La repetición de este proceso es un aspecto clave de nuestra práctica budista.

La victoria queda determinada por el triunfo o la derrota en la lucha contra nosotros mismos, contra el estancamiento y contra la negatividad profunda.

Las personas que descuidan esta contienda férrea contra sus flaquezas interiores ya están en camino hacia la declinación, en la medida en que no están encarnando la vida con la debida seriedad. Esta complacencia es, en sí, el emblema de la derrota.

Nichiren Daishonin escribe:

El budismo concede una importancia primordial a la victoria y la derrota, mientras que la autoridad secular se basa en el principio de la recompensa y el castigo. Por esa razón, el Buda es reverenciado como el Héroe del Mundo, en tanto que al monarca se lo describe como «el que reina según su voluntad».1

Las recompensas y los castigos son relativos, y su valor resulta superior o inferior cuando se comparan unos con otros. Por ejemplo, en un examen es mejor obtener 60 sobre 100 que 10 sobre 100. Y también hay premios de mayor valor que otros. De esta manera, las recompensas y las retribuciones negativas son mejores o peores en relación con otras de su clase.

Pero la victoria y la derrota son absolutas. O se gana o se pierde. No hay término medio. Un buda es quien logra la victoria. Un «Héroe del Mundo» —uno de los títulos honoríficos del Buda— es un campeón sin igual en el plano de los quehaceres sociales o mundanos.

En diversas escrituras budistas, el Buda recibe nombres semejantes, como «Vencedor en la Batalla»; «Líder Victorioso»; «Fuerza Triunfal», «El Excelso», «Estandarte Superior»; «Héroe Vencedor de Funciones Demoníacas» y «Conquistador de Fuerzas Demoníacas Dotado de Diez Poderes2».3

En otras palabras, un buda es un líder que triunfa en la contienda contra las funciones profundas de la negatividad. La victoria da cuenta del poder del budismo y de la fuerza de la fe.

En relación con su propia lucha contra estas funciones, Nichiren Daishonin escribe:

El Rey Demonio del Sexto Cielo4 ha convocado a diez clases de ejércitos y, en el mar de los sufrimientos del nacimiento y la muerte, libra una guerra contra el devoto [o practicante] del Sutra del loto para impedirle que se apodere de esta tierra impura donde habitan venerables y personas comunes, o bien para arrebatarle el control.5

Han pasado más de veinte años desde que me he visto en esa situación y he iniciado la gran batalla. Ni una vez he pensado en retroceder.6

Las «diez clases de ejércitos» se refieren a una amplia gama de deseos o pulsiones humanas derivadas de la ilusión. En el Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría7 se las enumera de este modo:

1) Codicia. (El apego a los cinco deseos8 y el descuido de la práctica budista como resultado de dicho apego.)

2) Desaliento (La falta de ánimo y la depresión.)

3) Hambre y sed. (La pulsión de estos deseos.)

4) Ansia. (Decadencia relacionada con el apego y el deseo. Incluye los relacionados con el deseo sexual, la adicción a sustancias u otras formas que adopta la búsqueda de placer.)

5) Somnolencia. (Esto no significa que haya que renunciar al sueño, sino a una postura de vida dormida, perezosa y negligente. También puede significar la apatía hacia la superación personal o la actitud de salir a flote con el mínimo esfuerzo.)

6) Miedo. (Sucumbir a los temores y a la cobardía.)

7) Duda y recriminación. (Funciones negativas que tratan de desviar al practicante inoculando dudas o cuestionamientos con respecto a su camino.)

8) Enojo. (Irritaciones o exasperaciones que perturban la práctica.)

9) Fama, fortuna y falsa gloria. (Apego al reconocimiento social o al provecho material que obstruye el camino hacia el logro de la budeidad.)

10) Arrogancia y menosprecio a los demás. (Sobrevalorar la propia persona y despreciar a los semejantes.)

Dicho sea de paso, esta última característica, la arrogancia, ha sido un factor común a todos aquellos que han abandonado la práctica y han atacado a la Soka Gakkai. En suma, estas personas se han dejado vencer por los diez ejércitos del Rey Demonio y, habiendo claudicado internamente a esta batalla, se han sumado a sus filas.

¿Cuál es el arma con la cual podemos vencer a estas fuerzas insidiosas? La «filosa espada de la fe». Por eso, antes que nada, los líderes del kosen-rufu necesitan ser valientes y de fe firme. De otro modo, por inteligentes o capaces que sean en otros aspectos, no podrán prevalecer en la batalla contra las funciones negativas en el nivel fundamental de la vida. La fe firme es lo que distingue a una persona realmente fuerte.

En este pasaje, el Daishonin afirma que en el vasto universo —en todo ese ámbito que el budismo llama el «mar de las aflicciones del nacimiento y la muerte»— se está librando una contienda intensa entre las funciones de la budeidad y las funciones de la oscuridad.

El universo entero es el escenario de una batalla colosal: entre las fuerzas constructivas y destructivas; entre la energía del orden armonioso y las corrientes turbulentas del caos y la desintegración; entre la solidaridad que une y el odio que divide; entre la vida y la muerte; entre la luz y las tinieblas; entre la felicidad y el dolor; entre el avance y el retroceso; entre el ascenso y la caída; entre la libertad y la represión; entre la esperanza y la desesperación; entre el amor a la vida y la pulsión de matar… ¿Seguimos la Ley que nos guía a la felicidad o nos dejamos dominar por las «funciones del Rey Demonio» que buscan hundir la vida humana en la desventura?

Es fundamental que sigamos la Ley que conduce a la felicidad eterna y construyamos un mundo de alegría indestructible y permanente. Esta es nuestra misión como practicantes del budismo Nichiren.

Del discurso pronunciado en la reunión de la División Juvenil Masculina, en Tokio, el 26 de junio de 1990.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1El Héroe del Mundo, en Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 876.
  • *2Diez poderes: Término que denota las facultades de un buda. Son: 1) El poder de saber qué es verdad y qué no lo es; 2) el poder de conocer las causas kármicas que operan en la vida de los seres a través del pasado, presente y futuro; 3) el poder de conocer todos los estadios de la concentración, la emancipación y la meditación; 4) el poder de conocer el estado de vida de todas las personas; 5) el poder de juzgar el entendimiento de todas las personas; 6) el poder de discernir la superioridad o inferioridad de las aptitudes humanas; 7) el poder de conocer los efectos de las acciones de los individuos; 8) el poder de recordar las existencias pasadas; 9) el poder de saber cuándo nacerán y morirán los individuos; 10) el poder de erradicar todas las ilusiones.
  • *3Estos nombres se mencionan en el Sutra de los Dharanis de la Gran Majestad (en chino: Daweide tuoluoni jing; en jap.: Dai-itoku darani-kyo).
  • *4Rey Demonio del Sexto Cielo: También conocido como Rey Demonio o demonio celestial. Soberano de las funciones demoníacas, que habita en el sexto cielo del mundo del deseo, el más alto de todos. También se lo llama «El Que Goza Manipulando a Su Voluntad el Producto de las Cosas Conjuradas por Otros», el rey que utiliza a su placer el fruto del esfuerzo ajeno. Asistido por incontables funciones subsidiarias, obstruye la práctica budista y disfruta consumiendo la vitalidad de otros seres, como manifestación de la oscuridad fundamental inherente a la vida humana. Este Rey Demonio personifica la tendencia negativa a imponer la propia voluntad sobre los demás a cualquier costo.
  • *5«Esta tierra impura donde habitan venerables y personas comunes» se refiere al mundo saha, donde conviven los seres mortales de los seis caminos (los estados de infierno, entidades hambrientas, animales, asuras, seres humanos y seres celestiales) y los venerables de los cuatro estados nobles (los que escuchan la voz, los que toman conciencia de la causa, los bodisatvas y los budas). Una de las cuatro clases de tierras que describe la doctrina de la escuela budista T’ien-t’ai.
  • *6The great battle (La gran batalla), en The Writings of Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 465.
  • *7Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría: Extenso comentario sobre el Sutra de la gran perfección de la sabiduría, tradicionalmente atribuido a Nagarjuna (c. 150-250). Solo ha llegado hasta la época actual la versión china traducida por Kumarajiva. La obra explica los conceptos de la sabiduría y la no sustancialidad, el ideal del bodisatva y los seis paramitas, entre otros temas. También incorpora conceptos del Sutra del loto y de otros sutras del Mahayana, y, en general, se la considera una obra de extrema importancia dentro del pensamiento del Mahayana.
  • *8Cinco deseos. Deseos que surgen en relación con los cinco órganos sensoriales (vista, olfato, oído, tacto, gusto) y con sus respectivos objetos (color y forma, olor, sonido, textura y sabor).