Parte 2: La revolución humana
Capítulo 16: El budismo se centra en la victoria [16.1]

16.1 Tanto el budismo como la vida son una lucha por la victoria

«Cuanto más oscura es la noche, más cerca está el amanecer»… «Después de la noche, llega sin falta la mañana». El presidente Ikeda siempre ha valorado estas máximas imperecederas. «Tener fe en la llegada del nuevo día —nos dice— es el espíritu del budismo Nichiren. En el transcurso de nuestra revolución humana, surgirán inevitablemente toda clase de dificultades y obstáculos. El presidente Ikeda nos asegura reiteradamente que al abordar de frente y sin temor las adversidades, hacemos brillar nuestra budeidad interior, que es la fuente de la victoria en la vida.

El budismo Nichiren recalca la importancia de triunfar. ¿Por qué es así? ¿En qué sentido debemos vencer? ¿Cuáles son los requisitos para tener una vida victoriosa? Este capítulo compendia el pensamiento del autor sobre este importante principio de la filosofía budista.

A partir de citas de los escritos de Nichiren Daishonin, en estos materiales el presidente Ikeda explica que el significado fundamental de la frase «El budismo existe para triunfar» es vencer en la contienda interior entre nuestra naturaleza de buda y las funciones destructivas inherentes a nuestra vida.


En distintas partes de los escritos de Nichiren Daishonin aparece la enseñanza de que «el budismo existe para vencer». Aunque varían las palabras concretas, posiblemente el texto donde ella figure de manera más explícita es El Héroe del Mundo, una carta dirigida a Shijo Kingo. Allí leemos: «El budismo concede una importancia primordial a la victoria y la derrota».1 Cuando el presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, citaba este fragmento, explicaba que la esencia de la religión era la convicción de adquirir pruebas reales de nuestro triunfo como seres humanos.2

Tanto el budismo como la vida son una lucha por vencer. No es exagerado decir que el budismo se expuso para permitir a todas las personas triunfar en la contienda más profunda de la vida: la lucha entre la naturaleza de buda y las funciones negativas.

O vencemos las funciones destructivas y logramos la budeidad, o somos vencidas por ellas y vivimos bajo el imperio de las ilusiones. En definitiva, el propósito de nuestra práctica budista es lograr la victoria en esta lucha fundamental.

Esta forma sublime de vivir que enseña el budismo Nichiren considera todos los aspectos de la vida como una serie de pugnas que debemos librar y ganar. Esta es la genuina realidad de la existencia. Para aquellos que asumen seriamente este desafío, todo lo que acontece en la existencia, incluso los hechos de la sociedad son parte de su práctica budista. En otras palabras, para ellos, la enseñanza de que «el budismo consiste en vencer» se aplica a todas las cosas.

El Daishonin escribe: «[E]l Buda es reverenciado como el Héroe del Mundo».3 Un «héroe del mundo» es aquel que se involucra valientemente en las realidades de la vida y de la sociedad. Un buda es quien intrépidamente batalla contra las funciones destructivas y manifiesta la fuerza vital del estado de buda, y por eso puede vivir llevando a cabo acciones correctas en la sociedad humana.

Cuando el Daishonin le transmitía a Shijo Kingo —uno de sus principales discípulos laicos— que «el budismo concede una importancia primordial a la victoria y la derrota», lo que quería enseñarle es que uno se distinguía como genuino practicante budista cuando emulaba la forma de vivir del Buda, que era un «héroe del mundo».

Así pues, si el budismo se centra en triunfar, entonces, ¿cómo lo hacemos? Es vencer en nuestro fuero interno, en nuestro corazón.

La razón por la cual el Daishonin recalca que «el budismo existe para vencer», es para hacer hincapié en la importancia de tener fortaleza interior para confrontar todos los obstáculos y dificultades que surjan en la vida. Si somos débiles o dubitativos, no podremos imponernos a las funciones negativas en nuestra vida ni tampoco en la sociedad.

El Daishonin escribe: «[L]os cobardes no obtienen respuesta a ninguna de sus oraciones».4 El propósito de este aliento contundente es que sus discípulos nunca se dejen vencer por los vaivenes de la vida ni sucumban a las influencias negativas. La misma idea expresa su enseñanza de que «nada supera la estrategia del Sutra del loto».5

La fe en este sutra no es una teoría abstracta ni un ejercicio intelectual. Debe alimentar en nosotros una sabiduría práctica para triunfar en la sociedad y en el mundo.

Con el corazón de un rey león, el Daishonin libró una batalla histórica tras otra, y en cada oportunidad surgió triunfal. Esta determinación inamovible también activa las funciones protectoras del universo.

En una digna declaración de victoria, afirma: «Pude sobrevivir incluso a la persecución de Tatsunokuchi6 y salir ileso de otras grandes adversidades7 porque las deidades celestiales acudieron en mi ayuda».8

Nuestra vida, nuestra existencia diaria y la sociedad cambian a cada instante. Cada cambio es para mejor o para peor; no hay un término medio en esto. Por eso es fundamental que nuestra fe y nuestra práctica budista nos permitan triunfar.

De El mundo de los escritos de Nichiren Daishonin, vol. 3, publicado en japonés en marzo de 2005.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1El Héroe del Mundo, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 876.El Héroe del Mundo, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 876.
  • *2Véase MAKIGUCHI, Tsunesaburo: «Kachi Sozo» (Creación de valores), en Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, pág. 47.
  • *3El Héroe del Mundo, en END, pág. 876.
  • *4La estrategia del «Sutra del loto», en END, pág. 1046.
  • *5El Daishonin escribe: «[U]tilice la estrategia del Sutra del loto antes que ninguna otra». Véase La estrategia del «Sutra del loto», en END, pág. 1045.
  • *6Persecución de Tatsunokuchi: Fallido intento, instigado por poderosas figuras del gobierno, de decapitar al Daishonin al amparo de la noche en la playa de Tatsunokuchi, en las afueras de Kamakura, el 12 de setiembre de 1271.
  • *7Las otras grandes adversidades a las que se hace referencia son la de Matsubagayatsu (1260), el exilio a Izu (1261), la persecución de Komatsubara (1264) y el exilio a Sado (1271-74), que siguió a la persecución de Tatsunokuchi.
  • *8Del «Oko Kikigaki» (Disertaciones registradas), no incluido en los dos volúmenes de The Writings of Nichiren Daishonin ni en Los escritos de Nichiren Daishonin en español. Véase Gosho zenshu, pág. 843.