Parte 2: La revolución humana
Capítulo 15: «Fe para superar obstáculos» [15.7]

15.7 Los obstáculos nos permiten pulir nuestra vida

El presidente Ikeda explica que las mismas circunstancias que nos perturban son las que nos ayudan a manifestar la budeidad, y recalca que los obstáculos y los problemas nos incentivan a pulir la vida.

Las dificultades nos permiten acendrar nuestra vida.

En uno de sus escritos, el Daishonin utiliza la siguiente parábola: «Será apenas como un jabalí que se frota contra una montaña de oro».1

La historia a la cual se refiere esta frase dice más o menos lo siguiente: Hace mucho tiempo, existió una montaña de oro. Un jabalí pasó frente a ella y no le gustó que brillara de manera tan deslumbrante. Trató de desgastar el brillo frotándola con su pelaje. Restregó el lomo con gran fuerza, sabiendo que las cerdas eran ásperas y filosas como púas. ¿Cuál fue el resultado? Cuanto más frotaba la montaña, más pulía el metal y más la hacía brillar.

La analogía aparece en el Tratado de la gran perfección de la sabiduría y en Gran concentración e introspección de T’ien-t’ai.

El Daishonin se refiere a ella para enseñarnos que cuanta más oposición encuentran los practicantes del Sutra del loto, más brilla su vida.

Esta fuerza antagónica se conoce como «los tres obstáculos y los cuatro demonios». Y sin luchar contra ellos, no podemos lograr la budeidad. Tampoco podemos ser budas sin experimentar y superar dificultades, así como nadie llega a graduarse de la universidad sin aprobar exámenes.

El Daishonin escribe: «Este mundo es el territorio del Rey Demonio del Sexto Cielo2».3 Como resultado de ello, las buenas personas son perseguidas y la gente perversa hace lo que quiere. El kosen-rufu es un movimiento para transformar de raíz este estado subvertido de cosas.

La postura de brillar cada vez más, en presencia de grandes obstáculos, también ofrece una importante lección en el ámbito de las relaciones humanas.

Una organización es un conjunto de personas diferentes. Siempre habrá gente de carácter difícil, con la cual nos costará trabajar. En ocasiones, incluso, puede que la forma de actuar de algunos nos saque de las casillas o nos fastidie de verdad. Pero son estas circunstancias las que dan lustre y brillo a la «montaña de oro» de nuestra vida.

Si todo en nuestra existencia fuese perfecto, jamás creceríamos. Una forma de pulir nuestra «montaña de oro» es trabajando al lado de personas con las cuales no congeniamos.

Pero, para ser sinceros, muchas veces nosotros tampoco podemos hacer que las cosas sucedan tal como nos gustaría, entonces, ¿cómo pretender que los demás se comporten como quisiéramos? Molestarnos por cada pequeña situación no ayudará en nada a mejorar las cosas ni servirá para cambiar a la otra persona. A veces, hay que suspirar, pensar que cada uno es como es, y aceptar al otro con benevolencia.

El Daishonin escribe: «En el quinto volumen de Gran concentración e introspección [de T’ien-t’ai] se indica: “[…] como los muchos ríos que desembocan en el mar, como los leños que hacen crepitar el fuego con más ardor, o como el viento que hincha el cuerpo del insecto kalakula”».4

T’ien-t’ai dice que la razón por la cual el mar es tan vasto es porque en él desembocan muchos ríos y porque el mar los acepta a todos.

Si este rechazara las corrientes de agua, no sería el mar inmenso y caudaloso que es. Si rechazamos y evitamos a las personas que no nos gustan, no podemos cultivar una identidad magnánima y amplia como el océano.

T’ien-t’ai también dice que cuanta más leña echamos al fuego, más altura cobran las llamas.

Los maderos de la infelicidad alimentan las llamas de la dicha. Y como experimentamos dificultades, gozamos de la alegría. El budismo enseña que los sufrimientos de los deseos mundanos conducen a la iluminación. Los problemas nos permiten crecer. Por eso no existe la felicidad en estado puro, cien por ciento absoluto y constante.

El Daishonin declara, incluso, que Hei no Saemon-no-jo y otros que lo habían perseguido eran sus «mejores amigos» y sus «mejores aliados».5 Las personas que nos ocasionan la mayor dificultad son las que, finalmente, más nos ayudan a manifestar el estado de budeidad.

Del discurso pronunciado en la reunión con representantes de la División Femenina, en Tokio, el 25 de enero de 1998.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1El comportamiento del devoto del «Sutra del loto», en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 809.
  • *2Rey Demonio del Sexto Cielo: También conocido como Rey Demonio o demonio celestial. Soberano de las funciones demoníacas, que habita en el sexto cielo del mundo del deseo, el más alto de todos. También se lo llama «El Que Goza Manipulando a Su Voluntad el Producto de las Cosas Conjuradas por Otros», el rey que utiliza a su placer el fruto del esfuerzo ajeno. Asistido por incontables funciones subsidiarias, obstruye la práctica budista y disfruta consumiendo la vitalidad de otros seres, como manifestación de la ignorancia fundamental inherente a la vida humana. Este Rey Demonio personifica la tendencia negativa a imponer la propia voluntad sobre los demás a cualquier costo.
  • *3Carta a los hermanos, en END, pág. 519.
  • *4El comportamiento del devoto del «Sutra del loto», en END, pág. 809.
  • *5Véase ib.