Volumen 30: Capítulo 3, Vuelo audaz 51–60

Vuelo audaz 51

Durante su visita a los Estados Unidos, en octubre de 1980, Shin’ichi había incentivado a los miembros a que profundizaran en el estudio del budismo. En el reciente viaje, él mismo tomó la iniciativa y brindó orientación citando pasajes de los escritos de Nichiren Dasishonin.

En la Conferencia Ejecutiva Internacional de Estudios, se refirió al siguiente pasaje:

Esfuércese en los dos caminos de la práctica y el estudio, pues el budismo no existe sin práctica y estudio. Sin embargo, no sólo debe perseverar en su práctica personal, sino también enseñar a los demás. Tanto la práctica como el estudio derivan de la fe. Enséñeles a otros con toda su capacidad, aunque sólo sea una oración o frase.1

Y luego explicó: «“Práctica” significa accionar por la felicidad propia y ajena, en otras palabras, se refiere al hecho de entonar Nam-myoho-renge-kyo y compartir la Ley con las demás personas. “Estudio” significa adquirir conocimiento de las enseñanzas del budismo. Los auténticos discípulos de Nichiren Daishonin se esfuerzan tanto en la práctica como en el estudio. A menos que perseveremos en estos dos caminos, señala el Daishonin, no podemos decir que practicamos realmente el budismo.

»Solo la Soka Gakkai ha venido accionando en perfecta concordancia con este pasaje y promoviendo el kosen-rufu aun cuando era objeto de toda clase de oposiciones y abusos. Es un hecho que nadie puede negarlo.

»Los dos caminos de la práctica y el estudio surgen de la fe. El descuido de la práctica y el estudio refleja la pérdida de la fe. La fe significa abrazar seriamente el Gohonzon y luchar con fervor y firmeza por el kosen-rufu, manteniéndose imperturbable ante cualquier amenaza, ataque o tentativa de embaucamiento.

»La práctica y el estudio son como las dos ruedas de un carro que se mueven teniendo como eje la fe. No importa cuánto conocimiento sobre la doctrina budista pueda tener uno, si descuida la práctica, termina convirtiéndose en una suerte de carro con una sola rueda y desviándose inevitablemente del camino correcto de la fe.

»Ha habido personas que solo mostraron interés en adquirir conocimientos del budismo sin poner ningún empeño en la práctica. Se creyeron superiores a los demás y comenzaron a mostrarse arrogantes, apartándose de sus compañeros que se esfuerzan sinceramente en la fe. Estos individuos terminaron abandonando finalmente la Soka Gakkai. Es un hecho realmente lamentable.

»De ninguna manera estudiamos el budismo del Daishonin para ser académicos especializados en budología. Quisiera confirmar, una vez más, que el propósito de nuestro estudio budista es profundizar la fe, alcanzar la Budeidad en esta vida y promover el kosen-rufu».

Lo que promueve la Soka Gakkai es el estudio del budismo que va de la mano con su puesta en práctica y está asociada a la búsqueda de principios de vida que nos conducen a la felicidad propia y ajena.

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En Hawái, Shin’ichi hizo una ofrenda floral y oró profundamente por la paz en el Memorial USS Arizona en Pearl Harbor, lugar donde comenzó la Segunda Guerra Mundial. También asistió al primer Festival Cultural de la Amistad Estados Unidos-Japón, celebrado en el Auditorio Waikiki Shell, junto con representantes de 15 países y territorios.

Llevó a cabo, a su vez, una sesión de estudios para líderes de Hawái sobre La apertura de los ojos y habló sobre la noble misión de los miembros que luchan por el kosen-rufu en el Último Día de la Ley: «El antagonismo entre Oriente y Occidente ha dividido al mundo, cuya agitación y desconcierto no hacen más que intensificarse. Como discípulos de Nichiren Daishonin, continuemos difundiendo la suprema enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo para que todas las personas del mundo puedan alcanzar la Budeidad. Esforcémonos por alumbrar los estratos más profundos de la vida de las personas y hagamos repicar nuevamente las campanas de paz y felicidad.

»No puede haber paz mundial mientras la oscuridad cubra el corazón del ser humano. El respeto a la dignidad de la vida comienza haciendo brillar nuestra Budeidad inherente y la Budeidad de todos los individuos. Nuestra misión social como budista consiste en infundir un nuevo hálito de vida a las personas a través del budismo, unir a la gente mediante la cultura y construir puentes de una paz duradera para la humanidad».

El 20 de enero, poco antes de las 14 hs., Shin’ichi voló rumbo a Los Ángeles después de concluir su programa de actividades de ocho días en Hawái.

Durante su estadía en ese lugar, participó en la ceremonia de gongyo por la paz mundial en el Centro Cultural Mundial de Santa Mónica, a una reunión de editores de publicaciones de la Soka Gakkai de varios países y territorios, y un Festival Cultural de la Amistad Estados Unidos-Japón realizado en el Auditorio Shrine conmemorando el bicentenario de la ciudad de Los Ángeles.

Dicho evento, celebrado el 24 de enero, reunió a unas 15 000 personas e incluyó actuaciones de miembros estadounidenses y japoneses, y una serie de interpretaciones musicales que rendían homenaje a la historia de la ciudad y a los precursores que la construyeron. Cada presentación fue recibida con grandes aplausos.

Una reconocida figura invitada del festival dijo más tarde que se había sentido profundamente conmovida por el entusiasmo y la pasión de quienes lo interpretaban incentivados por los ideales y el espíritu de la Soka Gakkai.

La cultura y el arte inspiran sentimientos compartidos y unen a la gente.

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Mientras tanto en Japón, el mismo día, 24 de enero, Tomomasa Yamawaki fue arrestado por chantaje e intento de extorsión. El Departamento de la Policía Metropolitana de Tokio había aceptado oficialmente la denuncia de la Soka Gakkai en octubre del año anterior (1980), y desde entonces había llevado a cabo una cautelosa investigación. Habiendo obtenido suficientes pruebas, procedió a arrestar a Yamawaki.

Este, en su afán de ponerse a resguardo, se había valido de ciertos tabloides y revistas sensacionalistas para desprestigiar a la Soka Gakkai. Sin embargo, el proceso judicial puso en evidencia que todo lo que él había estado divulgando eran mentiras malintencionadas y que sus acusaciones carecían de credibilidad.

Después de detener a Yamawaki, la Fiscalía del Distrito de Tokio citó a Shin’ichi para que hiciera declaraciones. La Soka Gakkai también quería que el asunto fuese verificado y la verdad quedara revelada claramente. De modo que Shin’ichi decidió interrumpir su gira de orientación y retornar a Japón.

Antes de partir, Shin’ichi informó a los miembros estadounidenses: «Tendré que regresar a Japón para atender unos asuntos, pero volveré. Estados Unidos es la piedra angular del kosen-rufu mundial. Por favor, únanse sólidamente y construyan una organización armoniosa que sea un modelo para el resto del mundo».

Shin’ichi regresó a Japón el 28 de enero y respondió al pedido de la fiscalía para prestar testimonio en cuatro diferentes oportunidades. También asistió a varias reuniones de la Soka Gakkai, incluyendo un encuentro informal con los participantes de la conferencia ejecutiva de líderes de prefectura. El 15 de febrero, viajó nuevamente a Los Ángeles.

Allí, brindó orientación y aliento a los miembros en el Centro Cultural Mundial en Santa Mónica y en el Centro de Conferencias de Malibú. Luego, se dirigió a Miami desde donde partió hacia Panamá el 19 de febrero.

Visitaba esta nación después de siete años donde había muchos miembros nuevos. Participó en una reunión informal con representantes de siete países de América Central y del Sur y luego asistió al Festival Cultural de la Amistad Panamá-Japón en el Teatro Nacional. También se reunió con el mandatario de Estado y el alcalde de la ciudad, realizó donaciones de libros a una escuela japonesa local y visitó la Universidad de Panamá, trabajando enérgicamente para sentar las bases del desarrollo del kosen-rufu en el siglo XXI.

El doctor Martin Luther King (h) (1929-68), líder del Movimiento de los Derechos Civiles de los Estados Unidos, dijo: «Hay algo seguro sobre el tiempo, y es que no espera a nadie. Si no se utiliza de manera constructiva, pasa de largo».2

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El 26 de febrero, Shin’ichi salió de Panamá para dirigirse a México. Era su segunda visita formal después de 16 años.

En el aeropuerto de México, al igual que en Panamá, lo esperaban periodistas de los diferentes medios de comunicación para una ronda de prensa. Esto demostraba el alto interés con que eran vistas en el mundo las actividades que realiza la SGI por la paz, la cultura y la educación.

En la ciudad de México, Shin’ichi visitó el centro comunitario de la organización local por primera vez, además de recorrer las antiguas ruinas de Teotihuacán y asistir al Festival Cultural de la Amistad México-Japón.

El 2 de marzo, tuvo una entrevista con el presidente de la Nación, y luego visitó la Universidad Nacional Autónoma de México donde hizo una donación de libros y entabló diálogo con su rector y otros funcionarios.

En el camino de regreso, él y Mineko descendieron del automóvil para dar un paseo por la ciudad. Al llegar a una amplia avenida, se encontraron con el Ángel de la Independencia que, recortado contra el cielo azul, recibía de lleno la luz del sol. La estatua dorada del Ángel estaba situada sobre una columna con sus alas extendidas, sosteniendo con su mano derecha una corona de laurel que simboliza la victoria y en su mano izquierda, una cadena rota (de tres eslabones), que representa la libertad.

«Es esta, ¿verdad?», dijo Shin’ichi. «Sí, así parece», respondió Mineko.

Su mentor, Josei Toda, una vez había descrito con claridad esta escena a Shin’ichi.

Diez días antes de su muerte, Toda mandó llamar a su joven discípulo. Cuando Shin’ichi acudió a su lado, le dijo sonriendo: «Anoche soñé que iba a México. Todos esperaban, estaban esperando… buscando el budismo de Nichiren Daishonin. Me gustaría ver el mundo, hacer un viaje por el kosen-rufu…».

Aunque su cuerpo flaqueaba, su mente, impertérrito, seguía llevándolo a recorrer alrededor del mundo. Ese es el espíritu de lucha y el corazón de un gran campeón del kosen-rufu.

Fue entonces cuando Toda le habló del Monumento a la Independencia que se erguía en el centro de la ciudad de México y del paisaje que había visto en su sueño.

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Josei Toda nunca había salido de Japón. Pero leía a menudo libros sobre México. Seguramente le había quedado grabado la imagen del monumento y el paisaje urbano que había visto en las fotografías. También solía preguntar acerca de México a Fumiko Haruki, la primera líder de la División Femenina del cabildo Osaka que de pequeña había vivido allí por cuestiones laborales de su padre.

Toda describió la escena con asombrosa claridad. Además, haciendo acopio de fuerzas había agregado: «Shin’ichi, tu desafío es el mundo, allí está tu verdadero escenario».

Toda sacó su mano enjuta de la manta que lo cubría mientras miraba intensamente a Shin’ichi. Este, en silencio, estrechó la mano de su mentor.

«Shin’ichi, debes vivir al máximo y recorrer el mundo…».

Shin’ichi le había contado a su esposa acerca de esta conversación en detalle.

Y 16 años después, en ocasión de su primer viaje a México, en agosto de 1965, Shin’ichi vio el monumento con profunda emoción mientras recordaba aquellas palabras de su maestro.

Una vez más, frente al ‘Ángel de la Independencia’ que resplandecía bajo el sol, sentía en su corazón aquellas palabras que traducían el sentir más íntimo de su mentor que le decía: «Shin’ichi debes …recorrer el mundo».

«¡Sensei! Estoy recorriendo el mundo decidido a construir las bases firmes del kosen-rufu mundial. ¡Lo estoy haciendo en nombre de usted!».

Entonces Mineko le dijo: «Hoy es 2 de abril, el aniversario de la muerte del presidente Toda…».

«Así es… ¡Qué místico que hayamos venido a este lugar en esta fecha!».

«Estoy seguro de que Sensei nos trajo hasta aquí…».

Ambos dirigieron su mirada hacia el monumento asintiendo con la cabeza.

Al día siguiente, Shin’ichi y su comitiva visitaron el Ayuntamiento de México y otros sitios, antes de partir hacia su próximo destino, Guadalajara, la segunda ciudad más grande de México.

Allí visitó un centro particular, donde conversó y alentó a los miembros. También visitó la Universidad de Guadalajara, donde se reunió con su rector y dictó una conferencia.

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La conferencia que Shin’ichi dictó en la Universidad de Guadalajara se tituló «El espíritu poético mexicano».

En la misma se refirió a la calidez y la riqueza interior del pueblo de este país que describió como «tierra del sol y de la pasión». Reflexionó que el espíritu poético y la sonrisa ayudaban a abrir el corazón y la comunicación, que es factor de vital importancia en la construcción de la paz y la promoción del intercambio cultural. También expresó su admiración por las iniciativas que estaba tomando el pueblo mexicano para crear una zona libre de armas nucleares en América Latina.

Desde Guadalajara, Shin’ichi retornó a Los Ángeles para luego dirigirse a Hawái. En ambos lugares, consagró todo de sí para brindar orientación en las reuniones informales y en las sesiones de estudio, y regresó a Japón, el 12 de marzo.

Su preocupación permanente en los últimos tiempos había sido infundir valor en los miembros, ya esté en Japón o en cualquier otro país del mundo, y el movimiento por el kosen-rufu estaba ganando un nuevo impulso.

Y en la Universidad Soka, en Tokio, se llevaron a cabo los eventos para celebrar el 3 de mayo. Shin’ichi asistió, entre el 2 al 5 de mayo, a una serie de encuentros conmemorativos de gongyo y a otras actividades.

Envueltos en la cálida brisa primaveral, los miembros de la Soka Gakkai, unidos por los lazos de mentor y discípulo, empezaron una enérgica marcha hacia el siglo XXI.

El 9 de mayo, sin tomarse un instante para descansar, Shin’ichi emprendió un nuevo viaje que lo llevaría a recorrer la Unión Soviética, Europa y América del Norte, decidido a seguir trabajando por la paz mundial.

En aquel momento, la Unión Soviética, que sería su primer destino, recibía grandes críticas por parte de la sociedad internacional debido a la invasión a Afganistán en diciembre de 1979. Como protesta, en 1980, más de 60 naciones boicotearon los Juegos Olímpicos de Moscú, y a nivel mundial, el país atravesaba una situación extremadamente difícil.

Pero Shin’ichi pensaba que no se debían cerrarse las vías al diálogo ateniéndose exclusivamente a los aspectos políticos. Estaba convencido de que, justamente por las dificultades que imponían los tiempos, debían enfatizarse en la importancia de la cultura, la educación y la paz, y hacerse el mayor esfuerzo posible para fomentar el intercambio a nivel de la sociedad civil.

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En esta ocasión, Shin’ichi viajaba a la Unión Soviética por invitación del Ministerio de Educación de Enseñanza Media y Superior y la Universidad Estatal de Moscú. Estaba decidido a promover el intercambio educativo y cultural entre este país y Japón y abrir nuevos caminos de amistad.

Viajó acompañado de una gran delegación conformada por unos 250 miembros que incluía a las integrantes de la banda de pífanos y tambores de la División Juvenil Femenina y el coro Ginrei de la Universidad Soka. Entre los planes estaba previsto intercambios con una amplia gama de estudiantes de la Universidad Estatal de Moscú y con los ciudadanos locales.

Durante su permanencia de ocho días, Shin’ichi visitó el Teatro Musical de Moscú para Niños y entabló amistad con su fundadora y directora, Natalya Sats. También se reunió e intercambió ideas con varios funcionarios soviéticos sobre la paz y el intercambio cultural.

Mantuvo asimismo una animada conversación con Peter Demichev, ministro de Cultura; Vyacheslav Yelyutin, ministro de Educación de Enseñanza Media y Superior; Zinaida Kruglova, presidente de la Unión de Sociedades Soviéticas para la Amistad y Relaciones Culturales con Países Extranjeros; Timofei Guzhenko, presidente de la Sociedad Soviético Japonesa (que también se desempeñó como Ministro de Marina); Anatoli Logunov, rector de la Universidad Estatal de Moscú; y Aleksey Shitikov, presidente de la Cámara de la Unión, la cámara baja de la Soviet Supremo de la Unión Soviética.

Shin’ichi también visitó y ofrendó flores en el Mausoleo de Lenin; el Muro del Kremlin, donde fueron enterrados los restos del ex primer ministro soviético Aleksey Kosygin; y la Tumba del Soldado Desconocido. Uno de los principales propósitos de su visita a esta nación había sido presentar sus respetos al sepulcro del ex primer ministro.

Kosygin había fallecido en diciembre anterior. Shin’ichi se había encontrado con él en el Kremlin, en dos ocasiones. La conversación que mantuvo en setiembre de 1974, durante su primera visita, se había realizado en un momento de intensa tensión entre China y la Unión Soviética. En dicha ocasión, Shin’ichi había cuestionado con franqueza al primer ministro si la Unión Soviética tenía planes de atacar a la China.

Kosygin había sido claro en que no tenía intenciones de hacerlo. Con el acuerdo del primer ministro soviético, Shin’ichi transmitió esas palabras a las autoridades chinas durante su segunda visita a este país, realizada en diciembre del mismo año.

Shin’ichi hizo todo lo que estaba a su alcance para asegurarse de que la Unión Soviética y la China no entraran en guerra.

El camino hacia la paz se comienza dando un primer paso hacia adelante.

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El 12 de mayo, Shin’ichi asistió a la ceremonia inaugural de una exposición de muñecas japonesas patrocinada por la Soka Gakkai, el Ministerio de Cultura soviético y el Museo Estatal de Arte Oriental de Moscú. Por la tarde, visitó la Biblioteca Estatal de Literatura Extranjera y se reunió con su directora, Lyudmila Gvishiani, hija del extinto primer ministro Aleksey Kosygin.

La directora Gvishiani llevaba un traje azul sobre un jersey color crema. Nos recibió con una sonrisa afable e inteligente. Su mirada transparente me recordó a su padre.

Cuando Shin’ichi le informó que había visitado la tumba de su padre y expresó sus sinceras condolencias, la directora le dijo conteniendo su emoción:

«Le agradezco profundamente… Me siento muy conmovida por tan cálida consideración…».

Y comenzó a contarle el recuerdo del día en que su padre conoció a Shin’ichi: «Cuando regresó a casa después del trabajo, nos dijo: ‘hoy conocí a un japonés muy interesante. Aunque los temas que tratamos eran muy complejos, me sentí feliz de poder mantener una conversación fructífera. Y me encargó que cuidara bien los libros que usted le había obsequiado».

Luego agregó: «Hoy quería entregarle algo de nuestra parte, así que conversé con mi familia y decidimos hacerle llegar esto». Y le entregó a Shin’ichi un jarrón de cristal que el primer ministro Kosygin había recibido a los 60 años, cuando fue honrado con el título más alto que se otorga a un ciudadano del país, Héroe del Trabajo Socialista.

También le obsequió dos libros encuadernados en cuero, el último publicado por su padre que estuvieron en su biblioteca privada hasta su muerte.

«Estos compendios aún conservan el calor de las manos de mi padre. Me gustaría entregárselo en su nombre».

Shin’ichi expresó su honda gratitud diciendo: «Estos presentes son símbolo de una amistad eterna y profunda. Trasmitiré este corazón a la gente de Japón. Y estaré orando por la felicidad de toda su familia».

Lo que generan corrientes de paz duraderas son estos lazos de amistad que se transmiten de padres a hijos, generación tras generación.

En el corazón de Shin’ichi quedó grabada la imagen de la directora Gvishiani, quien en el momento de despedirse continuó agitando la mano hasta perderlo de vista.

Vuelo audaz 59

En la mañana del 13 de mayo, Shin’ichi y Mineko visitaron el Cementerio Novodévichi y ofrecieron sus oraciones en la tumba de Rem Khokhlov, exrector de la Universidad Estatal de Moscú, fallecido cuatro años antes. Luego, pasaron por la residencia de la familia Khokhlov.

Estuvieron con Elena, la esposa del profesor Khokhlov, y con sus dos hijos, Aleksei y Dmitry, y conversaron sobre recuerdos del difunto rector.

Aleksei, el hijo mayor, era Físico en la Universidad Estatal de Moscú, y Dmitry cursaba el posgrado en Física.

La visita de Shin’ichi y Mineko alegró sobremanera a la familia, y Aleksei expresó su gratitud en nombre de todos: «Les agradezco que se hayan acercado para presentar sus respetos a mi padre. Su llegada a nuestro país se ha visto ensalzada con un espléndido clima y siento como si los cielos también estuviesen celebrando su visita. El largo invierno de Moscú ha terminado, comienzan a emerger tiernos brotes y la naturaleza vuelve a cobrar vida».

—La misma temporada comienza también para su familia —añadió Shin’ichi—. Han resistido el invierno de tristezas y están surgiendo frescos brotes de esperanza que reaniman la vida. Estoy seguro de que el rector Khokhlov desearía como nadie la felicidad y el bienestar de sus seres queridos. Como dignos hijos del profesor Khokhlov, por favor sigan ahondando mucho más en sus campos de especialización y contribuyan a la sociedad como grandes eruditos que incluso superen a su padre, mientras llevan una existencia feliz».

Aleksei asintió: «Mi padre siempre hablaba de usted. Me siento feliz de poder conocerlo en persona…».

Shin’ichi respondió: «Espero que en lo sucesivo también, tengamos muchas oportunidades de encontrarnos y conversar evocando a su padre. Por favor, en algún momento visiten Japón y la Universidad Soka también».

Elena, conmovida, dijo: «Siento como si lo conociéramos desde siempre…».

Compartieron un momento inolvidable disfrutando de una animada conversación.

Los Khokhlov le obsequiaron a Shin’ichi una colección de los escritos del difunto rector y una fotografía suya tomada en una montaña. «A mi esposo le encantaba escalar montañas», dijo su mujer esbozando una sonrisa.

Shin’ichi siguió contactándose regularmente con la familia Khokhlov.

Así como las plantas crecen y florecen cuando hunden sus raíces profundamente en la tierra, las verdes praderas de la paz se extienden cuando los vínculos de la amistad echan sus raíces en el corazón humano.

Vuelo audaz 60

Por la tarde, Shin’ichi visitó la Universidad Estatal de Moscú y se reunió con el rector Anatoli Logunov, un destacado Físico teórico, miembro de la Academia Soviética de Ciencias.

En el mes de abril, en ocasión de su viaje a Japón, el rector se había encontrado con Shin’ichi y le había manifestado el deseo de seguir dialogando sobre el papel que desempeña el intercambio educativo en el afianzamiento de la amistad soviético-japonés y el establecimiento de la paz mundial.

Shin’ichi aceptó la propuesta pensando en la importancia que tendría esta clase de intercambios para transmitir los principios y la filosofía de la paz a las futuras generaciones. De modo que había preparado un cuestionario con una variedad de temas para tratar durante su encuentro con el doctor Logunov en esta visita a la Unión Soviética. El rector mostró su total conformidad con la sugerencia de Shin’ichi que incluía tópicos como los problemas que enfrenta la ciencia moderna; la religión y la literatura; la guerra, la paz y la etnicidad; los desafíos del intercambio cultural, entre otros.

Antes de iniciar estas conversaciones, la Universidad Soka otorgó al rector el título de profesor honorario. En su discurso de aceptación, el doctor Logunov señaló que las instituciones de enseñanza superior tenían la misión de salvaguardar la paz de la humanidad. Luego refiriéndose al problema de las armas nucleares dijo: «Usar las armas nucleares significa hoy día el exterminio del género humano. Es preciso que abandonemos la idea de establecer la paz recurriendo a la fuerza y hagamos uso de nuestra sabiduría, pues si no lo hiciéramos, no haríamos más que propiciar el uso de los artefactos nucleares».

El diálogo se llevó a cabo con la intervención de Leon Strijak, profesor titular del Instituto de Estudios Asiáticos y Africanos de la Universidad Estatal de Moscú, como intérprete.

Tanto Shin’ichi como el rector Logunov creían firmemente que se debía evitar a toda costa el desenlace de una guerra nuclear. Y consideraban que la única forma de garantizar la supervivencia humana residía en construir la paz a través del intercambio cultural. El diálogo entre ambos se desarrolló en un ambiente de cálido acuerdo y empatía.

Llegaron a reunirse en un total de trece oportunidades, en este transcurso se publicaron dos libros de su versión en japonés, el primero en junio de 1987, titulado Daisan no Niji no Hashi– Ningen to Heiwa no Tankyu (El tercer puente del arco iris–La búsqueda de la humanidad y la paz); y el segundo, en mayo de 1994, con el título Kagaku to Shukyo (Ciencia y religión).   

Unir el corazón de las personas es el primer paso hacia la paz mundial. Shin’ichi quería demostrar al mundo que cuando el foco de atención se centra en el ser humano y en la paz, resulta posible superar cualquier diferencia establecida por el sistema político o ideológico y fomenta el entendimiento mutuo y la amistad.

  • *1Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 408.
  • *2KING, Martin Luther (h): Where Do We Go from Here: Chaos or Community? (¿Adónde vamos de aquí en adelante: al caos o a la comunidad?), Boston, Beacon Press, 1967, pág. 128.