Volumen 30:
Capítulo 2, En espera del momento 1–10

En espera del momento 1

¡Dialoguemos!
¡Percibamos la tristeza y el dolor
ocultos en la mirada de la gente,
escuchemos atentamente sus vacilantes palabras
y armémonos de valor
para iniciar diálogos que lleven aliento!
¡Extendamos nuestros brazos solidarios
y demos a conocer esta filosofía de esperanza y de justicia
con enérgica fuerza vital!
¡Con pasión rebosante,
con inquebrantable convicción y tesón,
interpretemos una melodía de amistad y comprensión!

¡Continuemos manteniendo diálogos!
¡El poder inherente a cada ser es ilimitado!
La toma de conciencia de un individuo
genera una ola revitalizadora
que se transmite de una persona a otra,
dando lugar a diez mil más.
«[E]l uno es madre de diez mil».1

Es a través del diálogo
como podremos sembrar la semilla de la felicidad
en el corazón de la gente
y propiciar dentro de ella el despertar
a su noble misión en esta existencia.
Es a través del diálogo
como podremos acercar los corazones y unir al mundo,
y construir una fortaleza de paz duradera
eternamente inexpugnable.
¡Hoy también, sigamos entablando diálogos!

Shin’ichi Yamamoto había renunciado a la tercera presidencia de la Soka Gakkai y había sido nombrado presidente honorario de la organización. Después de asegurarse de que la Soka Gakkai había iniciado su renovada partida con el presidente Kiyoshi Jujo y el nuevo plantel de líderes, en la reunión general de la sede central del 3 de mayo de 1979, se puso en marcha para impulsar una nueva fase de desarrollo dinámico del kosen-rufu mundial. Consagró todo su tiempo y sus energías al diálogo, yendo al encuentro de los miembros para brindarles aliento y reuniéndose con embajadores, académicos y pensadores destacados de diversos países para abrir el camino hacia la paz mundial.

El poder del diálogo es una fuerza de paz que crea una nueva era.

En espera del momento 2

En lo posible, Shin’ichi se abstuvo de ir a la sede central de la Soka Gakkai. Deseaba que el presidente Jujo y los demás responsables máximos ejercieran libremente el liderazgo de la organización. Es más, quería evitar que su presencia en la sede hiciera que ellos recayesen en la costumbre de depender de él.

El mayor anhelo de Shin’ichi era que el nuevo plantel de líderes asumiera como propio el espíritu de mentor y discípulo de la Soka Gakkai, se encargara por sí mismo de dirigir la organización y de brindar guías a los miembros, y cumpliera su misión y su responsabilidad por el kosen-rufu. También albergaba una gran esperanza en el crecimiento de los jóvenes que sostendrían en sus hombros el porvenir.

Mientras se entregaba a una profunda oración, vino a su mente una legendaria historia de la China según la cual el león arroja a sus cachorros a un barranco para probar su capacidad de supervivencia y para fortalecerlos. Es decir, pone a sus crías frente a desafíos para que puedan crecer y desarrollarse. Shin’ichi sentía lo mismo al velar la lucha de sus sucesores.

Entretanto, semana tras semana, los medios de comunicación de Japón, llevados por las revistas sensacionalistas, armaban grandes alborotos en torno a la renuncia de Shin’ichi. Se transmitían informaciones irresponsables basadas en especulaciones de comentaristas y de personas con actitud crítica hacia la Soka Gakkai, y se afirmaba que la organización estaba al borde de la ruina.

En medio de todo esto, Shin’ichi continuó brindando aliento a los miembros en el Centro Cultural de Kanagawa, el Centro Cultural de Tachikawa, el Centro de Capacitación de Shizuoka y en cada lugar que visitaba. Se tomaba también fotografías junto con ellos.

Emprender las metas que nos hemos trazado en silencio, día tras día, jamás apartarnos del camino del kosen-rufu, avanzar como lo hace el Sol siguiendo la misma ruta en el firmamento. Esta es la manera de alcanzar auténtico éxito en la vida y coronar con la victoria el kosen-rufu.

El 11 de mayo, estando en el Centro Cultural de Tachikawa, Shin’ichi escribió un poema que es una suerte de diálogo con el sol y la luna:

En el oeste, la majestad del sol poniente;
en el este, la luna llena con su esplendor.
El crepúsculo tiñe de encanto el firmamento
y, en este momento de quietud y de serenidad,
ambos se funden en un cuadro sublime
que recrea la vida sin comienzo.
Mi estado espiritual es, también,
de libertad irrestricta.

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Shin’ichi se reunió activamente con pensadores y diplomáticos de diferentes países en el afán de acercar a los pueblos del mundo y abrir caminos hacia la paz duradera. El 19 de mayo de 1979, en un hotel de Tokio, se encontró con Liao Chengzhi, presidente de la Asociación para la Amistad Chino-Japonesa, quien estaba de visita en el Japón encabezando la delegación que había viajado en el crucero chino Minghua.

En la conversación, Shin’ichi le transmitió que sea cual fuere su posición, tenía la determinación de trabajar más aun para consolidar los vínculos entre los dos países y promover intercambios en los ámbitos de la paz, la cultura y la educación. También recalcó la importancia de establecer firmes lazos entre los ciudadanos comunes para asegurar una relación fraternal y duradera entre ambas naciones.

Durante la reunión, el presidente Liao pidió a Shin’ichi que realizara un quinto viaje a la China.

Desde su primera visita (en 1974), ellos se habían encontrado en numerosas ocasiones y habían llegado a forjar una estrecha amistad. El presidente Liao falleció cuatro años más tarde, en junio de 1983. Al año siguiente, Shin’ichi visitó a su familia para expresar sus condolencias y compartió con Jing Puchun, esposa del señor Liao, y su hijo los recuerdos y los logros del presidente de la Asociación para la Amistad Chino-Japonesa.

En octubre de 2009, la Universidad Zhongkai de Agricultura e Ingeniería en Guangzhou [capital de la provincia de Guangdong] confirió a Shin’ichi y a su esposa Mineko el título de profesor honorario. Esta casa de estudios superiores lleva el nombre de Liao Zhongkai (1877-1925), padre de Liao Chengzhi, quien fue amigo y correligionario del líder revolucionario chino Sun Yat-sen (1866-1925). La Escuela Agrícola e Industrial Zhongkai, precursora de esta Institución, fue fundada por la viuda de Zhongkai, He Xiangning (1878-1972), que junto a su marido desempeñó un papel importante como activista en el establecimiento de la República Popular China.

Asimismo, abrió sus puertas un centro de investigación dedicado al estudio de la filosofía y los ideales de Liao Chengzhi y Shin’ichi Yamamoto en noviembre de 2010 en la Universidad Zhongkai de Agricultura e Ingeniería.

La amistad que Shin’ichi cultivó a lo largo del tiempo continuó desarrollándose y floreciendo en el siglo XXI.

El 22 de mayo de 1979, días después de su encuentro con el presidente Liao, Shin’ichi se reunió con el jefe del Departamento Internacional y el editorialista de la Agencia de Prensa Novosti de la Unión Soviética, así como también con representantes de la embajada, en el Centro Cultural de Kanagawa. Hablaron sobre temas tales como las negociaciones que se estaban llevando a cabo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética (SALT II, por sus siglas en inglés), y cuestiones relacionadas con la paz, la cultura y la educación en Asia y el mundo. En dicha ocasión, los representantes soviéticos expresaron su fuerte deseo de que Shin’ichi visitara su país.

Nuestra responsabilidad como budistas es hacer el máximo esfuerzo y emprender todas las iniciativas posibles para la consecución de una paz duradera.

En espera del momento 4

Shin’ichi Yamamoto continuó dedicándose enérgicamente a la tarea de mantener diálogos para fomentar la amistad y la paz.

El 25 de mayo, se encontró con el embajador de Zambia y jefe de Mapanza, Morris Katowa, y el 29 del mismo mes, con el destacado escritor y pensador chino, Zhou Yang, y su esposa Su Lingyang. En junio, se reunió con el embajador de Nueva Zelanda, Rod Miller, y el embajador de Nigeria, Balarabe Abubakar Tafawa Balewa, entre otros.

Shin’ichi se esforzó especialmente para conversar con los representantes de África, porque tenía la firme convicción de que el siglo XXI sería la centuria de este continente. Estaba consciente de que el futuro de la humanidad estaría asegurado cuando su pueblo, que había soportado por muchos años dominio colonial y sufrido la pobreza extrema y el hambre, gozara de paz y de prosperidad.

A la vez que entablaba diálogos con dignatarios extranjeros, Shin’ichi se reunía con figuras destacadas de la sociedad japonesa.

En medio de su ocupada agenda, encontraba tiempo para dirigirse a las localidades de Tsurumi y Kohoku en Yokohama, prefectura de Kanagawa; a las de Itabashi, Chuo y Toshima, así como también a las ciudades de Kodaira y Koganei, en Tokio. Su único propósito en cada sitio adonde iba era visitar y brindar aliento a los compañeros que habían trabajado a su lado con gran dedicación por el kosen-rufu.

Mientras que el mentor y los discípulos consagrados al kosen-rufu, se mantengan firmemente unidos en su fuero interior, la red solidaria de la Soka Gakkai permanecerá imperturbable ante cualquier tormenta. Por eso, es imprescindible el diálogo franco y abierto. Es una fuente de inspiración que lleva a la gente a tomar consciencia de su misión y cultiva los lazos de confianza.

Cada vez que Shin’ichi se encontraba con los miembros pioneros, les transmitía invariablemente que en la vida «el último capítulo» era el más importante.

Por mucho que hayamos trabajado en el pasado o por brillantes que sean los éxitos alcanzados, nuestra vida habrá sido una derrota si dejamos que nuestra fe se estanque en los últimos años de la existencia.

Nichiren Daishonin escribe: «Por ejemplo, el viaje de Kamakura a Kioto lleva doce días. Si usted viaja hasta el undécimo y se detiene cuando sólo resta una jornada, ¿cómo podrá admirar la Luna sobre la capital?».2

Para que nuestra vida refulja eternamente victoriosa es preciso que nos mantengamos constantemente en la búsqueda del Camino, y que sigamos desafiándonos y luchando a lo largo de toda nuestra existencia.

En espera del momento 5

Se creía que la renuncia de Shin’ichi a su cargo como representante de todas las organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu y como presidente de la Soka Gakkai pondría fin a las críticas y ataques que algunos sacerdotes jóvenes dirigían a la organización.

El 1.o de mayo, la Oficina Administrativa de la Nichiren Shoshu había emitido el siguiente comunicado a toda la clerecía: «Durante el sermon mensual y otras disertaciones, se prohíbe estrictamente hacer cualquier comentario ajeno a las enseñanzas del Daishonin. A pesar de los insistentes reclamos a este efecto, las transgresiones a dicho reglamento han sido más que evidentes. A partir de ahora, pedimos abstenerse rigurosamente de incurrir en tal comportamiento…

»En cuanto a los integrantes de la Soka Gakkai, se admitirá su adhesión a la feligresía de la Nichiren Shoshu, siempre y cuando el pedido provenga de su propia voluntad y se prohibirá terminantemente cualquier gestión o abordaje a los miembros con este fin».

El sumo prelado Nittatsu incluso amonestaba personalmente a los sacerdotes que, haciendo caso omiso de la notificación clerical, seguían atacando y censurando a la Soka Gakkai. Aún así, en muchos templos a cargo de sacerdotes jóvenes, la Soka Gakkai seguía siendo blanco de calumnias y ataques durante las disertaciones que se ofrecían mensualmente y en diferentes ocasiones que se presentaban. Es más, las maniobras para persuadir a los miembros a abandonar la organización y unirse al templo no habían hecho más que intensificarse.

Los clérigos de estos templos no prestaban oídos a las instrucciones de la Oficina Administrativa de la Nichiren Shoshu, ni siquiera al sumo prelado, y las señales de disturbio y el desorden se acentuaban cada vez más dentro del clero.

Poco después de las seis de la mañana del 22 de julio, Shin’ichi recibió noticias de que el sumo prelado Nittatsu había fallecido. El 17 de julio, Nittatsu asistió a un servicio recordatorio en un templo local de la prefectura de Fukuoka y al día siguiente retornó al templo principal. Pero en la mañana del 19, sintió malestar y debió ingresar en un hospital de la ciudad de Fujinomiya, donde murió el 22 de julio, a las cinco y cinco de la madrugada, de un ataque al corazón. Tenía entonces 77 años.

De inmediato, Shin’ichi, que se encontraba en el Centro Cultural de Kanagawa, se dirigió al templo principal para expresar sus condolencias. Llegó al lugar antes de las nueve de la mañana; ofrendó incienso e hizo daimoku por el sereno descanso del alma del difunto.

Ese mismo día por la noche se organizó en el Gran Salón de Recepción un velatorio preliminar, durante el cual el asesor ejecutivo de la Oficina Administrativa de la Nichiren Shoshu hizo un importante anuncio. Según explicó, en abril del año anterior (1978), el sumo prelado Nittatsu había designado en privado al entonces administrador general Shinno Abe como su sucesor, por lo que Nikken asumiría la 67.º prelatura. Incluso, en ese momento, la postura que adoptó la Soka Gakkai fue continuar apoyando al clero con el deseo de mantener la unión armoniosa entre los sacerdotes y los creyentes laicos por el bien del kosen-rufu.

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El velatorio oficial y los servicios fúnebres del sumo prelado Nittatsu se llevaron a cabo en el templo principal entre el 6 al 8 de agosto, en los que asistieron Shin’ichi Yamamoto y otros líderes máximos y representantes de la Soka Gakkai.

Ese verano (agosto de 1979), 1 300 miembros de la SGI provenientes de 41 países y tres territorios del mundo estaban en Japón. Como presidente de la SGI, Shin’ichi participó al intercambio internacional de la amistad, realizado en el Centro Cultural de Kanagawa en Yokohama el 13 de agosto y a una sesión de gongyo por la paz mundial celebrada en el Auditorio en Memoria del Presidente Toda en Tokio el 15 de agosto, para ofrecer a los presentes su sincero aliento.

Se trataba de miembros que se estaban esforzando con empeño en pos del kosen-rufu, que habían venido a Japón desde diferentes localidades del mundo imbuidos del ardiente espíritu de búsqueda… Sean cuales fueren las circunstancias, Shin’ichi no podía dejar de ir al encuentro de ellos y alentarlos de todo corazón.

Nichiren Daishonin escribe: «Si alguien proclama un solo verso o frase del Sutra del loto, respételo como si fuera el Buda. A esto se refiere el sutra cuando expresa: “Deberíais poneros de pie y saludarlo desde lejos, con el mismo respeto que mostraríais al Buda”3».4 En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin considera las palabras del Sutra del loto que dicen: «Deberíais poneros de pie y saludarlo desde lejos, con el mismo respeto que mostraríais al Buda» como el «punto más importante que desea transmitirnos [Shakyamuni]».5

Nuestro proceder debe estar asentado siempre en las enseñanzas del Daishonin.

Al ver a esos compañeros de la SGI, Shin’ichi se sentía cada vez más convencido de que finalmente había llegado una nueva era de kosen-rufu mundial.

Durante el encuentro amistoso, confirmó lo siguiente: «El hecho de que 1 300 miembros hayan viajado hasta aquí desde todo el mundo para profundizar las enseñanzas del Daishonin, es algo relevante en la trayectoria del budismo. Por favor, siempre tengan presente que ustedes son pioneros que están abriendo los caminos inéditos del kosen-rufu y constructores de una nueva historia.

»Después de retornar a sus respectivos países, puede que muchos de ustedes deban luchar en una comunidad donde apenas hay unos pocos miembros, o quizás sean el único que practica el budismo Nichiren en toda una vasta región. Pero en todos los casos, lo importante es que sigan esforzándose con el espíritu de levantarse por sí mismo, sin depender de nadie.

»Nichiren Daishonin se puso de pie solo para generar una oleada de kosen-rufu. De manera similar, la reconstrucción de la Soka Gakkai después de la Segunda Guerra Mundial comenzó con la decisión del presidente Josei Toda de levantarse solo. Ese es el espíritu de un practicante del budismo Nichiren y de la Soka Gakkai.

»¡Este es el momento en que cada uno debe ponerse de pie como un león! ¡Eso haré yo también!».

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El 20 de agosto, por la tarde, después de visitar el Centro Cultural de Taito en Tokio, Shin’ichi Yamamoto se dirigió al Centro de Conferencias de Nagano en Karuizawa, prefectura de Nagano.

Karuizawa fue el lugar donde Josei Toda pasó su último verano, en agosto de 1957. Durante su permanencia allí, invitó a Shin’ichi y a Kazumasa Morikawa a hacer un paseo en coche y visitar Onioshidashi, un parque con una peculiar vista de rocas volcánicas. Luego, pasaron a cenar en el hotel donde se alojaba Toda. Su deseo era alentar en especial a Shin’ichi, quien había sido arrestado por cargos fraguados el mes anterior en el llamado incidente de Osaka.

Mientras cenaban, Toda y sus jóvenes discípulos disfrutaron de una animada conversación. Pronto, el tema giró en torno a la Revolución humana que Toda había escrito bajo el seudónimo de Myo Goku. Esta obra se había publicado en forma de entregas seriadas en el Seikyo Shimbun, desde su creación en abril de 1951, y acababa de publicarse con el formato de libro, en julio de 1957.

El protagonista de la novela, Gan, es un hombre sencillo que vive en una humilde casa de vecindad de ocho pequeñas viviendas adosadas y trabaja en una imprenta.

Gan conoce las enseñanzas de Nichiren Daishonin a instancia de Josaburo Makita (el nombre ficticio que Toda le dio a Tsunesaburo Makiguchi en su novela; en ediciones posteriores, usó el nombre real de Makiguchi). Comienza a practicar el budismo y obtiene pruebas reales de su práctica, llegando a convertirse con el tiempo en presidente de una imprenta. Más tarde, asume el cargo de director general de la Soka Gakkai y apoya al presidente Makita en sus esfuerzos por el kosen-rufu.

Pero durante la Segunda Guerra Mundial, Makita y su fiel discípulo Gan fueron puestos en prisión debido a la gran persecución del gobierno militarista japonés. Al entonar Nam-myoho-renge-kyo y leer el Sutra del loto en su celda, Gan toma conciencia de que él mismo es un Bodhisattvas de la Tierra que estuvo presente en la Ceremonia en el Aire, tal como se describe en este canon budista. La novela termina con la escena en que Gan hace su juramento de dedicar su vida a la propagación del Sutra del loto.

En la primera parte de la novela se describe a Gan como un personaje ficticio que difiere completamente de Toda, pero en la segunda mitad, las vivencias de Gan se superponen con la experiencia personal de Toda. En particular, el despertar a su misión de concretar el kosen-rufu, luego de ser arrestado y recluido en prisión a manos de las autoridades, se trata de una descripción real de lo sucedido, donde se pone de relieve el punto de partida del espíritu de la Soka Gakkai.

«¡Soy un Bodhisattva de la Tierra!». Este clamor de Gan representa una fuente de la cual emana la convicción de la Soka Gakkai.

En espera del momento 8

La novela La revolución humana de Josei Toda, cuya trama está centrada en la transformación interna de Gan, su protagonista, describe la dedicación y la entrega con que su mentor Josaburo Makita difundió la Ley Mística, poniéndose de pie solo, en aras del kosen-rufu.

Durante la disertación en la 11.o ceremonia recordatoria (décimo aniversario) del fallecimiento del presidente Makiguchi, llevada a cabo en noviembre de 1954, Toda se refirió a aquel día en la cárcel en que supo de la muerte de su mentor, a quien tanto le debía: «Nunca en mi vida había experimentado semejante tristeza ni dolor. En ese momento, me dije: “¡Ya verán! ¡Ya verán si mi mentor tenía razón o no!”. Yo me encargaré de demostrarlo. Si tuviera que adoptar un seudónimo, escogería Gankutsu-o para hacer con el mismo espíritu que lo animaba algo grandioso capaz de corresponder a mi mentor».

Al decir Gankutsu-o o “Montecristo” se refería al protagonista de la obra de Alejandro Dumas (1802-1870) El Conde de Montecristo, traducido al japonés por Ruiko Kuroiwa, (1862-1920) cuyo título era Gankutsu-o (literalmente, “Rey de las cavernas”).

En la narración, un joven marino llamado Edmundo Dantés, víctima de una conspiración, es arrestado y confinado en el intimidante castillo de If, la fortaleza real de Marsella. Allí comparte la celda con un anciano clérigo, el abate Faria, que se convierte en su instructor en una amplia gama de temas e incluso le enseña el sitio donde se esconde un gran tesoro en una isla llamada Montecristo. Después de 14 años, Dantés escapa de aquella prisión y adquiere aquella fabulosa riqueza. Adopta el nombre de Conde de Montecristo para hacer su presencia en la sociedad parisina con el propósito de vengarse de los responsables de su injusto encarcelamiento y para retribuir a todas las personas de buena fe que lo habían ayudado en la vida.

Toda se había comprometido firmemente a perseverar ante cualquier dificultad al igual que el protagonista de la novela y reivindicar a su mentor Makiguchi, quien murió como prisionero de conciencia debido a la opresión del gobierno militarista de Japón durante la guerra. El desafío de Toda era probar la integridad y la rectitud de su mentor, y a la vez, librar una batalla contra la naturaleza demoníaca del poder que había acabado con la vida de Makiguchi y causado el sufrimiento y la muerte de muchas personas. Significaba concretar la felicidad de la gente y la paz del género humano.

Es por eso que Toda escogió Gan Kutsuo [homónimo del título japonés de El Conde de Montecristo] como nombre del personaje principal de su relato y volcó todo de sí para dejar a la posteridad el registro de las verdades y la grandeza de Makiguchi.

Es deber del discípulo, dar a conocer al mundo las virtudes de su mentor.

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Mientras estaba en Karuizawa invitado por su mentor y conversaba sobre la apasionante novela La revolución humana, Shin’ichi hizo una profunda reflexión personal.

La obra de Toda terminaba con la escena en que Gan, que lo representa en el relato, formula dentro de la prisión el compromiso de dedicar su existencia al kosen-rufu.

El 3 de julio de 1945, Toda salió de la cárcel con vida, llevando consigo el legado espiritual de su mentor que había muerto en cautiverio. Shin’ichi sentía la necesidad de escribir una crónica sobre lo que el señor Toda había llevado a cabo después, y sobre cómo había construido los cimientos del kosen-rufu en Japón, pues sin este registro no podría transmitir a las generaciones venideras la magnitud de su labor ni el espíritu Soka de maestro y discípulo que compartieron Makiguchi y Toda.

La conclusión a que llegó Shin’ichi fue: «¿Si yo no dejo el registro de la vida del señor Toda, quien podrá hacerlo? Esto es lo que Sensei esperaba de mí y también mi misión como discípulo».

En ese momento, la idea de escribir una novela biográfica como continuación de La revolución humana de Toda –algo que había considerado en muchas ocasiones– se convirtió en un compromiso inquebrantable. La prefectura de Nagano pasó a ser [para él] el sitio de su juramento de perpetuar el espíritu de mentor y discípulo de la Soka.

En agosto de 1979, Shin’ichi realiza su primera visita al Centro de Conferencias de Nagano, al año de su inauguración. Había retornado a Karuizawa, en pleno estío, donde Toda había pasado su último verano decidido a dar apertura a un nuevo capìtulo del kosen-rufu mundial. A partir de ese lugar henchido de significado y unido a su mentor con profundos lazos, Shin’ichi decidió crear un impulso constante de visitas hogareñas y orientación personal para comenzar a trabajar en la construcción de una nueva Soka Gakkai.

El kosen-rufu mundial comienza por alentar a una persona, por dar un paso en el entorno inmediato.

Shin’ichi puso en acción esta determinación en el tren que lo llevaba rumbo al Centro de Conferencias de Nagano.

Cuando un joven lo reconoció y se acercó para saludarlo, Shin’ichi lo alentó y le dedicó el siguiente poema:

Un encuentro fortuito,
tú también eres mi discípulo–
una travesía de felicidad.

Y luego, cuando llegó a destino, Shin’ichi se despidió de aquel joven dándole un apretón de manos mientras le decía: «¡Trasmite mis sinceros saludos a tus padres! ¡Por favor sé una persona cabal e íntegra!».

Las decisiones deben ser puestas en acción.

En espera del momento 10

Había dejado atrás Tokio y su calor sofocante hace dos horas y media. En Karuizawa, envuelta en la niebla de la noche, se respiraba un aire fresco.

Un grupo pequeño integrado por líderes, personal de apoyo y otros miembros locales lo estaban esperando en el Centro de Conferencias de Nagano. Aunque estaban sonrientes, había un dejo de intranquilidad en sus rostros. Quizás porque, después de la renuncia de Shin’ichi como presidente, aparecían muy pocas informaciones acerca de sus actividades en el Seikyo Shimbun y demás publicaciones de la organización.

Como si quisiera disipar esa preocupación dijo con fuerza: «¡Estoy bien! ¡Vamos a comenzar de nuevo!». Su voz se escuchó enérgica como rugido del león en aquel sitio impregnado del espíritu de mentor y discípulo.

Estrechó la mano de Takashi Saida, un joven líder de la prefectura de Nagano de 37 años. Shin’ichi le dijo: «Ahora que soy presidente honorario, podría tomarme un descanso en las actividades por el kosen-rufu. Tal vez me sentiría más distendido… Pero, si llegara a albergar así sea una mínima idea de echarme atrás, no podría decir que soy fiel al espíritu Soka de maestro y discípulo. Si esto sucediera, el señor Toda montaría en cólera.

»Cuando somos conscientes de nuestra misión como Bodhisattvas de la Tierra, siempre existirá el modo de abrirnos paso en medio de todas las restricciones que puedan interceptar nuestro paso y maniatarnos. Se trata de una lucha que debemos librar con sabiduría y valor. El Daishonin tampoco se dejó quebrantar por las persecuciones; se dijo: “Así y todo, no me he desalentado”6 y siguió adelante. Espero que ustedes tampoco desistan en la lucha por el kosen-rufu ni dejen de perseverar en la fe mientras vivan, suceda lo que suceda y sea cual fuere la situación en que se encuentren. Yo haré lo mismo. Me mantendré en la contienda por ustedes y por todos mis compañeros de lucha».

Shin’ichi programaba permanecer en Nagano nueve días.

El 21 de agosto, por la mañana, un día después de su llegada, alentó a los miembros de la División Juvenil que integraban el comité organizador y otras comisiones en el centro de conferencias. Luego de compartir el almuerzo con unos diez miembros pioneros, visitó la casa de Takashi Kibayashi, vicerresponsable de la sede central de Komoro. En su primer encuentro, hace 11 años, Kibayashi lo había invitado a que conociera su hogar, y hoy, Shin’ichi se disponía a cumplir aquella promesa.

Por la noche, se reunió con varios miembros locales con quienes mantuvo conversaciones informales.

El diálogo siempre contribuye a cultivar el suelo de la vida y a crear dentro de ella un jardín de flores de felicidad.

  • *1Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 136.
  • *2Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 1072.
  • *3Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 28, pág. 231.
  • *4Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 794.
  • *5The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), traducido por Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 1996, pág. 192.
  • *6Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 786.