Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Conclusión: Hacia el futuro [7]

7 Que la vida de ustedes sea un faro

El 2 de abril de 2000, en el Morehouse College de Atlanta, Estados Unidos, alma mater del doctor Martin Luther King (h) e histórica casa de estudios dedicada a la comunidad afroamericana, se llevó a cabo una ceremonia de tributo al legado espiritual de King y del Mahatma Gandhi. En el mensaje que dirigió para la ocasión, citando el célebre discurso de King, «Tengo un sueño», el presidente Ikeda enuncia su convicción en que hay que legarles a las futuras generaciones el principio del respeto a la dignidad de la vida.

El primer y segundo presidentes de la Soka Gakkai (Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda) fueron encarcelados por su resistencia al gobierno fascista del Japón durante la segunda guerra mundial. Esa represión contó con el apoyo de sacerdotes corruptos que traicionaron el espíritu del budismo. Por esta persecución, nuestro fundador falleció en una celda. Su sucesor, habiendo sobrevivido a dos años de lucha en el cautiverio defendiendo sus ideales, recuperó la libertad e inició un movimiento para promover la conciencia espiritual del pueblo en el Japón de posguerra.

Hoy, 2 de abril, se conmemora el fallecimiento de nuestro mentor y segundo presidente. Al igual que el doctor King, mi mentor también tenía un sueño. Su anhelo, así lo expresó, fue «erradicar el sufrimiento de este mundo».

A lo largo de toda su existencia, Josei Toda fue el más ferviente aliado de la gente que vivía en la pobreza o sufría enfermedades. En una época atravesada por la división que significó la guerra fría, abogó por el ideal de la ciudadanía mundial y reclamó la abolición de las armas nucleares. En los 42 años transcurridos desde la muerte de mi mentor, he dedicado mi vida a trabajar más y más para que ese sueño se haga realidad.

La relación humana más hermosa y sublime es la que comparten los sucesores de un noble legado espiritual. Hasta los animales tienen lazos semejantes a los que hay entre progenitores e hijos, hermanos, cónyuges, compañeros y amigos. Pero la relación de maestro y discípulo, el vínculo entre mentores y sucesores espirituales, solo existe entre los seres humanos.

Con esto en mente, les pido que me acompañen en la transmisión de un mensaje a nuestros sucesores, a nuestros hijos: «¡Tengan un sueño! ¡Si abrigan un sueño, algún día se acercarán a él!».

Digamos a nuestros hijos: «¡Superen sus obstáculos y avancen! Ustedes tienen la energía y la misión de hacer del mundo un sitio mejor. Cuando tomen conciencia de ello, su talento florecerá plenamente. Se sorprenderán de ver su propia fuerza».

Digamos a nuestros hijos: «¡Opongan resistencia al mal! Rechacen las drogas, la violencia y las tentaciones destructivas. Solo cuando se respeten y se valoren a sí mismos podrán ser respetados por los demás. Solo cuando se cuiden a sí mismos podrán cuidar a otros».

Los niños y adolescentes son emisarios del futuro. Dialogar con ellos es dialogar con el mañana. Sus problemas serán distintos de los que sufrió nuestra generación… Posiblemente deban confrontar dificultades que hoy ni siquiera llegamos a imaginar. Conscientes de ello, apoyémoslos y tendámosles una mano solidaria, para que puedan ponerse en pie y avanzar con valentía.

Digamos a nuestros hijos: «Estar frente al mal y mantener silencio es ser aliados del mal. No hacer el bien genera el mismo resultado que hacer el mal. Cada vez que ven el mal y lo ignoran, están dejando que eche raíz un nuevo brote de maldad. Excluir a alguien es un acto de violencia. Pero también es violencia ignorar la injusticia, restarle importancia o ser indiferentes ante lo injusto».

Digamos a nuestros hijos: «¡No dejen que su espíritu se duerma! Den expresión concreta al humanismo y la empatía que poseen. ¡Actúen! Rompan las ataduras de la cobardía y de la comodidad, y empiecen algo nuevo. Solo en la acción existe el crecimiento espiritual. Solo en el crecimiento espiritual se encuentra la felicidad, que es algo que no se compra».

Digamos a nuestros hijos: «¡No olviden jamás! No olviden a los que lucharon antes que ustedes, a los que mantuvieron encendida la antorcha de la esperanza durante la noche interminable y cayeron durante la marcha. Nunca olviden que las generaciones anteriores lucharon por los que habían sufrido antes que ellos y también por ustedes, por sus hijos, por sus nietos, y por todos los que vendrán el día de mañana».

Digamos a nuestros hijos: «La mayor felicidad de sus predecesores es saber que están continuando su lucha, que están batallando por la felicidad de las generaciones futuras como lo han hecho ellos, que están cuidando a los que sufren y trabajando por su bien. Cuando lo hagan, podrán entender por qué los que marcharon antes que ustedes pudieron mantener la cabeza en alto y vivir con orgullo aun rodeados de crueldad y de mentiras. Llegarán a entender por qué nunca abandonaron sus sueños, aunque tantas veces fueron traicionados. Empezarán a entender por qué caminaron erguidos y siguieron andando, aun bajo el impacto de las piedras o siendo blanco de las armas. ¡Todo lo que hicieron fue para darles a ustedes un futuro más luminoso!».

Digamos a nuestros hijos: «¡Amen al pueblo! ¡Vivan una existencia sublime! Hagan de su vida un faro que alumbre la oscuridad del mañana. Sean un signo que muestre el camino a las generaciones futuras. Trabajen juntos para crear el mundo del siglo XXI, un mundo donde no se mate, donde no se abandone ni se excluya a nadie. ¡Con todos sus logros erijan un monumento donde brille la luz fraterna de la solidaridad humana!».

Del mensaje enviado al evento «Domingo del Milenio: Un encuentro de conciencia espiritual» celebrado en la Capilla Internacional Martin Luther King (h) del Morehouse College, en los Estados Unidos, el 2 de abril de 2000.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.