Parte 1: La felicidad; Capítulo 9: Dar a nuestra vida un brillante capítulo final [9.1]

9.1 Gozar de una «tercera edad» plena y de abundantes recompensas

Ninguno de nosotros puede evitar el envejecimiento físico, con el paso del tiempo. Pero los integrantes de la familia Soka, a partir de practicar la Ley Mística, nos alentamos unos a otros y, juntos, adornamos nuestra vida de victorias en nuestra revolución humana, además de volvernos personas cada vez más juveniles, enérgicas y colmadas de buena fortuna.

Nichiren Daishonin alentó a una discípula con estas palabras: «Rejuvenecerá, y su buena fortuna irá en aumento»
.1

La vida suele dividirse en tres períodos: una primera etapa de estudio, una segunda etapa de independencia y trabajo, y una tercera dedicada a la plenitud y a la culminación de nuestra vida. Aquí, el presidente Ikeda nos orienta sobre esa enriquecedora «tercera edad».


El budismo, en general, busca resolver las aflicciones del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte. Sin embargo, la esencia del budismo Nichiren no solo yace en superar estos cuatro sufrimientos. En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin declara: «La expresión “cuatro lados” [de la torre de los tesoros] se refiere al nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. Empleamos estos aspectos del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte para adornar la torre de nuestro cuerpo».2 La filosofía del Daishonin propone una comprensión mucho más profunda de esos cuatro sufrimientos y observa que pueden convertirse en tesoros que añaden dignidad y esplendor a «la torre de nuestro cuerpo», es decir, a la torre de tesoros de nuestra vida.

Un refrán dice: «Los necios consideran que la vejez es como el invierno, los sabios la aprecian como la edad de oro». Todo depende de nuestra actitud y de cómo enfocamos la vida. ¿Vemos la ancianidad como un período de decadencia que desemboca en la muerte, o como una etapa que nos ofrece la oportunidad de lograr nuestras metas y coronar nuestra existencia de recompensas y de plenitud? ¿Es la vejez una pendiente cuesta abajo, que conduce a la desaparición, o un ascenso que nos lleva a nuevas alturas? Según el enfoque que adoptemos, cambiará por completo no solo la vejez en sí, sino la plenitud y la riqueza que podamos cosechar en este período.

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Procuremos hacer de la «tercera edad» una «tercera edad de juventud». La juventud verdadera no es algo que se extingue con el tiempo. Lo que nos vuelve jóvenes es nuestra postura hacia la vida. Mientras mantengamos una actitud positiva y tengamos la decisión de afrontar las dificultades, seguiremos sumando profundidad y riqueza, y nuestra vida brillará como el oro o la plata bruñida.

Creo no equivocarme al decir que, para las personas mayores, uno de los retos más importantes de la tercera edad es seguir siendo fieles a sí mismas hasta el final, y mostrarles esto a quienes las rodean.

Para los que sobreviven a un ser querido, los recuerdos que tengan de él y el ejemplo que este haya dejado se convertirán en una gran fuente de aliento de fortaleza.

¿Qué podemos legar como contribución a los demás, en la tercera edad de nuestra vida? Lo único que queda tras la muerte, cuando nos despojamos de los atributos superficiales como la fama, la clase social o la riqueza, es el ejemplo de la forma en que hemos vivido como seres humanos.

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Nichiren Daishonin escribe: «Si uno enciende un farol para dar luz a otros, también alumbra su propio camino».3 En una sociedad en proceso de envejecimiento, la postura de contribuir al bienestar de los demás es muy importante. En definitiva, significa también iluminar la propia vida.

El budismo Nichiren enseña que como tenemos una deuda de gratitud con todos los seres, debemos orar para que todos ellos logren la budeidad.4

Valorar a la gente, cuidar las relaciones humanas… Estos son requisitos vitales para crear una sociedad donde las personas puedan disfrutar de una existencia larga y plena.

Lo que cuenta es cuánto podamos mejorar la calidad de nuestra vida durante el tiempo que nos quede en el mundo, sea este largo o corto. Hay una diferencia entre vivir muchos años, y tener una vida rica y llena de satisfacción. Por ejemplo, aunque alguien viva relativamente pocos años, puede crear un valor inmensamente productivo en ese breve tiempo.

Lo que importa es que enfrentemos cada día sin tener arrepentimientos, avanzar en nuestra labor por el kosen-rufu, seguir albergando en nuestro corazón un propósito radiante y una razón de vivir de enorme valor, a cualquier edad. Vivir de esa manera cada día es la clave para tener una existencia de profunda satisfacción y deleite.

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El recuerdo de nuestro esfuerzo tenaz en la práctica budista —por la felicidad de nosotros y de los otros—, y de haber entonado el daimoku con seriedad y sinceridad es eterno y perdura a través del pasado, presente y futuro. Aun cuando físicamente suframos de Alzheimer, ese recuerdo pervive de manera indeleble en nuestra vida y queda impreso con total claridad en el «diario del corazón».

Las actividades de la Soka Gakkai son una suprema causa de orgullo. Cuando hacemos daimoku y actuamos por la felicidad de otros, también nosotros nos sentimos felices. No hay forma de vivir más digna.

Nichiren Daishonin escribe: «Entone Nam-myoho-renge-kyo con actitud pura y sincera, y aliente a otras personas a hacer lo mismo; este será el único recuerdo que le quedará de su existencia en este mundo humano».5

No tenemos nada de qué preocuparnos. La buena fortuna y los beneficios que hemos adquirido a través de la práctica budista no caducarán jamás. Permanecerán siempre latentes en lo profundo de nuestro ser, aunque suframos el mal de Alzheimer.

En sentido esencial, la sociedad debe aprender a valorar y respetar a los mayores, incluso a los que sufren de enfermedades progresivas y cognitivas como el Alzheimer, y considerarlos venerables predecesores en la vida, que han hecho una importante contribución a la sociedad. Con el proceso de rápido envejecimiento que afecta a las sociedades, todos nosotros tendremos que colaborar de un modo u otro con el cuidado de los ancianos.

Por eso, las sociedades con envejecimiento demográfico deben revisar sus valores, dar prioridad a cooperar más que a competir, a la calidad más que a la eficiencia, y a la riqueza espiritual más que a la opulencia material. Esto anticipa una época en que tendremos que preguntarnos qué podemos hacer nosotros por los demás, antes de esperar que otros hagan algo por nosotros, y buscar formas de contribuir, mientras paralelamente cuidamos nuestra salud y mantenemos un buen estado físico. Esto se traduce en una vida creadora de valor.

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Se dice que el gran filósofo griego Platón aconsejaba: «Debemos despertar, en el vigor de los jóvenes que nos rodean, nuestro propio vigor juvenil y dejar que la energía de ellos nos reviva».

En las reuniones de la Soka Gakkai, donde participan personas de todas las edades, los mayores tienen oportunidad de absorber la energía de la juventud, mientras que las nuevas generaciones pueden aprender de la sabiduría y la experiencia de sus predecesoras.

En el mundo del budismo, nada es en vano. Nuestro movimiento ofrece un modelo válido para una sociedad cuya población anciana va en aumento.

La clave está en proclamar nuestros ideales y en mantener la esperanza viva en el corazón; en avanzar con nuestra misión mientras tengamos vida.

El poeta norteamericano Henry Wadsworth Longfellow escribió:

Pues la edad es oportunidad
como lo es la juventud, aunque con otro atuendo;
mientras se apaga la luz en el ocaso
el cielo se colma de estrellas, invisibles durante el día.6

Junto a nuestros compañeros, hagamos que los últimos años de la vida sean brillantes como la cúpula nocturna, iluminados por un sinfín de estrellas.

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Qué hermosa es una existencia coronada de plenitud…

Por eso es esencial mantener el espíritu y la actividad vivaz de la juventud durante toda la vida. No usemos los años como una excusa para recluirnos o apartarnos de la actividad.

Muchos de los discípulos mayores de Shakyamuni se volvieron cómodos e indolentes con el paso de los años. Sintieron que habían logrado cierto grado de iluminación o de ascendiente dentro de la Orden y que con eso bastaba. Habían practicado muchos años; terminaron pensando que el estado iluminado de Shakyamuni era maravilloso, pero que ellos nunca lo igualarían, y por eso se conformaron con lo que habían logrado.

Sin embargo, Shakyamuni dijo que esta forma de pensar no era correcta. Cuando, en el Sutra del loto predijo que Shariputra [representante de los que escuchan la voz y de los que toman conciencia de la causa, es decir, de las personas de los dos vehículos] sería un buda en el futuro, declaró que sus discípulos debían dedicarse enérgicamente a la práctica budista toda su vida. Los exhortó con seriedad a seguir trabajando, pues esa era la única manera de lograr la budeidad. Los discípulos mayores reconocieron su postura conformista, reanudaron su esfuerzo y su corazón se colmó de alegría. Y con eso, las personas de los dos vehículos que, hasta ese momento, estaban excluidas del logro de la budeidad,7 finalmente llegaron a ser budas.8

«Fortalezca su fe día tras día y mes tras mes».9 Estas palabras del Daishonin simbolizan el espíritu del Sutra del loto y de la Soka Gakkai.

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El poeta norteamericano Samuel Ullman escribió en su célebre composición «Juventud»:

La juventud no es una etapa de la vida sino un estado del alma. […].

La juventud es el predominio temperamental del valor frente a la timidez de las apetencias; de la aventura frente al apego a la comodidad.


Y esto se encuentra más a menudo en alguien de sesenta que en un veinteañero.10

Ser joven no es cuestión de edad cronológica. Mientras uno posea la ardiente pasión de promover el kosen-rufu, seguirá siendo joven aun a los noventa.

Ante la realidad ineludible de la vejez y la muerte, ¿cómo puede el ser humano concluir el capítulo final de su existencia siendo fiel a sí mismo, viviendo de manera activa y brillante como individuo y en la sociedad? Esta será la pregunta fundamental que tendrán que hacerse las sociedades en proceso de envejecimiento demográfico, de cara al siglo XXI.

El budismo Nichiren y la Soka Gakkai ofrecen una solución genuina a esta cuestión. Con esta seguridad, recorramos la grandiosa travesía de esperanza que es el kosen-rufu, escribiendo una historia triunfal hasta la última página de nuestra vida.

Del libro Daisan no jinsei o kataru (Conversaciones sobre la tercera edad: La vejez en la sociedad actual), publicado en japonés en octubre de 1998.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1La unión de marido y mujer, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 486.
  • *2The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), trad. ingl. Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, pág. 90.
  • *3On the Three Virtues of Food (Sobre las tres virtudes de los alimentos), en The Writings of Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 1060.
  • *4Véase Four Virtues and Four Debts of Gratitude (Las cuatro virtudes y las cuatro deudas de gratitud), en The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 637.
  • *5Preguntas y respuestas referidas a abrazar el «Sutra del loto», en END, pág. 68.
  • *6LONGFELLOW, Henry Wadsworth: «Morituri Salutamus», The Poetical Works of Henry Wadsworth Longfellow (Obra poética de Henry Wadsworth Longfellow), Nueva York: AMS Press, Inc., 1966, vol.3 pág. 196.
  • *7En la primera mitad del Sutra del loto, Shakyamuni otorgó una profecía a sus seguidores de los dos vehículos —los que escuchaban la voz y los que comprendían las causas—; en ella, les anunció que llegarían a ser budas en el futuro. Esta predicción rebate la idea de las enseñanzas del Mahayana provisional, que negaban el logro de la budeidad a estos grupos de personas, porque solo buscaban la salvación personal y no trabajaban por la iluminación de sus semejantes. El Sutra del loto afirma que ellas practicarán el camino del bodisatva y que, de esa manera, lograrán la budeidad.
  • *8Véase El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 3, págs. 51-54.
  • *9Sobre las persecuciones acaecidas al venerable, en END, págs. 1042-1043.
  • *10ENGLAND ARMBRESTER, Margaret: Samuel Ullman and “Youth”: The Life, the Legacy (Samuel Ullman y «Juventud»: Vida y legado), Tuscaloosa, Alabama: Editorial de la Universidad de Alabama, 1993, pág. 113.