Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave. [25.3]

25.3 Tratarnos unos a otros con el mismo respeto que concederíamos al Buda

Aquí, el presidente Ikeda explica por qué la unión es tan importante y recalca la necesidad de respetarnos mutuamente unos a otros. Nos alienta a trabajar en armonía dentro de la organización dedicada al kosen-rufu, basada en un noble propósito en común.

Nichiren Daishonin usa el término «distintas personas con un mismo propósito» para expresar una unión que valora y da pleno lugar a la individualidad de cada sujeto. «Distintas personas con un mismo propósito» es, en verdad, un supremo principio organizacional que atesora a cada persona y le permite poner en juego su máximo potencial.

«Distintas personas» implica el reconocimiento de que cada uno de nosotros posee una misión propia, una serie de capacidades y de circunstancias que lo caracterizan.

Por otro lado, «un mismo propósito» significa que, aun expresando ese carácter individual, necesitamos estar espiritualmente unidos.

En cambio «distintas personas con distintos propósitos» denota una situación de absoluta desunión.

Por su parte, «una misma persona [es decir, una subjetividad uniforme] con un mismo propósito» describe una atmósfera en que prevalece el pensamiento monolítico del grupo y se ignora la individualidad. En definitiva, en esas circunstancias reina el totalitarismo. La gente, en este tipo de organización, no puede expresar sus aptitudes singulares.

Todos poseen una misión, sin excepciones. Cada persona tiene un potencial enorme. ¿Cómo permitimos a cada uno hacer valer esa potencialidad? Cuando una persona hace su revolución humana, inspira valentía y esperanza a otros, y les contagia su convicción.
En suma, la inspiración genera inspiración, y esto inicia una reacción en cadena que produce una energía colosal orientada al cambio.

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El Daishonin siempre alentaba a sus seguidores a llevarse bien unos con otros y a apoyarse mutuamente.

A juzgar por la posdata del escrito El devoto del «Sutra del loto» afrontará persecuciones,1 los seguidores del Daishonin solían reunirse a leer juntos sus cartas. Tienen que haber estudiado en grupo sus enseñanzas y haber dialogado sobre cuestiones como el logro de la budeidad en esta existencia o la forma de promover el kosen-rufu. Estos encuentros, sin duda, han de haber sido muy semejantes a las actuales reuniones de diálogo y de planificación que hacemos en la Soka Gakkai.

La práctica budista no es algo que podamos mantener a solas o por nuestra cuenta. Pues, como afirma el Daishonin, «[los seres humanos] se dejan embestir violentamente por los vientos de la fama y de la riqueza, y la lámpara de su práctica budista se apaga con facilidad».2 Es vital que nos alentemos y apoyemos unos a otros a medida que avanzamos. Necesitamos ser «buenos amigos», buenas influencias, en la vida de nuestros camaradas.

La práctica budista es una batalla constante contra los obstáculos y las funciones negativas. Tenemos que seguir practicando el budismo en un mundo donde abundan las influencias perniciosas.

Hoy, nosotros nos dedicamos a la práctica budista como personas comunes, en medio de las ocupaciones cotidianas y sociales, haciendo resplandecer nuestro humanismo sin que nos perturben las fuerzas negativas que hay a nuestro alrededor. En ello, somos como la flor de loto que describe el Sutra del loto, que se abre en el agua lodosa donde crece sin que el fango la ensucie.3 No hay otra forma que esta de lograr la budeidad. Por eso, para poder mantener la práctica budista sin sucumbir a nada, es invalorable pertenecer a una comunidad de buenos amigos.

Algo crucial es estar unidos en torno a un objetivo elevado y común a todos. La preciada organización del kosen-rufu no debe ser destruida jamás, en ninguna circunstancia. La construcción es una lucha diaria y agotadora; la destrucción solo lleva un instante.

Un buen ejemplo de la importancia que tiene la unión es la lucha que libraron los hermanos Munenaka y Munenaga Ikegami. Es bien sabido que su padre, Yasumitsu, había desheredado al mayor, Munenaka (por practicar las enseñanzas budistas del Daishonin), y que sus acciones habían sido instigadas por el sacerdote Ryokan4 del templo Gokuraku-ji.

Habiendo desheredado al mayor, Yasumitsu comenzó a mover los hilos para que el menor, Munenaga, lo sucediera como jefe de la familia. Para Munenaga esto fue perturbador: ¿debía aceptar la propuesta de su padre o elegir el camino de la fe? Al fin, habiendo recibido aliento del Daishonin, actuó concertadamente con su hermano mayor.

Nichiren Daishonin pudo discernir que la unión era la clave para que los hermanos Ikegami superaran su delicada situación. Les enseñó a ambos que, si cerraban filas junto a sus esposas y presentaban un frente unido, podrían vencer a las funciones negativas. En su escrito Carta a los hermanos, los exhorta a forjar una firme unión.

En toda colectividad de personas, habrá siempre algunas que nos agradarán, con quienes nos sentiremos a gusto, y otras que nos inspirarán cierto rechazo o con las cuales no tendremos afinidad. En cierto sentido, es natural que tengamos este tipo de emociones porque somos seres humanos. No hay que preocuparse demasiado por esta realidad. Sin embargo, al mismo tiempo es un desperdicio dejarnos manejar por nuestros sentimientos de aversión y afinidad, y que como resultado de estas emociones nuestra práctica budista se debilite. Esto solo dejará el paso libre a las funciones negativas y nos hará vulnerables a ellas.

Por eso el Daishonin advirtió estrictamente a sus seguidores que evitaran hablar mal de sus correligionarios. Escribe: «Por mucho rechazo que esto le produzca, relaciónese con ellos en forma amistosa».5 «Aunque tengan ciertos defectos, si son cosas sin importancia actúe como si no pasara nada»6 y «Mantenga una buena relación con las personas que creen en esta enseñanza; no vea, no oiga ni comente nada de ellas que pueda disgustarle».7

Todos somos budas. Por lo tanto, criticar a otro practicante es criticar a un buda. Y si somos budas, debemos respetarnos unos a otros. Es importante que en la Soka Gakkai prevalezca la postura que describe el pasaje «[D]eberás ponerte de pie y saludarlo desde lejos, con el mismo respeto que mostrarías a un buda».8

Es más, el Daishonin observa sobre las personas proclives a hablar mal unas de otras: «Como nunca abandonan su actitud equivocada, parecen destinarse a los malos caminos».9 Por lo tanto, agrega: «Deben respetarse unos a otros [como budas]».10 También afirma que debemos llevarnos bien entre nosotros, como Shakyamuni y Muchos Tesoros que, en el capítulo «La torre de los tesoros» del Sutra del loto están sentados uno junto al otro.

Lo importante es una fe enfocada en lograr el kosen-rufu. Si estamos trabajando con toda nuestra vida por el kosen-rufu, no tendremos tiempo de pelear. El Daishonin reiteradamente advierte sobre la insensatez de que los condiscípulos se pongan a discutir entre ellos frente al adversario. Dice que este proceder es como el caso de «la agachadiza y el mejillón», que, por ponerse a pelear frente al pescador, acabaron en sus redes.11 Dialoguemos y debatamos las cosas abiertamente, tomando como eje del diálogo nuestro compromiso conjunto en aras del kosen-rufu.

En cualquier situación, el diálogo es una iniciativa fructífera, porque promueve la solidaridad y crea unión. Rechazar el diálogo es un error: fomenta las rupturas y obra destructivamente. Lo importante es encontrarnos y conversar. Es natural que, en ocasiones, nuestros puntos de vista no coincidan con otros. Pero si intercambian opiniones sinceras, incluso cuando difieran de postura, crean confianza. En la sociedad, esta interacción con los semejantes es el cimiento de la paz, mientras que el rechazo al diálogo es la antesala del conflicto y de las guerras.

El Daishonin siempre urgía a sus seguidores a participar en el diálogo y a cultivar la unión de «distintas personas con un mismo propósito». Escribe: «Hasta un desconocido es capaz de ofrecer la vida por nosotros cuando le abrimos sinceramente nuestro corazón»12 y «¡Asegúrese de que todas las personas de Suruga permanezcan unidas en la fe!».13 En verdad, en sus escritos hay numerosas declaraciones similares.

También señala: «Siempre mantengan el diálogo para liberarse de los sufrimientos del nacimiento y la muerte, y alcanzar la tierra pura del Pico del Águila, donde cada uno coincidirá con el otro y los dos hablarán con un mismo pensamiento».14

Después de todo, los lazos entre camaradas de fe que han trabajado juntos en pos del kosen-rufu son vínculos eternos. En ocasiones, tal vez se encuentren pensando: «¡Con haberlo soportado en esta existencia ya ha sido suficiente para mí!». Pero lo importante es que trabajemos junto a esas personas con miras a transformar nuestro propio estado de vida. Como afirma el Daishonin: «¡Usted se ha relacionado con un amigo en el salón perfumado de orquídeas, y ahora su postura es recta como la artemisa que crece entre el cáñamo!15».16 La gente puede cambiar. Pero si no cambiamos para mejor, ¿cuál es el sentido de nuestra práctica budista? El Daishonin también escribe: «¡La paloma se ha transformado en halcón, y el gorrión, en almeja!».17

Si somos compañeros de fe y todos practicamos la Ley Mística, es fundamental que nos respetemos unos a otros. Necesitamos alentarnos mutuamente, mientras avanzamos juntos por el largo y complejo camino del kosen-rufu. Debemos avanzar con la unión de «distintas personas con un mismo propósito», y siempre ser «buenos amigos» entre camaradas.

De El mundo de los escritos de Nichiren Daishonin, vol. 1, publicado en japonés en septiembre de 2003.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Véase LosEscritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 470.
  • *2Carta a Niike, en END, págs. 1072-1073.
  • *3Véase El Sutra del loto, cap. 15, pág. 221.
  • *4Ryokan: También conocido como Ninsho. Sacerdote de la escuela japonesa Preceptos-Palabra Verdadera. En 1267, bajo el patrocinio del clan Hojo, Ryokan pasó a ser prior del templo Gokuraku-ji, en Kamakura. Se congració con funcionarios del gobierno para obtener importantes y lucrativos cargos. Fue detractor de Nichiren Daishonin y conspiró abiertamente con las autoridades para tramar su persecución, así como también la de sus discípulos.
  • *5Los tres clases de tesoros, en END, pág. 891.
  • *6Nine thoughts to one word (Nueve pensamientos por cada palabra), en The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 731.
  • *7La virtud invisible genera recompensas visibles, en END, pág. 950.
  • *8El Sutra del loto, cap. 28, pág. 320.
  • *9Las catorce acciones contra la Ley, en END, pág. 794.
  • *10Ib.
  • *11Véase Brothers One in Mind (Hermanos con un mismo propósito), en WND, vol. 2, pág. 914.
  • *12La refutación de los actos contra la Ley y la erradicación de las faltas, en END, pág. 466.
  • *13Letter to Joren-bo (Carta a Joren-bo), en WND, vol. 2, pág. 572.
  • *14Florecer y dar grano, en END, pág. 952.
  • *15El «amigo en el salón perfumado de orquídeas» indica a la persona de virtud. Esto sugiere que la compañía de una persona virtuosa obra como una buena influencia, de la misma manera que uno, al estar en un salón lleno de orquídeas, queda impregnado de su fragancia.
  • *16Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, en END, pág. 24.
  • *17Expresiones tomadas de la literatura china antigua que indican un cambio drástico. Para la referencia, véase ib.