Parte 2: La revolución humana
Capítulo 20: Aliento para los jóvenes [20.4]

20.4 Vivir la juventud buscando oportunidades para crecer como personas

El presidente Ikeda explica que las primaveras de triunfos excitantes se producen cuando uno es fiel a su juramento y a sus convicciones, busca activamente los desafíos y trata de desarrollarse durante su juventud.

Solo las personas que han afrontado los rigores del invierno pueden conocer de verdad la alegría de la primavera. Lo mismo cabe decir de la vida.

El filósofo suizo Carl Hilty escribió: «El conocimiento de la alegría solo se revela en quienes han sufrido intensamente. Los demás conocen el placer, que es de naturaleza muy distinta».1 ¡Cuán cierto es: los que no se han debatido en el dolor no pueden conocer el júbilo en su verdadera dimensión!

Hilty también observó con perspicacia: «La felicidad en la vida no es cuestión de tener pocas dificultades o ninguna; más bien, se trata de superarlas a todas de manera triunfal y gloriosa».2

La dicha genuina en la vida —nos dice— consiste en vencer todos los obstáculos. Este punto de vista tiene mucho en común con la enseñanza budista según la cual los sufrimientos, aun siendo el producto de los deseos mundanos, son el trampolín que nos conduce hacia la iluminación.

Hay quienes tratan de abrirse paso evitando el esfuerzo real; pretenden enriquecerse y progresar sin tener que poner mayor empeño. Pero estas personas, ¿llegan a ser felices de verdad? Con el tiempo, la pátina de la ostentación salta a la vista, y la impostura queda en evidencia.

En el mundo natural, el invierno se convierte en primavera por sí solo. Pero, en el mundo humano, ¿qué hace falta para que eso ocurra?

Hilty declaró: «¡Arremete y triunfa! Esta frase breve tiene un efecto casi mágico en momentos de crisis interior».3 Resistan, insistan y persistan, sean cuales fueren las dificultades. La perseverancia, según concluye el escritor, es el secreto de todo.

Parafraseando a Hilty: Cuando su mente parezca anestesiada, cuando se sientan paralizados por un sentimiento de letargo, díganse: «¡Arremete y triunfa!». Esta consigna es como una descarga eléctrica que despierta y activa nuestra sana fuerza de voluntad. El espíritu, así elevado, se siente libre para volver a marchar en pos de la verdad, hacia lo justo y lo correcto. Cuando se sientan sucumbir a la apatía o al escepticismo, ¡levántense y arremetan!

Todos, cada tanto, nos vemos expuestos a problemas y aprietos; no solo me refiero a las actividades de la Soka Gakkai, sino al trabajo y a las relaciones humanas. Pero esos son, precisamente, los momentos en que debemos perseverar. Sigan resistiendo y conquisten su propia victoria. No hay otro camino.

Entiendo que, a veces, la vida pueda parecer una carga, o que haya situaciones que nos hagan sentir atrapados, vencidos o resignados. En ocasiones, uno se siente como perdido, víctima de las circunstancias. Esos momentos existen para que nos libremos de la pasividad y la convirtamos en iniciativa, diciéndonos: «¡Voy a seguir por este camino hasta el final!»; «¡Voy a cumplir mi misión de hoy!». Cuando tomamos esta decisión, es como si a nuestro corazón llegara la primavera y las flores empezaran a abrirse.

Para nosotros, la perseverancia se refiere al esfuerzo sostenido por hacer Nam-myoho-renge-kyo y transmitir a otras personas el budismo Nichiren. En realidad, somos muy afortunados de conocer esta forma segura y práctica de transformar el invierno en primavera.

***

Mi deseo ferviente es que, de la División de Jóvenes, surja un flujo continuo de líderes sobresalientes de la Soka Gakkai para el siglo xxi . Y como tengo esperanzas tan firmes en ese sentido, quisiera reiterar mi consejo: busquen activamente oportunidades para desafiarse.

El maestro Toda a menudo decía: «¿Por qué llegué a ser presidente de la Soka Gakkai? Porque perdí a mi esposa, perdí a mi amada hija y experimenté toda clase de adversidades y desventuras. Por ese motivo puedo ser presidente». La filosofía del señor Toda era esta: se sentía calificado para liderar la organización porque había superado toda suerte de obstáculos.

La lucha contra las dificultades nos permite profundizar nuestra fe.

Recuerdo con claridad las palabras del magnate industrial Konosuke Matsushita [fundador de la corporación japonesa Panasonic], con quien dialogué en diferentes oportunidades: «Señor Ikeda, ¡cuán cierto es que las personas deben luchar durante su juventud e incluso buscar deliberadamente el trabajo arduo!».

Hoy en día, la gente tiende a seguir la ley del menor esfuerzo. Al parecer, trabajar con tesón es anticuado, algo que hacían nuestros abuelos o es un desperdicio de energía. Y sin embargo, no es así. En verdad, todo lo que hacemos redunda en nuestro beneficio.

En esta época, es muy fácil entregarse al ocio y a las gratificaciones, y desentenderse del deber, pensando que algún otro se ocupará de las cosas. El esfuerzo consciente por capacitarse y mejorar no parece ser una prioridad. Pero esta actitud ha hecho que muchas personas perdieran el sentido de propósito y de identidad.

Debido a que en el mundo impera esta atmósfera, quienes deciden asumir el trabajo más duro obtendrán grandes beneficios y recompensas. Los que se desarrollen y forjen una identidad firme y sólida triunfarán como seres humanos.

¿Dónde existe un ámbito que promueva esta magnífica autosuperación? Aquí, en la Soka Gakkai. En este espacio humano, hallamos el camino para obtener la suprema victoria en la vida.

Del discurso pronunciado en la reunión de la sede central para responsables, en Tokio, el 28 de junio de 1995.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Hilty, Carl: Glück im Unglück (Felicidad en la desventura), en Neue Briefe (Nuevas cartas), Leipzig: J. C. Hinrichs’sche Buchhandlung, 1906, vol. 1, pág. 57.
  • *2Hilty, Carl: Für Schlaflose Nächte (Para las noches de insomnio), Leipzig: J. C. Hinrichs’sche Buchhandlung, 1908, vol. 1, pág. 71.
  • *3Ib., pág. 193.