Parte 2: La revolución humana
Capítulo 19: Sentar nuestras bases en el estudio de los escritos de Nichiren Daishonin [19.6]

19.6 Un movimiento de estudio centrado en la gente común

En la novela La nueva revolución humana, el protagonista Shin’ichi Yamamoto, alter ego del presidente Ikeda, habla sobre la importancia de los exámenes de estudio próximos en una reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai celebrada en febrero de 1961. El día del examen, expresa su profunda preocupación y cuidado por los participantes.

En relación a la prueba escrita del Departamento de Estudio que se celebraría a comienzos de marzo, Shin’ichi observó: —¡Con la proximidad del examen, imagino que estarán con la cabeza a mil revoluciones tratando de resolver infinidad de detalles…!

»Quiero pedirles, hoy, que los compañeros que aprueben el examen no se dejen ganar por la arrogancia, y los que no hayan tenido éxito tampoco se sientan fracasados.

»Los exámenes de estudio de la Soka Gakkai se llevan a cabo como un desafío y como un hito que va marcando nuestro avance en el estudio de esta gran filosofía de vida, el budismo de Nichiren Daishonin, a lo largo de los años. Por eso, considero que, si alguien aprueba el examen, pero deja que se le suba el humo a la cabeza y se vuelve soberbio con los demás, esa persona en realidad ha reprobado en el nivel de la fe. Por otro lado, si uno no aprueba, eso puede ser un incentivo para seguir esforzándose más en el estudio y llegar a ser un practicante de fe sobresaliente. Y esto es algo mucho más importante que el mero hecho de pasar una prueba escrita.

»Asimismo, espero que todos graben los escritos de Nichiren Daishonin en lo más profundo de su corazón y cultiven una fe fuerte y firme, que se mantenga incólume ante los obstáculos eventuales de la vida.

La actividad de estudio se realizó el domingo 5 de marzo, simultáneamente en más de 180 lugares, distribuidos en 125 ciudades del país. A las nueve de la mañana, se examinó a los instructores asistentes que querían avanzar hacia el nivel de instructor, y a los instructores que deseaban postularse como profesores asistentes. Luego, a las dos de la tarde, fue el turno de los exámenes de ingreso para quienes querían incorporarse al Departamento de Estudio por primera vez.

Ese día, se presentaron a las aulas más de 110 000 personas en todo el Japón. Era aproximadamente 3,3 veces la cantidad de participantes que habían asistido a los exámenes anteriores de 1959, menos de dos años antes, lo cual demostraba el crecimiento colosal que había tenido la Soka Gakkai desde la asunción de Shin’ichi como presidente.

Los examinandos eran miembros de todas las clases y sectores sociales: desde amas de casa hasta presidentes de empresa; desde estudiantes hasta educadores. Y también de todas las generaciones, desde adolescentes hasta adultos mayores. En el escaso tiempo libre que les dejaban sus ocupaciones laborales y académicas, para no hablar de las actividades de la organización, todos se habían comprometido seriamente a estudiar los escritos del Daishonin, ávidos de comprender cada vez mejor las profundas enseñanzas y la filosofía del budismo Nichiren. En algunos casos, personas hasta ese momento analfabetas habían aprendido a leer y a escribir como resultado de su esfuerzo para el examen.

La creación de una nueva era y de una nueva sociedad comienza cuando las personas se nutren de una sólida filosofía de vida y adquieren una clara conciencia de su misión personal. El programa de estudio de la Soka Gakkai representaba un movimiento filosófico y educativo sin precedentes, centrado en la gente común.

Esa noche, habiendo ya concluido los exámenes, Shin’ichi dialogó en la sede central con el encargado del Departamento de Estudio, Chuhei Yamadaira, y le preguntó cómo iba la corrección de las evaluaciones en todo el país.

Yamadaira aseguró que todo marchaba sobre rieles, y Shin’ichi dijo en voz baja, como hablando para sí mismo: —Los que se presentaron al examen hicieron un gran esfuerzo… Me gustaría que aprobaran todos…

—Pero ¡no podemos hacer eso! —exclamó Yamadaira.

Shin’ichi no pudo evitar una sonrisa ante la respuesta enfática del responsable del Departamento de Estudio. Le dijo: —Ya lo sé, ya lo sé… Entiendo que se trata de un examen… Solo estaba expresando mi sentimiento personal.

»Pero pensemos en la dificultad que esto ha significado para las integrantes de la División Femenina que tienen a su cargo el bienestar de toda su familia y la administración del hogar. El solo hecho de asistir a las actividades de la Soka Gakkai ya es un reto exigente para quienes están tan ocupadas, pero, aún así, han querido desafiarse en el estudio del budismo. Incluso con su mejor voluntad, debe de haber sido muy difícil para ellas encontrar un momento de calma para sentarse a leer, rodeadas de hijos que lloran, de tareas domésticas que se acumulan, de organizar las comidas… Es como tratar de leer el Gosho en medio de un campo de batalla…

»Está claro que estos desafíos son parte de nuestra práctica budista, pero no quisiera que estas personas se desalentaran o perdieran la confianza a raíz del resultado de sus exámenes. Los que aprueben estarán satisfechos. Pero mi pensamiento constante está en quienes no lo consigan, y en qué podemos hacer nosotros para brindarles ánimo.

Del capítulo «Tormenta de primavera», volumen 4 de La nueva revolución humana.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.