Parte 2: La revolución humana
Capítulo 19: Sentar nuestras bases en el estudio de los escritos de Nichiren Daishonin [19.4]

19.4 «Esfuércese en los dos caminos de la práctica y el estudio»

El presidente Ikeda discurre sobre la orgullosa tradición de la Soka Gakkai, cuyos miembros, tal como enseñó Nichiren Daishonin, se «esfuerzan en los dos caminos de la práctica y el estudio».

El ejemplar del Gosho que el presidente fundador Tsunesaburo Makiguchi llevaba siempre consigo, y que se ha conservado hasta la actualidad, es uno de los tesoros más grandes de la Soka Gakkai.

Uno de sus pasajes aparece subrayado con trazos fuertes, y con un doble círculo dibujado en el margen, al lado. Es el que dice:

Esfuércese en los dos caminos de la práctica y el estudio, pues el budismo no existe sin práctica y estudio. Sin embargo, no solo debe perseverar en su práctica personal, sino también enseñar a los demás.1

En absoluta congruencia con estas palabras de El verdadero aspecto de todos los fenómenos, el señor Makiguchi perseveró en los dos caminos de la práctica y el estudio hasta el final. Luchó sin temor contra la embestida de los tres obstáculos y los cuatro demonios,2 y siguió poniendo en práctica los escritos del Daishonin toda su existencia, incluso cuando fue encarcelado como prisionero de conciencia. Su conducta es lo opuesto a la cobardía con que obraron los sacerdotes de la Nichiren Shoshu, quienes, por miedo a la persecución del gobierno militarista, eliminaron del Gosho pasajes enteros.

Incluso sometido a un ruin interrogatorio, el señor Makiguchi siguió proclamando el noble principio de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra». Y no solo eso; entabló un comprometido diálogo sobre el budismo con sus carceleros. Hasta el momento de su muerte, siguió explorando las filosofías e ideas de los principales pensadores del mundo a través de la lente del budismo.

Nuestro compromiso con los dos caminos de la práctica y el estudio fue establecido por el fundador de la Soka Gakkai, una organización que hoy está avanzando firmemente como una nueva luz de esperanza para el mundo. En esta diligente búsqueda de la práctica y el estudio, encontramos la esencia genuina de la acción budista y la forma más noble en que una persona puede vivir.

En El verdadero aspecto de todos los fenómenos, el Daishonin declara, además: «Tanto la práctica como el estudio derivan de la fe».3 Cuando la fe se ahonda, la práctica y el estudio progresan; y cuando estos últimos progresan, la fe se vuelve más profunda. En esta cadena de causa y efecto, nuestra vida se colma de beneficios que permiten vencer lo negativo y dar paso a lo positivo; construimos una felicidad segura y verdadera, y acumulamos una buena fortuna perdurable.

Descuidar los dos caminos de la práctica y el estudio es como pilotear un avión sin tener idea del rumbo, de la altitud o del destino, y sin tener medios para repostar combustible. Así, tarde o temprano, uno terminará perdiendo altura y desviándose de su ruta. Y, ante la menor turbulencia, el avión se estrellará. A la inversa, quienes perseveran en los dos caminos de la práctica y el estudio son personas que recorren la senda de la victoria suprema en la vida y, porque jamás abandonan la fe, siempre triunfan.

La fama y la celebridad son ilusiones vacías; la acción, en cambio, es lo que distingue a alguien de verdadera fibra.

A lo largo de los años, nuestras compañeras de la División Femenina han sobrellevado críticas e incomprensiones perseverando siempre en transmitir la Ley Mística a innumerables personas, con tenacidad y valor, conscientes de que ese es el medio último para alcanzar la felicidad. ¿En qué otra parte del mundo uno encuentra una postura más noble o heroica?

En los primeros días de nuestro movimiento, una de estas miembros, que no había podido asistir a la escuela en las condiciones extremas de la Segunda Guerra Mundial, introdujo a un profesor universitario en la práctica de este budismo. El señor Toda, al enterarse de esto, sonrió de oreja a oreja y la llenó de elogios y de parabienes. Yo, testigo de esta escena junto a otros miembros pioneros, jamás pude olvidar de este episodio.

Todas las personas egocéntricas que abandonaron la fe y se volvieron contra la Soka Gakkai tienen un punto en común: no pudieron sostener un esfuerzo serio y perseverante en los dos caminos de la práctica y el estudio. Se volvieron arrogantes, vanidosas y conformistas.

Si uno deja de desafiarse en la práctica y el estudio, su vida deja de avanzar hacia la felicidad absoluta. Este estancamiento casi siempre da lugar a la arrogancia, pereza y resentimiento hacia los demás. El señor Toda advertía que los responsables indolentes con la práctica y el estudio solo confundían a los miembros y llenaban su corazón de dudas.

Las clases que, afectuosamente, yo di en llamar la «Universidad Toda» no solo se refirieron a disciplinas académicas, sino también al estudio de los escritos del Daishonin. Por ejemplo, el señor Toda me instruyó de manera minuciosa sobre La entidad de la Ley Mística.

Estudiar con él significaba una exigencia comparable con el entrenamiento de un maestro de esgrima. En una ocasión, cuando varios miembros concluimos un ciclo de disertaciones a su cargo, nos entregó a cada uno un certificado como constancia de asistencia. Era una hoja de papel sencilla, y algunos bromearon al respecto. Pero yo consideré ese documento como un honor de suprema distinción, y lo acepté con la promesa interior de saldar la profunda deuda de gratitud que le debía a mi mentor.

Estoy seguro de que los casi doscientos títulos académicos que he recibido hasta la fecha, conferidos por instituciones y universidades del mundo, son el resultado del juramento que hice en ese momento.4 Esta es una prueba real derivada de avanzar por el camino de mentor y discípulo, y de proclamar sinceramente la «Ley del Loto», que «explica las sutilezas de causa y efecto».5

El historiador británico Arnold J. Toynbee, a quien mucho admiro, había adoptado la práctica de sentarse a trabajar todas las mañanas, aunque tuviese deseos de hacerlo o no, y de crear algo de valor todos los días. Y observó estrictamente esta disciplina personal durante toda su vida.

Lean los escritos de Nichiren Daishonin todos los días, aunque sea una sola frase; hablen con los demás sobre el budismo cada jornada, aunque sea un breve intercambio. Cuando se esfuercen en su práctica budista a través de la palabra y de la acción, sentirán que surge en su interior un torrente de fuerza vital, en sincronía con el ritmo del universo.

Yo he perseverado en los dos caminos de la práctica y el estudio con la determinación inquebrantable de propagar el budismo de Nichiren Daishonin, nuestro eterno maestro, y de cumplir el juramento que le hice a mi mentor de vida, Josei Toda. Esa decisión no ha variado en lo mínimo hasta hoy, porque sé que el brillante camino de maestro y discípulo no existe fuera de los dos caminos de la práctica y el estudio.

Del editorial titulado «Los dos caminos de la práctica y el estudio» publicado en japonés en el Daibyakurenge de setiembre de 2006.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 408.
  • *2Tres obstáculos y cuatro demonios: Diversos obstáculos e impedimentos que buscan obstruir la práctica del budismo. Los tres obstáculos son: 1) el obstáculo de los deseos mundanos; 2) el obstáculo del karma; 3) el obstáculo de la retribución. Los cuatro demonios son: 1) el impedimento de los cinco componentes; 2) el de los deseos mundanos; 3) el de la muerte; 4) el del Rey Demonio.
  • *3El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en END, pág. 408.
  • *4N. de E.: Los títulos académicos recibidos en aquel entonces eran doscientos; hoy ascienden a trescientos noventa y dos.
  • *5Véase La entidad de la Ley Mística, en END, pág. 438.