Parte 2: La revolución humana
Capítulo 11: ¿Qué es la revolución humana? [11.3]

11.3 La revolución humana: un concepto de importancia clave para el siglo xxi

En respuesta a la pregunta de un estudiante de enseñanza media superior, el presidente Ikeda explica de manera sencilla el concepto de la revolución humana.

La revolución humana no es algo especial o fuera de lo común. Por ejemplo, un niño se la pasa jugando y nunca estudia; pero un día decide tomarse la escuela en serio y piensa: «Voy a esforzarme porque quiero tener un buen futuro». Lo que hace el joven es comprometerse con su revolución humana.

Una madre que vivía preocupada solamente por la felicidad de su familia, un día, se dice: «No puedo saber con seguridad si esta tranquilidad que hoy tenemos durará para siempre. Voy a buscar una clase de felicidad más sólida». Y entonces, a través de su fe y de su práctica budista, aprende a impulsar y apoyar a su familia de manera mucho más profunda. Eso sería la revolución humana para esta mujer.

Otro sería el caso de un padre cuyo mundo se reduce a sí mismo, a su familia y a sus amigos. En determinado momento, decide expandir ese ámbito limitado y empieza a preocuparse por las personas enfermas o por la gente que sufre, con el deseo de ayudarlas a que su vida mejore. Eso sería la revolución humana de ese padre.

En otras palabras, dicho proceso consiste en abrir bien los ojos y mirar más allá de las preocupaciones inmediatas, esforzarse y consagrar sus acciones a algo más elevado, más amplio y superior.

Alguien que, en principio, podría parecer un caso irremediable, comienza a practicar el budismo y logra una transformación trascendental en su vida, puede inspirar a miles de personas.

Por otro lado, las circunstancias que a uno lo hacen sufrir intensamente, sin saber qué hacer o hacia dónde dirigirse, pueden ser oportunidades valiosas para dar grandes pasos adelante en la propia revolución humana.

Si tienden a desalentarse con facilidad, entonces renueven su determinación cada vez que se vean en esa situación. La gente que decide ver los problemas como oportunidades y sigue esforzándose, arremetiendo contra las dificultades sin perder el optimismo, sin falta triunfará en su revolución humana.

La vida es una compleja trama de diversos factores; en ella se conjugan nuestras costumbres, personalidad, karma y relaciones familiares, pero todos estos elementos suelen entremezclarse y no es fácil librarnos de ellos. La gente pasa sus días haciéndose problema y sufriendo por cuestiones de poca monta, y cuando finalmente se da cuenta de eso, se percata de que su vida tiene un fin. La mayoría de las personas concluye sus días atrapada en el ciclo de los seis caminos o seis estados inferiores: el infierno y los mundos de las entidades hambrientas, los animales, los asuras , los seres humanos y los seres celestiales.1

La revolución humana es un cambio profundo en las acciones, en la conducta. Significa adoptar voluntariamente una forma de obrar basada en el amor compasivo, y elegir actos que trasciendan el ciclo de los seis estados bajos y den lugar a los estados de los bodisatvas y de los budas.

Cuando la revolución humana se extiende a la familia, al país y al mundo, se convierte en una noble e incruenta revolución para la paz.

Hay muchas clases de reformas: políticas, económicas, industriales, científicas y artísticas. Hay revoluciones que afectan la distribución de bienes y servicios, las comunicaciones y tantos otros quehaceres humanos. Cada una es significativa a su manera, e incluso necesaria. Pero ninguna de ellas cambiará el mundo si las personas que implementan los cambios son egoístas y carecen de compasión hacia sus semejantes. La revolución humana es el cambio más esencial, y representa el proceso transformador más importante para la humanidad.

En tal sentido, será un foco primordial para el mundo del mañana, porque ofrece una base espiritual para orientar todos los aspectos en una nueva dirección positiva, incluso nuestras ideas sobre la vida, la sociedad y la paz. Considero que la revolución humana será un concepto de importancia clave para el siglo xxi.

«Revolucionar» significa dar vuelta a las cosas. Conlleva la idea de un cambio abrupto y radical.

El proceso natural es que la gente crezca de a poco, con el paso del tiempo. La revolución humana es un paso más allá de ese proceso gradual: hay una energía que nos impulsa rápidamente en dirección positiva. Pero, aunque implica una mejoría rápida, también es un crecimiento que se sostiene toda la vida; no hay punto final. Nuestra práctica budista es el motor y la fuerza impulsora de esa revolución humana.

Desde hace milenios, existen incontables volúmenes de enseñanzas morales para la humanidad. Además, hay anaqueles enteros de libros de autoayuda y de inspiración personal, pero la revolución humana y la transformación del karma no son cuestiones que puedan hacerse solo con palabras.

La Soka Gakkai ha seguido continuamente el camino de la revolución humana real, no de la argumentación abstracta: transformar nuestra mente, orientarla en dirección al bien supremo en la vida real y actuar de manera concreta.

En sentido fundamental, la revolución humana se logra mediante la unión con la vida del Buda o mediante la unión con la budeidad. El poder de la autotransformación se libera cuando establecemos la «fusión entre la realidad y la sabiduría» de buda.2

Solo los seres humanos tenemos la capacidad de aspirar a la autosuperación y al crecimiento interior. Poseemos la facultad de cambiar conscientemente la dirección de nuestra vida, de enriquecerla y profundizarla en vez de dejarla transcurrir sin propósito.

La gente tiende a considerar que el camino a la grandeza pasa por ascender peldaños en la escala del prestigio social. Pero la revolución humana es mejorar nuestra vida de manera más profunda y esencial. Además, tiene un aspecto eterno. Es muy superior al simple progreso mundano.

Los seres humanos siempre somos y seremos eso: seres humanos; no podemos aspirar a convertirnos en algo superior o trascendental. Por eso, lo más importante es crecer y transformar nuestra vida como seres humanos. Aunque lleguemos a adquirir fama, posición social, títulos académicos, conocimientos o dinero, si somos espiritualmente pobres, nuestra vida será vacía y empobrecida por dentro.

Lo que cuenta es cómo somos cuando nos despojamos de todos los atributos externos; quiénes somos… La revolución humana consiste en transformar nuestra vida y nuestra subjetividad en el nivel más medular o esencial.

Shakyamuni fue príncipe, pero abandonó todos los privilegios de su linaje real y buscó la verdad sobre la vida. Esa fue su revolución humana. Nichiren Daishonin también declaró abiertamente ser miembro de la clase social más baja de su época, «hijo de una familia chandala».3

La humanidad libró dos guerras mundiales en el siglo xx. Cientos de millones de personas experimentaron un sufrimiento infernal. ¿Cuál fue la causa? Si nos ponemos a analizarla, llegamos a la conclusión inevitable de que somos las personas las que debemos cambiar; debemos convertirnos en seres orientados a la bondad y a la solidaridad.

Hoy, muchos se inquietan ante un resurgimiento de los nacionalismos y los movimientos autoritarios. La gran tragedia de la Segunda Guerra Mundial, acaecida hace más de medio siglo, comienza a caer en el olvido. Por eso es tan importante la presencia de la Soka Gakkai, una organización inamovible en defensa de la paz.

El maestro Josei Toda pasó dos años en prisión durante la Segunda Guerra Mundial, por su postura de firme resistencia al militarismo japonés. Eso fue lo que me inspiró a ingresar en la Soka Gakkai, y lo que me hizo confiar plenamente en él. Desconocía por completo sobre el budismo, pero tuve fe en el señor Toda como ser humano. Para mí, el camino de la revolución humana ha sido transitar a su lado la inseparabilidad de maestro y discípulo.

De Conversaciones sobre la juventud, publicado en japonés en marzo de 1999.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1A los estados de infierno, entidades hambrientas, animales, asuras , seres humanos y seres celestiales se los denomina, conjuntamente, «seis caminos» o «seis estados inferiores», mientras que los estados de los que escuchan la voz, los que toman conciencia de la causa, los bodisatvas y los budas se conocen como «cuatro estados nobles». Juntos, forman los «diez estados». También se los mencionan como los diez estados de infierno, hambre, animalidad, ira, humanidad, éxtasis, aprendizaje, comprensión intuitiva, bodisatva y budeidad.
  • *2Fusión entre la realidad y la sabiduría: Fusión que se produce entre la realidad o verdad objetiva y la sabiduría subjetiva que permite comprender esa verdad, que es la naturaleza de buda inherente a la vida.
  • *3El destierro a Sado, en Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 211.