Volumen 30: Capítulo 6, Juramento 51–60

Juramento 51

En el verano de 1990, los miembros de la División de Jóvenes de la Soka Gakkai permanecieron días enteros en el Templo Principal preparando el festival cultural que se llevaría a cabo el 2 de setiembre como parte de las celebraciones del septingentésimo aniversario del Taiseki-ji. El festival daría inicio a una serie de actos conmemorativos que incluían las suntuosas ceremonias religiosas que tendrían lugar en el mes de octubre.

Al atardecer del 2 de setiembre, se realizó el evento cultural en el espacio abierto situado frente al Gran Salón de Recepción en los terrenos del Templo Principal. Tenía como tema: «Que resplandezca el firmamento con la luz de la felicidad».

De parte del clero estuvieron presentes el sumo prelado Nikken, el administrador general de la Nichiren Shoshu, altos dirigentes y muchos otros sacerdotes. Y de la Soka Gakkai, el presidente honorario Shin’ichi Yamamoto, el presidente Eisuke Akizuki, el director general Kazumasa Morikawa, además de vicepresidentes y otros representantes.

En el festival, la División de Artistas y las divisiones juveniles interpretaron con entusiasmo músicas y danzas tradicionales japonesas, y un número de ballet.

Cuando los miembros de sesenta y siete países y territorios desfilaron con sus atuendos típicos, los cálidos aplausos del público no dejaron de sonar.

Shin’ichi también batió las palmas con todas sus fuerzas para responder al corazón sincero de estos compañeros que sonreían y saludaban agitando la mano, rebosantes de juramento por el kosen-rufu mundial.

Nikken estaba sentado a su lado, sonriendo mientras observaba las presentaciones.

En ese momento, nadie podía imaginar que en diciembre del mismo año el clero pondría en marcha un plan para crear una brecha entre Shin’ichi y los miembros, y para destruir a la Soka Gakkai.

Después del festival, Shin’ichi tenía varias actividades y compromisos: una recepción para los integrantes de la delegación china que estaban de visita en el Japón para asistir a una conferencia no gubernamental entre los dos países; la décima segunda Asamblea General de la SGI; y reuniones con el director del Museo de Arte de San Pablo, el Secretario General Adjunto de Comunicaciones e Información Pública de las Naciones Unidas, y el fundador de la Organización Internacional de la India para el Desarrollo de la Cultura (ICDO, por sus siglas en inglés), entre otros.

Nichiren Daishonin escribe: «El Sol se eleva por el este; esta auspiciosa señal indica que el budismo del Japón está destinado a regresar a la Tierra de la Luna».1 En esta frase expresa su convicción en que el kosen-rufu mundial será una realidad y estará asegurada la paz.

Shin’ichi continuó haciendo esfuerzos para abrir la ruta hacia la concreción de esa meta. Cada día era vital para avanzar un paso más en la construcción de la paz.

Juramento 52

El 21 de setiembre, Shin’ichi Yamamoto visitó por primera vez Corea del Sur. Se llevaría a cabo la exposición «Obras maestras del arte de occidente» con la colección del Museo de Bellas Artes Fuji de Tokio en la galería Ho-Am en el edificio donde está la sede del diario JoongAng Ilbo [uno de los principales periódicos del país], en Seúl. Shin’ichi participaría en la inauguración como fundador del Museo.

Él respetaba a Corea del Sur como un benefactor cultural de Japón, y deseaba que esta exhibición, que se realizaba por primera vez en dicho país, pudiera retribuir de alguna manera lo mucho que le debía.

Además, pensaba que el hecho de poder compartir los grandes tesoros de la humanidad a través de este intercambio cultural generaría una profunda empatía y comprensión y afianzaría la amistad entre Corea del Sur y Japón. Estaba convencido de que sería una oportunidad para dar a conocer a la Soka Gakkai que, basada en los ideales humanísticos del budismo Nichiren, trabaja en interacción y en colaboración con las diferentes instituciones del mundo para fomentar la paz, la cultura y la educación. Y también sabía que esta actividad sería un aliento para los miembros.

Después de partir de Seúl el 22 de setiembre, Shin’ichi viajó a las prefecturas de Fukuoka, Saga, Kumamoto y Kagoshima, en la región de Kyushu [en el extremo sur de las cuatro islas principales de Japón]. Retornó a Tokio el 2 de octubre.

El 6 y 7 de octubre, asistió a las sesiones iniciales de la gran ceremonia conmemorativa del séptimo centenario de la fundación del Taiseki-ji. En el período previo a este homenaje, la Soka Gakkai había financiado los gastos para hacer grandes reparaciones en el Gran Templo Principal (Sho-Hondo) y había hecho la donación de dos nuevos alojamientos construidos en los terrenos del Templo.

El 7 de octubre, el segundo día de las sesiones, se hizo una ceremonia en la que se encendió la inmensa lámpara de araña que colgaba del techo frente al altar del Gran Salón de Recepción. Esta lámpara, que había sido donada por la Soka Gakkai por propuesta de Shin’ichi, tenía la forma de la flor de loto de ocho pétalos y medía 5.4 metros de diámetro y 3.45 metros de largo. Cuando Shin’ichi apretó el botón, el ornamento calado y los cristales tallados refulgieron con luces doradas.

En su discurso como jefe del comité organizador de las celebraciones, Shin’ichi manifestó su sólida determinación: «Nichiren Daishonin escribió a Nanjo Tokimitsu, eminente discípulo laico que ofreció los terrenos para el Templo Principal: “Sólo puede decirse que alguien comprende exhaustivamente el Sutra del loto cuando ha podido soportar terribles persecuciones”.2 Estamos decididos a mantener a lo largo de toda nuestra existencia la convicción inquebrantable expresada en estas palabras del Daishonin, sin jamás arredrar ante los hostigamientos que se presenten en nuestro camino hacia la propagación de la enseñanza correcta; es más, el hecho de enfrentar grandes persecuciones será nuestro mayor honor».

En efecto, una gran opresión estaba a punto de acaecer contra la Soka Gakkai.

Juramento 53

En el sermón del primer día de las sesiones iniciales de la gran ceremonia conmemorativa, y en el discurso laudatorio del segundo día, el sumo prelado Nikken dirigió palabras de reconocimiento a la Soka Gakkai. En el primero, manifestó lo siguiente: «Particularmente, quiero destacar el gran impulso que está mostrando el movimiento de propagación de la enseñanza correcta en el Japón y en el mundo gracias al desarrollo de la organización laica Soka Gakkai en los últimos años».

Cuando terminaron las sesiones iniciales, Shin’ichi Yamamoto partió inmediatamente a la prefectura de Aichi para brindar orientaciones a los miembros. Luego, retornó al Templo Principal para asistir a las sesiones finales el 12 y 13 de octubre.

En la sesión del último día, Nikken confirió a Shin’ichi un certificado de agradecimiento y una lista de artículos conmemorativos que le serían entregados posteriormente, en reconocimiento a su dedicación y a sus destacadas contribuciones a la Nichiren Shoshu como jefe del comité para las celebraciones del aniversario.

Pero, poco tiempo después, Nikken y sus seguidores llevarían a cabo un plan para destruir a la Soka Gakkai.

Terminadas las actividades conmemorativas, Shin’ichi consagró nuevamente sus esfuerzos para entablar diálogos con líderes de los diferentes países y ámbitos de la sociedad. Se encontró con: el rector de la Universidad de Ankara, Necdet Serin y su esposa Semiramis; el precursor en Estudios sobre la Paz, Johan Galtung; el director del Centro Internacional de Fotografía en Nueva York, Cornell Capa y su esposa Edie; y con el rector Fabio Roversi-Monaco de la Universidad de Bolonia, la más antigua de Europa.

Ahora que había acabado la Guerra Fría, Shin’ichi pensaba que era el momento de dedicar su tiempo a construir nuevos puentes de paz con miras al siglo XXI.

El 13 de diciembre, se reunió con el director Sverre Lodgaard del Instituto de Investigaciones por la Paz de Oslo (PRIO) en el edificio del Seikyo Shimbun. Uno de los temas de su conversación fue la propuesta del director Lodgaard sobre la seguridad ambiental, una idea que consideraba la protección del medio ambiente y el desarme como dos componentes esenciales que garantizarían la paz y la seguridad del género humano.

Refiriéndose al principio budista sobre la «inseparabilidad de la vida y su ambiente», Shin’ichi señaló que la causa fundamental de los problemas perjudiciales para la sociedad como la destrucción ambiental, la hambruna, la epidemia y la guerra estaba en la impureza del interior del ser humano que termina corrompiendo su inclinación al bien. Dijo: «La transformación y la purificación de nuestras vidas representa el camino seguro hacia la paz. Los esfuerzos concretos para lograr esta “revolución humana” ateniéndonos a las enseñanzas y los principios del budismo Nichiren conforman la base del movimiento de la SGI por la paz, la cultura y la educación».

Juramento 54

El 13 de diciembre, el mismo día en que Shin’ichi Yamamoto se encontraba con el director Sverre Lodgaard del Instituto de Investigaciones por la Paz de Oslo (PRIO), se llevó a cabo una reunión de coordinación entre la Soka Gakkai y la Nichiren Shoshu en un templo del distrito municipal de Sumida, en Tokio. El presidente Eisuke Akizuki y algunos responsables participaron en representación de la Soka Gakkai, y de parte del clero asistieron el administrador general de la Nichiren Shoshu, Nichijun Fujimoto y otros sacerdotes.

Cuando estaba por acabar dicha reunión, el administrador general entregó un sobre al presidente Akizuki diciéndole que el clero había conseguido una cinta con la grabación del discurso de Shin’ichi durante la reunión de la sede central del 16 de noviembre, alusiva al sexagésimo aniversario de la fundación de la Soka Gakkai, y que había confeccionado un cuestionario sobre su contenido. Y le pidió que respondiera por escrito a las preguntas.

Era un pedido repentino e inesperado. Los líderes de la Soka Gakkai no podían entender las intenciones del clero.

Akizuki manifestó que, si tenían algún comentario, lo hicieran durante la reunión de coordinación para poder dialogar sobre ello, en vez de hacer intercambios de preguntas y respuestas por escrito. El administrador general prometió reconsiderar el asunto y se llevó el sobre.

No obstante, el clero envió a la Soka Gakkai una carta fechada el 16 de diciembre en la que decía: «Solicitamos que se conteste con responsabilidad y por escrito este cuestionario y se envíe a la Oficina Administrativa de la Nichiren Shoshu dentro de los siguientes siete días».

En su discurso, Shin’ichi había hablado sobre cómo difundir las enseñanzas y de qué manera promover las actividades para desarrollar un movimiento religioso mundial. El clero, sin embargo, ignoraba completamente ese propósito fundamental y hacía objeciones acerca de cuestiones de menor importancia.

En sus palabras, Shin’ichi había propuesto también realizar presentaciones corales a gran escala para interpretar el «Himno a la Alegría» de Beethoven. En uno de los interrogantes, el clero señalaba que «cantar el “Himno a la Alegría” en alemán era una alabanza a la deidad cristiana que transgredía las enseñanzas sagradas del Daishonin».

El 16 de diciembre, Shin’ichi participó en la reunión de la sede central para responsables de ese mes, realizada en forma conjunta con el primer encuentro general de la División de Señores. Como se llevó a cabo en una fecha que coincidía con el ducentésimo vigésimo aniversario del natalicio de Beethoven, Shin’ichi se refirió a este compositor alemán, quien vivió con la dignidad de quien sabe que el reino del espíritu se extiende en el cielo.

¿Qué había impulsado a Beethoven a continuar componiendo en medio de sus sufrimientos? Shin’ichi pensó que había sido su deseo de compartir con los pobres, con aquellos que estaban sumidos en la angustia y con las personas de las futuras generaciones la alegría que rebosaba su vida. Shin’ichi sintió que el espíritu de este gran músico resonaba profundamente con el espíritu de la Soka Gakkai.

Juramento 55

En respuesta a la misiva de la Nichiren Shoshu en cuyo encabezamiento decía «Cuestionamiento», la Soka Gakkai envió una carta el 23 de diciembre, en la que manifestaba su deseo de «profundizar la mutua comprensión a través del diálogo». Asimismo, con total franqueza solicitaba aclaraciones y formulaba preguntas acerca de asuntos que habían preocupado durante mucho tiempo a la Soka Gakkai en sus esfuerzos por mantener la armonía con el clero. Se indicaron nueve puntos que incluían las palabras del sumo prelado cuando Eisuke Akizuki acompañado de Shin’ichi Yamamoto se encontró con él, así como las indiscreciones de muchos de sus sacerdotes.

El clero respondió con otra misiva fechada el 26 de diciembre: «El hecho de que hayan mandado un interrogatorio de nueve puntos que contienen acusaciones infundadas denota una gran insolencia… Todo ello nos lleva a concluir que no tienen la intención de presentar explicaciones sobre el discurso del 16 de noviembre».

El 27 de diciembre, el clero convocó al Consejo clerical a una sesión extraordinaria en la que se revisaron sus reglamentos. Las enmiendas establecían un límite de cinco años como duración para el cargo de titular de las organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu, que hasta ese momento se ejercía por tiempo indefinido. Y una duración de tres años para los demás directivos del laicado (incluyendo a los representantes séniores, entre otros). Agregaron también una norma que permitía tomar medidas disciplinarias contra los seguidores laicos que «critiquen, difamen o calumnien al administrador en jefe [es decir, al sumo prelado] ya sea verbalmente, por escrito o por cualquier otro medio».

Estas enmiendas entraron en vigencia de inmediato. Una de ellas decía: «Serán revocados todos aquellos que poseen cargos en la asociación de las organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu». En una palabra, Shin’ichi, que era titular de las organizaciones laicas, y Akizuki, Morikawa, y varios responsables de la Soka Gakkai, que eran representantes séniores, fueron retirados de sus cargos.

El objetivo de la Nichiren Shoshu era evidente. Usando como pretexto los cambios en su reglamento, buscaban quitar a Shin’ichi su autoridad para finalmente disgregar a la Soka Gakkai e incorporar a sus miembros a la Nichiren Shoshu.

El clero anunció a los medios de comunicación sobre dichas enmiendas el 28 de diciembre, antes de ser notificadas a los interesados.

Ese mismo día, casi finalizando el año, Shin’ichi se encontró en el edificio del Seikyo Shimbun, en Tokio, con el director Duan Wenjie de la Academia de Investigación de Dunhuang de la China, con quien conversó sobre el espíritu del budismo que pone en primer lugar la felicidad de las personas.

Todos estaban alborotados e indignados por las medidas que tomó el clero, pero Shin’ichi siguió firme en sus esfuerzos de dialogar con destacados pensadores del mundo para promover la paz y la cultura. Continuó avanzando por el camino de sus convicciones con las miras puestas en el futuro de la humanidad.

Juramento 56

Los miembros de la Soka Gakkai se enteraron por los periódicos y otros medios de difusión de que la Nichiren Shoshu había efectuado enmiendas en sus reglamentos y que, por consiguiente, Shin’ichi Yamamoto y los principales responsables de la Soka Gakkai habían sido apartados de sus cargos como titular y representantes de las organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu.

Estaban sorprendidos por este inesperado suceso y muchos reaccionaron con ira hacia el clero.

«¿Por qué han hecho algo tan injusto?» «¿Acaso no fue el presidente Yamamoto quien hizo posible el gran desarrollo que hoy goza la Nichiren Shoshu? ¡Cómo pudieron quitarle el cargo tan arbitrariamente sin haber siquiera conversado sobre el asunto!».

Shin’ichi y los demás responsables recibieron la notificación oficial el 29 de diciembre. A pesar de ser días agitados de fin de año, la Soka Gakkai actuó rápidamente llevando a cabo reuniones de emergencia a nivel de los distritos municipales en Tokio y de las prefecturas en todo Japón para explicar la situación con el clero.

Tal como dijo el doctor Martin Luther King (h) (1929-1968), líder del movimiento norteamericano por los derechos civiles: «Debemos actuar ahora, antes de que sea demasiado tarde».3

Inició el nuevo año: 1991, designado por la Soka Gakkai como «Año de la paz y el desarrollo».

Los poemas que compuso Shin’ichi para celebrar el Año Nuevo fueron transmitidos a través del Seikyo Shimbun y otras publicaciones de la organización. Uno de los que aparecieron en el diario decía:

Celebremos juntos, con alborozo,
la llegada del Año Nuevo.
Brillan nuestros corazones
con intrépido valor.

Y uno de los tres poemas publicados en el Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai, decía:

Libres y sin restricciones,
superamos con valor y júbilo
las tempestades
y los vientos adversos de la envidia.

Los miembros de la Soka Gakkai celebraron con mucho ánimo las reuniones de gongyo de Año Nuevo en los centros de todo el Japón y de los 75 países y territorios, y empezaron el año rebosantes de esperanza.

En el edificio anexo de la sede central de la Soka Gakkai, Shin’ichi intercambió saludos y brindó aliento a los representantes de varias divisiones que participaron en las sesiones de gongyo llevadas a cabo en la sede.

Él manifestó: «¡Abramos las puertas de una nueva era del kosen-rufu mundial! ¡Hagamos frente a las tempestades!»

Juramento 57

El 2 de enero de 1991, el presidente de la Soka Gakkai Eisuke Akizuki y el director general Kazumasa Morikawa fueron al Templo Principal y solicitaron conversar con Nikken, pero su pedido fue rechazado. Después de ello, la Nichiren Shoshu continuó rehusando las propuestas de la organización laica para mantener un diálogo, diciendo, por ejemplo, que los líderes de la Soka Gakkai eran «indignos de una audiencia» con el Sumo Prelado.

Llegó otra carta del clero, fechada el 12 de enero.

Varias citas atribuidas a Shin’ichi Yamamoto que la Nichiren Shoshu cuestionaba y objetaba en la primera misiva contenían, en realidad, graves errores. Algunas preguntas mostraban que el clero había malinterpretado el significado de su discurso y otras estaban basadas en rumores sin fundamentos.

La carta del 12 de enero era una respuesta a la nota que la Soka Gakkai había enviado señalando específicamente dichas equivocaciones. La Nichiren Shoshu reconoció haber cometido algunos errores y se retractó de ellos. De modo que la base misma de sus argumentos quedaba invalidada.

Sin embargo, se negaron a enmendar las irracionales medidas que habían tomado contra la Soka Gakkai, y llegaron al extremo de decir con respecto a la relación entre el clero y el laicado que «afirmar que todos somos iguales en esencia y pretender la unión armoniosa entre los sacerdotes y los seguidores laicos, suponiendo una equidad de condiciones, es un signo de total arrogancia y corresponde a una de las cinco faltas capitales,4 en concreto, la de provocar desunión en la Orden budista».

Este alegato por parte del clero no podía ser ignorado, ya que no haría más que distorsionar los principios fundamentales del budismo Nichiren y obstruir la esencia misma del movimiento por el kosen-rufu mundial.

La Soka Gakkai exigió una disculpa pública. Además, indicó que había otros errores serios en el «Cuestionamiento» que habían enviado y solicitó una respuesta sobre ellos.

La Nichiren Shoshu rechazó las reiteradas peticiones que hizo la Soka Gakkai para conversar con ellos, cuando Nichiren Daishonin fue un firme defensor del diálogo, tal como escribe en su tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra: «¡Conversemos extensamente sobre esta cuestión!».5 Él enseñó la importancia de comunicarnos con todas las personas y de buscar el entendimiento, la empatía y el acuerdo a través de la razón y la lógica. Su postura fue completamente diferente a la de imponer una voluntad a través de presiones externas como las fuerzas de las armas, el poder o la autoridad.

El diálogo es el emblema del humanismo budista. Rechazarlo es un acto que contradice al espíritu del Daishonin. La Soka Gakkai ha logrado expandir los terrenos del kosen-rufu trabajando continuamente en el ámbito comunitario y con sus actividades centradas en el diálogo que adoptaron diversas formas como las visitas hogareñas, los encuentros en grupos pequeños y las reuniones de diálogo.

Juramento 58

El hecho de que la Soka Gakkai otorgue tanta importancia al diálogo se debe a la filosofía de respeto y la confianza en el ser humano que respalda su movimiento. Se fundamenta en los principios del budismo Nichiren que reconoce la igualdad de las personas por cuanto todos poseen la naturaleza del Buda y una noble misión que cumplir.

Pero, contraviniendo a estos principios, Nikken y el clero de la Nichiren Shoshu adoptaron el tradicional sistema parroquial de danka6 Y lo que esta escuela religiosa pretendía era imponer el mismo régimen a la Soka Gakkai, además de tener bajo su autoridad a los miembros.

El Sutra del loto, enseñanza que el Daishonin consideró de importancia crucial, es una filosofía que pondera la equidad, oponiendo resistencia y echando por tierra toda clase de discriminación establecida por el estatus social o diferencias de cualquier otra índole, tal como nos demuestra el hecho de haber abierto la posibilidad de la iluminación a los practicantes de los dos vehículos7 (los que escuchan la voz y los que comprenden la causa) y a la mujer. De ahí que muchas personas de conciencia en el mundo tengan en alta estima esta filosofía que sostiene el respeto a la dignidad de la vida y busca la armonía y la paz del género humano.

El Daishonin se refiere a una igualdad de condiciones que trasciende todas las diferencias, sean clérigos o creyentes laicos, hombres o mujeres, señalando: «[T]odo aquel que enseñe a otros aunque sea una sola frase del Sutra del loto es un emisario de El Que Así Llega, sea sacerdote o laico, monja o seguidora laica».8

El propósito del budismo Nichiren es asegurar la felicidad de las personas. Si tomamos una actitud permisiva cuando el clero intenta desvirtuar la esencia misma del budismo, propiciaremos el crecimiento desenfrenado de su autoritarismo obsoleto, haciendo que su tendencia discriminatoria se acentúe y se genere mayor confusión y sufrimientos. Incluso podrían llegar a destruir las enseñanzas correctas del Daishonin, tal como refieren sus escritos trayendo a colación diferentes cánones budistas: «El Buda señala en su profecía que los enemigos de sus enseñanzas no serán los hombres perversos como aquellos involucrados en este incidente. Él afirma que los que tratarán de destruir su enseñanza correcta serán sacerdotes con aspecto de arhats, que fingirán poseer las tres facultades introspectivas y los seis poderes trascendentales9».10

Otro aspecto que preocupaba a la Soka Gakkai era la postura que adoptaba el clero frente a diferentes expresiones culturales. Su carácter dogmático y cerrado no solo lo llevó a rechazar el «Himno a la Alegría» de Beethoven. Anteriormente, en el Daibyakurenge (revista mensual de estudio de la Soka Gakkai) se había publicado la fotografía de una de las piezas de la exhibición «Fundación Príncipe de Gales: Mantos de la realeza —Trescientos años de trajes ceremoniales británicos—» que se realizaría en el Museo de Bellas Artes Fuji de Tokio. Era la imagen del manto y la insignia de la Orden de la Jarretera [el máximo honor que confiere el soberano británico]. Cuando un sacerdote mayor de la Nichiren Shoshu vio el artículo, se quejó de la cruz que llevaba bordada como símbolo en dicho manto.

Si no apreciamos y respetamos las culturas y tradiciones propias de cada país, región o pueblo, es imposible construir una auténtica relación de confianza y comprensión. Respetar la cultura es respetar al ser humano.

Juramento 59

Todas las esferas del quehacer humano, sea la cultura y el arte o las costumbres y las tradiciones, reciben en mayor o menor medida influencia de su trasfondo religioso.

El primer año del calendario gregoriano está marcado por el año en que nació Jesucristo, y la convención de establecer los domingos como día de descanso deriva de la tradición judeocristiana que asigna el séptimo día de la semana al reposo. El arte de los vitrales también tiene que ver con la religión ya que se desarrolló del afán de dar un mayor realce y magnificencia a las iglesias. De igual manera, muchas construcciones y obras tienen una profunda conexión con el cristianismo. Si alguien mostrara rechazo por estar asociado con la religión cristiana le sería prácticamente imposible vivir dentro de la sociedad.

El budismo enseña el principio de adaptarse a las usanzas locales y las costumbres de la época, instando a sus practicantes a respetar el estilo de vida, las tradiciones, los hábitos y las normas de cada país y territorio, siempre y cuando no vayan en contra de los principios fundamentales del budismo.

Es decir, mientras nos atengamos a las enseñanzas básicas del budismo Nichiren —abrazar el Gohonzon de Nam-myoho-renge-kyo, esencia del Sutra del loto; esforzarnos en la fe, la práctica y el estudio; y dedicarnos a nuestra misión por el kosen-rufu— debemos adoptar una actitud flexible y abierta hacia las costumbres y culturas locales.

Nuestra fe se expresa en la sociedad. El kosen-rufu mundial es posible solo cuando cada persona que practica la Ley Mística valora la cultura como producto de la sabiduría humana y se convierte en alguien digno de confianza a través de su participación activa en todas las faenas de la sociedad.

El poema de Schiller en el que se basó Beethoven para componer el «Himno a la Alegría» hace alusión a “los dioses” (Götter), pero resulta claro que no se trata de la exaltación de una deidad o religión en particular.

En diciembre de 1987, Shin’ichi escuchó la interpretación de la Novena Sinfonía de Beethoven en la presentación especial de un coro y una orquesta formada por quinientos miembros de la División de Estudiantes Universitarios realizada en conmemoración del trigésimo aniversario de su fundación. Jamás olvidó la profunda impresión que dejó en él esa actuación.

Durante la reunión de la sede central para responsables que celebraba el sexagésimo aniversario de la Soka Gakkai (llevada a cabo en noviembre de 1990), propuso hacer un coro de cincuenta mil personas para cantar el «Himno a la Alegría» en el sexagésimo quinto aniversario y uno de cien mil en el septuagésimo. Y sugirió que no solo se cantase en japonés sino también en alemán.

Las grandes obras musicales y artísticas trascienden las barreras nacionales y étnicas, haciendo eco en los corazones de las personas y uniéndolas en armonía.

Juramento 60

El «Himno a la Alegría» es entonado en todo el mundo como una oda a la humanidad y la libertad.

En 1989, la denominada Revolución de Terciopelo puso fin al régimen comunista en Checoslovaquia sin trágicos derramamientos de sangre, y para celebrarlo se llevó a cabo un concierto en Praga, la capital del país, el 14 de diciembre. En dicha función, se interpretó la Novena Sinfonía de Beethoven con su último movimiento coral.

Al terminar la canción, el auditorio se llenó de ovación que siguió resonando aun cuando Václav Havel, el nuevo presidente de Checoslovaquia, subió al escenario. Entonces el público empezó a corear: «¡Havel!¡Havel!». La Novena Sinfonía había expresado el júbilo que el pueblo contenía en su corazón.

El 23 y 25 de diciembre, después de la caída del Muro de Berlín, se realizaron dos conciertos en Berlín para festejar la unión de Alemania Oriental y Occidental. Nuevamente, fue interpretada la Novena Sinfonía de Beethoven.

La orquesta estaba formada por varios conjuntos. La integraban principalmente miembros de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, además de músicos de los dos bloques de Alemania, y de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética —las cuatro naciones que administraron Berlín después de la Segunda Guerra Mundial hasta que se levantó el Muro—.

La Novena Sinfonía de Beethoven y su «Himno a la Alegría» simbolizan el triunfo de la libertad y la unión.

Muchos académicos y pensadores cuestionaron el criterio de la Nichiren Shoshu que declaró que el hecho de cantar el «Himno a la Alegría» en alemán constituía un acto de «alabanza a enseñanzas no budistas» sin considerar el valor cultural y la universalidad de esta gran obra.

El profesor Haruo Kawabata del Instituto tecnológico de Shibaura, conocido filósofo y estudioso sobre los pensamientos de Nietzsche, observó: «El arte resulta de la sublimación del espíritu universal del ser humano. Encuadrarlo al reducido ámbito de un dogma religioso y condenar a quienes lo aprecian tildándolos de «herejes» es señal de una arbitraria estrechez de miras, la misma que desencadenó la caza de brujas en el pasado».11 Asimismo, Kawabata agrega que al referirse a los «dioses» en plural, Schiller está aludiendo a las deidades de la antigua Grecia que simbolizan los ideales y las altas virtudes humanas, y no es una alusión específica a Dios. Y concluye que seguramente Schiller debió de haber recurrido a modelos de expresión ya existentes para describir nuevas ideas.12

  • *1The Writings of Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 936.
  • *2Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 839.
  • *3KING, Martin Luther (h): A Call to Conscience: The Landmark Speeches of Dr. Martin Luther King Jr. (Un llamado a la conciencia: Discursos históricos del doctor Martin Luther King (h)), edit. por Clayborne Carson y Kris Shepard, Nueva York, Warner Books, 2001, pág. 50.
  • *4Cinco faltas capitales: Cinco ofensas más graves que postula el budismo. Las explicaciones varían de acuerdo con los sutras y tratados, pero la versión más común considera que son: 1) matar al padre; 2) matar a la madre; 3) matar a un arhat; 4) herir a un buda y 5) provocar desunión en la Orden budista. Se dice que la persona que comete cualquiera de las cinco faltas capitales invariablemente cae en el infierno del sufrimiento incesante.
  • *5Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 7.
  • *6En el Japón del siglo XVII el gobierno de Tokugawa introdujo el sistema danka (parroquial), bajo el cual, todos los ciudadanos que residían en la jurisdicción territorial debían registrarse obligatoriamente en el templo asignado, como medio para asegurar la autoridad suprema del Shogun. La función de los templos era realizar rituales funerarios; pero como sustento financiero pusieron en venta a sus feligreses parcelas de terreno para erigir la tumba de sus ancestros.
    Con el tiempo, este modo de mantenerse se convirtió en un ingreso necesario para el soporte económico de los templos. Los familiares que poseían tumbas en los diferentes santuarios budistas no necesariamente debían profesar el mismo credo religioso que el templo. Esta tradición, continuó incluso después de la disolución oficial del sistema danka, luego de la Segunda Guerra Mundial.
  • *7En las enseñanzas del Mahayana provisional, expuestas antes que el Sutra del loto, se consideraba que las personas de los dos vehículos, las mujeres y las malas personas no podían lograr la iluminación. El Sutra del loto rebate esa idea y enseña que los tres grupos y todas las personas pueden manifestar el estado de Buda.
  • *8Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 34.
  • *9Arhats son aquellos que han logrado el nivel más alto de iluminación postulado por el budismo Hinayana. Arhat significa «persona digna de respeto».
    Las tres facultades introspectivas es el término que designa la capacidad de conocer el pasado, prever el futuro y erradicar las ilusiones; facultades atribuidas a los budas y arhats.
    Los seis poderes trascendentales o seis poderes sobrenaturales son poderes que, según las escrituras, poseen los budas, bodhisattvas y arhats. Son: 1) el poder de estar en cualquier parte que uno quiera, 2) el poder de ver cualquier cosa en cualquier parte, 3) el poder de escuchar cualquier sonido en cualquier parte, 4) el poder de leer los pensamientos de las mentes ajenas, 5) el poder de conocer las existencias pasadas y 6) el poder de erradicar las ilusiones.
  • *10The Writings of Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 388.
  • *11Artículo del Seikyo Shimbun del 24 de enero de
    1991.
  • *12Ib.