Volumen 30:
Capítulo 4, Campanadas del amanecer 51–60

Campanadas del amanecer 51

Para llevar a cabo el kosen-rufu se precisa la fuerza de la unión. Y para lograr la unión resulta crucial la postura que adopta cada persona hacia sus pares. Shin’ichi decidió referirse a este tema desde la perspectiva del budismo que reconoce en cada individuo la existencia de una misión única.

–Todos poseen por igual una misión por el kosen-rufu, pero el papel que cumple cada uno difiere. Por ejemplo, cuando se erige una casa hay gente que trabaja en la construcción de los cimientos, otros hacen obras de carpintería, otros se encargan del acondicionamiento de interiores. Cada quien tiene su propia responsabilidad y al trabajar en equipo completan una magnífica edificación.

»Del mismo modo, la gran empresa del kosen-rufu se hace posible cuando la gente con diferentes responsabilidades se une y colabora. Cada persona despliega sus cualidades únicas y su talento en sus respectivos puestos y áreas a cargo. La diferencia en la función o la esfera de lucha, no hace que alguien sea superior o inferior a otro.

»Los compañeros de fe debemos avanzar juntos, respetando la forma de ser y las particularidades de cada uno, alentándonos mutuamente y fortaleciendo los lazos solidarios en torno a la fe. En esto consiste la unión de «distintas personas con un mismo propósito» que enseña el budismo.

»Al igual que toda agrupación, la Soka Gakkai cuenta con una estructura organizativa cuya finalidad es coordinar las actividades de manera efectiva. La posición de liderazgo en la organización, por lo tanto, representa un papel, una función; de ninguna manera un rango o jerarquía.

»Pero los cargos organizativos conllevan responsabilidades. Muchas veces, los líderes tienen que hacer frente situaciones más exigentes que muchos de sus compañeros. Ellos se están esforzando con verdadero empeño por la felicidad de los miembros que tienen a su cargo, por eso es importante que los respetemos y les brindemos colaboración y apoyo.

Shin’ichi también se refirió a algunos puntos que deben tener en cuenta los responsables: –Los líderes deben mantener siempre la calma y la compostura, estar dispuestos a brindar apoyo con un corazón amplio y generoso, y no dejarse llevar por impulsos emocionales. Si se muestran con los nervios de punta, agobiados o abrumados, no podrán guiar a los miembros con alegría, y solo harán que todos sufran.

»En lo sucesivo, una de las aptitudes indispensables para los líderes será amplitud de espíritu y calidez. Su desarrollo y crecimiento humano será el testimonio del poder de la fe del budismo Nichiren. Quisiera pedirles que reflexionen una vez más sobre sí mismo y se desafíen en elevar más aún su condición de vida, entonando un daimoku decidido y esforzándose en la práctica budista.

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Shin’ichi enfatizó también sobre la importancia de los encuentros grupales: –Traten de reunirse regularmente en pequeños grupos. Aunque no asistan todos, no importa; pueden visitarlos luego en sus casas, alentarlos, aclararles las dudas que tengan, tantas veces sea necesario hasta que estén totalmente satisfechos. De esta manera, crean lazos de confianza y amistad con cada uno de ellos.

»Si continúan estas reuniones todos los meses, durante años, sin falta se generará allí una fuerza que impulsará la unión y el avance. En la reiteración de estos esfuerzos que no son precisamente llamativos y pasan muchas veces desapercibidos suelen estar la causa de las grandes victorias; son como las olas que terminan degradando las rocas hasta convertirlas en arena a fuerza de golpearlas con su continuo vaivén.

Y prosiguió: –El movimiento de resistencia con que el pueblo francés hizo frente a las fuerzas de ocupación nazi es un hecho bien conocido por todos. Me gustaría que sean ustedes quienes ahora ofrezcan resistencia a la negatividad y la negligencia que anida en la vida, basándose en el budismo de Nichiren Daishonin. Quiero pedirles que lleven adelante un movimiento de “Resistencia budista” cuya finalidad sea revertir las desdichas del mundo.

»Sean personas que muestren el brillo de sus cualidades humanas en el marco de la vida cotidiana y real, personas en quienes todos depositen su confianza, los pilares de la comunidad. Aspiren a ser esta clase de personas en bien de su amada Francia.

Durante el mes trascurrido desde que llegó a Europa el 16 de mayo, vía Unión Soviética, Shin’ichi mantuvo encuentros con sus compañeros en cada lugar que iba para hablar de budismo y alentarlos. Sabía que esa era la manera más segura de dar apertura a una nueva era del kosen-rufu en Europa, que la construcción del futuro comienza a partir de la forja de valores humanos.

Siendo el budismo una enseñanza dirigida a todo el género humano, Shin’ichi estaba convencido de que era necesario generar olas de crecimiento en los diferentes países alrededor del mundo para poder impulsar el kosen-rufu en el siglo XXI.

El 16 de junio, por la mañana, Shin’ichi recibió en el hotel donde se hospedaba a un amigo que conocía hacía muchos años, el doctor Alphonse Dupront, presidente honorario de la Universidad de la Sorbona de París (París IV) y a su esposa, y dialogó con ellos sobre diferentes temas tales como la cultura europea, la educación terciaria, etc.

Por la tarde, la comitiva partió del aeropuerto de París-Charles de Gaulle rumbo a Nueva York.

El kosen-rufu es una travesía para abrir nuevos horizontes, avanzando siempre con un renovado espíritu de lucha, un camino de desafíos avizorando nuevos objetivos. Es una contienda interminable que no admite un instante de vacilación ni quietud.

Shin’ichi vislumbró bajo el sol, un nuevo horizonte del kosen-rufu respladeciente de esperanza que se extendía hacia el siglo XXI.

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Después de atravesar el Atlántico, Shin’ichi y su grupo llegaron al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy en Nueva York poco antes de las 15 hs. del 16 de junio de 1981. Shin’ichi visitaba la ciudad después de seis años.

Desde hacía tiempo, el sacerdote principal del templo local de la Nichiren Shoshu hacía comentarios insinuantes que desprestigiaban a la Soka Gakkai, y algunos, influenciados por esos discursos, sembraban la discordia obstaculizando la unidad de la organización. Shin’ichi tenía la decisión de reunirse con la mayor cantidad de miembros que le fuera posible en Nueva York. Esperaba trasmitir cabalmente a cada uno de ellos la convicción y el orgullo con que la Soka Gakkai se dedicaba a cumplir la misión de Bodisatva de la Tierra.

Hasta entonces, el movimiento del kosen-rufu de los Estados Unidos se centraba principalmente en Los Ángeles y otras ciudades de la Costa Oeste del país. Pero en lo sucesivo, sería importante reforzar la organización en Nueva York y el resto de la Costa Este. Con este fin, la intensión de Shin’ichi era forjar valores humanos.

El 16 y el 17 de junio, se llevaron a cabo varios encuentros informales con los líderes centrales del Territorio Nordeste, donde estaba incluida Nueva York.

–Estados Unidos es la tierra de la libertad –dijo—, por eso es importante respetar la opinión y el parecer de las personas. El responsable nunca debe imponer sus ideas. Antes de emprender alguna acción, es menester dialogar exhaustivamente con sus compañeros e intercambiar con franqueza sus puntos de vista.

»Y aunque las opiniones difieran, no pierdan la calma ni permitan que se genere hostilidad a raíz de ello. Siempre debemos volver al punto de partida primordial que es el Gohonzon y el kosen-rufu, y entonar Nam-myoho-renge-kyo con unión de propósito.

»El Daishonin nos enseña que “el budismo es razón”.1 Por eso, cuando establezcan los lineamientos de las actividades, por ejemplo, es esencial que expliquen el propósito con que se quiere realizar para que todos estén convencidos de lo que hacen y apoyen con gusto. Lo que resulta razonable tiene poder de convencimiento. De ahí que sea tan importante profundizar la comprensión de las enseñanzas del Daishonin.

»Cuando nos basamos en el Gosho, podemos trabajar juntos en armonía, sin faltar el respeto a nadie ni sentir resentimiento, envidia u hostilidad.

»El Gosho es una guía para nosotros y un espejo que refleja nuestro modo de vivir. Por consiguiente, antes de criticar a los demás, debemos reflexionar sobre nuestras propias palabras, acciones y pensamientos a la luz de los escritos del Daishonin. Este es el espíritu de un genuino practicante del budismo Nichiren.

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Debido a que muchos líderes de la Soka Gakkai de Estados Unidos eran descendientes de japoneses, Shin’ichi decidió referirse a las pautas que debían tener en cuenta al llevar adelante las actividades.

-Quisiera advertirles, especialmente a los responsables de ascendencia japonesa, que tengan el cuidado de no ver las cosas desde la perspectiva de los valores y usanzas de Japón. Estados Unidos es un país donde conviven personas de diferentes orígenes, cada uno con sus valores y formas de pensar. De ahí la importancia de dialogar a fondo con los miembros y obtener su conformidad incluso cuando se trata de los aspectos básicos de la fe y la práctica. Si piensan que todos comprenderán sus intenciones, sin tener que dar demasiadas explicaciones como ocurre en Japón, podrían generar con facilidad malentendidos.

También enfatizó la necesidad de unirse con un mismo propósito para promover el kosen-rufu mundial:

–Los miembros de Estados Unidos y de todos los países deben realizar sus actividades en forma armoniosa respetando las costumbres y las leyes del lugar, y procurando ser buenos ciudadanos. El Daishonin enseña: “Cuando en el pueblo predomina la unión de distintas personas con un mismo propósito, estas podrán lograr todas sus metas”.2 Es importante que los compañeros de fe aúnen sus esfuerzos para acelerar el flujo del kosen-rufu y asegurar su continuidad.

»La relación de mentor y discípulo nos da fuerzas para impulsar esta noble empresa. Por lo tanto, el líder no debe pretender que sus compañeros lo sigan, sino guiarlos para transitar juntos la gran senda de la relación de maestro y discípulo.

»Para eso, es crucial que los mismos responsables tengan un espíritu de búsqueda cristalino y se mantengan dentro del gran cause de la relación de mentor y discípulo de la Soka. El hecho de dejarse llevar por sus tendencias egocéntricas, es como el agua que se ha rebalsado del lecho principal y se convierte en un charco que gradualmente se va llenando de aguas enlodadas y termina secándose. En tales condiciones no podrá conducir a sus compañeros al vasto océano de la paz y la felicidad.

»De la misma manera, es fundamental que nos ajustemos al gran engranaje del kosen-rufu, de lo contrario, este flujo se detendrá. Y aunque en apariencia el movimiento siga, será como dar vueltas en vano.

»Por eso es crucial que permanezcamos en la corriente principal de la Soka, que armonicemos nuestro accionar y estemos en sintonía con ella. Esta es la postura digna de un líder del kosen-rufu mundial.

Se acercaba el momento en que la Soka Gakkai debía dar un salto dinámico como movimiento religioso de alcance global. De ahí que Shin’ichi considerara indispensable la unión de los miembros con el espíritu de «distintas personas con un mismo propósito» basado en la fe dedicada al kosen-rufu.

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Al mediodía del 18 de junio, en representación del Seikyo Shimbun, el periódico de la Soka Gakkai, Shin’ichi visitó la agencia de noticias Associated Press (AP por sus siglas en inglés), cuya sede se hallaba en el Centro Rockefeller, en Manhattan. Después de hacer el recorrido del edificio, se reunió con el presidente de la AP, Keith Fuller, con quien dialogó sobre diferentes temas tales como los problemas étnicos, la función y las responsabilidades de los medios de comunicación, etc.

Shin’ichi dijo que estaba convencido de la trascendencia que tiene el hecho de transmitir los acontecimientos del mundo con precisión para impulsar la paz y expresó sus respetos a la AP por la importante labor que estaba realizando.

También señaló que en tiempos de incertidumbre económica y social, las personas tienden a priorizar los beneficios inmediatos y dejan de lado los ideales elevados, y hacen prevalecer sus impulsos emocionales sobre la razón. Agregó que, en tales circunstancias, lo temible era el surgimiento de sociedades cerradas y excluyentes. Observó que para que los individuos tengan aspiraciones elevadas y el afán de contribuir a la sociedad y a la paz, con un verdadero dominio de sí mismo y no estar a merced de sus impulsos, los valores religiosos eran decisivos. El presidente Fuller lo escuchaba haciendo gestos de asentimiento.

Después de retirarse de la sede de la AP, Shin’ichi visitó el Centro Comunitario de la SGI de Nueva York que se encontraba en la calle Park Avenue South, también en Manhattan.

La instalación, que ocupaba toda la primera planta de un edificio, solo tenía capacidad para ochenta personas. Cuando los miembros se enteraron de la visita de Shin’ichi, muchos acudieron al Centro y la sala estaba repleta.

–¡Buenas tardes! –saludó Shin’ichi en inglés y agregó enseguida en japonés–. Me siento muy feliz de encontrarme con todos ustedes. Hagamos juntos el gongyo. Oremos por el desarrollo del kosen-rufu en Nueva York, por la salud y la felicidad de todos ustedes, y, también, por la prosperidad de sus familiares.

Shin’ichi ofreció una profunda oración con el deseo de que cada compañero de fe de Nueva York, mantenga la práctica a lo largo de su existencia, construya una felicidad indestructible y sea un pilar de confianza en la sociedad.

Luego del gongyo, habló de los conceptos básicos de la fe, como el poder de Nam-myoho-renge-kyo y la importancia de hacer daimoku.

La entonación del daimoku centrado en el Gohonzobn es la práctica fundamental del budismo Nichiren. La organización y las actividades de la Soka Gakkai están para transmitir este punto esencial. Todos nuestros desafíos comienzan con el daimoku que hacemos con profunda convicción en el Gohonzon, ya sea cuando extraemos energía para impulsar el kosen-rufu, cuando hacemos frente los desafíos del karma o buscamos desarrollar una sólida unión.

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Luego, Shin’ichi brindó orientación basándose en los escritos del Daishonin:

–Nichiren Daishonin afirma: «Y cuando, en estas cuatro fases del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte entonamos Nam-myoho-renge-kyo, hacemos que ellas exuden la fragancia de las cuatro virtudes [la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza]».3 Hay personas que, envueltas en las oscuras nubes del karma, viven atormentadas por la desdicha. Es la realidad de muchos. Sin embargo, cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo podemos disipar esos negros nubarrones con las brisas fragantes de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza.

»El Daishonin también dice: “Nam-myoho-renge-kyo, es ‘la mayor de todas las alegrías’”.4 En la vida hay toda clase de placeres, pero el Daishonin señala que tomar conciencia de que uno mismo es un buda y entonar Nam-myoho-renge-kyo es la mayor de todas las alegrías.

»La alegría que uno siente cuando consigue lo que quiere o cuando obtiene reconocimiento y fama, está sujeta a factores externos. Es un regocijo momentáneo y efímero.

»En cambio, cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo, se abre el gran palacio que hay en nuestro interior, del cual aflora, como un manantial, un extraordinario júbilo, “la mayor de todas las alegrías”, que es inagotable y sigue fluyendo aun cuando nos veamos frente a cualquier clase de prueba o adversidad.

»Además, el Daishonin escribe: “El maravilloso medio para poner fin, de verdad, a los obstáculos físicos y espirituales de los seres humanos no es otro que Nam-myoho- renge-kyo”.5 Las deidades celestiales y los budas de las diez direcciones y las tres existencias prometen proteger a quienes entonan Nam-myoho-renge-kyo. Hacer daimoku es, por lo tanto, el «maravilloso medio» para defendernos de todo tipo de obstáculos y disfrutar de una felicidad incomparable en esta existencia.

»Con la convicción de que una vida de inmensa satisfacción se encuentra transitando la existencia junto al Gohonzon y entonando daimoku, espero que pongan su mejor empeño en la práctica para seguir superándose. No se dejen llevar por lo que digan o hagan los demás. Continúen haciendo daimoku y digan, sin inmutarse: “¡Me encanta hacer daimoku!”.

Quien asume los desafíos entonando Nam-myoho-renge-kyo son personas cuyo corazón está claro y despejado como un cielo sin nubes, personas que poseen una inmensa alegría y felicidad incontenible dentro de sí.

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En la tarde del 19 de junio, Shin’ichi asistió a la reunión de representantes del Territorio Nordeste celebrada en Glenn Cove, Nueva York. Habían acudido unos doscientos miembros provenientes de Nueva York, Boston, Filadelfia y ciudades cercanas a la frontera con Canadá.

La sala donde se había entronizado el Gohonzon era muy pequeña, y debieron hacer el gongyo divididos en varios grupos, dirigido cada uno por Shin’ichi.

Una vez terminada la ceremonia, todos salieron del recinto y se reunieron bajo la sombra de los árboles. Shin’ichi llego con la frente sudorosa y conversó con cada uno de ellos.

A una señora que se mostraba algo apagada, la alentó: «Si mantiene una práctica firme y perseverante, sin falta podrá disipar la oscuridad de cualquier sufrimiento y ser feliz. Haga daimoku con fervor y esfuércese en las actividades de la Soka Gakkai… Sin falta usted resplandecerá como el sol, y llenará de luz a su familia e incluso a la comunidad. Las lágrimas no le sientan bien al sol. Sea una persona de hermosa sonrisa, que irradie alegría a su alrededor».

Seguidamente, Shin’ichi disfrutó junto con todos una presentación musical.

Nueva York es una de las grandes capitales culturales del mundo, y entre los miembros había músicos profesionales. En aquella ocasión se juntaron varios de ellos e interpretaron «Kojo no Tsuki» (La luna sobre las ruinas del castillo) y «Over the Rainbow» (Sobre el arcoíris).

Aunque eran grandes figuras en el mundo artístico, activaban también en la primera línea de la organización visitando a sus compañeros e incluso ayudando felices a ordenar las sillas en los preparativos de algún encuentro. Al enterarse de esto, Shin’ichi dijo:

–Son realmente admirables. Me hace muy feliz saber de su lucha. En la postura de ellos podemos ver la imagen ideal de la Soka Gakkai. Frente al Gohonzon, los cargos organizativos, la posición social y la fama son aspectos irrelevantes. En la práctica budista no hay clases privilegiadas. Todos somos iguales.

»Cuando nos entregamos a la práctica budista haciendo grandes desafíos, es grande también el cambio que experimentamos en nuestro destino y más grande es nuestra felicidad. En el mundo de la Soka, todos nos respetamos mutuamente en tanto somos todos hijos del Buda.

La Soka Gakkai es un reino de auténtica armonía humana.

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En cuanto terminó la reunión de representantes que había comenzado a las 13 hs., Shin’ichi se unió a un grupo de unos treinta miembros poco después de las 17 hs., y compartió con ellos una amena conversación.

–Escuché que el eslogan del estado de Nueva York es «I love New York» (Yo amo Nueva York) –dijo–. Sentir afecto hacia la ciudad y la comunidad donde vivimos es algo maravilloso. Y es ese amor lo que nos impulsa a luchar por el kosen-rufu de nuestra comunidad.

Shin’ichi propuso agregar otra consigna: “Amo a la Soka Gakkai de Nueva York”, y los alentó a trabajar juntos guardando mutuamente respeto y confianza, pues son la clave de la unión necesaria para el avance del kosen-rufu.

Luego, se reunió con los jóvenes que habían estado apoyando como integrantes del comité organizativo en la actividad de aquel día. Cada quien hizo preguntas libremente. Uno de ellos le pidió guías concretas a seguir. Shin’ichi se sentía feliz de ver el ardiente espíritu de búsqueda de los jóvenes en cuyos hombros descansaba el porvenir de las futuras generaciones.

De hecho, desde la mañana siguiente de su llegada a Nueva York (17 de junio), Shin’ichi había estado componiendo un poema dedicado a los jóvenes de Estados Unidos con el deseo de ofrecerles pautas que pudieran tener presente el día de mañana. Tras hacer los últimos retoques, acabó de escribir el poema la mañana del 20 de junio, es decir, después de haber estado la noche anterior con los integrantes del comité organizativo.

Esa tarde, Shin’ichi visitó la casa natal del célebre poeta Walt Whitman (1819-1892) en Long Island.

Cuando llegó a Nueva York, el 16 de junio, los miembros de la División Juvenil le hicieron llegar un libro de ensayos sobre Whitman junto con su traducción en japonés. En la carta que se adjuntaba, le sugerían que visitara el lugar donde había nacido Whitman. Conmovido por el gesto de los jóvenes, Shin’ichi había decidido hacer esta salida.

La casa natal de Whitman era un edificio de dos plantas rodeada de árboles altos y frondosos, con un amplio jardín cubierto de césped al frente. Su estructura era simple y sólida y le pareció que reflejaba el espíritu de los pioneros que viven afirmando sus pies sobre la tierra.

A Shin’ichi se le cruzó por la mente el famoso poema de Whitman titulado: “¡Precursores! ¡Oh, precursores!”. Una obra colosal impregnada de valores que tienen mucho en común con el el espíritu de la Soka que se dispone a abrir nuevas fronteras del kosen-rufu. Para él, su lectura había sido un gran aliento en todo momento. Una poesía excelente infunde esperanza y fuerzas para seguir viviendo.

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En la planta baja estaba la habitación donde nació Walt Whitman. También había una sala de estar y la cocina con todo tipo de enseres: moldes de velas, horno para hacer el pan, un cubo de agua, una pértiga para cargar cubetas, etc. Todo estaba impregnado de reminiscencias de una vida rural en la que el autoabastecimiento es la regla.

Los artículos personales del poeta se exhibían en las habitaciones de la segunda planta. Había retratos, facsímiles de manuscritos y su diario con anotaciones sobre los terribles días de la Guerra Civil.

Entre estos objetos había una carta de Ralph Waldo Emerson donde el pensador hace comentarios sobre Hojas de hierba. En un principio, esta poesía que resultaba tan innovadora no fue bien acogida por los críticos; quienes comprendían realmente las intenciones del autor era solo un puñado de personas. Emerson fue uno de esos pocos que se reparó en la poesía de Whitman y expresó sus elogios.

El camino que le aguarda a un precursor es solitario y está atestado de dificultades, y esto es más riguroso cuanto más innovadoras son sus ideas. Suele ser difícil aceptar lo que no resulta familiar o es desconocido. Nuestros esfuerzos por hacer realidad el kosen-rufu y el ideal del Daishonin de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» representan un movimiento religioso nuevo, sin precedentes en la historia. Es un movimiento protagonizado por ciudadanos anónimos, cuya meta es construir una sociedad y una era en las que sean valoradas y respetadas las personas; un proceso que tiene como eje la revolución humana, es decir, una profunda transformación interior que permite liberar el infinito potencial del ser humano.

De más está decir que se requiere tiempo para que nuestro propósito sea comprendido y reconocido cabalmente. El kosen-rufu es una empresa que se realiza gradualmente, dialogando con perseverancia, dando a conocer la enseñanza del budismo y expandiendo con constancia nuestro círculo de amistad y solidaridad a través de nuestro comportamiento, nuestra forma de ser y conducirnos en la vida. Asimismo, es preciso tener presente que en el trascurso de este proceso son inevitables las tormentas de críticas, difamaciones y persecuciones causadas por la incomprensión.

En su poema Whitman describe: «¡Allons! ¡A través de luchas y de guerras! La meta señalada no podrá invalidarse».6 Shin’ichi recordó que una vez había citado estas palabras de Hojas de hierba en una reunión juvenil de la región japonesa de Shin’etsu para alentar a los jóvenes a abrir los nuevos horizontes del kosen-rufu. Whitman había sido uno de los poetas favoritos desde su juventud, y Hojas de hierba, una de sus obras predilectas.

Las personas que han resistido las duras batallas de la vida poseen el fulgor de un diamante en su interior.

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Walt Whitman murió de neumonía en marzo de 1892, a los 72 años. Su funeral se realizó sin la presencia clerical. Se reunieron sus amigos para despedirse con panegíricos en los que no faltaron citas del Buda y de Platón. El mismo Whitman había rechazado la idea de realizar una ceremonia religiosa tradicional.

En el prefacio de la primera edición de Hojas de hierba, escribió: «Pronto ya no habrá sacerdotes. Han cumplido su obra. […] Un linaje superior tomará su puesto…; las cuadrillas del cosmos y de los profetas tomarán en masa su puesto. Surgirá un nuevo orden y sus hombres serán los sacerdotes del hombre, y cada hombre será su propio sacerdote».7

En el centenario de la muerte del autor, en marzo de 1992, la Asociación Walt Whitman invitó a Shin’ichi al evento conmemorativo. Él no pudo asistir debido a compromisos previos, pero compuso para la ocasión un poema dedicado al gran poeta del pueblo que tanto admiraba. Lo tituló «Like the Sun Rising» (Como el sol del amanecer) y dice:

Nadie es amo,
ni esclavo de nadie;
la política, las ciencias, la religión, el arte
son patrimonios del pueblo,
están para ofrecer sus beneficios a la gente.

Decidido a erradicar los prejuicios raciales
y derribar los muros del clasismo,
a compartir con tus pares
el gozo de la libertad y la equidad…,
sigues cantando tú, poeta,
con todo el ardor de tu pasión y fuerza.

Tus versos
¡son un canto de humanismo
de una nueva era!

amaste como nadie a la gente sencilla,
¡no!, tu fuiste uno más
de aquellos hombres, y sin tener corona
llevaste la diadema de su orgullo
a lo largo de toda tu existencia.8

Mientras recorría la casa natal de Whitman, Shin’ichi pensó en el Renacimiento estadounidense del siglo XIX. Y se hizo una promesa: «Yo también seguiré escribiendo hasta el último día de mi vida poemas que infundan inspiración, esperanza y valentía a la gente, mientras impulso el kosen-rufu, que es un movimiento hacia el “renacer de una nueva vida”».

  • *1El héroe del mundo en, Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 880.
  • *2Distintas personas con un mismo propósito en, Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 648.
  • *3The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), traducido por Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, pág. 90.
  • *4Ib., pág. 212.
  • *5El maravilloso medio para superar los obstáculos en, Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 884.
  • *6WHITMAN, Walt: «Canto del camino real», en Hojas de hierba, Editorial Novarro S.A., 1978, España, pág. 261.
  • *7WHITMAN, Walt: «Prefacio de la edición de 1855», en Hojas de hierba, Editorial Novarro S.A., 1978, España, pág. 44.
  • *8IKEDA, Daisaku: «Like the sun sunrise» (Como el sol del amanecer), en Journey of Life: Selected Poems of Daisaku Ikeda (La travesía de la vida: Poemas escogidos de Daisaku Ikeda), Londres: I. B. Tauris, 2014, pág. 220