Parte 1: La felicidad; Capítulo 6: El principio de la floración de los «cerezos, ciruelos, duraznos y albaricoques» [6.8]

6.8 Todos poseen una noble misión

Cuando basamos nuestra vida en los principios del budismo Nichiren, podemos crear un entorno armonioso y diverso donde se afirma la individualidad y se respetan las diferencias.

Se acerca la primavera… Han florecido los ciruelos, se han abierto las flores de durazno, y pronto llegará la hora de ver los cerezos en flor. Shelley, el poeta romántico inglés, escribió: «Cuando llega el invierno, ¿puede estar muy lejos la primavera?».1 Es cierto: incluso después de los inviernos más implacables y fríos, la primavera siempre llega. Así lo establecen las leyes de la vida y del universo.

Lo mismo se aplica a nosotros. Aunque parezca que la saña del destino y los problemas no terminan nunca, no hay que abandonar la esperanza; mientras esta impere, la primavera llegará para nosotros y, con ella, la exuberancia de las flores.

El budismo, como he dicho tantas veces, enseña el principio de la floración de los árboles frutales, más conocido como «cerezos, ciruelos, durazneros y albaricoqueros».2 El cerezo se distingue por su peculiar belleza; el ciruelo exuda una fragancia inconfundible. La flor del durazno tiene un color único, y la del albaricoque tiene un encanto distinto de todas las demás. Dicho de otro modo, cada persona posee una misión, una individualidad y una forma de experimentar la vida que le son propias. Es importante reconocer y respetar esta verdad. Así es el orden natural de las cosas. Así funciona en el mundo de las flores, donde coexiste una infinidad de especies, y todas crecen en armonía derrochando belleza.

Desafortunadamente, en el mundo humano las cosas no funcionan igual. A algunos les cuesta respetar a los que son diferentes, y por eso discriminan, descalifican o agreden a los otros. Esta conducta, que constituye un ultraje a los derechos humanos individuales, es responsable de causar mucha infelicidad y sufrimiento en el mundo.

Cada persona tiene derecho a florecer, a revelar plenamente su potencial y a cumplir su misión en la vida. Así como ustedes quieren hacer valer esta prerrogativa, también necesitan esto los demás. En esto consisten los «derechos humanos». Cuando violamos los derechos humanos de alguien, alteramos el orden natural de las cosas. Por eso, debemos desarrollarnos en individuos que valoran los derechos de todos y respetan a los semejantes.

Del libro Conversaciones sobre la juventud, publicado en japonés en marzo de 1999.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1SHELLEY, Percy Bysshe: «Ode to the West Wind» (Oda al viento del poniente), en Shelley—Selected Poetry (Poemas selectos de Shelley), ed. Isabel Quigly, Londres: Penguin Books, 1956, pág. 162. [Hay edición en español: Meditaciones, trad R. Bach Pellicer, Madrid: Gredos, 2005].
  • *2Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, pág. 200.