Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 26: Líderes que guían a los demás a la felicidad [26.3]

26.3 Liderar dando el ejemplo

Valiéndose del ejemplo del Mahatma Gandhi, líder del movimiento por la independencia india, el presidente Ikeda destaca la importancia de dar el ejemplo y de empezar por cambiar uno mismo, para poder ayudar a los demás a cambiar.

Quisiera compartir una anécdota que vivió durante su infancia Arun Gandhi, nieto del Mahatma Gandhi, que él mismo contó:

A los seis o siete años, Arun vivía en una comunidad ashram con su abuelo. Uno de sus amigos que tenía su misma edad residía allí con sus padres. Le gustaba mucho los dulces, y los consumía en gran cantidad. Este exceso le provocó una erupción en todo el cuerpo. Los padres lo reprendían y le advertían severamente que dejara de comer dulces, pero el muchacho no hacía caso. Como siempre, en cuanto descubría alguna confitura en su casa, lo comía cuando no lo veía nadie.

Preocupada, la madre fue a ver a Gandhi con su hijo, y le pidió que lo persuadiera a luchar contra ese hábito.

Luego de escuchar el relato de la madre, Gandhi respondió: «Por favor, vuelve en quince días y yo hablaré con él».

Perpleja, la madre hizo lo que Gandhi le pedía. Se marchó y volvió a las dos semanas. Gandhi llevó al muchacho aparte y le habló durante menos de un minuto. Eso fue todo. Pero, increíblemente, desde ese momento, el pequeño dejó de comer dulces.

La madre se quedó muy intrigada, pensando qué milagro habría hecho Gandhi con su hijo. Pocos días después, volvió a preguntárselo en persona, y el Mahatma respondió que no se trataba de ningún milagro. «La razón por la cual le pedí que volviera en quince días —dijo— es que yo mismo necesitaba dejar de comer dulces durante todo ese tiempo, antes de poder pedirle al niño que hiciera lo mismo». Le contó a aquel niño lo que había hecho y agregó que no volvería a probar nada dulce hasta que a él se le fuera esa reacción alérgica y estuviese en condiciones de comer dulces otra vez.

En otras palabras, el Mahatma Gandhi era fiel al credo que sostiene: «Yo me desafiaré, así que tú hazlo también». He aquí el secreto de su éxito para hacer cambiar de actitud al niño.

Arun Gandhi observó luego que los líderes y educadores solo pueden persuadir a los demás de hacer lo que se les pide cuando ellos mismos dan el buen ejemplo. Esta fue la convicción del Mahatma Gandhi, dijo, y el secreto de su liderazgo magnético. La raíz de la no violencia, agregó, es la capacidad de educar al pueblo, y la educación pasa por ofrecer modelos positivos.

La clave del desarrollo que ha alcanzado la Soka Gakkai también ha sido el buen ejemplo dado por los responsables, su esfuerzo denodado y su trabajo serio y sincero. Cuando los líderes no se esfuerzan en forma personal, caen en una actitud burocrática y no van más allá de la retórica.

El Japón de hoy se encuentra en un grave estancamiento como nación. Uno escucha toda clase de sugerencias y recetas, a cuál más recomendable y certera. Pero, aunque son palabras bien intencionadas, la mayoría de las personas que los ofrecen pasan por alto un hecho muy simple, pero muy importante: la necesidad de que los dadores de consejos den el buen ejemplo con su conducta personal. Si los que brindan esas propuestas admirables hicieran lo que predican, el país mejoraría en un abrir y cerrar de ojos. Pero lo que ocurre es lo contrario. Hay demasiados líderes políticos que predican el autocontrol y la paciencia, mientras en su vida privada solo buscan el provecho propio y el beneficio.

Volviendo a la anécdota del niño del que hablaba Arun Gandhi en su relato, vemos que el pequeño se atiborraba de golosinas porque en su casa todos eran afectos a los dulces y acostumbraban comerlos a diario. Cómo sorprendernos, entonces, de que el niño ignorara sus advertencias de los mayores en contra de estos manjares…

¿Por qué el pueblo de la India pudo soportar los rigores de la lucha por la independencia? La emancipación presentaba obstáculos que, para muchos, iban a ser insalvables. Sin embargo, la gente siguió a Gandhi. ¿Por qué? Porque él nunca pedía a los demás hacer cosas que él mismo no hubiera hecho. Gandhi siempre marchaba en la primera línea, en todas las manifestaciones de protesta. Siempre iba donde se padecían los peores sufrimientos. Esta es la esencia de la no violencia. En otras palabras, se trata primero de desafiarse uno mismo y luego, mediante esa transformación, cambiar el corazón de los demás.

Del discurso pronunciado en la Conferencia de Paz y de Cultura de la SGI de Asia, celebrada en Okinawa el 21 de febrero de 1999.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.