Parte 2: La revolución humana
Capítulo 19: Sentar nuestras bases en el estudio de los escritos de Nichiren Daishonin [19.1]

19.1 Tres razones por las cuales es importante estudiar el budismo

La revolución humana significa poner en práctica los principios y la filosofía enaltecedora de la vida expuestos en los escritos de Nichiren Daishonin.

En el capítulo «Vuelo audaz» del trigésimo volumen de su novela, La nueva revolución humana, el presidente Ikeda explica que estudiamos los principios del budismo Nichiren con el propósito de «profundizar nuestra fe, lograr la budeidad en esta existencia y promover el kosen-rufu». Allí escribe: «El estudio budista, en la Soka Gakkai, está orientado a la práctica y ahonda en los principios de una vida creadora de felicidad para uno mismo y para los semejantes».

Este capítulo compila materiales donde el presidente Ikeda recalca la importancia del estudio budista para fortalecer nuestra práctica e inspirarnos en nuestras actividades para impulsar el movimiento por el kosen-rufu.

En los primeros textos escogidos, esclarece estos puntos en beneficio de los jóvenes.

El budismo Nichiren es una filosofía sin parangón, que forma individuos de humanismo sin par… La pasión y la fuerza de los jóvenes que practican esta inapreciable filosofía es lo que creará una nueva época.

¿Por qué es importante que la juventud estudie las enseñanzas del budismo Nichiren? Hay varias razones, pero creo que se las puede resumir en los siguientes tres puntos:

En primer lugar, el estudio del budismo nos ayuda a tener una fe más profunda.

Nunca olvidaré con qué pesar el maestro Toda comentó que, lamentablemente, la mayoría de los miembros de la Soka Gakkai habían abandonado la fe en la Segunda Guerra Mundial, a raíz de la represión del gobierno militarista japonés. «Como no tenían una sólida base, nutrida en el estudio de las enseñanzas —dijo—, no supieron entender la esencia del budismo Nichiren. Se acobardaron y fueron vencidos por la persecución. Es una verdadera lástima… Y es un error que no permitiré que vuelva a repetirse».

El estudio del budismo es un faro que alumbra el camino de la fe. Hasta las complejas funciones negativas que surgen para obstruir nuestro avance, una vez reflejadas en el brillante espejo de las enseñanzas budistas, quedan expuestas a la vista.

Ciertamente, estudiar los principios del budismo nos permite construir nuestra propia base firme en la fe y obra como un motor de nuestra revolución humana. Por tal motivo, cuando el señor Toda se propuso reconstruir la organización basado en el estudio del budismo comenzó dando un ciclo de conferencias sobre el Sutra del loto.

En segundo lugar, el estudio budista es una fuerza impulsora del kosen-rufu.

Los escritos del Daishonin muestran la enseñanza correcta del budismo Nichiren y el camino de la propagación basada en «refutar lo erróneo y revelar lo verdadero». También describen cabalmente la postura de fe esencial para lograr el kosen-rufu y para comportarnos como líderes budistas, así como también los factores esenciales para forjar valores capaces.

Estudiar los escritos del Daishonin es tomar contacto con su espíritu; es recibir un poderoso aliento directamente del Buda del Último Día de la Ley, y enriquecernos con guías para promover el kosen-rufu.

Solo podemos decir que estamos estudiando verdaderamente el budismo Nichiren cuando nuestras acciones son coherentes con los escritos del Daishonin. Sin una puesta en práctica, no hay estudio genuino del budismo. De hecho, cuando aplicamos las enseñanzas, en nuestra vida surge una valentía ilimitada, y somos capaces de hacer valer una fuerza y una capacidad infinitas.

En tercer lugar, el estudio budista aporta los cimientos para establecer un nuevo humanismo.

Nuestra época está plagada de graves problemas; entre ellos, la amenaza de una guerra nuclear, los conflictos étnicos, las crisis ambientales, el fracaso de los sistemas educativos, y otras cuestiones sociales. Aunque la gente ansía la felicidad y la paz mundial, las cosas parecen volverse cada vez más caóticas y confusas. Esto refleja la ausencia de una sólida filosofía de vida.

Creo que las enseñanzas del budismo son capaces de iluminar cada uno de estos temas preocupantes. De hecho, el camino hacia un nuevo humanismo solo se podrá consolidar cuando nos basemos en principios budistas como el respeto y la valoración solidaria de la vida, la inseparabilidad entre el cuerpo y la mente, y la inseparabilidad entre el sujeto y el medio ambiente. Un instrumento que sirvió para expresar los principios budistas sobre la dignidad de la vida fue la «Proclama para la abolición de las armas nucleares» que enunció el presidente Toda.

Lo hizo con el convencimiento de que no habría ningún futuro brillante para la humanidad a menos que los miembros de la División de Jóvenes —quienes asumirían la responsabilidad del siglo xxi— profundizaran su comprensión sobre la filosofía del budismo Nichiren, una suprema enseñanza global que permite a toda la humanidad crear una dicha sostenible. Tenía la seguridad de que los jóvenes practicantes de este camino llegarían a ser, en todo el mundo, líderes en cada campo del quehacer humano.

El señor Toda siempre encaraba el estudio del budismo con la misma intensidad y el mismo rigor con que un maestro de la esgrima perfecciona su arte. En una oportunidad, había ido a Osaka a dar una conferencia. Pero cayó enfermo y pidió a un responsable del Departamento de Estudio que ocupase su lugar. Sin embargo, cuando llegó la hora de la disertación, se levantó de la cama y anunció:

Finalmente, me encargaré yo. En el capítulo «La duración de la vida de El Que Así Llega» del Sutra del loto se lee: «Nunca, ni siquiera un instante, he descuidado la tarea del Buda».1 El Buda jamás descansa en su esfuerzo por aliviar los sufrimientos de las personas. He viajado hasta aquí para dar esta conferencia; por ende, no puedo pedirle a otro que lo haga en mi lugar. Y si esto me costara la vida, pues moriría sin nada que reprocharme.

La determinación de mi maestro, capaz de plantarle un reto a la muerte, me enseñó cuán solemne es la responsabilidad de transmitir las enseñanzas del budismo Nichiren.

En mi juventud, estudié exhaustivamente los escritos del Daishonin, hasta el punto de aprenderme de memoria muchos de sus textos más importantes. Ese esfuerzo me brindó una base de valor perdurable que me sustenta hasta el día de hoy.

De la serie «Reflexiones sobre “La nueva revolución humana”», publicada en japonés en el Seikyo Shimbun, el 19 de agosto de 1998.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 16, pág. 225.