Parte 2: La revolución humana
Capítulo 18: El budismo es una filosofía dialógica [18.6]

18.6 La clave para transmitir el budismo Nichiren

El presidente Ikeda analiza sobre: la importancia de transmitir el budismo Nichiren a otros, la esencia de este tipo de diálogo y la razón por la cual el Daishonin refutó, en su época, las enseñanzas erróneas en materia de budismo.

El budismo Nichiren esclarece la esencia de la lucha que se libra, en la vida de cada sujeto, entre su naturaleza «demoníaca» u oscura y la naturaleza de Buda o budeidad.

Para el Daishonin, las cuatro grandes persecuciones1 que debió sobrellevar a lo largo de su vida fueron campos de batalla donde se llevó a cabo esta contienda primordial. Y de cada una de ellas salió victorioso. El budismo existe para ganar.

Solo mediante esta lucha fundamental en el nivel profundo de la vida puede haber un cambio en el destino de la humanidad. En este sentido, en el mundo actual, donde cada vez se aprecian con más claridad las señales de una «era de conflicto», habrá una creciente demanda de un humanismo comprometido como el del budismo Nichiren.

Esta filosofía es el budismo de maestro y discípulo. El propio Daishonin tomó la iniciativa y mostró personalmente el camino del shakubuku, la práctica de dar a conocer la Ley Mística con profundo respeto a la naturaleza de buda de uno mismo y de los demás. Marchó a la vanguardia de la lucha por la Ley y no cesó de confrontar las funciones de la naturaleza demoníaca para que todos los seres humanos pudieran revelar su budeidad intrínseca. Luego, instado por los acontecimientos de Tatsunokuchi y el posterior exilio a Sado,2 el Daishonin comenzó a apelar a sus discípulos, proponiéndoles sumarse a esa gran contienda por guiar a toda la humanidad a la iluminación. El período que comenzó con el destierro a Sado se caracterizó por este movimiento de sus discípulos que se pusieron en acción.

La suya fue una batalla contra la naturaleza destructiva inherente a la vida. Y ese esfuerzo no fue otra cosa que la lucha del shakubuku, la propagación de la Ley Mística. Estoy convencido de que la Soka Gakkai apareció en la actualidad porque esta época es, también, un momento decisivo para esa contienda.

El shakubuku conlleva implícita nuestra creencia en la naturaleza de buda propia y ajena. En tal sentido, es un acto de profunda humanidad y de supremo respeto a los semejantes.

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El corazón del shakubuku, la propagación de la Ley Mística, es el amor compasivo a los demás y la convicción en los principios del budismo. Ese amor compasivo es la disposición del Buda a aliviar el sufrimiento de las personas. Desde el punto de vista de nuestra propia práctica, significa comprometernos con la felicidad y el bienestar de nuestros amigos; en concreto, se expresa como una perseverancia infatigable, nutrida por el coraje de hablar profundamente sobre la enseñanza budista correcta. La convicción en los principios del budismo denota una creencia inamovible en las enseñanzas del Sutra del loto, donde se proclama que todas las personas pueden manifestar la budeidad y tienen derecho a ser felices.

La esencia del shakubuku es el ferviente deseo del Buda de empoderar a cada individuo para que establezca una felicidad verdadera. El juramento de los discípulos genuinos que trabajan por el kosen-rufu en el Último Día —es decir, el juramento de los Bodisatvas de la Tierra— es adoptar este espíritu como su propio compromiso personal.

En japonés, el amor compasivo se expresa con el término jihi. Ji significa amar y orientar a alguien como haríamos con nuestros propios hijos; hi, por su parte, es condolerse de los sufrimientos que abruman a las personas y sentir el dolor ajeno como algo propio.

Cuando los hijos son educados con estos dos aspectos —la aceptación de un amor generoso y la guía de un amor estricto—, desarrollan riqueza interior y adquieren una buena personalidad. Si los padres solo los consienten, no aprenderán a ser autónomos. Y si los reprimen y coartan, tampoco podrán expresar libremente su individualidad.

El Buda guía a los seres humanos encarnando la virtud de un padre3 en sus diversos aspectos. No se centra únicamente en aliviar el sufrimiento; además, enseña a la gente el camino correcto para transitar la vida y alienta a elevar su estado de vida de manera que pueda ser realmente feliz. El shakubuku no es otra cosa que esta práctica compasiva de «eliminar el sufrimiento e impartir alegría».4

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El shakubuku es enseñar a otros una verdad universal. Es proclamarla con valentía y practicarla con orgullo. El shakubuku es la lucha por establecer y hacer realidad la verdad y los valores universales que todas las personas deberían atesorar. No es y no debería ser nunca una práctica cerrada y sectaria.

Y como el Sutra del loto expone directamente la verdad sobre la iluminación del Buda, se lo considera la «enseñanza del shakubuku».5

Cada ser humano, sin excepción, es preciado e irremplazable. El Sutra del loto elucida de manera completa la verdad sobre la santidad de la vida y la práctica suprema del respeto a todos los seres. Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley, mostró este espíritu fundamental del Sutra del loto a través de su propia práctica altruista, en este mundo plagado de conflictos. Y la manifestó como «Nam-myoho-renge-kyo», que inscribió en el Gohonzon para que lo empleáramos como un espejo capaz de reflejar nuestra vida interior.

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En Sobre la práctica de las enseñanzas del Buda y en otros escritos, el Daishonin menciona la necesidad de «refutar a los enemigos del Sutra del loto».6 Quisiera extenderme un poco en este tema para asegurar que no haya malentendidos.

A veces, el solo hecho de hablarle a alguien sobre la esencia del budismo puede poner a esa persona a la defensiva y exacerbar su apego a ideas erróneas. Por eso es importante ser pacientes en el diálogo, para ir despejando la verdad y ayudar a que el otro logre comprenderla. Desde luego, cuando las ideas equivocadas de alguien están hondamente arraigadas, y la única respuesta que puede darnos es insultarnos o denigrar la Ley, es menester rebatir ese apego y explicar por qué se trata de una idea distorsionada. No puede considerarse discípulo de Nichiren quien, enfrentado a una actitud que denigra la Ley, no la rebate. Transigir ante este tipo de errores es perder el alma de la Soka Gakkai.

Pero «refutar» no quiere decir enredarse en altercados ni emplear recursos que no sean la palabra. Antes bien, es poner en claro lo falso y lo verdadero y, más específicamente, afirmar la enseñanza correcta en lo concerniente al budismo. No es adecuado señalar simplemente que algo es «erróneo». Así no se persuade a quien uno trata de convencer. Solo cuando indiquemos de manera explícita lo que es correcto podemos hacer que la gente dé ese primer paso que cambiará su vida.

La clave está en el amor compasivo.

En La apertura de los ojos, el Daishonin explica el significado de su propia práctica de shakubuku; es decir, su dedicación a propagar la Ley Mística y su estricta refutación de las otras escuelas budistas de su época. Cita un pasaje del gran maestro Chang-an de la China que aparece en el comentario de este último sobre el Sutra del nirvana.

[El pasaje dice: «El que destruye las enseñanzas del Buda o genera confusión con respecto a ellas está traicionándolas. Si uno se considera amigo de alguien, pero carece del amor compasivo necesario para corregirlo, en realidad es su enemigo. Pero quien reprende y corrige al que mal actúa es un practicante que escucha la voz y defiende las enseñanzas del Buda, y es un genuino discípulo. Quien libra del mal al que actúa erradamente [o mal] es como un padre para esa persona. Los que reprenden a aquellos que actúan mal son discípulos del Buda. Pero los que no expulsan a los que cometen malas acciones están traicionando las enseñanzas del Buda».7]

La práctica del shakubuku que llevaba a cabo el Daishonin estaba firmemente arraigada en su inmenso amor compasivo y en su deseo de abrir los ojos de la gente engañada por ideas distorsionadas, y de guiarlas a la iluminación. Del mismo modo, nuestra práctica del shakubuku, nuestras actividades para transmitir la Ley deben estar alineadas con el espíritu compasivo del Daishonin; deben provenir de nuestro afán de orientar a otras personas sin falta hacia la felicidad.

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El capítulo «El bodisatva Jamás Despreciar» (20.º) es el único lugar de la enseñanza esencial (es decir, la segunda mitad) del Sutra del loto donde el buda Shakyamuni, después de dejar claro que en realidad había logrado la iluminación en el remoto pasado, describe su propia práctica en una existencia anterior. En vista de ello, podemos concluir que la verdadera causa de su logro original de la iluminación se encuentra en la práctica del bodisatva Jamás Despreciar.

Con respecto a esta última —la conducta de reverenciar a los otros—, en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente el Daishonin comenta la declaración del capítulo «La duración de la vida de El Que Así Llega» del Sutra del loto que dice: «[O]riginariamente practiqué el Camino del bodisatva».8

En esta frase, el sujeto «yo» se refiere al buda Shakyamuni que lleva a cabo la verdadera causa de su iluminación original. Este pasaje sobre el Buda que «originariamente practicó el Camino del bodisatva» se refiere a la práctica del bodisatva Jamás Despreciar [quien luego renació como el buda Shakyamuni]. De aquí que denote un lugar donde se lleva a cabo el acto de la reverencia [a la vida de los semejantes].9

Esto, cabe interpretar, significaría que Shakyamuni, quien practicó el Camino del bodisatva durante incontables kalpas para alcanzar su iluminación original, no es otro que el bodisatva Jamás Despreciar. En el remoto pasado, Shakyamuni se iluminó a partir de tomar conciencia de la eterna Ley Mística que existe en la vida de todos los seres de manera intrínseca.

Ese despertar con respecto a la verdad de que cada vida es una preciada entidad de la Ley Mística le permitió elevarse hasta el estado de vida supremo de la budeidad.

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin agrega que la práctica reverencial del bodisatva Jamás Despreciar también corresponde con el pasaje del capítulo «La duración de la vida de El Que Así Llega» que dice: «Mi pensamiento constante es / cómo hacer para que los seres vivos / accedan al Camino insuperable / y adquieran rápidamente el cuerpo de un buda».10

Antes y después de lograr la iluminación, vemos que el anhelo permanente del Buda es la iluminación de todos los seres humanos; de hecho, este es el deseo eterno que existe en la profundidad de cada persona. Inferimos de ello que la determinación del bodisatva Jamás Despreciar y el espíritu del Buda son idénticos.

A partir de estas declaraciones, entendemos que la práctica del bodisatva Jamás Despreciar —es decir, la práctica del shakubuku— es el camino directo para que uno y los otros logremos la budeidad; es una noble actividad que nos permite adquirir una dicha sustancial y duradera en la vida personal y en la de los semejantes.

Fue el Daishonin quien realmente procedió como el bodisatva Jamás Despreciar, ya que su labor de dialogar con la gente sobre la esencia de la Ley Mística le valió persecuciones feroces y atentados contra su vida. Así y todo, mostró a sus congéneres qué significa ser un devoto del Sutra del loto y en qué consiste practicarlo exactamente como enseña el Buda.

El Daishonin puso en práctica el corazón del sutra y lo corporificó en sus acciones, desechando los enfoques que se basaban en un mero formalismo o en la retórica vacía. Su noble conducta despejó el camino para que todas las personas lograsen una felicidad eterna.

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La base de todo consiste en ser inseparables del espíritu del Buda y del Sutra del loto. Cuando vivimos perfectamente alineados con el Buda y con la Ley Mística, no hay adversidad que no podamos superar. El corazón del Buda se define por el juramento profundamente compasivo de guiar a todos a la iluminación. Hacer propio este juramento y dedicarnos a la gran tarea de cumplirlo nos permite desarrollar y fortalecer nuestra vida.

La práctica del shakubuku tiene el poder de trascender la ignorancia fundamental11 inherente a nuestra vida y a la de los demás. Solo un diamante puede pulir otro diamante. Del mismo modo, solo los seres humanos podemos ayudar a otros a desplegar el pleno brillo de su potencial. Transmitir la Ley Mística a nuestros semejantes es la clave para construir una vida de genuina grandeza.

Aunque nos parezca larga, en realidad la vida es breve. Lo que un sujeto puede experimentar en el término de una existencia tiene un límite. Pero cuando hacemos propios los sufrimientos de nuestros congéneres, oramos y luchamos al lado de la gente y logramos triunfar junto a ellos, la riqueza de nuestra vida se expande dos, tres, cien veces… ¡ilimitadamente!

Solo podemos adquirir «tesoros del corazón»12 en la medida en que abrimos los ojos a los problemas y aflicciones de los demás y trabajamos por el bienestar y la felicidad del prójimo; así, establecemos en nuestra vida un estado de felicidad invulnerable a cualquier problema u obstáculo.

Hay una nobleza suprema en el acto de hablar a otra persona sobre el budismo Nichiren; ello crea la condición necesaria para el logro de la iluminación. Por eso el beneficio de transmitir el budismo es tan inmenso.

Una vez, el segundo presidente de la Soka Gakkai Josei Toda dijo, en relación con este aspecto:

Hay dos formas de sembrar semillas [en el budismo]: una es sembrar haciendo que la gente escuche la enseñanza y la otra es sembrar haciendo que las personas tengan fe en la enseñanza. Digamos que uno conoce a alguien por primera vez y le habla del budismo Nichiren, pero el que escucha no desea practicar la fe. Eso sería sembrar las semillas permitiendo a otro conocer la enseñanza. Pero supongamos que, al tiempo, otro practicante del budismo se acerca a esa misma persona, vuelve a hablarle de la fe en la Ley Mística, y entonces, sí, ella decide recibir el Gohonzon. Esto sería sembrar las semillas guiando a la gente a tener fe en la enseñanza. En ambos casos se está sembrando en la vida de alguien la semilla de la budeidad, y el beneficio resultante es el mismo.13

Estas dos formas de sembrar —haciendo que alguien conozca la Ley o guiando a la persona a adoptar la fe— son nobles acciones que vinculan a la gente con la Ley Mística. En cada caso, el beneficio que adquiere el que actúa como emisario del Buda del Último Día es incalculable.

Sin embargo, habiendo dicho esto, el Daishonin recalca especialmente la importancia de la primera forma de siembra —hacer que alguien conozca la Ley—, que implica dialogar con otros sobre la Ley Mística y permitirles crear, de ese modo, una relación con el budismo. Escribe: «[U]no debería, por todos los medios, seguir predicando el Sutra del loto [Nam-myoho-renge-kyo] y hacer que las personas lo escuchen. Los que crean en él con certeza alcanzarán la budeidad, mientras que aquellos que se le opongan crearán una “relación de tambor ponzoñoso” con él, y de todas formas podrán lograr la budeidad».14

Aquí se menciona la «relación inversa» o «relación de tambor ponzoñoso». Se refiere al caso en que, por ejemplo, alguien oye hablar del Sutra del loto y, lejos de abrazar la fe en ese momento, denigra la enseñanza. Pero, por haber escuchado la enseñanza correcta, la persona crea un vínculo con ella que, a su debido tiempo, le permitirá lograr la budeidad sin falta.

Aunque no pueda creer en la enseñanza correcta de manera inmediata, llegará con seguridad el momento en que esa persona —por haber recibido la semilla de ese otro que le transmitió la Ley y le permitió escucharla— finalmente decidirá creer en ella. Es como la semilla que, una vez plantada en la tierra, dependiendo de las condiciones propicias, germinará tarde o temprano.

Así pues, ya sea que la gente adopte la fe o no, lo importante es que oremos por su felicidad, que sinceramente actuemos por su bien y le expliquemos sin temor la grandeza del budismo. El Daishonin continuó proclamando serenamente la enseñanza correcta sin vacilar, incluso a la gente que lo trató con hostilidad y que ejerció presión política y violencia contra él.

La conducta del Buda, dirigida a aliviar el sufrimiento del pueblo sin excluir a nadie, existe en la práctica de hacer que las personas tomen conciencia de la Ley Mística. La Soka Gakkai mantiene, en la época actual, la conducta y el corazón del Buda. Todos los que participan en esta labor tienen asegurados beneficios incalculables.

«Proclama la verdad y tu fuerza se duplicará». Este es un refrán que he grabado en mi memoria desde que era joven. Nadie puede vencer al que se pone de pie en defensa de lo correcto. Nadie es tan fuerte como la persona que proclama la verdad.

El Daishonin escribe: «[Pese a la interferencia personal del Rey Demonio del Sexto Cielo], sobreviví incluso a la persecución de Tatsunokuchi y salí indemne de otros grandes hostigamientos. A estas alturas, el Rey Demonio15 debe de estar profundamente desalentado».16

No hay aliados más poderosos que las deidades celestiales y los budas y bodisatvas del universo. Cuando nos basamos en nuestro firme compromiso con lo verdadero y lo correcto, sentimos que fluye en nosotros el poder del vasto universo. Y que tenemos a nuestra disposición un torrente de sabiduría y de valor.

El Daishonin describe con estas palabras su estado de vida ilimitado y colmado de alegría: «Por lo que hice, fui condenado al exilio, pero este es un sufrimiento menor, limitado a mi existencia actual, y del que no vale la pena lamentarme. En mis existencias futuras, disfrutaré de una inmensa felicidad, y este pensamiento me colma de profunda alegría».17

Del mismo modo, tengamos la convicción de que nuestras acciones para propagar la Ley Mística, de acuerdo con el corazón de Nichiren Daishonin —el Buda del Último Día de la Ley— se traducen en buena fortuna y beneficios tan grandes como el universo.

De El mundo de los escritos de Nichiren Daishonin, vol. 3, publicado en japonés en 2005.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Las cuatro grandes persecuciones son la persecución de Matsubagayatsu (1260), el exilio a Izu (1261), la persecución de Komatsubara (1264) y la persecución de Tatsunokuchi seguida del exilio a Sado (1271).
  • *2La persecución de Tatsunokuchi fue un fallido intento, instigado por poderosas figuras del gobierno, de decapitar al Daishonin al amparo de la noche en la playa de Tatsunokuchi, en las afueras de Kamakura, el 12 de setiembre de 1271. Poco después, fue desterrado a la isla de Sado, pena equivalente, por sus consecuencias, a una condena a muerte. Sin embargo, cuando se cumplieron las dos calamidades predichas por el Daishonin —la rebelión interna y la invasión extranjera—, el gobierno emitió un indulto en marzo de 1274, y el Daishonin regresó a Kamakura.
  • *3La virtud del padre es una de las tres virtudes o funciones benevolentes que lleva a cabo un buda. Las otras dos son la virtud del soberano y la del maestro. La virtud del soberano es el poder de proteger a todos los seres vivos; la virtud del maestro es la sabiduría de instruir a los seres y guiarlos a la iluminación, la virtud del padre es el amor compasivo de nutrirlos y sostenerlos.
  • *4Esto denota la conducta infinitamente compasiva y solidaria de los budas. El Tratado sobre la gran perfección de la sabiduría señala [en su volumen 27]: «Gran compasión (ji) significa dar bienestar a todos los seres vivos. Gran empatía (hi) significa erradicar el sufrimiento de todos los seres». Asimismo, en el volumen 15 del Sutra del nirvana leemos: «Eliminar el daño y las desventajas de todos los seres se denomina gran amor compasivo (ji) . Impartir infinitos beneficios y felicidad a todos los seres se denomina gran empatía (hi) ».
  • *5En Sobre la práctica de las enseñanzas del Buda, Nichiren Daishonin escribe: «Todo aquel que practique el budismo deberá entender primero las dos clases de práctica —el shoju y el shakubuku. Todos los sutras y tratados caen en una de estas dos categorías. […]. En esta época, las doctrinas provisionales se han vuelto enemigas de la enseñanza verdadera. Una vez que ha llegado el momento propicio para diseminar la enseñanza del vehículo único, las enseñanzas provisionales pasan a ser enemigas. Cuando dan lugar a confusión, deben ser rotundamente refutadas desde el punto de vista de la verdadera enseñanza. De las dos clases de práctica, esta es el shakubuku, la práctica del Sutra del loto. T’ien-t’ai tuvo buenas razones para decir: “El Sutra del loto es la enseñanza del shakubuku, la refutación de las doctrinas provisionales”».Sobre la práctica de las enseñanzas del Buda, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 415.
  • *6Véase Sobre la práctica de las enseñanzas del Buda, en END, pág. 415.
  • *7La apertura de los ojos, en END , pág. 303.
  • *8El Sutra del loto, cap. 16, pág. 225.
  • *9The record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), trad. ingl. por Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, pág. 161
  • *10El Sutra del loto, cap. 16, pág. 230.
  • *11Ignorancia fundamental: La ilusión más hondamente arraigada en la vida, que daría lugar a las otras ilusiones. La oscuridad fundamental denota la incapacidad de ver o de reconocer la verdad, en especial, la verdadera naturaleza de nuestra vida.
  • *12Las tres clases de tesoros, en END, pág. 893.
  • *13TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1989, vol. 4, pág. 187.
  • *14La forma de lograr la budeidad mediante el «Sutra del loto» para aquellos que aspiran al Camino por primera vez, en END, pág. 924.
  • *15Rey Demonio: Rey Demonio del Sexto Cielo. También conocido como demonio celestial. Soberano de las funciones demoníacas, que habita en el sexto cielo del mundo del deseo, el más alto de todos. También se lo llama «El Que Goza Manipulando a Su Voluntad el Producto de las Cosas Conjuradas por Otros», el rey que utiliza a su placer el fruto del esfuerzo ajeno. Asistido por incontables funciones subsidiarias, obstruye la práctica budista y disfruta consumiendo la vitalidad de otros seres, como manifestación de la ignorancia fundamental inherente a la vida humana. Este Rey Demonio personifica la tendencia negativa a imponer la propia voluntad sobre los demás a cualquier costo.
  • *16Gosho zenshu, pág. 843. Del «Oko Kikigaki» (Disertaciones registradas), no incluido en los dos tomos de The Writings of Nichiren Daishonin ni en Los escritos de Nichiren Daishonin.
  • *17La apertura de los ojos, en END, pág. 304.