Parte 1: La felicidad; Capítulo 10:
La alegría en la vida y en la muerte [10.7]

10.7 La muerte de los seres queridos

El presidente Ikeda menciona el aliento que Nichiren Daishonin le dedica a su discípulo Nanjo Tokimitsu y a su madre, y basado en estas palabras plantea la sabiduría que necesitamos cuando nos vemos ante el sufrimiento de perder a un ser querido.

¿Cómo superar los sufrimientos intrínsecos a la vida humana, derivados del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte? La sabiduría del budismo provee una respuesta rotunda y esclarecedora a este interrogante.

Nadie puede eludir el dolor de perder a un ser querido. Por eso, quisiera referirme a la perspectiva budista sobre esta cuestión.

Nanjo Hyoe Tokimitsu —el padre de Nanjo Tokimitsu— falleció a causa de una enfermedad siendo aún joven. Tokimitsu tenía apenas siete años entonces. Pero ese hombre, que había adoptado la fe en las enseñanzas del Daishonin sin temer a los hostigamientos que ello pudiera acarrearle, abrió el camino para la transformación kármica de toda su familia.

En una carta de aliento a la monja laica de Ueno, la madre de Tokimitsu, el Daishonin escribe: «[Su esposo] fue un buda mientras vivió y lo es ahora que ha fallecido. Ha sido un buda en la vida y sigue siéndolo en la muerte».1

La vida es eterna. Quienes se dedican a la Ley Mística son budas, tanto mientras viven como después de fallecidos. Por ende, sin falta su vida fluirá serenamente y a paso seguro, en un estado que les permitirá experimentar alegría tanto en la vida como en la muerte.

Dispuesta a perpetuar el espíritu de su difunto esposo, la monja laica de Ueno fue una mujer de fe firme. Crio de tal manera a Tokimitsu y al resto de sus hijos, que todos fueron sucesores de su padre como sinceros practicantes del budismo Nichiren.

Al parecer, a Tokimitsu lo afligía no haber tenido la oportunidad de aprender de su progenitor en su infancia.2 Consciente de estos sentimientos que angustiaban a su joven discípulo, el Daishonin lo alentó con estas palabras:

Las personas que practican este sutra [del Loto], aunque no se conozcan entre sí, se reunirán en el Pico del Águila.3 ¡Pero esto es mucho más cierto aún en el caso de usted y de su padre: ya que ambos compartieron la fe en el Sutra del loto [es decir, en Nam-myoho-renge-kyo], renacerán juntos en ese lugar!4

Los lazos basados en la Ley Mística son eternos. Los integrantes de una familia dedicada a la fe pueden renacer juntos en el mismo lugar. Así de prodigioso es el poder de la Ley Mística.

Entre los seguidores del Daishonin se contaba un matrimonio que había iniciado la práctica de sus enseñanzas a raíz de la muerte de su amado hijo; la experiencia había servido, de algún modo, a despertar en ellos una profunda fe. Esta pareja practicaba la Ley Mística con devoción y apoyaba sinceramente al Daishonin, quien escribe para elogiar la fe de ambos:

[Esta sinceridad que caracteriza su fe] no es algo común ni habitual; más aún, tal vez el buda Shakyamuni se esté valiendo de su cuerpo. O quizá su difunto hijo, ya convertido en un buda, haya entrado en el corazón de su padre y de su madre, para guiarlos a ambos. […].

Si algo les sucediera a ustedes, así como la luna irrumpe en la oscuridad de la noche para iluminarla, los cinco ideogramas de Myoho-renge-kyo5 aparecerán como un astro frente a los dos. Tengan la convicción de que, en esa luna, estarán presentes el buda Shakyamuni, los budas de las diez direcciones y el hijo que los ha precedido en la muerte.6

Las vidas conectadas por la Ley Mística siempre están juntas, trascendiendo los lazos de la vida y la muerte, alentándose, protegiéndose y guiándose unas a otras, a medida que proceden por una senda de victoria y de felicidad absoluta.

En el mundo de la Ley Mística no hay pesadumbre ni sentimientos sombríos. Los familiares que practican la Ley Mística siempre vivirán iluminados por una luna de eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza; es decir, por las cuatro nobles virtudes de la budeidad. Su vida impartirá esperanza y valor incalculable a todos los descendientes que sigan sus pasos.

Del discurso pronunciado en una conferencia con representantes del área Tokio 2, en Tokio, el 20 de febrero de 2006.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1El infierno es la Tierra de la Luz Tranquila, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 478.
  • *2El Daishonin escribe: «Usted, sin embargo, perdió al suyo a muy temprana edad, y no pudo disfrutar de su guía ni de su enseñanza. Cuando pienso en lo que esto ha de haber sido para usted, apenas puedo contener las lágrimas». (On the Offering of a Mud Pie [Sobre la ofrenda de un pastel de barro], en The Writings of Nichiren Daishonin (WND), vol. 2, pág. 500.)
  • *3Pico del Águila: Término que simboliza la tierra de Buda o el estado de budeidad, como en la expresión «tierra pura del Pico del Águila».
  • *4On the Offering of a Mud Pie (Sobre la ofrenda de un pastel de barro), en WND, vol. 2, pág. 500.
  • *5Myoho-renge-kyo se escribe con cinco ideogramas chinos, mientras que Nam-myoho-renge-kyo se escribe con siete (namu o nam se compone de dos caracteres). El Daishonin a menudo usa Myoho-renge-kyo como sinónimo de Nam-myoho-renge-kyo en sus escritos.
  • *6Los hijos Acervo de Pureza y Ojos Puros, en END, págs. 1095-1096.