Parte 1: La felicidad; Capítulo 10:
La alegría en la vida y en la muerte [10.12]

10.12 Transformar las aflicciones del nacimiento y la muerte

Para superar las aflicciones del nacimiento y la muerte, y adquirir un estado de eterna felicidad, es crucial la práctica budista, que nos permite acumular tesoros del corazón en esta existencia.

Según cuenta un relato budista, una vez siete ancianos brahmanes viajaron desde muy lejos para conocer a Shakyamuni. Aunque habían hecho un viaje muy largo para escucharlo exponer sus enseñanzas, la realidad es que pasaban los días sin salir del lugar donde se hospedaban, entregados a conversaciones frívolas, a divertirse y a contar chistes.

Shakyamuni se les acercó y les dijo:

—Todos los seres valoran cinco cosas. ¿Cuáles son? Primero, su juventud. Segundo, su digna apariencia. Tercero, su vigor físico. Cuarto, su riqueza material. Quinto, su noble alcurnia. Ustedes siete, caballeros, pasan días enteros cuchicheando o riéndose estruendosamente. ¿A qué se debe tanta confianza?1

Entonces, Shakyamuni les dijo que la vida era incierta y fugaz, y que traía consigo los cuatro sufrimientos inexorables de nacer, enfermar, envejecer y morir. Al escuchar a Shakyamuni, los siete brahmanes comprendieron por primera vez lo que venían haciendo y se dedicaron a la práctica con seriedad.

«¿Qué valoran…?», les preguntó Shakyamuni. En otras palabras, ¿con qué cuentan para validar su vida?

Nichiren Daishonin enseña que en la vida hay tres clases de tesoros: los de los cofres, los del cuerpo y los del corazón.2

Las cinco cosas que aprecia el ser humano, en esta historia, corresponden a tesoros del cuerpo o a tesoros de los cofres. El dinero y la riqueza material, por supuesto, corresponden a esta última clase de tesoros. La juventud, la belleza y la fuerza física, la capacidad y la estirpe se asocian a los tesoros del cuerpo. Todas estas cosas son valiosas, y en cierto sentido es natural que tratemos de aferrarnos a ellas. Pero la pregunta es si tales valores son tesoros genuinos y si pueden ofrecer sustento duradero y real en la vida.

Voy a dar algunos ejemplos concretos. Mucha gente, a causa o en nombre de su riqueza, pierde la vida o resulta herida. Otras personas, por ser físicamente atractivas, son envidiadas o explotadas por los demás. La fama y el poder pueden volver arrogante al ser humano y arruinar su existencia; muchos que gozan de una elevada posición social se dejan seducir por la naturaleza diabólica del poder y así acaban derrotados. Ninguno de estos supuestos tesoros dura eternamente.

En tal sentido, los tesoros de los cofres y del cuerpo no son sostenibles ni alcanzan para nutrir una felicidad verdadera. Por sí solos, no brindan genuina plenitud o satisfacción real.

Entonces, ¿qué necesitamos para alcanzar ese bienestar durable? Nos lo dice el Daishonin: «[N]inguno es tan preciado como los tesoros del corazón».3

Estos se refieren a la fe en la Ley Mística. La fe, eterno tesoro y sustento de la vida humana, incluye beneficios incalculables e infinita buena fortuna. Su poder es vasto como el universo y puede transformar todo el medio ambiente o la sociedad. Es el origen de una alegría inagotable, de una abundante sabiduría y de un gran amor compasivo, que nos permite emplear los tesoros de los cofres y del cuerpo para lograr la dicha eterna.

Cada uno de ustedes posee este supremo recurso en la vida. Lo único que deben hacer es tomar contacto con esa fuente y activar su poder sin límite.

La vida es breve. La juventud pasa en un instante, y es fácil desperdiciarla con dubitaciones, quejas, críticas o indolencia. Cada día es sumamente valioso.

Espero que empleen su juventud de manera satisfactoria, viviendo con vigor en el mundo real y, a la vez, contemplando el universo infinito, ponderando la eternidad y haciendo que cada jornada valga como mil años o como mil eones.

Del discurso pronunciado en un curso de capacitación para representantes juveniles de la prefectura de Okinawa, en Okinawa, el 19 de febrero de 1988.

La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1The Scriptural Text: Verses of the Doctrine, with Parables (El texto escritural: Estrofas de la doctrina y parábolas), trad. de la versión china de Fa-li y Fa-chü (Taisho, volumen 4, número 211) por Charles Willemen, Berkeley, California: Numata Center for Buddhist Translation and Research, 1999, pág. 116.
  • *2Véase Las tres clases de tesoros, en END, pág. 889 y sigs.
  • *3Ib., pág. 892.